02 febrero 2013

Cap 26 Acosador




Capítulo 26

Fui un idiota


Llegué al amanecer a la hacienda.
Esperé afuera sin animarme a tocar. Pensaba en que decir y hacer. ¿A quién me dirigiría primero?. Obviamente sería a Bella a quien debía hablar pero tal vez papá lo haga más difícil.
El trino de los pájaros era muy hermoso, estaban despertando, como el día, la noche había sido oscura y el amanecer claro, eso significaba que la luz desplaza a las sombras y que hay una esperanza también para mi.
¡Hay por favor! Aparte de loco, filósofo resulté. Basta de filotontear y a la carga.
Bajé y toqué la campana. Seth vino abrirme.
—Ey Edward, volviste— dijo sonriendo.
—Pues sí, soy terco— le comenté mientras entraba con mi auto.
Me sorprendí de encontrar a Jacob en la sala de la casa… y a Charlie, Billy, Sam… ¿Qué hacían aquí?
Charlie se levantó de inmediato apenas me vio. Jacob lo sujetó de un brazo.
—No Charlie. Espera— dijo mirándome. Ningún otro dijo nada. No entendía lo que pasaba, sus rostros adustos me preocuparon, no sentí temor, sólo una rara sensación de que algo andaba mal.
Los miré a cada uno, parecían furiosos. Seguí caminando hacia la cocina para entrar a la habitación que Bella compartía con May.
Alice estaba en la cocina. Muy raro.
—Edward. ¿Dónde estabas?— se lanzó a mis brazos sollozando.
—No importa, tengo que hacer algo primero— traté de soltarme pero no me lo permitió.
—Emmett, Jasper y Rosalie han ido la ciudad a buscarte. Te llame miles de veces, no sabíamos dónde encontrarte— parecía que me golpearía.
—Quiero ver a Bella— le dije. Entonces se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Sigue igual— dijo. Algo me decía que yo debía ignoraba los sucesos.
— ¿Igual? ¿No te entiendo?
— ¿No has hablado con ninguno de los chicos?— preguntó.
—He estado tres días embriagándome en Jacksonville, no sé nada desde que me fui. ¿Dónde eta Bella?
— ¿Jacksonville? Edward… lo siento…— se tapó la boca con las manos, ahora si me preocupé.
— ¿Dónde está?— mi corazón dio un vuelco.
—No despierta… a Bella la mordió una serpiente el día que te fuiste— el aliento se me abandonó. ¿Una serpiente? Me recosté a la pared que tenía cerca.
—Quiero verla— susurré.
—Vamos, está en su habitación, mamá y May están con ella. El médico viene tres veces al día, pero ella no mejora, ya debería haber despertado—Alice estaba afligida y yo… no quería creer lo que oía…
— ¿No la llevaron al hospital?— dije casi corriendo a la habitación.
—Sí, claro que la llevamos, el médico dice que está bien, sólo que no recobra la conciencia— me preocupaba esto. ¿Cómo podía mi Bella estar en ese estado?
Entramos a la habitación, mi madre se levantó a recibirme, May tenía sujeta la mano de Bella.
"Hijita, regresa bebé"alcancé a escucharla murmurar a mi nana.
— ¡Edward! Volviste cariño— me abrazó mamá pero apenas me fijé en ella, mi vista estaba clavada en Bella, que sobre sus sábanas blancas resaltaba en palidez. Sus cabellos desparramados en la almohada le daban un aspecto angelical.
— ¿Qué le pasa?— casi me echo a llorar como un niño.
—Fueron dos coralillos— escuché la voz de Jacob detrás de mí, quise voltear y golpearlo. –Estábamos regresando de la gruta y Bella corrió por el campo, fue a dar justo en un nido. Le succioné el veneno, le hice el corte necesario para hacerla sangrar pero parece que la mordieron profundamente… y me demoré en traerla porque estaba lejos del auto— su voz se quebró y yo sentí como si me cayera un balde de agua fría.
¿Eso es lo que hacía él sobre ella? ¿Acaso fui tan idiota de confundir los primero auxilios con una sesión de amor?
Traté de exprimirme el cerebro recordando… ella estaba echada en la hierba, nunca le vi hacer ningún movimiento… él sobre ella, bueno sobre una de sus piernas, su vestido estaba levantado… carajo…ella nunca se movió porque estaba inconsciente. Si tuviese un arma en este momento me pegaba un tiro.
— ¿Qué hacían allí?— le pregunté para confirmar.
—Bella fue a despedirse de su mamá… iba a marcharse al día siguiente. Por cierto, me habló de lo de ustedes— lo ultimo me lo dijo tan bajo como para que solamente yo lo pudiera oír.
Iba responderle pero papá entró seguido de Charlie.
— ¿A qué has vuelto?— me encaró papá.
—Vine por Bella y no me voy a ir.
—Pero ya te fuiste… pensé que serías más hombre pero saliste huyendo— me reclamó Carlisle con todo derecho.
—Fue una estupidez, yo creí…— no le iba a decir lo que acababa de descubrir.
— ¿Creíste qué? ¿Qué podías huir porque mi hija estaba enferma?— saltó Charlie.
—Por favor, no peleen— mamá se situó a mi lado.
—Este joven y yo tenemos que ajustar algunas cuentas— dijo el padre de Bella furioso.
—Charlie… te dije que…— Carlisle trató de calmarlo.
—Lo siento señor Cullen, no quiero una indemnización, me llevaré a mi hija apenas pueda pero antes este jovencito debe dar la cara— me planté delante de él, si quería golpearme estaba dispuesto a recibir lo que sea, pero no me apartarían del lado de Bella.
—No se va a llevar a Bella...— dije muy molesto. Ya no me importaba nada más que ella.
— ¡Ya basta!— gritó May. –Dejen de pelear, respeten a los enfermos. Charlie, salte de aquí que no ayudas en nada— se acercó a su hijo, quien obedeció y salió mirándome como si me esperara a la salida. –Edward, ahora siéntate allí y ocupa el lugar que te corresponde y has que mi niña regrese— me ordenó señalándome la silla en que estaba sentada segundos atrás.
—Debemos hablar Edward— dijo mi padre todavía incómodo.
—Después, por favor, sólo quiero que mi Bella vuelva— May estaba muy afligida.
Me senté apesadumbrado y completamente decaído, si la culpa matara ya estaría frío.
Tomé su mano suavemente, estaba tibia, su respiración era constante pero muy débil para mi gusto.
Besé su mano, acaricié lentamente su rostro, me acerqué despacio y besé su frente.
—Bella, Bella… despierta dormilona o voy a saltar en tu cama— le dije con la poca alegría que me quedaba. Verla así postrada y dormida me asustaba más que cualquier otra cosa en el mundo… ¿Y si no despertaba? ¿Y si no volvía a ver sus ojos chocolate?
No, ella va a abrirlos y me va a mirar, seguro que hasta se burlará de lo tonto que me veo.
—Bella… amor… vi el video de nuestra boda, ya sé cómo nos casamos— le susurré. –Estuve en la casita de la playa, nos iremos allá pero debes despertar. El mar está esperándote— "perdóname" "perdóname" pensaba muy en el fondo.
Quizás este si era mi castigo… me lo merecía por no confiar en ella, merecía sufrir por ser un idiota… pero ella no merecía estar así, ella merecía todo lo mejor de este mundo. Y yo se lo iba a dar, sólo tenía que despertar.
Pasé todo el día pegado a la cama, Bella apenas se movía cuando la inyectaban, el médico venía a cambiarle el suero.
—Es una reacción extraña, usualmente el shock desaparece en horas, de seguir así, deberán internarla en algún hospital de la ciudad— dijo sin muchas esperanzas.
—Edward debes comer un poco— mi madre me alcanzó un plato de comida al atardecer.
—No tengo hambre— dije sin despegarme de la silla.
—No querrás morir de flaco ¿verdad?— era la voz de May. —Mi niño, si no comes voy a tener que darte las cucharadas en la boca— me amenazó.
Acepté el plato a regañadientes, mi madre salió a hablar con papá en el pasillo, Alice venía de rato en rato a vernos y volvía a irse.
Estaba abstraído del mundo, en este preciso instante mi única preocupación en el mundo era la mujer que yacía en esa cama.
—Mi nieta me contó todo lo que ha pasado entre ustedes— me dijo May, podía oír la molestia en su voz.
— ¿Todo?— pregunté.
—Quise darte yo misma una zurra ese día, pero quien puede contra el amor— suspiró.
—Yo la amo May, en verdad la amo. No pienso apartarme de ella, fui un tonto pero ya estoy aquí y me encargaré de cuidarla hasta que despierte— le aseguré.
Un largo y tormentoso día más pasó, ya no sabía qué hacer, tal vez debería aceptar que trasladen a Bella a un hospital, estaría mejor cuidada y podrían hacerle mejores estudios. Y yo no dejaría de estar a su lado ni un momento.
No había vuelto a ver a Charlie, papá casi no me hablaba, sólo mi madre y May venían a sentarse conmigo.
Una ambulancia llegó al día siguiente por la tarde, me sorprendí al ver algunos paramédicos entrar. Antes que pudiera darme cuenta de lo que pasaba ya tenía al padre de Bella en la habitación.
—Me llevo a mi hija— me gritó furioso.
—Bien, voy a ir con ella— lo encaré, aunque me mate no iba a ceder ni un milímetro, yo no me separaría de Bella.
—No necesitamos a nadie más, iremos May, Jacob y yo— dijo mientras los paramédicos arreglaban la camilla en la que se llevarían a Bella.
—No puede dejarme fuera… soy… soy su esposo— confesé.
—Mi hija ya tiene un marido y está afuera con el padre que los casó— me increpó.
—Ese matrimonio no es válido, Bella rompió el documento— grité.
—Pues para mí es más válido que esa estupidez que hicieron en Las Vegas— me empujó contra la pared. —Aléjate de mi hija niño consentido, le prometí a tu padre no molerte a golpes porque me indemnizó y con eso pagaré el tratamiento de mi pequeña, pero si te interpones no voy a tener más opción que desaparecerte— me detuvo con un brazo mientras que alistaban a Bella.
No sabía qué hacer, no se la podían llevar.
— ¡Charlie que haces!— gritó May.
—Nos llevamos a Bella y éste tipo no va con nosotros— me apretó un poco más.
—Déjalo hijo, te guste o no cuando Bella despierte va a decidir— le advirtió.
—Pues lo veremos— me mantuvo lejos de mi Bella mientras terminaron de pasarla a la camilla. Traté averiguar a dónde la llevarían pero no me decían nada.
—Calma niño, tus padres lo saben, te estaré esperando— May me calmó.
Cuando se la llevaron sentí como si me hubiera quedado incompleto. Subí los escalones de dos en dos hacia el despacho de papá. Mamá estaba con él.
—Necesito saber donde se llevaron a Bella— pedí.
—Queremos que nos esclarezcas algunas cosas. Te largaste sin decirnos nada y Bella nunca pudo hablar. Edward si no nos dices que fue lo que pasó voy a desheredarte— Carlisle estaba más calmado.
—No puedo, se lo prometí a Bella. Sólo puedo decirte papá que la amo y que no me la llevé con engaños como crees—me defendí.
—Edward, sales con más chicas de las que puedes recordar, como vamos a creerte que amas a Bella— me dijo tomando mis palabras por mentiras.
—Carlisle, sólo considera lo que dice tu hijo— mamá parecía creerme.
—Esme, Edward ya ha hecho suficiente aquí. Quiero que regrese a la ciudad y se encargue de sus propios asuntos, ya es un hombre— dijo fastidiado.
—Si me dicen a donde se llevaron a Bella me marcharé en este instante— prometí.
—Charlie no te quiere cerca de su hija—
—No me importa, debo estar con Bella— miré a mamá.
—Se la llevaron al Hospital neurológico de Seattle— mamá me sonrió.
— ¡Esme!— le reclamó Carlisle.
— ¿Se casaron no? Edward tiene derecho a saber— dijo ella feliz.
—Gracias mamá— salí de allí lo más rápido que pude, me encontré a Alice en el pasillo y me despedí apenas con un "hasta luego", no podía dejar sola a mi berrinchuda, ella me necesitaba.

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