13 febrero 2013

Cap 4 El Contrato


CAPÍTULO 4

PAREJA APÁTICA (sin comentarios) 


JASPER HALE

Mi padre me explicó la importancia de esta unión. Significaría la continuación de sus sueños y proyectos. Yo no quiero decepcionarlo, procuraría amar a la mujer que hayan escogido para mí. Me gustaría una vida militar o una carrera donde pueda pasar tiempo sólo, no me atraen los negocios pero no podía ser tan egoísta y pensar sólo en mí.

Mi familia me necesitaba y haría que estuvieran orgullosos.

Mi padre entró la oficina donde estaba esperando. Venía con su socio y una linda joven de cabellos castaños que miraba hacia el piso. Me levanté inmediatamente para cercarme a saludarla como es debido pero ella dio un paso atrás. Traté de sonreírle pero sólo conseguí una mirada fría.

—Jasper ella es Isabella Swan la mujer con la que te casarás— dijo mi padre.

—Bella, él es Jasper Hale, tu prometido— dijo el que asumí era el padre de la joven. –Es un poco tímida— dijo mirándome.

— Les dejaremos solos unos minutos para que puedan conversar— dijeron y se marcharon.

— Isabella ¿quieres tomar asiento?— le ofrecí amablemente.

— No gracias y por favor llámame Bella— dijo.

— Isabella suena más romántico— le sugerí.

— No me interesa si sea romántico o no. Me gusta Bella— dijo mirándome. Sus ojos eran muy bonitos pero tristes y decepcionados. Ojala no sea por mi causa.

—Como gustes. Por favor siéntate o me obligarás a permanecer de pie— le dije tratando de romper el hielo. Ella no dijo nada.

—También es difícil para mí. Nunca he tenido novia y la verdad no quisiera tenerla. No aún. Creo que debo hacer algo meritorio antes. Pero papá insiste— le hablé.

Nada, no decía nada.

Sus ojos estaban otra vez en el piso como si encontrara allí algo interesante. Entonces hice lo que ella y permanecimos así por un tiempo. No iba a ser yo el que interrumpiera su silencio.

A lo mejor aprendía más de ella sin hablar.



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BELLA SWAN

No estaba realmente enfadada con este joven y no quería ser descortés pero sentía como si me estuvieran vendiendo.

Y eso no me gustaba.

Él era agradable y guapo, su voz dulce, hasta se veía tímido.

— ¿De verdad crees que nos obliguen a hacer esto?— le pregunté a Jasper, después de ignorarlo por unos minutos.

— ¿Acaso te están forzando Bella?— preguntó amablemente.

— Es lo que siento, se supone que uno debe casarse por amor, no por obligación.

—Hay que distinguir la delgada línea que divide la obligación del deber. Yo no lo tomo como obligación, trato de ver esto como un deber. Con mi familia, con mis padres. Debo hacer que se sientan orgullosos de mí. Debo ayudarles en lo que pueda. Debo obedecer— concluyó.

Ese razonamiento era interesante, no lo había pensado así nunca.

La puerta se abrió y mi padre entro junto con su socio. Nos miraron y se miraron entre ellos.

—Hijo, acompaña a tu hermana en mi oficina, está algo alterada— le indicaron a Jasper.

—Adiós Bella, gusto conocerte— dijo él antes de marcharse. No le respondí, no sabía que decirle.

— Bella ¿Puedes ir a ver a Emmett?— pidió papá. Asentí y salí de allí, casi caigo en el umbral de la puerta por eso demoré, oí que ellos comenzaron su charla sin percatarse de mí.

— Pues parece que aquí faltó lo que en las otras oficinas sobró—señor Hale sonaba decepcionado.

—La hija de Carlisle armó un alboroto. Ya quisiera yo que la mía tuviera algo de chispa— dijo papá.

Él siempre se quejaba de mi apatía. Eso me entristeció más.

— Pues mi Rose está hecha una fiera, al parecer el hijo de Carlisle fue muy duro con ella. Tal vez el problema es con los hijos de Carlisle. Tu mismo has visto que nuestros hijos parecen llevarse bien.

—Parece que están resignados, eso es peor. Al menos Emmett me dice lo que piensa, pero Bella se calla todo— salí de allí lo más rápido que pude, no quería seguir oyéndolos. Tampoco ellos estaban contentos con los resultados de las entrevistas. Tal vez sí debía rebelarme como Emmett. Expresar mi punto de vista.

Caminé hasta encontrar una oficina a medio destruir donde se encontraba mi hermano.

— ¿Emmett? ¿Qué pasó aquí?— le dije mirando a mí alrededor. Levanté algunas cosas del piso.

— Un monstruito, eso es lo que pasó. Esa niña es el diablo en persona, prefiero andar a pie a casarme con esa poseída.

—Vamos a casa— lo animé.

—Primero iremos al centro comercial, tengo que comprar una rodillera, cuando caí del sofá creo que me luxé.

Salimos y tomamos el elevador de servicio, Emmett no quería encontrarse con su novia otra vez.

Fuimos al centro comercial por la rodillera de Emmett pero no se me antojaba entrar a una tienda deportiva así que nos separamos y fui directo a mi heladería favorita.

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