Nueve
El único alivio
que Bella encontraba en las cenas de sociedad era la conversación con su primo,
el conde Volturi. Esta noche especialmente, su padre había derrochado
arrogancia. Lamentablemente la familia anfitriona parecía darle la razón al
señor Swan. Cansada de tanta vanidad
Bella se apartó del grupo.
—Sé que algunas
veces es preciso hacer acopio de toda nuestra fuerza de voluntad para soportar
a algunas personas. Pero piense que esto le trae distinción a su apellido, crea
lazos en la sociedad y mantiene el estatus. Es una compañía buena a pesar de
todo.
—Yo creo, querido
primo, que la buena compañía es aquella que nos permite compartir con personas inteligentes, donde podemos
aprender de los demás y tratar temas importantes.
—Me temo Bella
que esa no es buena compañía… ¡Es la mejor! Lamentablemente la buena compañía
se rige solo por una buena cuna, modales y educación, aunque debo añadir que la
buena educación no abunda por aquí— dijo mirando el grupo en el que la cabeza
de los Swan departía con los demás.
Bella soltó una
discreta carcajada. Alec era muy agudo en sus comentarios y tan acertado. Al
igual que ella no disfrutaba de estas reuniones pero asistía a ellas con
compromiso.
—Pero aquí nos
encontramos los dos, a pesar de no disfrutarlo.
—En eso se
equivoca nuevamente Bella, he disfrutado
mucho cada evento al que he asistido porque ello me permite disfrutar de la
mejor compañía que pueda esperar. La suya— tomó delicadamente la mano de la
muchacha y la llevó a sus labios.
Bella se ruborizó
pero no retiró su mano, lo tomó como un cumplido fraternal. Además compartía el
mismo sentimiento que el conde. Las reuniones habían sido soportables y hasta
en cierto punto agradables gracias a él.
A unos metros de
allí, la madrina de Bella, Esme, miraba con agrado aquella conversación, hizo
un gesto para llamar la atención del señor Swan y le señaló con la vista hacia
los jóvenes primos que charlaban animadamente en el sofá.
Charlie los miró
unos instantes y sonrió con aprobación. Habría deseado que el conde se fije en
su hija mayor, quien seguía siendo bellísima a pesar de su edad. Pero debía
reconocer muy a su pesar que Isabella le llevaba una distancia demasiado grande
a su primogénita en educación y valores.
“En espíritu
Bella es tan parecida a su madre. Con esa alma pura que yo jamás pude hacer
justicia. Ella merece el título más que Tanya, será aceptada con mayor
facilidad en Italia, su amplia cultura y su corazón noble será apreciado por la
nobleza” pensaba mientras la miraba.
La señora Chelsea
también estaba en esa reunión, a pesar de no confraternizar con la gente y
mantenerse al margen de toda conversación, no perdía detalle de nada. Una de
sus tareas de dama de compañía consistía en detallar todo lo que su ama no
podía enterarse. Así es que apenas vio a los jóvenes apartados de los grupos,
se encaminó a avisarle a Tanya de ello.
La mayor de las
Swan lanzó una profunda mirada de desprecio a ambos. Había invertido mucho
tiempo y dinero en agradar a su primo. Ni los vestidos más hermosos ni las joyas de mejor calidad habían logrado
conquistarlo. Y allí estaba Bella, con un vestido usado, sin guantes de piel,
con aquel cabello oscuro recogido con poco cuidado y él estaba hipnotizado por
ella.
“¿Qué clase de
brujería tiene ella que atrapa a cualquiera sin darse cuenta?” reclamó dentro
de sí. “No es justo, a pesar de mi aspecto muy superior, la gente sigue
prefiriéndola” se atormentó.
Era cierto, hacía
dos días, había podido oír sin querer una conversación entre algunos jóvenes,
hijos de familias importantes.
“La señorita Swan
es una de las más hermosas de la zona, ahora que se mudó, su belleza rivaliza
con la de mismísima señorita Paige” había dicho alguien. Tanya sonrió.
“¿Las prefieres
rubias?” preguntó otro de ellos.
“No, me refiero a
la menor de las Swan” contestó el primero.
“Es cierto, yo he
tenido la oportunidad de hablar con ella un par de veces, es muy inteligente, a
primera vista quizás se pueda pensar que la mayor es guapa pero cuando conocen
a Isabella no les quedará la menor duda de cuál es la mejor” concluyó.
Al día siguiente
por la mañana, Bella se preparaba para salir a dar un paseo cuando se encontró
con su hermana, que recién bajaba de su habitación.
—Buen día Tanya—
saludó la menor, colocándose el sombrero.
—Llegó
correspondencia de Forks a lo mejor puedas leerla antes que llegue el conde por
ti— dijo mientras siguió caminando hacia la cocina.
—Pero yo no voy…—
no era necesario terminar de hablar pues Tanya ya se había marchado.
La muchacha fue
hacia la charola de la correspondencia, en ella encontró una gruesa carta de
Jessica. ¿Qué nuevas noticias le traería aquella misiva?
Suspendió su
paseo y fue a su habitación a leer su carta. La abrió con cuidado. Notó que era
extensa, más de lo que su hermana acostumbraba a escribir. Se sentó junto a la
ventana y empezó su lectura que prometía estar llena de hechos exagerados y
comentarios malintencionados pero que le traía noticias después de todo.
Forks 22 de julio de 1901
Querida hermana:
¿Cómo te encuentras? Debes estar muy feliz después de haber dejado Forks,
Port Ángeles es un lugar más entretenido sobre todo en esta época del año en
que la gente prefiere visitar los baños termales. Yo estoy deseando hacer un
viaje para allá, figúrate que se ha desatado una epidemia de resfriados aquí y
estoy segura que lo contraeré, tú sabes que mi constitución es débil y tiendo a
enfermar.
Por otro lado debo informarte que Irina llegó aquí la semana pasada y ha
traído la increíble notica de su compromiso, estoy deseando que empiecen los
preparativos para poder acompañarla a visitar a los modistos más importantes…
Bella no pudo
seguir leyendo. Ahogó un suspiro antes de llevarse la mano a la boca para que
el sollozo no se le escape.
“Entonces se han
comprometido, al fin sucedió como Jessica decía” se torturó la joven mientras
estrujaba el papel contra su pecho.
“El tiempo y el
olvido son hermanos, poco a poco apagan aún los fuegos más violentos, pero a
veces… a veces hay grietas en la memoria, tan profundas, tan hondas que ni
siquiera esas dos fuerzas combinadas pueden con ellas” volvió a encogerse
sujetando su pecho.
Después de unos
minutos, reunió el suficiente valor para seguir leyendo.
…Pero lo que jamás imaginarás hermana, es con quien se comprometió Irina.
¡Nada menos que con el capitán Cheney! ¿Increíble verdad?
Lo sé, yo tampoco puedo
recuperarme de la impresión. A todos nos tomó de sorpresa, fue algo que nunca creímos
posible. Parece que durante la convalecencia de mi cuñada, la compañía de aquel
depresivo capitán fue la fuerza que necesitó para reponerse. Qué extraño es el
mundo Bella, pudiendo escoger al capitán Cullen que es muy superior al tal
Cheney, Irina prefirió a quien le leía poesía. Con esto puedes descartar
cualquier presentación que hayas tenido si alguna vez creíste que el capitán
Cheney tenía alguna preferencia por ti, se lo he repetido a Mike pero él sigue
pensando que tú eras su favorita. Cosa que no es cierta como lo prueban las
circunstancias.
Lo que sin duda es un gran misterio es el paradero del Capitán Cullen,
quien se marchó unos días después del accidente y nunca regresó. Estoy segura
que la noticia del enlace de su amigo y mi cuñada le producirá una gran
decepción y será un duro escarmiento por hacer abandonado a Irina cuando más lo
necesitaba. Espero que no haya alguna desavenencia entre ambos capitanes por el
amor de Irina, eso sería como una novela rosa donde ambos se enfrenten en duelo.
Creo que tengo demasiada imaginación.
Yo estoy en este momento esperando a Mike, para ir a cenar a la casa
grande, es que además de Irina, Kate también se ha comprometido nada menos que
con el primo venido a menos de Mike. Ese tipo con pintas de vagabundo llamado
Garrett. Tantas esperanzas que albergaba de ver bien casadas a mis cuñadas pero
así es la vida Bella, seguiré siendo la señora más notable de la familia
después de mi suegra ya que sus hijas jamás podrán aspirar a más lujos, tendrán
que conformarse con una casa decente y una renta suficiente para vivir.
Confío en poder ir pronto a Port Ángeles y saber si se llevará a cabo el
compromiso entre Tanya y nuestro primo el conde Volturi, es lo que todos
esperamos ver, a nuestra querida hermana mayor convertida en condesa. A veces
Bella, la suerte no es nuestra aliada y algunas debemos quedarnos solteras para
poder cuidar en la ancianidad a nuestros padres, confío en que esa carga no
arruine tus planes futuros si los tuvieras.
Nos vemos pronto.
Tu hermana
Jessica Newton.
Las lágrimas aún
no se habían sacado en su rostro y una enorme sonrisa se asomaba.
¡El capitán
Cheney comprometido con Irina!
Sí, era
increíble… increíble… ¡Demasiado maravilloso para ser cierto!
La joven secó sus
lágrimas antes de comenzar a reír. Había sentido que el corazón se le estrujaba
con las primeras noticias pero algo había renacido en su pecho al saber que
Edward estaba libre de toda responsabilidad y culpa que pudiera atarlo a Irina.
¡El capitán
Cheney comprometido con Irina! Dos
personalidades tan distintas, ella alegre y risueña, él taciturno y atormentado
por un recuerdo. ¿Cómo pudieron enamorarse?
Debe haber sido
la circunstancia, convivieron bajo el mismo techo desde el accidente. Irina
convaleciente y él dispuesto a ayudar… después de todo si había una forma de
curar el corazón de Ben Cheney.
Y Edward seguía
libre.
“Que egoísta eres
Bella” se reprochó pero no por ello se sintió menos alegre.
Mientras Bella
secaba sus lágrimas, primero de tristeza y ahora de alegría, Edward descendía
de la diligencia que lo había traído a Port ángeles. Dos meses viajando por
tierra lo habían hecho pensar mejor sobre su comportamiento. Había ido hasta
Rochester y vuelto, haciendo múltiples paradas. Una y otra vez había repasado
los acontecimientos ocurridos desde que le habían dado licencia. Durante un año
iba a dedicarse a reconstruir su vida. Ése había sido su propósito pero el
destino volvía a jugarle una mala
pasada. Llevaba 6 meses alejado del mar y no había podido ni siquiera poner los
cimientos de su futuro. El último mes había cumplido 31 años. Ya no era
adolescente, no tenía excusa para seguir en una eterna incertidumbre.
Venía decidido a
dar fin a sus dudas, a poner punto final a una triste historia.
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