02 febrero 2013

Cap 22 Acosador




CAPÍTULO 22

SIN TI ME SIENTO SOLO

—Ey Emmett— lo llamé para que se acercara a nosotros.
Pero no nos escuchaba, tenía puestos los ojos en Rosalie.
La enana adivina no había fallado, ese era el hombre que le prometió a su amiga.
—Llámalo nuevamente que me estoy poniendo celoso— me susurró Jasper no muy feliz que mi gran amigo mirara de esa forma a su hermana. — ¿Es de fiar no?— preguntó receloso.
—Es Emmett, mi mejor amigo, claro que es de fiar— para mí lo era.
— ¡Emmett!— volví a llamarlo, hasta que me miró.
—Ey señor feudal— se acercó a nosotros. Los presenté, de hecho yo creía que se conocían. Pero ahora que lo pensaba mejor no era sí. A Jasper lo conocí en la universidad y Emmett era mi amigo de la escuela. Qué raro que nunca coincidimos.
—Oye que buena cosecha— seguía mirando con mucho interés la tinaja.
Cuando las chicas salieron totalmente empapadas de jugo de uva fuimos a la casa, a que se cambiaran y a invitarles vino a todos.
—Vino Cullen, el de mis primeras borracheras— sonrió Emmett.
—De las mías también, Edward siempre tenía vino en su habitación durante la universidad— le contestó Jasper, ahora conversaban entre sí, pronto acabarían culpándome por la muerte de sus neuronas.
Lo confieso, yo tomaba vino como si fuese agua, me encanta. Pero participar directamente en el proceso era algo nuevo. Cosechar las uvas y ver como se convierten en esa bebida de los dioses, era otra cosa.
—Mi niño, Sam necesita hablar contigo— May llegó algo agitada. Problemas a la vista.
Salí apurado dejando a mis amigos, la hacienda ahora era mi responsabilidad.
— ¿Qué pasa Sam?— pregunté apurado.
—Es la prensa de las aceitunas…el inyector se ha malogrado… y tenemos la entrega para el lunes— parecía preocupado. Papá no me había hablado en lo absoluto de las aceitunas.
— ¿Qué sugieres? ¿Cuál sería la solución más apropiada?— pregunté.
—Hacerlo como antes de forma manual pero eso nos tomará muchas horas— se veía preocupado.
Mandé a llamar a Charlie y a Garrett, organizamos todo de tal modo que dividimos a los trabajadores. Pero eso requería mi presencia constante, lo cual lejos de molestarme me entusiasmaba. Quería estar con mis amigos pero anhelaba más estar cerca de Bella.
Después de dos días extenuantes la carga de aceitunas deshuesadas estaba casi lista, hasta yo mismo había participado con un despepitador, no era difícil hacerlo pero sí muy cansado, eran miles de aceitunas.
Además podía verla, no habíamos estado lado a lado, aún así le sonreía cada tanto. Al principio sólo conseguía que me sacara la lengua, luego de tantas muecas de mi parte conseguí por fin sus sonrisas. Era suficiente para mí.
—Tus amigos se deben sentir abandonados, te pasas aquí todo el día— me reprochó una tarde cuando salíamos del trabajo.
—Me gusta trabajar y la vista es buena— sonreí porque ese día la había tenido frente a mí.
— ¿En serio te gusta trabajar?—
—Oye, nunca había hecho trabajo manual pero eso no quiere decir que no me gusta estar ocupado.
—Te sienta bien trabajar— sonrió.
—Bella ¿Quieres cenar conmigo? Quiero decir… con nosotros… me gustaría que estés presente hoy en la mesa— pedí.
— ¿Por qué? Dame una buena razón— se cruzó de brazos y sonrió.
—Somos amigos ¿verdad?—
—Mmmm no sé ¿lo somos?
—Por favor Bella, pasamos unos días juntos, fuimos a Las Vegas, nos casamos. Creo que eso podría calificar como amistad— sonreí.
— ¡Ay ya basta de recordarme eso! No lo sé Edward, está tu hermana y tus amigos. Yo no pinto monos allí. Y ya sabes que si la rubia me busca, me va a encontrar y no quiero ser grosera la verdad— dijo esto último no tan segura.
—No lo serás. Y si Rosalie dice algo que no te guste tienes libertad de responderle, no me voy a ofender.
— ¿En serio?
—Sí. Hay cosas que siempre quise decirle a la amiga de mi hermana pero que jamás me atreví por cortesía.
—Y tus amigos… ¿quiénes son?
—Uno es compañero de escuela y otro de universidad. Son muy amigables. Di que si— me fui acercando un poco, Bella sonrió.
—Bueno, si insistes— me dio la espalda y se marchó. Me quedé sonriendo como tonto. Esta mujer me ha embrujado, no entiendo porque siempre ando tras ella aunque no me haga mucho caso.
Salí corriendo a decirle a May que pusiera un cubierto mas, estaba eufórico.
—Hay 6 platos— se sorprendió Alice al ver la mesa cuando llegamos al comedor.
—Es que hoy tengo una invitada— le susurré, ella ni preguntó, me miró con una sonrisa pícara. ¿Cómo es que podía adivinar las cosas? Es un misterio por resolver.
Emmett y Jasper bajaron acompañados de Rosalie que traía un vestido muy elegante. Me sentí algo fastidiado por ello, Bella no sabía que cenaríamos casi formal.
Hasta mis amigos traían trajes.
— ¿Nos sentamos?— preguntó Jasper llegando al lado de Alice, que como siempre lo recibía con su mejor sonrisa. Qué envidia. Bueno Bella a veces me recibía con un golpecillo o algún desplante y también me gustaba, eso demostraba que… que por lo menos no le era indiferente. Patético Edward. Eso significa que no le caes bien, sólo eso.
— ¿Edward?— volvió a llamar la atención mi amigo.
—No. Esperemos un momento, tenemos una invitada— di unos pasos hacia la cocina pero me quedé a la mitad. Bella salió algo asustada.
Traía un vestido largo que jamás le había visto. Y su cabello estaba peinado y sujeto con dos peinetas. Sus labios estaban más rosados que de costumbre. ¿Se había maquillado? Se veía… perfecta, hermosa, divina.
Todos la miraron, evidentemente Rosalie evaluándola, Alice sonreía al igual que Emmett y Jasper.
—Creo que ya los presenté en la cosecha pero lo haré más formalmente. Ella es Isabella Swan, mi mejor amiga— mi ex esposa y la mujer por la cual babeo, pensé. Pero no tenía que entrar en detalles.
—Hola Bella, que gusto que cenes con nosotros— se adelantó mi hermana, haciéndola sentir mejor.
— ¿Tu mejor amiga? ¿Qué esa no era la botella?— bromeó Emmett haciendo alusión a nuestros felices y desperdiciados días de escuela. Todos rieron, Bella se relajó un poco.
Nos acomodamos en nuestros lugares, yo iba a la cabecera así que tomé la silla de al lado para Bella, ella al ver el gesto de los demás hacia sus parejas entendió y vino hacia mí. Le acomodé la silla y nos sentamos. Sólo esperaba que nadie dijera algo indebido y la hiciera sentir mal.
Bueno estaba yo aquí para defenderla.
—Bella, ¿todas las cosechas son así de entretenidas?— preguntó Alice.
—Sí, aunque después de dos o tres días agotadores de recolección no tenemos mucha energía para festejar más.
—Debe ser muy linda la vida aquí ¿verdad?— preguntó Jasper tímidamente.
—Lo es. Aunque hay mucho trabajo, tiene sus compensaciones.
— ¿Como cuáles?— dijo Rosalie escéptica.
—Aire puro, un buen paisaje y… la sensación de sentirnos útiles, al menos los que tenemos trabajo—sonrió mi berrinchuda.
— ¿Oye cuándo podremos tomar el vino que hicieron ustedes?— preguntó Emmett
—En unos días, será lo que se llama "cachina", pero no es aconsejable, trae una mala resaca— dijo ella pensando, reí por el recuerdo que tenía de ella ebria, pero todos me miraron extraño. Bella me pateó.
La cena transcurrió mejor desde allí, Bella se comportaba como toda una dama, creo que me pasé más tiempo mirándola a ella que a mi comida.
Terminamos y pasamos al salón a escuchar música y a conversar. Vi que ella quería irse.
—No te vayas aún, por favor— le pedí.
—Ya conocí a tus amigos, no sé qué hago aquí— se quejaba.
—Haciéndome compañía, anda, es muy molesto estar sólo.
—Tienes una hermana y tres amigos no estás sólo.
—Sin ti si estoy solo— dije sin querer, pensé que le molestaría mi comentario pero sólo me miró.
Nos quedamos hasta tarde, Alice había acaparado a Bella mientras que Emmett, estaba a un lado conversando animadamente con Rosalie, así que Jasper y yo seguimos bebiendo.
—Parece que a Alice le simpatiza Bella— me sonrió Jasper, evidentemente tan perspicaz como siempre.
—Que bueno— dije sin querer.
— ¿Tienen algo ustedes?— preguntó. Sabía que después mi hermanita le sacaría esta conversación.
—Ya quisiera. Apenas se descuide a lo mejor me caso con ella— Jasper se atoró ante mi comentario.
— ¿Lo dices en serio?
—Totalmente ¿quieres ser el padrino de mis hijos?— rompimos a reír, al menos se lo tomaba en broma.
La velada terminó y me sentí algo vacío cuando Bella se fue.
Subí a acostarme, me puse algo más cómodo y me recosté a leer.
Escuché ruidos en mi ventana y salí a mirar. No me daba miedo la noche, ni creía en aparecidos y menos en murciélagos o vampiros que vinieran a asustarme.
Llegué lentamente y corrí las cortinas muy despacio.
No pude evitar gemir de susto, cuando al correr la cortina un rostro me sorprendió.
Mi vampira berrinchuda
Abrí la ventana.
—Miedoso— soltó una carcajada.
—Si vienes a robar mi virtud adelante— abrí de par en par la ventana.
—Tonto. ¿Quieres ir al río? Quiero de ver las estrellas pero tengo miedo de encontrarme con algún acosador nuevo… ya me acostumbré a ti—
—Espérame— entré por una manta para arroparla si hacía frío.
Bajamos por la enredadera al lado de mi ventana, como un par de niños traviesos.
¿A dónde me llevaría mi preciosa berrinchuda hoy?
A dónde sea, la seguiría con gusto.

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