13 febrero 2013

Cap 4 Mi dios griego


CAPÍTULO 4 

EMOCIONES



EDWARD 


Casi no había podido conciliar el sueño. La noche anterior la tuve entre mis brazos y por primera vez me sentí completo, toda la nostalgia se había ido.

Pero ahora era más intensa mi tristeza.

Me levanté a las 5:30 de la mañana y corrí unos kilómetros para ejercitarme, necesitaba despejarme.

Me alisté y preparé el desayuno para todos, a las 6:30 ya estaba listo. Emmett no se levantaba aún.

Llegue a la escuela siguiendo el mapa que me habían dado, me estacioné y esperé dentro de mí auto, fui el primero en llegar, de tan desesperado estaba.

Jasper apareció unos minutos después, se estacionó a mi lado. Cuando bajó me di cuenta de lo mucho que le había afectado todo esto. Traía enormes ojeras y sus ojos enrojecidos.

No dijo nada, parecía un buen tipo pero era silencioso. Nos recostamos en nuestros autos frente a frente, no pasó mucho tiempo y otros autos empezaron a llegar, los estudiantes se saludaban y corrían a abrazarse.

Vi estacionarse un auto amarillo cerca de nosotros y de él bajó una chica de baja estatura y de cabellos negros, llevaba ropa apretada y su corte era moderno. Sonrió al ver a Jasper y caminó aprisa hacia él, cuando estuvo a su alcance lo abrazó.

—Mi coronel ¿por qué no me has llamado?— Miré a Jasper intrigado y aparté la vista de ellos, parecían ser pareja, al menos ella daba la impresión de quererlo.

—Te presento a un amigo— dijo Jasper señalándome con la barbilla. Ella se giró y me sonrió.

— ¡Hola!— me dijo. Sólo le hice una inclinación de cabeza y seguí mirando hacia el estacionamiento.

— ¿Es todo lo que tienes que decirle?— le preguntó Jasper.

— ¿Qué más quieres que le diga a tu amigo Jazy?— respondió ella preocupada.

—No sé, alguna explicación… o tal vez a mí— dijo él con firmeza.

—No te entiendo— ella estaba confundida. Y a decir verdad yo también.

— ¿Dónde estuviste la noche del sábado?— preguntó él empezando a cambiar el tono de su voz.

—En mi cama. Me comí tres paquetes de nueces y pues me da vergüenza decirlo pero me dieron gases y me fui a casa, dejé a las chicas en casa de Jake. Rose me dijo que volviste de madrugada, me hubieras llamado para ir a recibirte— ella le hizo un puchero.

—Deja de fingir, Edward me contó lo que pasó entre ustedes— me sorprendí al oír eso, yo acababa de conocer a esa chica.

Ella se giró y me miró con los ojos desorbitados.

— ¿Edward?— me miró de pies a cabeza –Wow eres tu— gritó ella ante mi mirada de asombro.

— ¿Acaso no lo conocías ya?— gritó Jasper.

—Si—dijo ella.

—No—dije yo al mismo tiempo.

— ¿Qué?— Jasper estaba a punto de agotar su paciencia.

—Bueno no en persona pero es como si ya lo conociera— sonrió pícaramente la pequeña –He oído de ti— dijo soltando una pequeña carcajada. –Hola, soy Alice— me tendió la mano. –La verdadera Alice Brandon, mi amiga me contó lo que pasó— parecía querer saltar de alegría.

— ¿Tu amiga?— le pregunté mientras le estrechaba la mano.

— ¿Entonces no estuvieron juntos el sábado?— nos preguntó Jasper más relajado.

—No fue con ella con quien pasé esa noche— aclaré.

—Claro que no, yo tengo novio— protestó ella ofendida. Jasper suspiró de alivio y la abrazó desesperadamente.

—Perdóname Allie, pensé lo peor— se disculpó el rubio.

—Jazy ¿cómo pudiste? Bueno no te culpo…— pero él no la dejó terminar empezaron a besarse y me sentí totalmente fuera de lugar.

Caminé un poco para alejarme de ellos cuando vi bajar de una camioneta roja a la chica que había removido mi mundo.

Estaba particularmente hermosa hoy.

Su forma de vestir era un tanto atrevida, falda corta y una blusa sin mangas pero se veía igual de adorable que aquel día con la luz de luna.

Estaba absorto mirándola, de pronto llego a su lado un joven alto, moreno y de espalda ancha, quitándomela de mi vista.

Él le hablaba haciendo gestos, parecía rogarle. Ella lo apartaba queriendo pasar y él no la dejaba.

Sin querer mis manos se tensaron, no sabía lo que me pasaba.

Di unos pasos por si me necesitaba. Para mi sorpresa de un momento a otro él se arrodilló, me quedé en donde estaba lleno de asombro.

¿Qué estaría haciendo?

No… que no sea lo que estoy pensando.

En cuanto él puso su rodilla derecha en el piso, ella quedó frente a mí y me miró.

Sus ojos parecían asustados, echó a correr hacia uno de los pabellones sin importarle el tipo que estaba hincado a sus pies.

— ¡Bella!— oí gritar. La novia de Jasper salió detrás de ella, seguida por otra chica rubia. Sentí una mano en mi espalda.

—Vamos adentro, te explicaré. Mira Emmett ya llegó— Jasper estaba a mi espalda.

— ¿Cómo se llama?— pregunté muy interesado en saber su nombre, solo oí que la llamaban Bella.

—Isabela Swan. Es la jefa de las animadoras y la novia del capitán del equipo de baloncesto, aunque a decir verdad parece que ahora es su exnovia— dijo él mirando en dirección al joven moreno que se estaba levantando del suelo.

— ¿Entonces es una animadora?— dije desilusionado, siempre había huido de esas chicas huecas y atrevidas.

—No Bella no es sólo una animadora. Es la reina de la escuela. La delegada estudiantil, la representante del colegio en asuntos oficiales y la alumna más destacada. En serio no sé como tiene tiempo para tanto— sonreí. Sí, yo sonreí. Y me asuste por ello. Me había encantado que la llame la reina del colegio.

—Ey Jasper ¿Que fue? por tu rostro creo que todo ha ido bien, tenía miedo que Edward y tu… bueno realmente me caes bien y no quería que mi hermanito te desfigurara— sonrió mirándonos.

—Oye, yo sé pelear por lo que quiero— se defendió el aludido.

—No creo que sepas pelear con Edward…

— ¿Emmett no ibas a buscar al entrenador?— lo interrumpí antes que abriera la boca más de la cuenta.

—Si, quiero presentarme— dijo mi hermano.

—Vamos, los acompaño al gimnasio, ojala que este año pueda ser titular, el año pasado estuve en la banca casi todo el tiempo— se quejo nuestro amigo.

— ¿Y por qué? Tienes buen físico ¿Qué pasó?— preguntó Emmett

—Jacob Black, el capitán. El entrenador lo deja escoger y él solo elige a sus amigos.

Llegamos al gimnasio, era más grande que el de mi anterior escuela.

— ¿Emmett Cullen?— dijo un hombre delgado al verlo entrar, traía un uniforme del colegio por lo que supuse era el entrenador.

—Si señor vengo a ponerme a sus órdenes— respondió mi hermano.

—Excelente, creí que tendría que buscarte. Yo también soy de Chicago y no me pierdo un solo juego de los toros, te vi hace un par de meses en el partido contra los Nicks y cuando me dijeron que te tendríamos aquí supe que éste si sería nuestro año— parece que mi hermano ya lo tenía en el bolsillo.

—Pero creí que el año pasado esta escuela campeonó en el estado— le corregí, porque esa fue la razón por la que estábamos aquí, Emmett había escogido la escuela que tuviera el mejor equipo ya que nos íbamos a mudar de todas formas.

—Esa no fue una victoria decente, los de la escuela Belmont no participaron, siempre han sido nuestros rivales. Este año barreremos el piso con ellos— sonrió feliz.

—Entonces en qué posición jugaré— preguntó Emmett.

—Pero muchacho, el equipo es tuyo. Empezaremos los entrenamientos esta misma semana, haré las convocatorias de inmediato y me ayudarás con la selección. ¿Él es tu hermano?— preguntó mirándome.

—Si señor, soy Edward Cullen— le dije presentándome. –Pero yo no juego baloncesto— me excusé, no lo hacía tan mal pero lo consideraba una pérdida de tiempo.

—Es una lástima, dos como tú y seríamos campeones nacionales— parecía que el hombre ya adoraba a mi hermano.

—Pero Edi es buenísimo en…—

—Ajedrez— le corregí, no quería que revelara mis anteriores aficiones.

—Si que es una lástima, pareces deportista— me miró con tristeza.

Cuando salimos del gimnasio Emmett estaba radiante. Fuimos por nuestros horarios.

—Carambas, tenemos casi todas las clases juntos— dijo Jasper comparando su horario con el de mi hermano. Yo llevaba algunos cursos más avanzados y me había matriculado en otros que no eran obligatorios.

—Edward, llevas literatura inglesa, yo con la americana tengo suficiente. ¿Y te inscribiste en francés y alemán? Que no te basta con el español. Creo que sólo Bella Swan y unos pocos llevan esa clase de cursos— sonrió Jasper. Emmett nos miró, sabía que se moría por preguntar.

—Ella es la chica de la playa— le aclaré.

Avancé hacia mi primera clase, ellos venían detrás de mí murmurando, sabía que Jasper lo estaba poniendo al día en todo el lío.

Ahora que ya sabía quién era mi desconocida no sabía qué hacer. Quería acercarme y presentarme debidamente. Por otro lado mi parte solitaria se rehusaba. Tenía miedo, miedo a que cambie mi mundo, a que ella lograra hacerme dejar mi refugio.

Me había refugiado en mi mismo, negándome muchas cosas propias de mi edad. Y si le permitía entrar y todo terminaba mal. ¿Podría resistirlo? ¿Podría continuar con mi vida como si nada hubiese pasado?

Llegamos a la puerta del aula, mi primera clase: Biología. El profesor también llego en el mismo momento que nosotros.

— ¿Son los nuevos estudiantes?— preguntó de forma muy cortés.

—Si señor, somos Emmett y Edward Cullen— nos presentó mi hermano.

—Bien, pasen por favor, espero que puedan integrarse al grupo, tendremos una clase muy fácil hoy a modo de repaso— entramos y todos se nos quedaron viendo.

—Bueno hay dos lugares en la tercera fila de la derecha— señalo a Emmett y a Jasper, ellos se encaminaron aún conversando.

—Y hay un lugar en la primera fila de la izquierda, al lado de la señorita Swan— dijo él señalando. Inmediatamente mis ojos la encontraron, estaba sentada con la cabeza gacha, mirando sus manos, parecía nerviosa.

—Yo puedo sentarme con Bella señor, nuestro nuevo compañero tendrá un mejor lugar aquí— dijo un joven delgado y rubio sentado en la primera fila central.

—Señor Newton, si se sienta con la señorita Swan no podría evaluarlo de manera correcta, la mayoría de los trabajos son grupales— le sonrió, el joven pareció decepcionado.

Caminé decidido a mi nuevo asiento estaba algo nervioso. Llegué y me detuve junto a ella.

—Hola soy Edward Cullen, es un placer conocerte… otra vez— lo último se lo dije muy suavemente para que solamente ella lo pudiera oír.

—Bella Swan— tartamudeó –Igualmente… lo de conocerte…— me miró completamente sonrojada, se veía tan linda con esas mejillas rosadas. Me senté a su lado.

—Casi peleo con Jasper, no debiste darme otro nombre— le comenté mirando al frente.

—Oh no, lo siento— dijo muy despacito, casi no pude oírla.

—No hay cuidado, ya conocí a Alice— le susurré mientras ella se revolvía en su lugar.

Se notaba nerviosa, ya que el lapicero se le cayó varias veces y en todas se lo recogí caballerosamente.

Parecía no querer hablarme, la miré varias veces durante la clase y ella sólo agachaba la cabeza. Hubiera dado lo que sea por conocer sus pensamientos y saber qué opinión tenía de mí.

¿Me vería como un acosador? ¿Estaría arrepentida? ¿Avergonzaba? Tenía que preguntarle.

—Para la próxima clase analizaremos en el microscopio células vegetales, traigan algunas hojas, de diferentes plantas, frutos o flores— el timbre sonó y ella trató de guardar sus cosas muy rápido, algunas se le cayeron, nuevamente me dispuse a ayudarle cuando alguien más se agachó a mi lado.

El mismo chico del estacionamiento, el novio o ex novio, no estaba seguro.

—Bella tienes que creerme— le dijo él alcanzándole un libro.

— ¡Jake basta! Te dije que no quiero hablar de eso ahora.

— ¿Entonces cuando? ¿Puedo ir a tu casa en la tarde?— rogaba él.

—Está bien pero ya deja de acosarme— ella le quitó el libro de sus manos.

Yo estaba de más allí, así que rápidamente recogí sus lapiceros, los dejé en su carpeta y me apresuré a salir.

Había estado tan a gusto toda la clase y ahora parecía como si me hubiesen golpeado.

Esta situación estaba revolviéndome el estómago, sentía un nudo en el pecho y ganas de gritar. No estaba bien, no debía dejar que esto se me fuera de las manos, debo detener todo lo que estoy empezando a sentir por ella.

Si no tengo esperanza debo saberlo cuanto antes. No soy un intruso para meterme donde no me llamaban y menos hacer mal tercio.

No quiero quedar expuesto para que me lastimaran... nuevamente.

Esperé a que él saliera del aula. Ella se quedó unos minutos más dentro y decidí enfrentarla.

Aún trataba de meter todo en su mochila. Me acerqué a ayudarle.

— ¿Es tu novio?— pregunté tratando de contenerme todo lo que pude, mientras le quité la mochila de las manos y acomodé rápidamente sus cosas dentro.

—Oh… no, bueno… si… es sólo que…

— ¿Están peleados?

—Algo así— respondió nerviosa.

— ¿Por lo del sábado?— quería saber si ella le habría dicho algo.

—Me disgusté con él el sábado… pero por otra causa… yo… lo vi con otra— me confesó.

— ¿Y por eso corriste así en la playa?

—Si— dijo.

Agachó la cabeza nuevamente. Para ser la chica desenvuelta y la reina del colegio que me había descrito Jasper parecía muy tímida.

—Si te causa algún malestar recordar lo que pasó… entre nosotros, podemos olvidarlo si quieres— dije esperando que reaccionara.

—Creo que es lo mejor— me respondió dudando.

Me temía algo así y no podía reclamarle nada, total, ella estaba ebria cuando pasó eso. Sin embargo yo si estaba lúcido y disfruté cada segundo.

Me dolió escucharla decir eso pero debía superarlo.

—Bien. Entonces no pasó nada. Que tengas buen día… Bella— dije entre dientes tratando de contener mi desilusión.

— ¡Edward!— me llamó cuando salía del aula, me detuve y me giré a verla, quería correr muy lejos y no volver más.

—Pero yo… yo no puedo olvidarlo— me miraba intensamente, la misma mirada que me dio dos días atrás.

Instintivamente cerré la puerta tras de mí, le puse seguro y llegué hasta ella. Tomé su rostro con mis manos, con mis pulgares acaricié su mejillas y la besé.

No sabía de técnicas ni estilos sólo hacía lo que me pedía a gritos mi instinto. Profundicé el beso y la atraje más hacia mí, ella envolvió mi cuello con sus brazos y atrajo mi cabeza más aún hacia sus labios. Sentía que todo mi cuerpo reaccionaba, como si algo dormido se despertara con una fuerza que jamás había experimentado.

Tantos años practicando el control de mis emociones se habían ido al tacho en dos segundos, ella sólo necesitó unas palabras y una mirada para doblegarme.

Era adictiva, absolutamente adictiva.

Quería seguir con esto hasta el final pero recordé dónde estaba y poco a poco fui bajando la intensidad del beso que se convirtió en una dulce caricia. Ella me miraba asustada y expectante.

—No tengo experiencia en esto, no sé qué debo hacer ni decirte. Sólo quiero estar cerca de ti el mayor tiempo que pueda, no sé cómo evitarlo— le confesé, era algo que no podía callar.

—Yo tampoco y no creo que esté bien— dijo dudando, no iba a permitirle dudar otra vez, la volvía besar, suavemente pero con mucha emoción.

—No me importa si está bien o está mal, ni lo que piensen los demás— volví a besarla. —Sólo quiero hacer esto— otro beso. —Y estar contigo— la miré con mucha intensidad y mágicamente una sonrisa se formó en mi rostro, estafa feliz, confundido pero feliz.

Ella también sonrió y asintió. Oímos el timbre y nos sobresaltamos, había olvidado por completo la escuela.

— ¿Dónde es tu próxima clase?— preguntó. Saqué mi horario.

—Francés— le respondí.

—“Marche”— dijo sonriendo y la seguí.

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