13 febrero 2013

Cap 8 El Contrato


CAPÍTULO 8

INFIERNO PERSONAL


ROSALIE HALE

Estaba bajo los cobertores, no había salido desde ayer, ni para comer.

Mi padre tocó varias veces la puerta pero no le abrí, sólo cuando llegó mamá la dejé pasar pero tampoco le conté nada.

Ayer sufrí la más grande humillación de mi vida, jamás en mis 18 años me habían tratado de ese modo. Y no me refiero al tipo del centro comercial que me atacó. Sino al energúmeno bigotón que resultó ser nada menos que el padre de Emmett.

---Flashback---

Apenas sentí sus labios me apegué más a él hacía muchos rato que deseaba que me besara. Él era tan fuerte y apuesto.

Escuché un leve sonido pero no le di importancia yo quería seguir así con Emmett, él era un hombre que si me merecía.

Algo se rompió y una voz gruesa nos asustó

— ¡Emmett Swan! ¿Qué rayos estás haciendo?— era un señor grande, con un bigote ridículo. Y se veía furioso, se le notaban las venas del cuello.

—Papá, ella es…- ¿papá? ¿Ese era el padre de Emmett?

—No me importa quién sea ésta. ¿Cómo se te ocurre traer a la casa a una cualquiera? Tú le debes respeto a ésta casa ¿Qué pensaría tu novia? Echa de aquí a esa rubia— dijo gritando.

— ¡No es una cualquiera! Yo la quiero…— le respondió Emmett defendiéndome, pero… ¿Tenía novia?

— ¡Obedece o te echaré de casa! ¿Eso quieres, ser un vagabundo?

—Prefiero eso a que me obligues a hacer lo que no quiero— le gritó Emmett. Parecía un oso cuando se enfurecía pero yo tenía miedo de ser la causante de un problema que lo perjudique.

—Será mejor que me vaya— dije tratando de soltarme.

—No Rose, yo me voy contigo— no quería soltarme, casi lloro de la emoción.

—Pues si te largas, dejas el Jeep porque tu no lo pagaste— le reprochó su padre.

—Emmett, creo que tu padre y tu deben conversar. Yo estaré esperándote, lo prometo— le dije para que se calmaran y pudieran hablar más calmadamente.

— ¿En qué hotel estás?— preguntó

—En el Wellington habitación 906— dije sonriéndole.

—Está bien, no tardare mucho iré por ti así tenga que irme de casa— dijo mirando a su padre.

Salí muy rápido, escuché nuevos gritos cuando cerraba la puerta. Pedí un taxi, llegue al hotel llorando y me enceré a esperarlo.

---Fin del flashback---

Ya pasó un día y Emmett no ha venido a verme, tal vez su padre lo convenció y no me buscará más. O tal vez sólo estaba jugando conmigo ya que tiene novia

Pero lo extraño mucho.


.

.

.


EMMETT SWAN

Encerrado, como un delincuente… el viejo me tendió una trampa, después de que Rose se fue ayer mi padre me echó de casa. O fingió hacerlo. Me dijo que tomara un poco de ropa y me largara.

Cuando entré en mi habitación me encerró con llave. Me cansé de golpear la puerta, sabía que ni yo podría echarla abajo, papá había hecho de esta casa un fortín. Y mis ventanas tenían barrotes porque una vez me caí.

Maldición, odiaba a mi viejo.

Mi Rose debía estar esperándome, quizás esté pensando que no fui a buscarla porque me arrepentí.

No puedo dejarla ir, ella es perfecta, es la mujer de mis sueños. Mi ángel.

Escuché pleitos gran parte de la noche, mis padres gritaban pero no entendía bien lo que decían, en un momento mencionaron a Bella. Pero oí claramente que mamá dijo que abandonaría a Charlie.

Ojala esto lo haga recapacitar porque si sigue con eso de los matrimonios arreglados se quedaría solo, seguro hasta Bella se rebelaría.


***


ALICE CULLEN

No sabía que se podía llorar tanto pero no podía evitarlo, las lágrimas caían y caían cada vez que me acordaba de él.

Era tan lindo, tan caballero, tan perfecto y romántico… y tan comprometido. ¿Por qué me había besado si tenía novia?

No comprendía. Parecía tan sincero.

Pero cuando llegó su padre todas mis ilusiones cayeron como las acciones de la bolsa.

—Jasper— oí la voz de alguien llamarlo, él dejó de besarme, parecía asustado.

—Padre— dijo apenas.

—Hijo ¿Qué pasa aquí? ¿Quién es esta muchacha?— le preguntó, puse mi mejor sonrisa para cortar la tensión… pero ni me miraron.

—Ella es Alice papá— dijo tratando de sonreír.

—Hola Alice— me saludó el señor Hale. –Lo siento, pero no creo que mi hijo tenga interés en ti, él está felizmente comprometido y no quiero que se eche a perder su futuro por una aventurilla, espero comprendas— me dijo cortésmente pero a mi esas palabras me sonaron a insulto ¿Aventurilla yo? ¿Ni siquiera una gran aventura? Todo porque soy pequeña.

Miré a Jasper decepcionada.

—Eso no es cierto papá, no estoy felizmente comprometido. Fue tu idea, no la mía. Y Alice no es eso que dices— vi que le costaba trabajo rebelarse ante su padre.

—Jasper Hale, jamás me has desobedecido espero que no lo hagas ahora, sube a tu habitación y despide a tu amiga— dijo su padre muy serio. A mi lado Jasper se debatía, podía verlo en su rostro.

—Lo siento papá— dijo tomando mi mano y saliendo conmigo del hotel. Pero afuera yo no pude más y solté todo lo que tenía que decirle.

— ¿Estás comprometido? Farsante, falso caballero. Eres un aprovechado, me besaste teniendo novia, no quiero volver a verte Jasper.

Salí corriendo de allí, subí a mi auto y manejé como loca hasta que me cansé.

Llegué al hotel, Carlisle me preguntó que me pasaba porque tenía el maquillaje corrido pero en lugar de contarle me eché a llorar más y me encerré en mi habitación.


.
.
.


JASPER HALE

Cuando Alice se fue sentí que mi corazón se rompía. ¡Ella creía que yo era un mentiroso?

Yo sólo quería estar a su lado, estaba embobado con todas las cosas que decía, su forma de hablar, de caminar, de sonreír... tan llena de energía.

Pero el desafiar a mi padre me costó un castigo, me pidió que no le hablara hasta que volviéramos a casa y que no saliera para nada. Ya no tenía ganas de mirar la calle, ni que me dé el sol.

Rose también estaba encerrada y triste. Mamá llegó por la noche y al enterarse de todo discutió con papá.

Yo me limité a permanecer en mi cama, mirado el techo, no quería comer ni cambiarme de ropa.

Ya no tenía sentido nada, me daba igual si volvíamos a casa, estudiar lo que me manden y su contrato, su tonto contrato. Yo no tenía un motivo para luchar, creí que Alice me daría uno pero la perdí.


****


BELLA SWAN

Cuando vi a Edward siendo detenido y subido al coche patrulla me sentí fatal.

Yo lo había orillado a esto, sólo le había causado problemas. Subí a un taxi y lo seguí hasta que llegaron a la delegación de Manhattan, esperé cerca para ver si alguien venía con él.

Un hombre rubio se acercó a preguntar a los policías, pareció meditar cuando le dijeron el precio de la fianza y volvió a salir sin siquiera verlo.

"Que mal padre" pensé. Luego me acerqué al policía.

—Disculpe mi tío vino hace un momento, por el muchacho que está detenido, el que armó el lío en la torre Trump.

— ¿El loco alborotador? Su padre no quiere pagar la fianza, es un delito menor, no será fichado, no tiene antecedentes, pero igual hay fianza.

—Cuanto es la fianza— pregunte.

—Dos mil dólares—dijo muy serio.

— ¿Podría traerle de comer a mi primo? ¿Al menos alcanzarle unas donas y un café?— pedí.

—Si nos traes unas cuantas donas a nosotros te dejaré pasar. El chico parece inofensivo—

Regresé unos minutos después con dos cajas grandes de donas y varios cafés…me jedaron pasar.

Al verme Edward cambió su rostro de preocupación. Apenas entré corrió hacia mí.

— ¿Estás bien?— preguntó mirándome. Dejé las donas a un lado.

—Lo siento, perdóname yo no debí…— entonces sin más, me besó.

Parecía que la aventura lo había vuelto loco, yo le correspondí porque desde el primer momento en que vi sus ojos quedé irremediablemente enamorada.

—Conocerte ha sido único bueno de este viaje ¿Quieres ser mi novia?— dijo sonriendo. ¿Quién podría decir que no?

—Si quiero… pero no puedo—lo abracé.

— ¿Por qué no puedes?— preguntó haciendo que lo mire a los ojos.

—Es que… es… yo… me voy a casar el año que viene— dije recordando el contrato que había firmado mi padre, ese condenado papel que tanta rabia me daba. Pero debía ser sincera, contarle, quizás Edward comprendería.

—Entiendo, tienes novio— me dijo dolido.

—No… bueno si, pero es complicado… veras…

—No tienes que explicarme nada, solo soy un extraño. Gracias por las donas— se alejó de mi y se sentó, encerrándose en sus propios pensamientos.

—Señorita acabó su tiempo, como ve su primo está bien— escuché detrás de mí.

Si decir palabra salí corriendo de allí.

No quise volver a casa, no soportaría ver a mi padre. Tomé un autobús a Yersey, preferí pasar la noche en casa de mi abuela Marie, Renée llegó de madrugada, había peleado con papá. No pude contarle nada, jamás nadie lo sabría.

.
.
.



EDWARD CULLEN


No volví a ver a papá, me llevaron detenido y me trataron muy bien. Había oído que ser detenido en Chicago era terrible pero estar aquí no estaba mal, todo olía a desinfectante de pino. Escuché pasos, tal vez papá venía a sacarme.

—Ey chico tienes visita— escuché a uno de los guardias.

Me levanté a ver quién era, esperaba a papá pero en su lugar estaba “ella”, la chica por quien fui capaz de hacer la más grande locura de mi vida.

Aunque ahora se me ocurría una mucho mejor. Apenas entró y el guardia se fue la abracé, parecía tan asustada, trató de disculparse pero no la dejé moría por besarla.

—Conocerte ha sido único bueno de este viaje ¿quieres ser mi novia?— le pedí expectante, sabía que era apresurado pero tenía que asegurarme, no sabía si la volvería a ver pronto. Estaba decidido a estudiar en Los Ángeles la carrera que mi padre me impusiera con tal de estar cerca de ella.

—Si quiero… pero no puedo— no entendí eso de que no podía.

—Es que… es… yo… me voy a casar el año que viene— dijo suavemente.

Eso me dejó frío, ella estaba comprometida. Rayos, cómo no me di cuenta antes, eso me pasa por comportarme como un idiota descontrolado pensando que me había enamorado a primera vista.

—Entiendo, tienes novio— dije.

—No… bueno si, pero es complicado… veras…

—No tienes que explicarme nada, solo soy un extraño. Gracias por las donas— di uso pasos y busqué apoyo.

No tenía deseos de que oír algo que me hiciera sentir más miserable. Oí la voz del guardia, quise verla por última vez pero ella había desaparecido.

¿Valía la pena ir a estudiar a Los Ángeles?

Sería mejor permanecer en Chicago, buscar trabajo por mis propios medios y procurarme estudios o la manera de sobrevivir.

No pensaba regresar a casa, no si Carlisle insistiría con eso del matrimonio.

No pude dormir, cada vez que lo intentaba veía su rostro, sus ojos chocolates, su cabello largo y castaño… su dulce sonrisa.

0 comentarios:

Publicar un comentario