02 febrero 2013

Cap 29 Acosador




CAPÍTULO 29

 ACOSADOR CAUTIVO


—Y bien, los escucho a ambos— papá estaba de mejor humor, podía notarlo pero al mirarme su mirada cambió. Conocía a mi padre, estaba haciéndose el duro, utilizaba esa estrategia cuando querían pedirle algo. Siempre supe manejar el carácter de mi padre a mi favor, cuando necesitaba dinero o alguna tontería de la que me había encaprichado. Ahora era diferente. Venía con la mujer de la que me había enamorado, a solicitar su aprobación.
Al igual que Bella, estaba decidido a marcharme con ella a vivir en aquella playa de Jacksonville con o sin la bendición de la familia. Cullen o Swan.
Bella apretó suavemente mi mano y me di cuenta que todos esperaban que yo hablara.
—Papá, mamá. Bella y yo estamos enamorados y hemos venido a exp0licarles como sucedieron las cosas— los miré, mamá sonreía abiertamente, mientras alternaba su mirada entre Bella y yo.
—Tienes toda mi atención Edward— iba a ser difícil convencer a Carlisle que nos miraba con incredulidad.
—Llegué a esta hacienda muy molesto porque me dejaron a cargo…—
—Lo sé, a ti no te gusta el campo— me interrumpió papá. Sonreí y continué.
—Aquí conocí a Bella, al principio no nos llevamos bien pero…—
—Es obvio, son de medios completamente distintos— volvió a interrumpir mi padre.
—Nos peleábamos mucho, ella es muy testaruda, ambos lo somos— tuve que corregirme antes que la fiera me saltara encima.
—Como si no te conociéramos Edward— mi padre parecía decidido a no dejarme continuar.
— ¡Carlisle!— mamá vino en mi ayuda.
—A pesar de todas "esas diferencias" nos dimos cuenta que surgió algo más entre nosotros, empezamos a gustarnos y nos enamoramos…
— ¿Eso fue antes o después de echarle a perder el matrimonio a Bella?— otra vez papá arremetía.
— ¡Edward no echó a perder mi matrimonio!— saltó Bella. — ¿Y si está tan interesado en saber lo que pasó, porqué no deja que su hijo le cuente?— le recriminó mi berrinchuda.
—No estamos contra ti Bella. No sabes cuánto me arrepiento de haber enviado a Edward a esta hacienda. Estoy seguro que si él no hubiera venido tú estarías felizmente casada y sin problemas— me entristecía que mi padre no hiciera el mínimo esfuerzo por comprender.
— ¡Eso no es cierto! Bastante fe le tiene a su hijo ¿No?— le recriminó mi Bella
—Lo conozco. Mucho más que tu. Ha sido un engreído siempre, creció demasiado mimado y se volvió un joven caprichoso…— en eso papá tenía razón. Cómo contradecir la verdad.
—Carlisle— se quejó mamá.
—Esme ¿Cuántas veces llegó borracho a casa?
—Carlisle, eso no viene al caso.
—Perdió una vez su licencia por manejar ebrio, cada semana cambiaba de novia, era un irresponsable, tuve que echarlo de casa para que consiga un trabajo— ay, papá estaba enumerando mis defectos. Lo reconozco, había sido algo alocado. Emmett y yo fuimos por un tiempo un par de descarriados. Yo planeaba enmendarme, por eso conseguí un departamento y un trabajo que me permitía tiempo libre. Pero al conocer a Bella sentí que había encontrado mi camino.
—Papá, yo amo a Bella. Es en serio, quiero vivir con ella, formar un hogar, tener una familia— mi padre se asombró con mis palabras.
—Lo siento Edward, es muy difícil para mí creerte. Bella es una jovencita que merece lo mejor, ella tenía una vida y tu llegaste a… desbaratarle todo— me dolió escuchar eso de mi padre. Sobre todo porque debía reconocer que en cierta forma tenía razón. Bella a su manera era feliz antes de conocerme. Yo había malogrado sus planes.
—Mire señor ¿Nos va a escuchar o no?— gritó ella muy enfadada.
—Isabella ¿Qué te hizo mi hijo?—
—Por favor Señor Cullen. Sólo quédese calladito que yo le cuento. Si, es verdad que yo me casé con Jacob pero lo encontré esa misma noche revolcándose con la "madame" Vicky, esa golfa del pueblo, aquí en las caballerizas. Por eso me fui. Edward sólo me ayudó a regresar a Jacksonville, mi antiguo hogar— mi padre pareció asombrado con lo que Bella contaba.
—Esa mujer ¿Aquí en la hacienda? Qué horror— mamá estaba espantada. – ¿Pero entonces sí llegaste a casarte?— le preguntó a Bella.
—Sí, pero esa misma noche fui a la iglesia y rompí el acta. Cómo el padre Jeremías no tiene el documento no lo puede registrar. Así que legalmente no estoy casada— dijo Bella con una tímida sonrisa.
Papa y mama permanecieron en silencio por un momento.
—Con razón lo vi tan molesto— a mamá no pareció agradarle mucho la noticia.
Mi padre se levantó y camino un poco.
—Bella, quiero aclarar algo. Antes de decirte lo que pienso de tu incursión en la iglesia. Yo vi cierto documento que dice que estas casada con mi hijo. ¿Eso cómo paso?
—Yo le pedí a Edward que me lleve a Las Vegas— confesó mi berrinchuda. Aunque realmente no me lo pidió, fue un arranque de locura de ambos. —Reconozco que en esa boda estábamos ebrios…—
—¿Lo ves? Edward es una mala influencia para ti. Él es un descarriado ¿Quieres estar con alguien que hace todo sin pensar?— bajé la cabeza al oír aquello. Bella merecía alguien mejor.
—Yo no sé cómo era Edward antes de conocerlo pero confío en él. No hemos venido a pedirles permiso sino a explicarles. Él no me obligó a nada, las cosas simplemente sucedieron. Si ustedes no están de acuerdo… bien. Si no confían en nosotros… bien. El tiempo se encargará de darnos la razón— les dijo muy segura.
Cómo amaba a esta mujer, estaba hecho un idiota por ella.
Mis padres otra vez callaron.
— ¡Vámonos Edward!— dijo Bella, me levanté para seguirla.
—Los siento Bella… yo sólo quiero lo mejor para ti— papá no me tenía confianza y nunca daría su brazo a torcer, me apenaba mucho que mis padres no pudieran siquiera tratar de comprender, sobretodo papá.
—Entonces no sea tan cabeza dura, señor, y entienda que Edward y yo podemos ser felices— mamá soltó una fuerte carcajada al escuchar hablar así a mi Bella.
Yo tampoco pude resistir y también me reí. Nadie había llamado nunca "cabeza dura" a mi padre. El gran hacendado Carlisle Cullen.
—Bien, bien. No seré un cabezadura— papá por fin sonreía. Mamá lo abrazó.
—No podrían haberlo definido mejor, llevo años luchando contra este hombre testarudo— ver las muestras de afecto de mis padres me llenó de esperanzas.
Bella y yo, estaríamos juntos como ellos, de ahora en adelante por mucho tiempo, tanto como pudiéramos. Tanto como nos permita la vida.
—Su hijo se parece mucho a su esposo señora— miré a Bella haciéndome el sorprendido. ¿Testarudo yo? Si siempre hago lo que ella quiere y me dejo mangonear.
—Nos nos trates de señor y señora, somos Carlisle y Esme. Bienvenida a la familia hija— mi padre abrió sus brazos para aceptar a Bella. Sabía que eso definitivamente era que había aceptado nuestra relación y yo me encargaría de no defraudar esa confianza.
Mi berrinchuda aceptó el abrazo, mamá se les unió.
— ¿Nadie me abraza a mí?— pregunté.
—No quiero que le hagas daño Edward, cuídala bien— dijo papá dándome un fuerte abrazo.
—Si el acosador me hace algo lo muelo a golpes, no se preocupe— amenazó Bella. Mi padre dejó escapar una sonora carcajada.
—Cada quien encuentra la horma de su zapato— miró a mamá sonriendo.
—Si cariño, cómo decía mi madre, siempre hay un roto para un descosido— todos nos echamos a reír.
Papá sacó su mejor vino y brindamos.
Alice que había estado escuchando tras la puerta se unió también al festejo. Ella y Bella se llevaban muy bien. Mi hermana le contaba entusiasmada todas las cosas que podrían hacer juntas, ir de compras, a los salones de belleza. Bella la escuchaba visiblemente asustada.
Ya todo solucionado con la familia, al menos la mía, nos pusimos de acuerdo y quedamos en que el abogado de la hacienda llevaría los asuntos legales con la iglesia. Mi propio padre ofreció esa ayuda.
—Señor… Carlisle, nunca dijiste que es lo que pensabas acerca del problemita con el padre Jeremías— quiso saber Bella. Ya sabía que ese detalle no se le iba a pasar. Papá le sonrió.
—La verdad Bella, no me importa la bilis del bendito sacerdote… yo soy protestante no católico— Alice rompió a reír junto con mamá. Mi padre lucía muy satisfecho. —Llevo años soportando a Jeremías. Entra y sale de esta hacienda como en su parroquia. Bautiza a todo niño que puede amenazando con el infierno a sus padres. Y la mayoría de trabajadores son nativos, no tendría que coaccionarlos, ellos tienen sus propias creencias— mi berrinchuda abrazó a papá, parecía que a ella tampoco le gustaba el sacerdote.
Conversamos con mis padres hasta entrada la noche, les contamos todo lo que pudimos hacer público sobre nuestro romance. Nos guardamos los detalles. A papá y mamá les pareció bien que nos fuéramos a vivir un tiempo a Jacksonville. Prometieron ir a visitarnos.
Prácticamente todo estaba resuelto, éramos libres de empezar una vida juntos. Sé que no sería fácil, mi berrinchuda tenía un carácter fuerte, sería yo el que debería ceder. Sólo esperaba que se ablandara conmigo y me quisiera mucho, a su particular modo, claro.

0 comentarios:

Publicar un comentario