14 febrero 2013

Cap 6 Metiches



SEXTO METICHE: EL ORGULLO

BELLA


Lo que en un principio fue una visita corta a mi abuela, se convirtieron en las vacaciones más productivas de mi vida.

Ella tenía un pequeño market, así que me contrató por dos meses. Me levantaba muy temprano, desayunaba e inmediatamente iba a mi empleo, en el primer piso de la casa.

El lugar donde vivían era en las afueras de la ciudad, muy tranquilo y nunca nadie entró a robar, por suerte.

Los primeros días fueron los más duros, ilusa yo que creí que Edward tenía sentimientos por mí y muy tarde descubrí que a quien él quería era a la psicóloga.

No lo culpaba, ella parecía una muñeca pero era la novia de su hermano y trabajaba en nuestra escuela. Qué mal.

Trataba de no pensar en aquello, me olvidé el celular en casa de mis padres y mi abue no tenía conexión a internet, se podría decir que estaba aislada del mundo y no sabía cómo rayos enviar una carta por correo normal.

Además mi empleo me tenía muy ocupada y me ayudó a sobrellevar todo.

Conocí a muchos chicos en ese lugar, algunos me hacían conversación, me invitaban a salir pero yo no quería hacer otra cosa más que trabajar y olvidar, digamos que fueron amistades de mostrador.

Cuando las vacaciones terminaron me sentí otra vez con la misma inseguridad y tristeza que cuando llegué.

Pero era un hecho que debía enfrentar todo, aunque a lo mejor era yo la que me hacía un mundo y nada pasaría cuando esté nuevamente en la escuela.

Tal vez Edward ya se había olvidado de mí.

.

El primer día de clases Alice literalmente me saltó encima.

—Bells ¿Dónde te metiste? Eres una desconsiderada, mala amiga, creí que te habías muerto…— trataba de decirle algo pero ella me daba con un cuaderno y tuve que protegerme.

— ¡Ya!, pareces una loca. ¡Alice ya basta!— era una desquiciada.

—Ahora tienes que decirme dónde has estado ¿Por qué no contestabas mis correos ni mis llamadas?

—Ya párale, no llevé mi celular y mis abuelos no tienen internet.

— ¿Y el teléfono? Tu mamá me dio un teléfono pero decía que no existía.

—Lo cancelaron porque les robaban línea— ella seguía dándome golpecitos con su cuaderno.

— ¿Y acaso te olvidaste de mi numero? ¿Qué allá no habían teléfonos públicos?— casi se pone a llorar.

—Lo siento, no quería…

— ¿Es por Eddy verdad? Rose me contó lo que pasó, Bella, eso que viste…

—No me importa. Ya pasó mucho tiempo, ya me olvidé de eso— sonreí, aunque ella no parecía convencida pero me sentí tan vulnerable que saqué como escudo la indiferencia.

—Bueno, necesitas oír algunas cosas todavía pero no presionaré ¿Qué tal tu verano? ¿Algo que debas confesar a tu mejor amiga?— me miró como queriéndose inmiscuir.

—Oh bueno, conocí a mucha gente, muchos amigos— si claro, me la pasé más encerrada que un presidiario.

— ¿Amigos? ¿Conociste a alguien especial?— ella era una máquina de hurgar en la vida de los demás, así que iba a darle algo para que no molestar más con lo de Edward.

—Pues, sí…— dije distraídamente.

— ¡Cuéntame! ¿Quién es cómo se llama, donde estudia?— esa era mi amiga emocional que tanto había extrañado.

Entonces por alguna razón que hasta ahora no entiendo, no quise decirle que había pasado un verano miserable, dedicada a vender golosinas, comestibles y frutas.

—Mmmm, se llama…—hurgué en mi mente a ver si se me ocurría algo bueno. –Mark… su nombre es Mark— dije recordando a uno de los vecinos de mi abuela, tal vez con eso Alice se quedaría tranquila.

— ¿Es de New York?— preguntó

—Si. Es de allá— sonreí un poco para que no se me notara la mentira, no quería sentirme vulnerable.

— ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo es? Habla Bells ¿Tienes alguna fotografía suya?—sacó mi billetera y empezó a buscar. En menudo lío me había metido, tonto orgullo.

—Tiene… 18 años, no tengo ninguna fotografía suya y pues… es normal, cabello castaño, alto y bien parecido— le sonreí.

—Vaya. Estoy algo apenada, tú sabes que yo siempre quise que tú y mi hermano… bueno ya sabes. Pero ni modo, y aunque ahora tengas a “tu Mark” y no necesites saberlo, lo que viste en la azotea fueron unas prácticas que Rose le dejó a Edward, cómo terapia…

— ¿En serio? ¿Quién diría?— le dije para no entrar en detalles y me ahorre el volver a sentirme herida.

—Ya deja ese tono conmigo, Rose estuvo intentando hablarte durante semanas …—no quería volverme a sentir tan miserable otra vez y la corté.

—Deja eso, si vuelves a tocar el tema no voy a volver a hablarte—era mi límite, no podía resistirlo.

Caminamos en silencio, ya que mientras ella leía nuestros horarios yo volví a sentir ese dolor otra vez.

—La primera clase tienes literatura inglesa, vaya como no nos inscribimos juntas… bueno aunque lo hubiéramos hecho no me habría apuntado a ese curso. Nos vemos Bells— dio vuelta en el siguiente pasillo y yo busqué mi aula.

Había muchos estudiantes nuevos, de pronto alguien tocó mi hombro.

— ¿Bella? ¿Eres tú?— santa madre de Drácula, era… era… ¿Mark? ¿Mark el de New York? Pero pero… —Creí que estaba equivocado ¿Qué haces aquí?— me preguntó sorprendido.

—Yo vivo en esta ciudad ¿Tú qué haces aquí?— pregunté, no podía creerlo, esto me gano por mentirosa.

—Trasladaron a mi papá ¡Pero qué gran coincidencia!—sonrió, ja, coincidencia, esto era un castigo, ahora Alice va a pensar que… ¡No!

—Vaya, estoy sorprendida— caminamos hasta sentarnos.

—Y yo, no me lo puedo creer—decía, jajaja, ni Alice se lo iba a creer OMG ni yo me lo creía.

Después de clases Mark se pegó a mí como una goma de mascar, no conocía a nadie así que tampoco podía echarlo de mi lado.

Fuimos juntos caminando hacia la cafetería, Mark no dejaba de hacer comparaciones con su antigua escuela, como si me importara mucho.

De un pasillo a la derecha Alice y Edward aparecieron.

— ¡Bella!— me llamó ella, uy, esperaba encontrármela antes a solas para contarle la chistosa coincidencia. –Almorcemos juntos ¿Quién es tu amigo?— preguntó mirando con curiosidad, Edward me miraba algo triste.

—Hola, soy Mark, un gusto, me he mudado ayer y estoy encantado de estar en esta nueva escuela— él solito se presentó.

— ¿Mark?— Alice me taladraba con los ojos.

—Soy de New York—le tendió la mano a Edward quien después de arrugar la frente se la aceptó.

—Entonces eres ese Mark… el de New York— Alice sonrió con ironía.

—Si, Bella y yo nos conocimos allá, estoy tan feliz de estar en su misma escuela. Muero de hambre ¿Qué tal es la cafetería aquí?— preguntó.

—Lo siento, tengo cosas que hacer antes, si me disculpan— Edward se marchó.

Fue un muy mal inicio, Edward parecía no sentir nada por mí.

Con el tiempo asimilé las cosas como una gran y tonta coincidencia que Mark se haya mudado y ahora sea uno de mis mejores amigos.

¿Pero eso era lo que quería no?

Que Edward o Alice no volvieran a hablarme de lo sucedido el último día de clases del año anterior.

Rose tampoco trabajaba ya en la escuela pues fue aceptada para dictar clases en una universidad privada y no la volví a ver.

Traté de sepultar mis miedos y dudas para poder llevar mejor las cosas y no sufrir.

Así pasé casi todo el último año de escuela.

.



EDWARD

Mire desde lejos a Bella cuando llegó el primer día de clases, no sabía si acercarme. Mi hermana prácticamente la acosó apenas la vio.

Yo me mantuve todavía lejos, tal vez si le pedía que habláramos.

—Alice— la llamé al verla entrar a su clase.

—Tengo clases Romeo, ya la vi, está bien, pasó su verano con su abuela y no le he podido decir lo que pasó, creo que eso deberías aclararlo tú— me dijo algo molesta.

—Quisiera hablar con ella por la tarde. ¿Puedes decirle que la visitaré?—le pedí, se encogió de hombros y entró a su salón.

Estuve dándole vueltas al asunto, tal vez si dejaba pasar un par de días.

Nuevamente busqué a mi hermana, ella debía tener una idea más clara, por algo era su mejor amiga y la conocía bien.

— ¿Crees que sea buena idea pasar por su casa hoy?— le pregunté para saber que pensaba.

—No lo sé. Eddy no quiero desalentarte pero… dale más tiempo. Como que son muchas emociones por hoy, déjame primero hablar bien con ella, ahora no estoy segura que sienta lo mismo por ti— su comentario me dejó prácticamente mudo. –Quiero estar segura de algo… ella, conoció a alguien, no sé qué tan importante lo considere, a lo mejor fue sólo un romance de verano.

— ¿Qué?

—Me habló de un tal Mark, pero tal vez no sea nada, no lo sé.

—Si claro.

—Voy a comer con ella y quedaremos para la tarde, tal vez me pase la noche en su casa, tenemos tanto de que hablar.

—Si— las palabras de mi hermana daban vueltas en mi cabeza.

Bella había conocido a alguien que le interesaba, eso no me lo esperé. Ya cerca del comedor la vi, iba acompañada por un estudiante nuevo, me sentí fatal.

— ¡Bella!—Alice casi me deja sordo con el chillido que pegó. –Almorcemos juntas ¿Quién es tu amigo?— yo también quería saber sólo que jamás me hubiera detenido a preguntarle.

—Hola, soy Mark, un gusto, me he mudado ayer y estoy encantado de estar en esta nueva escuela— ¿Sería el mismo Mark que Alice me habló? Y si era así, ¿Qué hacía acá? ¿Habría venido por Bella? ¿Tan serio sería lo suyo?

— ¿Mark?— mi hermana también parecía sorprendida.

—Soy de New York—mis dudas se confirmaron, ya no tenía nada que hacer aquí, apenas lo saludé quise inventar una excusa para salir de allí inmediatamente.

—Entonces eres ese Mark… el de New York— apenas escuchaba la conversación, me estaba sofocando, debía irme.

—Lo siento, tengo cosas que hacer antes, si me disculpan— fue todo lo que pude
decir.

Las semanas y los meses pasaron, para mí era un tortura verlos pasar juntos, aunque no era muy seguido por suerte.

Dejé zanjado el asunto de Bella con mi hermana, le pedí, casi le ordené que no volviera a tocar el tema.

Si ella había encontrado a alguien no la molestaría con mis sentimientos.

0 comentarios:

Publicar un comentario