14 febrero 2013

Cap 9 Metiches



NOVENO METICHE: EL NOVIO

BELLA

Llevaba casi un año estudiando y trabajando medio tiempo. Apenas tenía espacios libres para leer. Tuve mucha suerte al conseguir un trabajo en una empresa de confecciones. Todos los días llegaba temprano a ocupar mi puesto de recepcionista.

El sueldo era muy bueno, me permitía pagar gastos que no habría podido sólo con la ayuda de mis padres. Era tiempo de conseguir mis propias cosas con mi esfuerzo, ya no era una niña.

Pero este trabajo me permitió conocer a James, el apuesto hijo de los dueños. Era un joven bastante gentil, al menos lo poco que lo conocía. Con las semanas empecé a tratarlo más y me agradaba.

Hace apenas una semana, después de varias salidas a cenar me propuso ser su novia. Y acepté.

James venía casi todas las mañanas a visitar a su madre que trabajaba en el departamento contable. Y por las noches me recogía de la universidad, me acompañaba a casa, bueno a la habitación que rento.

Es extraño que Edward venga siempre a mis pensamientos, mas cuando a los meses de estar aquí dejó de comunicarse y de enviarme mensajes. Me quitó amistad de su facebook y no ha vuelto a escribirme mails. Siempre supe que es algo extraño, parecía que llegaríamos a tener una historia propia pero me equivoqué.

Él estudia actuación, ha participado en varias propagandas de televisión, eso debe haber hecho que la vanidad le nuble la mente. No recuerdo hacer nada para que se moleste. La última conversación le dije que esperaba verlo pronto, bueno ya no abro el facebook en mi trabajo pues temo descuidar mi puesto.

Faltaban dos exámenes para terminar el año y me encontraba haciendo planes para volver a Forks a visitar a mis padres. Menuda sorpresa se llevarían si llego una semana antes de lo previsto.


—Hola linda— James me sorprendió esta mañana, estaba muy concentrada en mis deberes que no oí sus pasos.

—Hola. Me asustaste— sonreí. –Estoy terminando un informe para tu mamá. Quiero terminar todos mis pendientes antes de viajar.

— ¿Viajar? ¿A dónde?— pareció alarmarse.

—Llegan las vacaciones, estaré ausente un mes, voy a visitar a mis padres.

—No lo habíamos hablado— pareció molestarse.

—Te comenté hace tiempo que vivía en Forks, es mi primer año de universidad, debo volver con mi familia.

—Pero, nunca me dijiste que ya te ibas. Quiero ir— me quedé sorprendida.

— ¿Ir? ¿A dónde?

—Contigo. Quiero acompañarte ¿No puedo?

—Pero… pero… es complicado…

—No quieres llevarme ¿Verdad?

—No es eso. ¿Dónde te quedarías?

—En tu casa ¿Dónde más?

—James, no le he dicho aun a mis padres que tengo novio.

—Pero seguro lo entenderán, no creo que sean tan retrógrados.

—Mi papá es jefe de policía y no creo que entienda— se quedó callado.

— ¿Pero seguro puedo ir a visitarte no?

—No sé. Depende de ti— dije intranquila.

Definitivamente llegar con un novio no entraba en mis planes. Mi padre era bastante celoso.

—Iré a verte, lo prometo.

Fue lo último que me dijo. Los días siguientes James no vino a buscarme, me llamó para decirme que tuvo que salir de urgencia por un problema de su papá.

Hice mis maletas y llegué a Forks el domingo a medio día. Mi madre gritó de emoción al verme, papá sonrió, y eso era bastante para mí.

Le llamé a Alice apenas llegué, casi me deja sorda en el teléfono. Me acusó de ser malvada por no comunicarme tanto. Pero me había dedicado de lleno a mis estudios y apenas revisaba mis correos. Desde que Edward dejó de escribirme por face, no entré más.

Nos reunimos para almorzar al día siguiente, mamá hizo un almuerzo para festejar mi regreso.

—Edward va a estar feliz cuando sepa que volviste.

—No creo que la verdad— dije con tristeza.

— ¿Cómo que no? Siempre habla de ti, te tiene presente.

—Pero no me escribe, me quitó de sus contactos y ni se comunica— me quejé.

—No es cierto, tu lo quitaste— me miró sorprendida.

—No. ¿Él te dijo eso? Qué mentiroso— no entendía cómo podía decir eso de mí, cuando fue el mismo quien me botó de su face. Luego de apenas responderme cuando le preguntaba sobre sus clases de actuación.

—Ay qué raro Bella. Pero cuéntame, me dijiste que tenías un amigo “especial” ¿Qué tan especia, más que mi hermano?

—Ya es mi novio, tenemos apenas una semana. Alice, Edward y yo nunca sólo fuimos amigos— mis mejillas traidoras se enrojecieron.

—Si claro, porque siempre pasa algo que los separaba pero eso nos será siempre así.

—Alice, vivimos en ciudades distantes, estudiamos cosas distintas, ya no tenemos nada en común.

—Distantes, distintas, ay se nota que serás buena escritora te expresas bastante bien. Y siempre tendrán algo en común… me tendrán a mí.

—Pues es lo único. ¿Salimos esta semana?

—Dalo por hecho, vamos a tomar helado mañana ¿Si?

—Ok sólo si me prometes que será una salida de dos. No me traigas a tu hermano pequeña Cupido— la amenacé.

—Prometido. Además Edward está ensayando para una obra, no quiero perturbarlo hasta que pase las audiciones— me sonrió.

Al día siguiente me alisté para encontrarme con Alice. Estaba muy feliz de haber vuelto a casa.

Llegué temprano a la heladería y empecé a revisar mis correos desde mi celular. Había más de 20, la mayoría de James. Qué extraño, si era tan fácil llamarme.

Estaba por contestarle un correo extraño, preguntándome de forma muy brusca dónde estaba pero entró una llamada a mi celular.

Era él, James.

— ¡Hola! ¿Dónde te habías…?

— ¿Dónde estás Bella?— me gritó.

— ¿James? Estoy en Forks.

—No estás en tu casa, pasé por allí pero me dijeron que la señorita salió ¿con quién estás?

—Estoy en la heladería esperando a Alice.

— ¿Cuál heladería? Voy para allá.

— ¿Estas en Forks?

— ¿Cómo se llama la maldita heladería?

—Tutti Fruti, está en la…— pero me cortó la llamada.

¿Qué rayos pasaba aquí? ¿Qué estaba haciendo James en Forks? ¿Había ido a buscarme a casa? Carambas, esto era algo bastante raro. Él nunca me había gritado, menos tratado de esa forma.

—Ey ¿qué piensas?— salté de mi asiento al ser sorprendida por Alice.

—Nada— sonreí. –Llegas tarde— traté de sonar normal.

—Sorry, mi madre no me dejó en paz hasta que ordené la sala. Anoche tuve una epifanía fashionista y saqué todos mis vestidos para hacer vintages.

— ¿Hacer qué?— pregunté.

—Nuevos modelos, únicos e irrepetibles.

—Ah, entiendo, mi mamá lo llama reciclar.

—Eres mala Bella. Ahora vamos, cuéntame eso de que tienes novio, ayer apenas me dijiste algo.

—Estaba papá allí, tus sabes que Charlie es bastante celoso.

— ¿Qué si lo sé? Le apuntó a mi hermano con su arma.

— ¿En serio hizo eso?

—No me desvíes el tema. Cuéntame de tu novio.

—Sí. Bueno su nombre es James…

—Eso ya me lo sé. Algo más… alto, bajo, rubio, moreno, color de ojos, gustos.

—Es alto. No tanto como tu hermano pero si es más alto que yo. Rubio, cabellos largos, no mucho, sólo hasta los hombros.

— ¿Es rockero? ¿Metalero? ¿Motociclista?

—No que yo sepa.

— ¿De qué color son sus ojos?

—Azules. Es bastante galante. Tiene muchos detalles conmigo. Me ha traído flores, me regaló un Cd de Muse.

—Flores y música. Suena bien.

—Siempre está en la oficina en las mañanas, es muy atento.

Mi celular volvió a sonar. La melodía de James.

— ¿Sí?— contesté.

—Estoy aquí Isabella, en la condenada heladería.

—Estoy dentro con mi amiga Alice— dije asustada. Otra vez me cortó.

— ¿Quién era?— preguntó mi amiga.

—James— alcancé a decir antes que el susodicho entre por la puerta. Llevaba la ropa sucia y el cabello despeinado pero atado en una coleta. Se veía extraño.

— ¿Y por qué te llama…?— Alice no terminó de hablar pues mi andrajoso novio llegó hasta nuestra mesa

—Isabella, por fin te encuentro— su antigua forma dulce de hablar había desaparecido. Este hombre frente a mí parecía un vagabundo.

— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste?— pregunté.

—Te dije que vendría y no me dejaste ni siquiera una dirección. Te he enviado docenas de correos para preguntar y no respondes…— dijo entre dientes.

—Ella es Alice, mi mejor amiga— dije para aliviar la tensión ya que mi amiga nos miraba sorprendida.

James la miró fastidiado pero su visible molestia desapareció cuando se fijó mejor en ella. Parecía la misma mirada que me daba a mí cuando recién nos conocimos. No era que me sintiera celosa, me daba miedo por Alice. James parecía un animal que había encontrado una nueva presa. Y eso era aterrador.

—Creo que yo los dejo solos para que conversen, debo volver a casa temprano— mi amiga se levantó para irse pero él se puso delante.

— ¿Por qué tan pronto? Quisiera conocer a la mejor amiga de Bella— sus gestos educados y melosos regresaron.

—Porque tiene que irse— dije molesta. Si James era una especie de demente bipolar no iba a permitir que fastidie a mi amiga.

Alice entendió y salió de allí rápidamente.

— ¿Qué haces aquí?— lo encaré.

—Te dije que vendría, te he buscado, escrito, llamado y no me contestas— sus ojos extraños me miraron. Tenía un leve enrojecimiento. ¿Se habría drogado?

—No me has llamado, no tengo ninguna llamada perdida tuya— le dije sentándome e invitándolo a que me imite. Estábamos en un lugar público y yo era la hija del jefe de policía no me podía permitir ni un escándalo.

—Me robaron el celular pero te escribí y no me contestas. Llegué esta mañana, de madrugada. No tienes idea lo de difícil que fue llegar aquí— tomó la bebida de Alice y se la bebió antes de oler el vaso de manera extraña. Santo Dios, cuando fue que se transformó en este tipo. O quizás yo no me fijé bien y él siempre fue así.

Conmigo siempre aparentaba ser alguien caballeroso pero de eso nada quedaba. Y apenas teníamos un mes. Siempre dudé porque su padre no lo quería en la empresa.

—James ¿Qué pretendes al venir? No era necesaria tu presencia, mira cómo estás. ¿Por qué te presentas así?— reclamé de forma suave. No quería atraer más miradas.

—He venido por mis propios medios, no soportaba tu ausencia, mi padre no aprueba nuestra relación y me fui de casa por defender lo nuestro y tú me tratas como si fuera un delincuente.

—Lo siento— dije secamente. –Tal vez debemos hablar esto con tus padres cuando regrese pero ahora quiero pasar un tiempo con mi familia y todavía no les he dicho que tengo novio.

—Yo ya me presenté con tu mamá. Hermosa mujer. Sólo falta decirle a tu papá y listo. Me da la sensación que me quieres fuera de tu vida— su expresión no era la más afectuosa del mundo. Hasta daba miedo. Parecía que en cualquier momento me saltaría encima a beber mi sangre.

Qué hombre más extraño. Con lo que yo detesto la gente problemática. Por eso nunca tuve una relación con Edward, porque me parecía bipolar y complicado pero James se llevaba el premio mayor.

— ¿Y cuánto tiempo vas a quedarte?

—No tengo donde ir Bella, ya te dije que mi padre me echó de casa.

—Lo lamento pero James, yo te dije que no puedes quedarte conmigo. No es apropiado, apenas estamos juntos…

—Entiendo. No me quieres contigo. Me fui de casa por ti y recibo un rechazo de tu parte. Creí que teníamos algo especial.

—Y yo. Pero no puedes quedarte en mi casa y menos conmigo. Mis padres tienen reglas y yo también. No estamos casados, apenas estamos conociéndonos— este hombre estaba a punto de sacarme de mis casillas.

—Ok Bella. Está bien. Entiendo. Buscaré donde quedarme mientras junto dinero para volver a casa— se levantó para irse.

—James, tal vez pueda… no sé. Tal vez pueda pedir ayuda para que te puedas quedar en algún lugar. Debería llamarle a tu mamá, explicarle…

— ¡No! No necesito tu ayuda. Y no le llames a mis padres ¡Te lo prohíbo!

— ¿Podrías bajar el volumen de tu voz?— la voz aterciopelada que acababa de oír me cambió el ánimo. Suave, dulce, varonil. ¡Era Edward!

—Edward, Alice—susurré viéndolos llegar.

—Lo siento Bella, me crucé con mi hermano y quiso pasar a saludarte— mi amiga me dio la sonrisa mas fingida que pudo.

Eso no había sido coincidencia, lo trajo a propósito. Pero yo la conocía bien, estoy segura que se asustó con James y corrió a pedir ayuda. ¿Por qué tenía que llamarlo justamente a él? ¡Qué vergüenza! ¿Ahora qué va a pensar de mí?

Extrañamente James sonrió al verlos. Me rindo, ese hombre está más loco que una cabra o algo se fuma pero no es normal.

— ¿Edward? ¿Qué no es tu amiguito del facebook?— James se levantó a saludarlos. –Hola, soy James, el novio de Bella, mucho gusto— ofreció su mano. Edward dudó pero se la aceptó.

Un momento… ¿Cómo sabía James que yo tenía en mis contactos a Edward? Si cuando yo acepté al rubio como amigo en el face, Edward ya me había eliminado.

— ¿Bella siempre vas a ir a mi casa a ver mis vestidos?— preguntó tímidamente Alice.

—Sí, voy con ustedes ¿Me llevan?— pedí antes que se marcharan.

—Tengo el auto afuera, te esperamos— dijo Edward cortésmente y se marchó con su hermana. James los siguió con la mirada.

—No quiero ser grosera, pero prometí a Alice ayudarla con su ropa. ¿Necesitas algo más?— le pregunté furiosa.

—No encanto. Te llamaré apenas tenga donde quedarme— pagué la cuenta y salí de allí muy perturbada.

¿Por qué me pasaba esto? ¿Qué hago para atraer a hombres problemáticos? ¿Por qué siempre me meto en problemas sin buscarlos? Tengo la suerte de un zorrillo.

Salí de allí y me subí al auto de Edward, la puerta de atrás estaba abierta, Alice me hacía señas.

—Lo siento Bella, en verdad lo siento. Me asusté— trató de excusarse mi amiga.

— ¿Edward yo te eliminé de mis contactos de facebook?— pregunté haciendo aprovechando los últimos rastros de adrenalina que recorrían mi cuerpo. Seguramente después no me atrevería a preguntarle.

—Sí. Un día estábamos conversando y me eliminaste después de mostrar un extraño símbolo obsceno— apenas me miró por el retrovisor.

Lo que me temía. Fue James. El día que Edward me sacó de sus amistades había estado hablando con él en el trabajo, en la computadora de la oficina y James pasó por allí.

—No fui yo. Siento haber creído que fuiste tú quien me quitó su amistad— le dije muy seria.

—Jamás pasará eso— me respondió sin dudarlo.

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