14 febrero 2013

Cap 20 Mi dios griego


CAPÍTULO 20

DIVERSIÓN


EDWARD


—Anda déjame ver que traes debajo— por centésima vez tuve que poner cara de pocos amigos para ahuyentar a Emmett, mi traje parecía darle curiosidad. Y es que a mi madre no se le había ocurrido mejor forma de ayudarme en la fiesta que escogiendo mi disfraz. Y ya no tenía tiempo para cambiarlo por otro.

— ¡Si me vuelves a tocar la túnica voy a dejarte sin descendencia Emmett!— lo amenacé. Él se hizo el resentido y subió a cambiarse. 

No había forma de que éste traje me haga pasar desapercibido. ¿Cómo es que mamá con tan buen gusto, me compró algo como esto?

—Edward, que… elegante— mi padre me miró asombrado. Hasta él se daba cuenta que el disfraz era ridículo.

— ¿En verdad te parezco elegante Carlisle?— lo mire muy serio.

—No. Pero Esme cree que si y yo no puedo contradecirla. Digamos que al lado de Emmett vas a pasar desapercibido— me sonrió.

— ¿De qué es su disfraz?— pregunté intrigado.

—Espera a que baje. Tu madre le consiguió un bonito traje de centurión romano pero él ya tenía uno. Esme se va a morir cuando lo vea— Carlisle se rascó la cabeza. 

Me preguntaba qué cosa se le habría ocurrido al alocado de mi hermano. En fin. Ahora sólo debía asegurarme de llevar un antifaz y cuidar de no pisar los bordes de la túnica.

— ¡Edward! ¡Qué guapo estas!— mamá llegó de la calle muy apurada para vernos partir a la fiesta.

—Gracias mamá. Te agradezco tu preocupación— traté de sonreírle. No quería parecer ingrato diciéndole que no me gustaba el disfraz. Ella se preocupó en conseguírmelo y sólo por eso lo usaría. Me acerqué presuroso para ayudarla con la bolsa de compras que traía. 

—Deja eso en la cocina cielo. Y pon a helar la champaña, ya que ustedes de seguro no volverán hasta mañana tu padre y yo tendremos una velada— me sonrió. 


Traté de no dejar volar mi imaginación. Por mi salud mental. Ya era suficiente soportar las indirectas de Emmett como para imaginarme a mis padres… no, ya basta con las imágenes pervertidas. 

Tomé las bolsas y coloqué todo en su lugar. Así mamá no tendría que hacerlo más tarde. Miré mi reloj, ocho de la noche. Creo que ya era hora de pasar por mi novia para llevarla a la fiesta. No había querido decirme de que se disfrazaría. Era una sorpresa, aunque de seguro yo la sorprendería más con este ridículo disfraz. En fin, podría ser peor y estar medio desnudo.

— ¡Ya llegó el bomberito valiente!— escuché gritar a Emmett. 

— ¡Cómo vas a salir así!— chilló Esme. Algo me decía que el disfraz de mi hermano debía tener algo demás o mucho de menos. A él le encantaba lucir su musculatura.

Caminé hacia la sala para ver a ver lo que había causado tal revuelo. Carlisle trataba de conciliar a Esme y a Emmett.

—Pero este disfraz me gusta. Esta genial— Emmett traía un traje amarillo, un hacha en la mano y un sombrero rojo. Pero cuando lo vi de frente casi suelto una carcajada, si Esme no estuviera tan enfadada me reiría de buena gana. No sé como Emmett podía ser más ridículo que de costumbre. 

—Es terrible, obsceno… no me gusta— seguía mamá tratando de razonar con su hijo. Me pregunto si tal vez pudiera cambiar mi traje por el que Emmett no quiso.

— ¿No te gusta? Está cool— Emmett tomó su hacha ofendido y caminó hasta un espejo. –Tengo la manguera lista para cualquier incendio— dijo sonriente. Definitivamente Emmett no conocía la palabra vergüenza. De su traje de bombero salía una especie de falo enorme.


En algo Carlisle tenía razón. Nadie se fijaría en mi ridículo disfraz de dios griego con Emmett a mi lado. 

—Carlisle dile que se quite esa cosa— Esme recurrió al apoyo de papá. 

—Lo siento cariño, los chicos ya son grandes, déjalos que vistan como quieran— él tomó su mano para llevarla a otra estancia. 

— ¿Qué te pusiste debajo de la túnica?— Emmett seguía curioso.

—Mi traje de luchador y voy a hacer uso de él si sigues con eso— lo amenacé.

—Bueno me voy por mi Indiana Jones versión súper femenina… a ver si encuentro el templo de la perdición— soltó una carcajada. No entendí a que se refería pero agradecí que no me diga nada más. 

Me despedí de mis padres y salí detrás del auto de Emmett rumbo a la casa de ni novia.



Cuando vi a Bella bajar por aquellas escaleras me quedé sin aliento. El corto, casi trasparente y ceñido vestido que traía me hizo olvidarme de donde estábamos por un instante y tuve deseos de besarla con más fuerza que de costumbre. Estaba… tentadoramente hermosa.

—Ese disfraz es…— murmuro mirándome con los ojos muy abiertos. 

— ¿Ridículo?— sonreí.

—No, es perfecto— bajó de un salto los dos últimos escalones y cayó en mis brazos. De donde no saldría en toda la noche.

—Tu traje de…— casi cometo una indiscreción. Era la versión femenina y muy sexy del zorro pero no podía decirlo en voz alta. –De heroína te queda bien— pude terminar mi frase sin ofenderla.

—Anda dilo… es un traje de zorra. Me lo consiguió mi madre, preferiría un hábito de monja en lugar de esto. Pero mamá se pondría triste, se peleó con la madre de Jessica por este traje— me sonrió.

—Mi madre también es la razón por la que yo llevo esta ridiculez de disfraz— le contesté y bese sus labios de manera apremiante. Al parecer estábamos solos en su casa.

—Tu disfraz no es ridículo, es exacto para ti— me sonrió, atrayéndome nuevamente a la dulce miel de su boca. Acepté encantado pero no podía tomar su cintura sin sentir un escalofríos recorrerme. La tela de su disfraz era muy delgada.

—Bella, creo que debemos apurarnos o no lograremos buenas ubicaciones— suspiré tratando de sobreponerme al torrente de sensaciones que me envolvía.

—Sí, quiero estar adelante— me sonrió muy feliz.

Salimos de su casa con rapidez y tuvimos que batallar por abrirnos paso entre la multitud. Los pases de la zona VIP servían bien para que nos dejaran pasar antes que a los demás pero desde que llegamos a la fiesta estuve atento y alerta a todo lo que pasaba a nuestro alrededor, algo me hacía sentir intranquilo. 

— ¡Ey zorrita aquí!— escuché gritar a Alice a lo lejos. 

— ¡Bucanera!— gritó mi novia y me arrastró hasta alcanzar a Alice y a Jasper en la primera fila. Ambas se saludaron de forma extraña con un juego de manos muy de animadoras.

—Hay que guardarle espacio a la rubia, va a tardar, me llamó diciendo…— empezaron a parlotear, me acerqué a saludar a Jasper que traía un traje largo y negro de vampiro.

—Hola Jasper ¿Qué hay de nuevo?— nos dimos la mano. 

—Bien. Tu hermano y mi hermana que se tardan mucho— dijo con cara de pocos amigos. No debía ser agradable para él saber que Rosalie y Emmett hacían mucho más que conversar. 

—Allá están— dije cuando los vi entrar de la mano. Emmett seguía con ese ridículo traje de bombero y a su novia no parecía molestarle en absoluto. Ella iba vestida muy escasamente, destacaban su sombrero, un látigo y un puñal. Ahora entendía lo que Emmett dijo. Ella estaba disfrazada de buscadora de tesoros. Una mezcla de Lara Craft e Indiana Jones. 

De pronto miré hacia arriba porque me sentí vigilado.

— ¿Emmett te fijaste si había algún Volturi a la entrada?— me acerqué a preguntarle.

—No he mirado nada más que el escultural cuerpo de mi novia, lo siento Eddie— me sonrió mi hermano.

Más de una vez busque entre el público para cerciorarme que no eran mi imaginación pero no logré ver nada sospechoso.

—Estás paranoico Eddie— me susurró mi hermano. –Debiste disfrazarte de 007— sonrió.

A mi lado Bella, parecía tan feliz, que me hizo olvidar mis presentimientos.

—Relájate Dios griego. ¡Jasper súbeme a tus hombros no veo nada!— gritó Alice al lado nuestro. La banda estaba por salir y sentía que estábamos apretados, a pesar de estar en la zona VIP. Creo que habían vendido más entradas de las debidas. 

—Ay Dios es Christopher y Dominic— Rosalie empezó a dar saltos, a lo que mi hermano la tomó de la cintura y la subió en sus hombros.

—Edward— miré a Bella que hacía puchero. La besé tratando de no pensar mucho en lo que iba hacer. Subirla sobre mí con ese traje tan corto haría que la piel de sus muslos esté alrededor de mi cuello y hombros. Era tan tentadora.

— ¡Gracias! ¡Miren salió Bellamy!— Bella se retorcía y saltaba de emoción. Jasper, Emmett y yo nos miramos haciendo muecas. Tener en hombros a nuestras chicas para que ellas griten por otros chicos no era muy agradable que digamos. Pero si eso las hacia felices, lo haríamos gustosos.

Hora y media después, todavía tenía a Bella sobre mí. Mi túnica estaba completamente empapada, muchos otros chicos habían abierto sus cervezas previamente agitadas. Al parecer era una práctica común pero me pareció de mal gusto echar el licor sobre las demás personas cuando no las conoces.

— ¡Sujetadores fuera!— escuché gritar a Alice. Miré a Jasper preocupado, él sólo tenía una sonrisa resignada. 
—Suelen hacer eso— me gritó por encima de las voces. –Creo que a mi chiquita se le subió la adrenalina— volvió a sonreír mi amigo.

No sabía que pensar de aquello. Bella quitó sus manos de mi cabello, había estado revolviéndolo toda la noche. La sentí removerse un poco. ¿Iba a hacer eso? ¿Se quitaría su sujetador en pleno concierto?

Emmett gritaba y aullaba como loco, él estaba acostumbrado a la vida nocturna pero yo no. Pero mientras pueda seguir escuchando los gritos y las carcajadas de mi novia no había nada que me pareciera mal.

— ¡Yo voy primero!— gritó Rosalie y vi que lanzó su sujetador hacia el escenario mientras todos a mi lado saltaban. No me quedó más que imitarlos y dejarme llevar al compás de Knights Of Cydonia.

— ¡Ahora yo!— gritó Bella, me acerqué lo mas que pude al escenario para que pueda hacer aquello. – ¡Voy ganando! ¡Sí!— gritó eufórica mi amor. 

—Eso fue trampa— se quejó Emmett. Yo me limité a hacerle un gesto de burla.

— ¡Es mi turno!— Alice chilló, Jasper trató de avanzar pero su novia ya había arrojado su ropa interior. 

— ¡Yo gané!— Bella dio saltos sobre mi lo cual me causó tanta gracia que solté una carcajada.

—Ay por Dios, Eddie. Hasta parece que los disfrutas— se rió Emmett.

—Lo hago. ¡Estoy muy feliz!— grité.

La melodía se hizo más lenta. Bella retiró una de sus piernas de mi hombro y la ayudé a bajar. Quedamos muy cerca, tanto que podía sentir que no llevaba sujetador. Pero al ver sus ojos, el resto de su cuerpo perdió importancia. Me miraba como si recién hubiera abierto sus ojos al mundo. Y yo podía ver mi vida entera en esas preciosas orbes chocolates. Mi Bella, mi amor.

“Nuestros corazones se combinaron como un choque de estrellas…” Me acerqué hasta que nuestros frentes se tocaron y respiré de su aliento. 
“Nuestro amor será para siempre y si morimos, morimos juntos…” no pude evitar tomar sus labios para sellar esas palabras con un beso. 

—Mi amor por ti será para siempre Bella, nunca lo olvides— le dije al oído. Ella me abrazó y continuamos en nuestra burbuja por un rato más. 

Estábamos creando recuerdos eternos, momentos inmortales que sé que nunca podría olvidar. Como se construye un gran castillo, estábamos colocando los cimientos de nuestro futuro juntos. Y yo sabría esperar hasta el día en que seamos uno solo y no tenga que verla partir más. 

5 comentarios:

susan flores dijo...

hermoso :) ..... pero kien lo vigila,creo k ya estoy igual k edwar toda paranoica,pero espero k nada malo pase ....

Novelas de amor ''TWILIGHT'' dijo...

me ha encantado patito

Daniel dijo...

Me encanto! <3 escribes super patito <3 te seguire con esta historia,porque en verdad me gusta muchooo

Maryta Lozano dijo...

muy lindo patito

Atenas dijo...

como los amo!! hasta ahora es que puedo ponerme al carriente!!

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