02 febrero 2013

Cap 25 Acosador




Capítulo 25

El regreso del Acosador


Qué ironía, en un vuelo a Jacksonville otra vez.

— ¿Necesita algo más señor?— la azafata claramente me ofrecía lo que no venía en la cartilla del menú.
—Gracias, estoy bien— que mentira más grande, si no estuviera rodeado de personas en un vuelo comercial seguramente estaría tomando litros de whisky para atrofiar mis sentidos. Eso era lo que más ansiaba hacer. Desaparecer mi conciencia, mis recuerdos, desaparecerla a ella.
Llegué a la casa de la playa al anochecer, no había comido ni bebido nada. Pero tenía 5 botellas de licor que fácilmente me durarían un par de días. Los suficientes para despedirme de aquella casita.
No tenía idea que haría después con mi vida. Ni puta idea… y eso no me importaba. Sólo quería una copa más. Y olvidar…
.
El teléfono sonaba cerca, sentía su zumbido en mi hombro. Quería seguir durmiendo, ¿Por qué me traían de vuelta? Yo no quería estar aquí, quería seguir soñando o en cualquier otro lugar pero no en este mundo.
No tenía idea de la hora ni del día. ¿Cuánto habría pasado? ¿Un día? ¿Dos?
Que importa, el dolor todavía estaba allí, en medio del pecho.
Ignoré la melodía alegre del timbre de Alice. Llevaba oyéndola varios minutos. Tomé el teléfono ¿Qué le diría? ¿No molestes? "Ya lo sé, soy un cornudo" "Les deseo que sean muy felices"
No, maldita sea no les deseo felicidad, les deseo que se maten entre ellos, que Bella tome un día un adorno de su mesa y le parta la cabeza al infeliz. Y ruego que él no le haga nada… o yo mismo lo mataré.
Ya deja de pensar en ellos Edward, déjalos allá, revolcándose en la hacienda. Déjalos con sus correrías campechanas. Lo que necesitas es volver a ser el hombre alegre y sin preocupaciones que fuiste. Libre y sin responsabilidades, inmaduro y sin planes serios.
Necesitaba una fiesta, amigos divertidos como Emmett y mucho trago… y tal vez alguna amiguita para pasar la noche.
Tiré el teléfono tan lejos como pude. No quiero escuchar a nadie.
Salí esa tarde después de bañarme. Había estado todo el día medio inconsciente. Llegué a un bar pero en Jacksonville no conocía a nadie.
—Ey guapo, ¿me invitas un trago?— una voz muy sensual me habló, me giré a verla, no estaba mal, cuerpo perfecto, ojos celestes, cabello rubio. No se parecía en nada a Ella.
—Lo que quieras— le sonreí. No entendía porque una sonrisa me costaba tanto.
— ¿Soy Heidi y tú?— elevó los pechos en clara señal de deseo.
—Edward— dije secamente. No me provocaba tomarla, creo que mi pequeño Eddie tenía depresión.
— ¿Qué haces por acá tan solo? jamás te había visto— ni me verás, pensé.
—Solo pasando el rato— respondí.
—Eres casado— no fue una pregunta, estaba mirando mi anillo, el de oro que había cambiado por el barato. No me lo había quitado, que tipo más patético soy.
—Sí— no quise entrar en detalle.
— ¿Y tu esposa?— preguntó.
—No lo sé…— sonreí ante su comentario. ¿Dónde estaría Bella? ¿Habrá hablado con mis padres? ¿Ya lo sabrán todo? Que importaba ya… Carlisle me había echado de su hacienda y no pensaba volver por nada del mundo.
—Entonces… quieres bailar antes o nos vamos a otro lugar... más íntimo— vaya esta mujer no se andaba con rodeos.
—A dónde quieras— dije terminando mi copa.
"Te voy a olvidar Bella, así me odie por eso"
Salimos hacia la noche, llegamos al estacionamiento. Me acorraló contra lo que imagino era su coche, un lamborginni rojo. Se prendió de mi boca mientras que con sus manos buscaba entre mis pantalones.
Maldita sea no sentía nada. Su olor no era el de ella, ni sus manos, ni su cuerpo. ¿Podré hacer esto? ¿Podré sacar a Bella de mi mente?
— ¿Te pasa algo?— preguntó deteniendo su ímpetu, creo que mi falta de reacción la tomó por sorpresa.
—Sí. Creo que debo irme a casa— le di un beso en la frente y traté de zafarme.
—Te acompaño— se restregó.
—Es la casa de mi esposa, no te llevaré allí, no soy tan depravado— me ofendí.
—No creo que seas depravado… creo… que eres impotente— me dijo subiendo a su auto.
Bueno parece que estaba en lo cierto, no había logrado que mi Edicito se despertara.
¿Bella Swan, que me has hecho? Has embrujado mi cuerpo y mi alma. Me tenías jodidamente enamorado como un imbécil.
Llegué a casa pronto… caminé sin ganas, todavía tenía una botella que me podría ayudar a no recordarla esta noche, mañana iría por mas. Si debía matar todas mis neuronas para olvidar, lo haría.
Cuando iba por la segunda copa encontré el video mientras buscaba un cigarrillo. No había querido verlo antes para no sentirme peor, no vaya a ser que termine cortándome las venas. Que emo me siento carajo.
Busque el televisor pero no tenia reproductor de video. Maldición.
Salí a tocar la puerta de la vecina, me daba vergüenza presentarme así en la noche y medio borracho pero su luz estaba encendida
—Hola jovencito, te vi llegar antes de ayer donde ¿Está Bella? –Preguntó
—Hemos peleado señora. Me preguntaba si podría prestarme su reproductor de dvd, quisiera ver el video de mi boda— que idiota le debí sonar.
—Oh que pena. Pasa, tengo el equipo debajo del televisor, puedes llevarlo yo no sé usarlo bien, prefiero solo la televisión ¿quieres un café?— ofreció
—Si gracias— sonreí.
—Veo que la separación te está dando problemas ¿Por qué pelearon?— si que era curiosa.
—Cosas de pareja— dije, claro, encontrar a tu mujer con otro son cosas de pareja. Me reí.
—Eso es tan común, en su matrimonio van a tener cientos de cosas porque pelear solo te daré un consejo… trata de ceder, a las mujeres nos encanta que nos den la razón, que nos persigan, no hay nada peor que un supuesto enamorado que no viene tras nosotras— sonrió. ¿Seguirla? Si yo había sido su acosador. No, ya no quería otra escenita como la que había presenciado.
—Gracias, señora, veré que puedo hacer— tomamos el café y me prestó el condenado equipo.
Llegué a casa y lo instalé. Me serví dos copas más porque el café me había vuelto la sobriedad y yo no quería eso.
Puse el dvd… venia con una introducción muy ridícula, como si fuese una película de época, con tonos sepias y orlas por todos lados.
El titulo era idiota… "Eternamente… Bella y Edward" decía.
Nada es eterno, nada. Menos nosotros. Me reí ante tal descubrimiento y me serví otra copa más.
—A la salud de las cosa efímeras— grité.
"Hace no mucho tiempo…" la imagen de un castillo medieval me causo gracia, este video parecía la película del ogro Shrek, me preguntaba si había sido idea de Bella ese tipo de boda.
Sonreí a pesar de estar tan dolido.
"En la hacienda Cullen El príncipe Edward conoció a Lady Isabella, su amor por ella desafió vientos, tempestades, vicisitudes…" me partí de risa ¿cómo podía trabajar alguien haciendo estas tonterías?… bueno el tonto era yo, por haberlo pagado.
Sequé el vaso antes de seguir con el video. Ya estaba casi borracho otra vez. Y seguro mis risotadas las escucharía hasta la vecina pero no podía evitarlo, ese videíto era tan ridículo.
"Y hoy ellos se unen para siempre…" quise reírme pero el rostro de Bella llenó la pantalla.
Sonreía mucho, raro en ella. Traía puesto aquel vestido hermoso, su cabello recogido en un moño y con una tiara. Sostenía el bouquet con dificultad y parecía que se caería en cualquier momento.
La toma se alejó un poco, ella estaba sobre una escalera de lo que parecía un castillo. Pronto, alguien que no conocía, llegó a su lado, estaba vestido también con traje de época, le dio su brazo y bajaron, caminaron por un pasadizo de armaduras antiguas hasta llegar a una estancia muy decorada. Había todo tipo de cosas extrañas. Escudos, candelabros, cuadros.
Y allí estaba yo. Esperándola. La recibí también con una sonrisa. Mi traje era muy chistoso. Quería seguir riéndome pero no podía. Porque Bella no dejaba de sonreírme. Quizás el tipo de la filmación también había caído como yo ante ella porque la mayoría de tomas eran de su rostro en primer plano, sus labios, sus ojos. Yo apenas salía.
Después de que la ceremonia concluyó y mientras ella firmaba, alguien me pidió unas palabras. Debía estar muy borracho porque de no recordaba absolutamente nada de eso. Parecía que iba a dormirme pero acepté sonriendo.
"Unas palabras sobre su boda señor Cullen" dijo el entrevistador.
"Ummm, estoy muy feliz. Bella, te amo, no lo olvides" Levanté los pulgares en la toma. Apenas se me entendía lo que había dicho.
Que idiota fui.
Cuando me tocó firmar a mí, el entrevistador hizo lo mismo con Bella.
"Señora Cullen, ¿Cómo se siente?"
Su amplia sonrisa hablaba por ella. Se veía radiante y ebria.
"Wow, nunca había estado más feliz" casi me caigo del sofá cuando escuché aquello. "Creo que voy a regalar todo mi dinero hoy" se llevó una mano al pecho donde guardaba sus ganancias, solté otra carcajada.
"¿Quiere decirle algo a su esposo?" le preguntaron.
"Pues…" se mordió el labio inferior. "Edward… te amo" a pesar de su estado pude ver un ligero sonrojo en sus mejillas.
¿Me dijo que me amaba? Lo dijo.
Repetí más de 20 veces la misma escena. No lo podía creer. Había esperado tanto por esto.
Y no estaba tan ebria como creía. O al menos no como yo.
Apagué todo. Como por arte de magia volví a recobrar la sobriedad. ¿Qué estaba haciendo?
Tenía la cabeza hecha torta. Mil ideas juntas y gritando.
"Te engañó, prefirió a otro" me decía una voz.
"Pero te ama, lo dijo" decía otra.
Quería apagarlas y volver a dormirme.
"Al menos que te diga de frente que no quiere nada contigo" esa voz era cada vez más fuerte.
"¿Qué carajos hago? No voy a regresar a un lugar del que me echaron y menos a buscar a una mujer que se revuelca con quien sea" dije furioso.
"Era virgen cuando se te entregó, tú mismo lo sentiste" me reprochaba la voz que quería que la buscara.
Estaba totalmente seguro de tres cosas. Primera, amaba a Bella con todas mis fuerzas. Segunda, una parte de ella, y no sabía en qué medida, también me amaba. Y tercera, estaba completamente loco por andar hablando solo.
"Quiero escucharlo de sus labios, quiero que me diga mirándome a los ojos que no me ama y que escogió a otro, así tenga que humillarme ante mi padre y me echen a patadas de su hacienda o Charlie me muela a golpes. Soy un acosador y Bella no se va a librar de mí tan fácil" dije firmemente.
Tomé mis cosas y salí a enfrentar mis problemas como el hombre maduro que debía ser. Y que se jodan las voces porque no les iba a hacer caso.

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