03 febrero 2013

Cap 28 Jardinero


CAPÍTULO 28

ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO...

— ¿Alice donde estas?— le llamé a mi amiga al día siguiente afuera de la casa de Lauren.
—Bella me tardaré un poco más, mamá me encargó algo y recién estoy terminando— se oía agitada.
—Bien— le colgué. No tenía intenciones de entrar sola a ese lugar.
Le marque a Emmett.
—Jardinerita, ya vamos de camino, estamos saliendo del centro comercial— el grandote siempre me tomaba el pelo.
—Ok, entonces voy entrando, por favor dense prisa— me abrieron la puerta y me demoré casi media hora en estacionar mi auto en esa maraña de estacionamiento. No quería chocar o rayar ninguno, cada vehículo era más costoso que el otro y no quería pelearme con nadie. Cuando por fin logré estacionarme la bocina de Emmett me asustó.
— ¿Tan mala está la fiesta que te escondes en el estacionamiento?— se burló de mi.
—Ja ja, payaso, a ver estaciónate— me burlé.
Pero a él le tomó menos de 10 segundos.
— ¿Cómo hiciste eso?— grité asombrada.
—Soy un Cullen, lo traigo en la sangre. Mis abuelos eran corredores de autos en Italia— sonrió.
—De allí te viene lo mafioso— le dije tomando a Rose de un brazo y caminando con ella hasta llegar a la fiesta. Le extendí el enorme regalo a Lauren cuando salió a recibirnos.
— ¿Isabella Swan? Por dios que milagro— sabía que por dentro debía pensar algo completamente diferente pero no me importaba.
—Feliz cumpleaños Lauren, te presento a una amiga, ella es Rosalie— le dije presentándole a Rose. Lauren la miro de pies a cabeza y le sonrió.
—Bienvenida Rosalie, espero que te diviertas. Vaya allí viene Cullen— dijo contoneándose.
—Si lo toca la mato— me susurró Rose al oído.
—Tranquila, Lauren es una resbalosa con todo mundo, Emmett sabe como evadirla.
Dicho y hecho, Emmett le dio su regalo y le jugó una broma, Lauren pareció ofendida. Nos acompañó hasta la piscina y se fue con sus amigas.
Había mucha gente, aunque no me fijé bien, mi vista estaba perdida en el horizonte.
—Tranquila, ya aparecerá— me susurró Emmett.
—Oye no busco a Edward— dije ofendida.
—No, por eso miras más a las plantas que a las personas— se rió. —Ay no. Allá está el Mike babas y viene hacia acá— dijo anunciando la visita de cierto sujeto fastidioso.
—Bella, que gusto que estés aquí, ¿traes traje de baño? ¿Quieres nadar?— preguntó.
— ¿Quieres ahogarte Newton?— la voz de Alice me hizo sonreír.
—Alice, ¡llegaste!— salté a recibirla.
—Vamos, ¿para qué son las mejores amigas sino para apoyarse?— ignoramos a Mike y se fue ofendido.
—Cuanta gente, yo no pienso meterme a esa piscina hasta que legue mi Jas— dijo mi amiga muy seria.
—Pues yo tengo calor, ¿vamos amor?— le pidió Emmett a Rose y se fueron juntos a nadar.
—Busquemos unas perezosas juntas para tendernos al sol, hay que aprovechar lo que queda del día a ver si nos bronceamos— sonrió.
—Con este sol tan tenue, dudo que consigamos quemarnos ni un poquito—suspiré mirando otra vez al jardín.
—Pero hace calor, hay que aprovechar— Alice y yo nos quitamos los vestidos y nos colocamos los pareos.
Pasó así una hora y Jasper había llegado y nadaba con mi amiga.
Otra vez me sentía sola.
Me escabullí de la fiesta y rodeé la casa de Lauren, esperaba encontrarme con Edward por allí. Pero no lo vi.
Estaba por irme otra vez a la piscina cuando sentí sus brazos rodearme.
— ¿Está perdida señorita?— su voz era un bálsamo para mis oídos.
—Edward— me giré a besarlo.
—Ese libro que me dejaste es terrible, creo que ahora mismo tengo pensamientos impuros – me susurró, creo que me calenté con sólo escucharlo.
—Te veo a la salida ¿quieres que te lleve?— pregunté.
—Sí, estaré ansioso por que den las 6— Me besó y se alejó rápidamente.
Estaba más que feliz por esto. No importa que no estuviera conmigo en la piscina, yo llevaba a Edward conmigo a todas partes porque nunca podía olvidarlo.
Seguí un rato más tratando de divertirme, incluso fui prácticamente arrojada a la piscina por Emmett.
Antes que dieran las 6 me despedí de todos diciendo que tenía algo en la noche. Salí presurosa hacia mi auto.
—Pero que suerte tengo, Isabella Swan en persona— era la voz de Jacob. Apenas había reparado en él en la fiesta y como nunca estuvimos cerca ni lo saludé.
—Hola Jake, que gusto— dije apenas tratando de sonreír.
—Para mí si es un gusto. ¿Oye sabes que tu Edward es en realidad un jardinero?— se burló. Me dio escalofríos.
—Déjame en paz Jake— dije tratando de entrar a mi auto.
—No, no… no me vas a dejar así. ¿Qué pasaría si tu papi, el señor racista, recibiera esto mañana?— Me mostró una fotografía instantánea. Apenas la vi, reconocí el lugar. Era de la parte trasera de la casa de Lauren, tomada desde alguna habitación del piso superior.
Quise quitársela pero no me lo permitió.
— ¿Qué quieres Jake?— pedí. – ¿Cuanto quieres?
— ¿Dinero? ¿En verdad piensas que no tengo suficiente? Me ofendes Bella. Mira sólo tomé una foto en mi polaroid porque ayer se me rompió la digital, tienes suerte. Así que sólo tengo esta fotito, que con todo gusto te daré si aceptas algo— sonrió.
— ¿Qué pides?— tenía miedo que me pidiera algo asqueroso como acostarme con él.
—Un beso. Nada más que eso. Luego te la doy y asunto arreglado, es que nos faltó despedirnos correctamente— me sonrió, pude verle los blancos dientes de perro que tenía.
—Bien— dije furiosa.
—Pero me lo tienes que dar tú. No se vale que yo te lo dé—
—Está bien, que sea rápido, luego podré lavarme la boca— dije por lo bajo él sólo rió pero no dejaba de mirar alrededor de nosotros.
—Ahora Bella, si me das un beso ahora te la doy— miré la foto en una de sus manos y sin pensar me acerqué a besarlo.
Quise que fuera rápido pero él me tomara de la cintura y del cuello e hizo que fuera más intenso, yo me movía tratando de zafarme, su lengua penetró en mi boca, se la mordí para que me soltara y funcionó.
— ¿Ya acabaste?— dije limpiándome con asco.
—Aquí tienes tu foto, buena niña— metió la foto en mi blusa y se fue riendo.
—Por cierto Bella, Edward acaba de salir— me gritó todavía riendo.
Ahora comprendía, lo había hecho a propósito para vengarse de la vez que Edward casi lo golpea.
Me subí a mi auto y salí lo más rápido que pude a buscarlo.
Lo encontré caminando un tramo, me estacioné delante pero él no se detuvo.
—Edward, Edward… ¡escúchame!— le grite.
Pero no me hacía caso, tuve que bajarme del carro y correr a cortarle el paso.
—Edward— llegue jadeante. Caminaba muy rápido.
—Te vi Bella, no tienes que decirme nada— dijo triste.
—No es lo que crees— empecé a llorar.
—Iba a romperle la cara a ese tipo por andarte molestando, aunque me despidieran, pero entonces…— no terminó de hablar.
—Edward no, yo te amo— le dije desesperada.
— ¿Cómo puedes amarme si besas a otro?— me miró como si no me creyera.
Busque entre mi ropa hasta hallar la fotografía.
—Por esto— le mostré.
— ¿Quién nos tomó esto?— pareció aturdido.
—Jake, me la dio a cambio de un beso, dijo que si me negaba se la enviaría a papá en la mañana— sollocé.
—Déjame regresar y arreglarlo— me dijo furioso.
— ¡No! Te van a correr y Jake nos puede delatar, él sabe lo nuestro— me abracé a su pecho.
—Vamos a la casa, yo conduzco— subimos a mi auto y llegamos en minutos.
Nuestra pequeña habitación estaba llena de flores y había velas en muchos lugares, Edward había preparado todo para nosotros, me sentí mal.
—Lo siento, perdóname, no sabía que estabas mirando— me senté en la cama y empecé a llorar, me daba rabia todo.
—Mi vida, es ese tipo el que debería sentirse avergonzado no tu. Perdóname tu a mi por pensar que no me querías— me abrazó.
—Jamás piense eso, yo te amo, con toda el alma yo te amo—dije mientras él me desvestía.
— ¿Vamos a borrar cualquier marca de ese sujeto si?— me tomó ambas manos inmovilizándolas, me besó con tal pasión que me quedé sin aire.
Me penetró de forma casi violenta, ahogué un grito de placer, a pesar de ser nuestro lugar teníamos vecinos.
—Edward… te has puesto… protección— dije entre gemidos.
—No, ¿es peligroso hoy?— preguntó.
—No, realmente no— sabía que en tres días me venía el periodo, así que había que aprovechar, los preservativo no me gustaban mucho, no se sentía igual.
Esta vez no tuve que pedirle que fuera más rápido, Edward sabía lo que me gustaba y no descargó hasta tenerme completamente satisfecha. No podía ni hablar, sólo jadeaba agotadísima.
—Oye, creo que te voy a dar celos más seguido— uní una de mis manos a la suya.
—Lo siento, a veces no controlo mis emociones tanto como quisiera— respondió.
—Por mí no hay ningún problema Edward, si me haces esto más seguido no creo que sea capaz de irme por la noches— sonreí.
— ¿Cuándo sale tu papá de viaje?— preguntó.
—No sé. Tal vez en unos días ya quiero que se viaje. Apenas se vaya me mudo aquí— le di un beso.
— ¿En serio?—suspiró.
—Claro que si, muero por quedarme a dormir todas las noches— volvimos a hacerlo, esta vez más lento y sin apuros, disfrutando de estar conectados físicamente.
.
Salí de nuestro nidito de amor muy cansada, llegué a casa antes de la media noche, tenía mucho sueño.
Me llevé un susto muy grande al encontrarme con papá que me esperaba en la sala.
— ¿De dónde vienes Bella?— preguntó furioso.
—Salí al cumpleaños de Lauren y después fui por allí con mi amigos— dije algo asustada.
—Fui por ti a la fiesta de Lauren y no te encontré— dijo molesto.
—Porque seguro me fui antes— respondí.
— ¿Con quién?— preguntó furioso otra vez, ese tono me daba escalofríos.
— ¿Papá que te sucede?— dije para despistarlo.
—Encontré esto en mi auto cuando me iba de casa de los Mallory— dijo furioso y me aventó una fotografía muy parecida a la que me tomó Jake.
Malnacido, me había tomado otra foto igual, sólo para torturarme.
— ¿Con quién te fuste de allí Bella?— gritó, esta vez más fuerte.
No respondí. No sabía que decir, estaba aterrada. Quería romper a llorar como una niña pequeña. Mis manos temblaban, sabía que esto pasaría algún día pero no creí que fuese tan pronto.
—Por eso todo ese teatro de lo injusto que había sido con el jardinero ¿verdad?— empezó a caminar por la sala tirando todo a su paso
—Papá…— apenas podía hablar.
— ¿Tienes una aventura con un muchacho pobre y que se gana la vida como puede?— dijo sin poder creérselo.
—No es una ventura papá…— apenas pude decir.
—Eres hermosa, tienes dinero, podrías estar con cualquier actor renombrado, con cualquier magnate, incluso con alguien de la realeza ¡Cómo es posible que salgas con un muerto de hambre!— gritó, papá jamás me había gritado antes, no tan cerca.
—Papá…
—Isabella Swan, no me mato trabajando por darte lo mejor del mundo, no me paso días de días luchando a lomo partido para incrementar tu herencia… para que tu desprecies mi sacrificio liándote con un sirviente— se acercó a mí, parecía querer golpearme.
Me senté en un sofá y me hice un ovillo, con mis rodillas pegadas a mi pecho.
—Pero… papa yo…
—Todo mi esfuerzo todo lo que he construido no lo va arruinar un muchachito arribista— pateó una lámpara de pie que hizo un sonido muy fuerte al caer.
—Edward no es arribista…— dije débilmente.
—Ni te imaginas lo que la gente ambiciosa puede hacer por dinero. Ahora me vas a escuchar bien porque solo te lo voy a decir una vez… Vas a dejar a ese muchacho mañana mismo, no me importa lo que le digas, le tiene que quedar muy claro que no quieres nada con él—
—No papá, por favor…— rogué ¿Cómo explicarle que eso me partiría el alma?
—Y en un unos días te vas de aquí, te quiero fuera de Forks de inmediato, no me importa si te vas a estudiar chocolatería a París, pero te vas— sentenció
—Pero… no me hagas esto— volví a rogarle.
—Y no piense en desobedecerme Isabella, porque te echaré de mi casa y de mi vida y jamás volveré a pensar en ti. Romperé cada fotografía tuya como si nunca hubieses existido— mis lágrimas caían furiosas, no podía creer lo que oía, no de mi papá, no de él. Yo lo quería tanto, solo nos teníamos el uno al otro en el mundo, porque cuando mama murió nos quedamos solos.
¿Cómo iba a echarme así de su vida? Pensé que se molestaría y que tal vez no me hablaría en un tiempo pero no esto. Era demasiado.
—Dame el celular— le alcancé mi bolso temblando.
—Papá…— traté de hablarle.
—E, solo E, asumo que es el numero de ese desgraciado. Otra cosa hija, si no lo dejas voy hacer de su vida un infierno, nadie lo recibirá en ningún empleo en todo Washington, yo mismo me encargaré que regrese a ese orfanato de donde nunca debió haber salido. Ahora vete a dormir y espero que mañana acabemos con esto, ve pensando a donde quieres ir a vivir, porque si no escoges, yo lo hare y te enviaré lo más lejos que pueda— subí a mi habitación dando tropezones. Me enrolle en mi cama a llorar.
Todas mis pesadillas se hacían realidad ahora ¿Qué iba a hacer?

0 comentarios:

Publicar un comentario