14 febrero 2013

Cap 3 Metiches



TERCER METICHE: EL MEJOR AMIGO

EDWARD

Llegué a casa como un robot, trataba de no recordar lo que vi en la habitación de Bella.

Si ya me pareció terrible ver salir a Newton de debajo de su cama, cuando ella cayó sobre él sobrepasó los límites de mi tolerancia.

¿Qué diablos estaba pensando para hacerle caso a Alice e ir a visitarla sin anunciarme?

Nota mental: no dejarme convencer por mi pequeña y laberintosa hermana, aunque me rejure que le gusto a Bella.

Entré a casa y me fui directo a mi habitación a escuchar música hasta reventarme los tímpanos.

—Eddy, Bella llamó ¿Por qué te fuiste así de su casa?— Alice me quitó uno de los audífonos, estaba de lo más normal parada sobre mí en mi cama.

—Déjame en paz monstruito — le corté.

—Lo siento, fue mi culpa, no la llamé. Debía decirle que ibas para allá y se me olvidó. Todo es un malentendido…— eso ya me lo imaginaba, si a mí me sucedió igual hace casi un año.

Pero si el universo conspira para que ella y yo no estemos juntos quien soy yo para interponerme.

Le quité mi audífono, me lo puse y cerré los ojos, la escuché gritar a lo lejos, ahora no tenía ganas de nada, solamente de perderme en una de esas canciones sin sentido de Muse. Mientras más rara la letra mejor.

Dos semanas después me atreví a contarle lo sucedido a mi mejor amigo Jake, él pareció muy interesado en todo y me aconsejó muchas cosas.

—Creo que lo tuyo es falta de decisión Ed. Verás, a una chica debes sorprenderla, impactarla. Yo te recomiendo que vayas a su casa y te le declares de una vez. No le des larga al asunto, te plantas frente a ella y le dices lo que sientes, si te acepta, sales ganando, y si no, al menos lo intentaste y dejas de darle vueltas al asunto y te buscas un nuevo objetivo— me sonrió.

—Ella no es reemplazable, por eso es que tomo las cosas con cautela. Además quisiera que sea de forma más romántica, algo especial…

—Esas cosas ya no pintan amigo, si no lo haces pronto otros se te van a adelantar, he visto como Mike la mira, estoy seguro que quiere algo con ella, además tienen confianza, todo el mundo sabe que el primer beso de una chica es siempre es con su mejor amigo— me aseguró.

Eso podía ser cierto, Jasper era el mejor amigo de mi hermana y ahora eran novios… tal vez Jake tenía razón.

—No lo sé.

—Haremos algo. Iremos a su casa mañana por la tarde, yo hablaré primero con ella, te prepararé el terreno, no le diré nada claro pero le haré saber que estas en camino. Si veo que desea tu presencia entras al ataque, si me parece que no le importas te aviso. ¿Qué dices?— ofreció. ¡Qué buen amigo!

—Bueno… si eso te parece lo más conveniente…

—Desde luego, no hay pierde, yo te ayudo— me pareció que Jake estaba verdaderamente interesado en darme una mano y de una vez por todas decirle a Bella lo que sentía por ella.

Pasé todo el día nervioso, cuando Jake llegó a mi casa la tarde siguiente ya no tenía tanta determinación.

—No te voy a dejar que te eches para atrás. ¡Camina!— me empujó.

A unas calles de su casa me detuve y lo miré nervioso.

—Bueno puedes esperar aquí si quieres, no me tardo más de 10 minutos— se fue sonriendo.

Pasó media hora y Jake no se aparecía, cuando casi se cumplía una hora llegó sonriendo.

—Es toda tuya, campeón— me dijo con seguridad.

— ¿Qué le dijiste? ¿De qué hablaron? ¿Sabe que yo…?— dije atropelladamente.

—Calma, respira. Le hablé un poco de ti, no exactamente que te gusta pero le dejé ver que no le eras indiferente, ahora mismo no hay nadie en su casa, vamos es tu oportunidad— caminé muy nervioso, me detuve frente a su puerta y respiré hondo.

Era ahora o nunca.

Toqué el timbre, segundos después escuché pasos apurados y ella abrió la puerta de golpe.

Me miró seria.

—Hola— me dijo sin ninguna emoción.

—Hola Bella— saludé.

No sabía cómo empezar, había hecho miles de discursos en mi mente pero ahora no recordaba ninguno. Sus ojos chocolates eran tan hermosos, toda ella se veía encantadora.

— ¿Dime?— preguntó mirándome con curiosidad. Valor Edward, me repetí unas veces más.

—Venía a decirte algo…— tomé aire. –Bella ¿Quieres ser mi novia?— le solté de pronto.

¡Pero qué imbécil!

Ni siquiera le dije lo profundamente enamorado que estaba, que desde que la vi por primera vez me trae de cabeza, que es la única niña, chica, mujer que me ha gustado desde que puedo recordar.

Me miró con los ojos agrandados, parecía confundida.

Entonces sentí un fuerte golpe en la nuca, que me hizo gritar de dolor. No sabía que había sido

— ¿Pasa algo pequeña?— escuché a su padre llegando a su lado.

—No sé, creo que Edward se ha hecho daño— Bella estaba totalmente ruborizada y asustada, abrió un poco más la puerta y pude ver algunas personas allí.

—Ah, hola Edward, me saludas a tu padre, Carlisle es un gran amigo mío— su padre me sonrió y se regresó con sus invitados.

—Edward… no es un buen momento, mis padres celebran sus 20 años de matrimonio hoy— parecía tan o más avergonzada que yo.

—Lo siento. Te busco en otro momento— me disculpé.

—Si claro— entró a su casa y me faltaron piernas para salir corriendo de allí.






BELLA

Apenas vi a Edward en la escuela pero no teníamos clases juntos. Me daba tanta pena lo que pasó aquel día que fue a mi casa y me caí sobre Mike.

Pero hoy estaba apurada terminando de hacer los canapés y el refresco, papá y mamá estaban de aniversario y siempre invitaban a sus amigos de escuela para festejarlo.

—Hija, los Stanley ya llegaron, recíbelos por favor, ofréceles los chocolates, Jessica es muy golosa y tan criticona— mi madre entró al tocador a polvearse la nariz.

Pronto casi toda la sala estaba llena de gente.

Cuando llamaron a la puerta apenas me había sentado, estaba cansada.

Fui a abrir y me encontré con el chico “músculos” de la escuela. El mismísimo Jake esteroides Black.

¿Qué lo traería por aquí?

—Hola Bella— saludó. — ¿Tienes visitas?— preguntó interesado.

—Sí, algunos amigos de mis padres.

—Pasaba por aquí y quería preguntarte si quisieras unirte al club de karate, ya sabes, estamos reclutando nuevos aspirantes, el maestro me encargó que les pasara la voz a todos mis conocidos, queremos tener muchos nuevos miembros para el campeonato— ofreció con su más encantadora sonrisa.

—Oh bueno, la verdad creo que no. No soy muy coordinada y los deportes no se me dan bien, menos los de lucha— me excusé, no me imaginaba con un kimono blanco dando pataditas al aire a lo karate kid.

—No hay problema, tenía de decírtelo de todas maneras, iré a casa de los Cullen ahora para ver si Edward o Alice quieren unirse— dijo despreocupadamente.

—No creo que Alice quiera, se podría romper una uña— bromeé, mi amiga jamás entraría a un club de peleas, la conocía bien. –Tal vez a Edward le interese— dije apenas.

—No lo sé, es un chico algo extraño, ya sabes somos amigos pero a veces tengo mis reservas— se veía algo desconfiado.

— ¿Así? Yo no le veo nada de extraño— dije para sacarle información.

—A veces es muy violento, otras veces dice cosas al aire como si estuviera loco pero últimamente grita de la nada, parece que siente dolores imaginarios. Pero yo soy su amigo y trato de hacerlo sentir bien— se veía en serio preocupado por Edward.

Yo jamás lo oí hablar solo y menos gritar.

—Pobre, debería ver a un médico— murmuré.

—Está en tratamiento, desde que Tanya lo dejó no ha sido el mismo—eso si me impactó, no sabía que Edward y Tanya habían sido novios, ella era muy guapa claro y rubia además.

Alice no me había contado nada al respecto. Mala amiga.

—No sabía que…

—Pero esa es historia pasada, lo superará ya verás, es solo cuestión de tiempo. Oh lamento mucho molestarte cuando tienes invitados. Tal vez podríamos salir uno de estos días, no sé todavía tengo esperanzas de convencerte para que entres al club. ¿Qué dices si al menos me acompañas una tarde y miras los entrenamientos?— pidió

—No se… el karate no me agrada…

—Solo una tarde ¿Este viernes? ¿Qué dices?— pidió con una gran sonrisa.

—Bueno— acepté con dudas.

—Paso por ti a las 5 en punto— se despidió.

Lo vi marcharse muy contento pero yo estaba triste.

Edward no estaba loco ni nada parecido. No podía ser.

Seguí sirviendo los refrescos cuando llamaron a la puerta nuevamente.

Corrí a abrir porque ya casi era hora del brindis y las copas todavía estaban en el estante.

Apenas abrí mis ojos se llenaron.

Era él.

¡Edward!

Pero se veía nervioso y extraño. ¿Qué haría por aquí? A lo mejor seguía a su amigo.

¡Qué miedo!

—Hola— saludé.

—Hola Bella— me miraba pero no decía nada. No sabía que decirle.

—Dime— lo animé a decirme para que había venido.

—Venía a decirte algo… Bella, ¿quieres ser mi novia?— ay mamá pata.

¿Qué dijo?

¿Su novia?

Wow, ser su novia… como un sueño hecho realidad.

Y tan sólo a un “sí” de distancia…

Pero de pronto de la nada gritó como un loco, sujetaba su cuello y miraba hacia atrás.

Me asusté mucho, papá vino a ver si todo estaba bien, le inventé algo para zafar a Edward pero recordé lo que Jake me había dicho.

—Edward… no es un buen momento, mis padres celebran sus 20 años de matrimonio hoy— le dije rápido.

No podía pensar bien, me gustaba tanto, es más, es el único chico que me gusta en la escuela y en toda la ciudad.

Pero no tenía la certeza de que estuviera bien de la cabeza.

—Lo siento te busco en otro momento— se disculpó.

—Si… claro— dije cerrando rápidamente mi puerta.

Rompí tres copas mientras atendía a los invitados, las manos me temblaban.

No podía creer lo que me había pasado esta tarde, sentía que quería gritar de felicidad pero a la vez estaba aterrada.

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