14 febrero 2013

Cap 19 Mi dios griego


CAPÍTULO 19

PELEA HORMONAL

BELLA


Me sentía mareada con tanta felicidad que no me di cuenta cuando Rose y Alice me alcanzaron antes del almuerzo.

— ¿Y esa sonrisa?— preguntó la rubia.

—Bueno… es que yo…

— ¿Edward y tu se reconciliaron?—gritó Rose, Alice sin embargo no parecía oírnos, seguía tan callada como en la mañana.

—Sí. Le creo, no sé porqué y tampoco quiero razonarlo. Confío en él— entonces la pequeña se volvió hacia mí.

—Ya era hora— dijo con tristeza.

—Alice, yo sé que Jasper no tiene la culpa, en serio…— ella puso un dedo sobre mis labios para que me callara.

—Bella tiene razón, no sé porque me quedo contigo, mi hermano es el que está sufriendo más en todo esto— Rose se quejó.

—Yo sé que Jasper no es culpable— dijo Alice suavemente, Rose y yo no miramos asombradas, todo este tiempo pensamos que nuestra amiga de verdad creía que su novio la había engañado.

—Pero entonces…— empecé a hablar, pero ella me cortó otra vez.

—Fueron esas zorras y me siento derrotada. Me han dado donde más me duele, mi orgullo. Siempre hice alarde de mi perfecto noviazgo, de lo guapo y fiel que es Jasper. Estoy molesta ahora pero no con él, sino conmigo, no debí reaccionar así. Yo sé que él no me haría eso, pero de alguna forma esa perra de María logró embaucarlo y sacarle esa fotografía. Ahora todo mundo piensa que él me ha engañado, que soy una cornuda y eso sí que me molesta— Alice dio una patada al suelo furiosa.

— ¿Tanto drama por eso? ¿Por tu orgullo?— Rose parecía a punto de reventar.

—Lo siento, no soy perfecta señorita Hale— la pequeña tomó sus palabras de muy mala manera, ahora resulta que estábamos peleando entre nosotras.

—Ya basta, no van a pelearse, somos amigas, las mejores amigas. Alice, yo creí en tus palabras, me dijiste “confía”— le reproché.

—Lo sé Bella… y me siento fatal. Llevo horas tragándome la bilis, no sé con quién estoy más enfadada si con la zorra o conmigo— mi pequeña amiga se cubrió el rostro con las manos, parecía a punto de llorar.

—Creo que eso lo vas a averiguar muy pronto— Rose miraba hacia el patio. María y las Denali venían en nuestra dirección, riéndose a más no poder y bamboleando sus caderas.

—Alice, en la escuela no, por favor, por favor— le rogué, ya tenía suficiente con que los Volturi regresaran mañana de su suspensión para que nosotras empecemos la nuestra.

—Ok, en la escuela no ¿y en el estacionamiento?— la enana había recuperado su chispa.

—Técnicamente es un lugar público…— ni siquiera había terminado de hablar cuando empecé a oír sus voces.

—Si Tanya, ahora Hale y yo somos más amigos que nunca, ni te imaginas lo ardiente que es— todas rieron a coro.

—No creo que sea ni la mitad de caliente que Edward, no me voy a quitar estos pendientes nunca— Jessica se tocó el lóbulo de una oreja acariciando lascivamente la joya de seguro le había llevado Edward como obsequio de cumpleaños.

Yo no debía meterme en eso. ¡No! De ninguna forma y bajo ninguna circunstancia iba a dejar que esas huecas consiguieran inflamarme. Edward era mío, sólo mío.

Me sorprendí ajustando los puños y teniendo esos pensamientos posesivos por mí, recientemente recuperado, novio. Por Dios me estoy volviendo salvaje.

—Hola pitufina— María miró a Alice con desprecio.

—Hola puta fina— le respondió mi amiga más calmada.

— ¿Qué me dijiste?— gritó María. Rose se partía de risa a mi lado.

— ¿Yo?— Alice avanzó muy feliz por el pasillo hasta llegar al comedor.

Almorzamos entre risas, no vi a Edward por allí.

—Apenas terminen las clases me voy volando a ver a mi coronel, que rabia me da, esa maldita bruja logró que nos peleáramos.

—Oye mi hermanito pagó por este embrollo, mi madre jamás lo ha golpeado, si no fueras mi amiga haría que te comieras tus pompones— le respondió Rose, me alegraba que casi todo se hubiese resuelto, pero me seguía dando vueltas en la cabeza lo último que mi novio me dijo.

—Hablé con Edward y debo decírselo a ustedes también. Él escuchó que los Volturi están detrás de todo esto, ellos son los que querían que Edward y yo terminemos— las dos me miraron dudando.

—Bella ¿Por qué Félix o Demetri querrían que ustedes se separen? Lo más lógico sería que ocasionaran una ruptura entre Emmett y Rose— Alice tenía razón, eso sería lo lógico pero es bien sabido que los Volturi no piensan.

— ¡Ay no! Y regresan mañana— Rose se encogió.

—Edward y yo vamos a hacer como que seguimos separados, tal vez tú y Jasper…

—No, no y no. Estoy segura que esos mastodontes no les interesa si mi coronel y yo seguimos saliendo eso fue cosa de esa calavera rumbera, la tal María, ella siempre le tuvo ganas a mi Jasper, todavía ando pensando en lo que le haré a la salida.

— ¿Crees que también quieran atacarnos a Emmett y a mí?— Rose parecía asustada.

—Edward dijo que los Volturi habían conseguido reunir el dinero para inscribirse en las luchas, esos torneos callejeros que se hacen en el centro, recuerdan que les conté que hace tiempo pasé por allí con Jake— Alice miró con suspicacia detrás de mí.

—Hablando de pulgas y aparece el perro— hizo una mueca graciosa. Sentí las pisadas a mi espalda.

—Ey Bells ¿Cómo estás?— Jake llegó con su brillante sonrisa de ortodontista, sólo pensar que hace unos meses me derretía verlo, me hacía dudar de mis gustos.

Bueno a decir verdad feo no estaba, últimamente se le veía más risueño y con más musculatura, ahora que ya no salimos perece que el gimnasio es su nuevo pasatiempo.

—Bien Jake. Gracias— Quité mi sonrisa de “recién reconciliada” antes de saludarlo.

—Oye hay un baile de Halloween en Huntington el sábado ¿No quieres venir?— preguntó ignorando por completo a mis amigas.

—No lo creo Jake, no tengo ganas de salir— traté de poner cara de sufrimiento pero no lo conseguí porque estaba muy feliz.

— ¿Recuerdas la fiesta del año pasado o la de hace dos años? Las bandas estuvieron muy buenas…pero esta vez viene Muse— sentí un grito ahogado de Rose que amaba a esa banda sólo un poco menos de lo que quería a Emmett.

—Pues, yo no tengo deseos de ir, gracias por preguntar Jake— me excusé pero yo también quería gritar de gusto… Matt Bellamy en vivo… ahhh no puede ser.

—Te guardaré un pase por si cambias de parecer, yo sé cuánto te gustaban— sonrió y se despidió.

— ¿Ey, Black… a cuanto me consigues 2 entradas?— dijo Alice de mala gana.

—Para que veas que no guardo rencores, te dejo a 100 dólares dos pases rosas— Jake se veía tan contento que parecía haber olvidado el último bolso que mi amiga le rompió en la cabeza.

— ¿Pases rosas?— preguntó Rose.

—Para chicas, los amarillos son para chicos y están al doble… avísame porque casi se me agotan— Jake me dio una última sonrisa y se alejó.

— ¿Desde cuándo musculitos se dedica a revender entradas?— Alice lo miraba fastidiada.

—Yo voy, no me lo voy a perder, ahora mismo le digo Emmett que consiga entradas, por Dios ¡Muse!— Rose traía una cara de felicidad que me dio envidia. Yo también quería ir, pero en esa fiesta de seguro estarían los Volturi.

—Yo también debo conseguir entradas pero ni loca se las compro al baboso ese, apenas me reconcilie con mi coronel voy al centro. Bueno tal vez me tome más tiempo—solté una carcajada al ver la cara de lujuria que tenía mi amiga.

Rose tosió hacia un lado evidentemente asqueada.

.

Nuestras clases terminaron y apenas el timbre sonó volé al salón de la pequeña, ya me había arrepentido de decirle que busque pelea a María en el estacionamiento, técnicamente aún eran terrenos escolares, aunque sólo la mitad, usábamos gran parte del estacionamiento de un minimarket vecino. Rogaba porque Alice hubiese dejado su auto en ese lado.

Llegué a su aula pero ya no estaba, corrí como loca por los pasillos. En la puerta de la escuela casi me doy contra Rose que venía igual de preocupada que yo.

— ¿Y la leprechaun?— preguntó.

—Ya salió, no sé dónde se ha metido— corrimos hacia el estacionamiento, había curiosos alrededor, tuvimos que abrirnos paso a punta de empujones, teníamos que cuidarla porque las Denali solían pelear en grupo pero María no era de su familia por suerte.

— ¡Esto es entre tú y yo, así que aleja tu jauría!— Alice parecía un predador, bueno uno muy chiquito.

—No me voy a rebajar peleando contigo, él ya decidió, tú lo viste, nos pasamos el sábado juntos, nos entendemos, así que asúmelo como una mujer y deja de hacer berrinche. Yo gané— María trataba de parecer segura pero sus piernas temblaban.

Alice furiosa es algo que nadie quiere ver y menos sentir.

—Como mujeres vamos arreglarlo. A ver cuál de las dos es mejor— pidió mi amiga.

—No soy una callejera para pelearme— gritó María.

—Ay tienes miedo. Yo tengo seguro el amor de Jasper y no tengo miedo de batirme contigo para probarlo. Es más, incluso… lo podría poner como trofeo— la pequeña sonrió de oreja a oreja.

— ¿De trofeo?— María ahora si se veía interesada.

—Quien gana se queda con Jasper. Ya me cansé que andes intrigando y de metiche. Quiero ver si tienes el valor de pelear por lo que quieres, de mujer a mujer, la mejor hembra se queda con el macho. Así es en la naturaleza. Pero la que pierda no tendrá derecho ni a mirarlo.

— ¿Hablas en serio? Si pierdes… ¿lo dejarás? ¿Me lo dejarás a mí?— María parecía tan loca como Alice ahora.

¿Qué diablos era eso de la mejor hembra? ¿Desde cuándo Alice estaba demente? Bueno siempre fue medio loca pero esto era el colmo. No lo iba a permitir, di un paso pero Rose me contuvo.

—Déjalas. Creo que tiene razón, así se resuelven las cosas de raíz— ay no otra loca más ¿Qué toda la escuela había perdido la razón? Esto era un colegio no la jungla.

—Si me ganas, me retiro, te dejo a Jasper. Tómalo o déjalo María— mi amiga sonrió, parecía una especie de leona que quería marcar territorio… que asco.

—Acepto. Pero espero que mantengas tu palabra Brandon, hay muchos testigos aquí— María reía desquiciada mente.

¡Lo iban a hacer! Se iban a pelear por un hombre a vista y paciencia de todo el mundo y como un par de… mujeres en celo.

Esto es retrógrado.

Debería informar a las autoridades, eso debería hacer. Pero es mi amiga y María se merece una buena zurra.

No sé en qué momento María se lanzó sobre Alice y la derrumbó. No me esperaba eso, yo no me pelearía con la enana porque sabía que era peligrosa pero su rival tenía sangre latina, esto no iba a ser tan fácil para mi amiga.

Parecía que todo mundo había llegado, todos menos los profesores. Algunos se atrevieron a apostar.

—5 a 1 a Brandon ¿apuestas?— escuché a Seth, lo miré muy molesta. –Lo siento Bella pero necesito dinero para la fiesta del sábado— se excusó. Busqué entre mis bolsillos y saqué 20 dólares, se los alcancé sin decir ni pio.

Volví a mirar la pelea, María seguía todavía sobre Alice, al parecer no iba a dejar a Jasper sin luchar.

Mi amiga logró quitarse de encima a su oponente con una buena patada en el estómago, ella cayó de espaldas pero se levantó muy rápido.

Se miraban y se medían mutuamente, ninguna de las dos quería ser la primera en atacar, parecían buscar un punto débil al cual lanzarse. Fue Alice la que atacó primero, esto no era una pelea cualquiera de chicas, no iban a verse arañazos y jalones de cabello. Mi amiga le estampó una buena patada en el estómago pero su rival no cayó esta vez, rápidamente le devolvió el golpe e hizo retroceder a la pequeña.

Se empezaban a escuchar los primeros gritos, algunos coreaban el apellido de mi amiga, otros el de María. Ahora si íbamos a tener problemas en el equipo de animadoras, habíamos cruzado la raya de la indiferencia.

Siguieron dándose golpes unos minutos más, ninguna parecía cansada o visiblemente lastimada, pues las patadas eran a los costados y los puños de ambas iban al estómago de la contrincante.

Alice tumbó a María con una buena llave pero al caer la morena desgarró la blusa de mi amiga. Horror, si hay algo que Alice odie, es que su ropa se eche a perder, sobre todo cuando usa solo prendas de marca y muy costosas. María rodó y aprovechó que la enana inspeccionaba el daño hecho a su blusa para patearle la pierna. Alice cayó aparatosamente. Entonces María subió al auto más cercano y alardeó un poco.

—Date prisa, levántate de una vez que no veo la hora de comerme a ese pedazo de hombre, que tarde la que voy a pasar, se me hace agua la boca— sin decir nada y haciendo gala de su flexibilidad Alice se levantó de un salto, hizo una voltereta y cayó al lado de María en el capó del auto.

Yo creí que le había salido mal el último giro porque vi que aterrizó sentada pero no esperé que estirara de esa forma ambas piernas dándole de lleno a María en el estómago. La latina salió volando por los aires con mucha fuerza y fue a dar en el capó del auto de Emmet.
Sin darle tregua Alice la alcanzó y la bajó de un jalón, su oponente quiso defenderse pero era tarde, mi amiga la tomo de los cabellos y hundió su rostro en la tierra del jardín. Estaban ahora por suerte en el lado del minimarket. Escuché gritos. Alice se sentó encima de María, casi sobre su cuello.

—Jasper es mío. Grábate eso en tu dura cabeza— se levantó rápido, quise ir abrazarla y felicitarla pero escuché un sonido a lo lejos.

Era el timbre de la escuela y silbatos. Todo mundo salió corriendo rumbo a su auto. Emmett pasó a mi lado y tomó de la mano a Rose para alejarla de la escena de la pelea, Alice fue brincando hacia su coche.

—Muévete Bella, mañana te doy tu parte— Seth parecía apuradísimo.

Mi auto estaba cerca así que subí y como pude salí de la escuela. Seguí el auto amarillo de Alice, parecía que volaba, pero no giró en la desviación hacia su casa, se pasó de largo, iba a ver a Jasper. Tenía delante el auto de Rose y detrás de mí el de Emmett.

Todos estacionamos en casa de los Hale, me sentí sumamente feliz al ver a Alice y Jasper otra vez juntos. Edward estaba allí tenía ganas de… de besarlo y otras cosas más.

Luego de darme cuenta que lo último que iban a hacer mis amigas era conversar con sus parejas, cada una se llevó a su novio para estar a “solas”. Pero Edward no pareció entender la indirecta quizás porque no presenció la pelea sexual y creo que se asustó.

Le conté a mi novio todo lo que había pasado, reímos juntos, me pedía que le detallara cada golpe y caída, parecía que le divertía.

No había nadie en su casa, subimos a escuchar música y ya no pude más.

—El sábado viene Muse a Huntington, a la fiesta de disfraces de Halloween— le solté mientras me dejaba caer en el sofá negro de su habitación.

— ¿Quieres ir?— preguntó acercándose como fiera a punto de atacarme.

—Si— hice puchero.

—Pues vamos— ya lo tenía sobre mí, madre santa, después de semejante tarde hormonal si Edward seguía así su sofá iba a ser profanado.

— ¿En serio? Dijiste que debíamos parecer…

—Sé lo que dije, pero es una fiesta de disfraces amor. No podrán reconocernos— delicadamente dejó caer parte de su peso sobre mí.

"Edward Cullen si no te quitas voy a violarte" pensé.

Muchos pensamientos lujuriosos pasaban por mi mente. Anhelaba que me besara para demostrarle cuanto lo había extrañado, de todas las formas posibles.

Estaba a punto de lograrlo cuando escuché un sonido de la puerta, alguien estaba tocando. Él sólo me sonrió y se levantó elegantemente, se alisó la camisa y abrió la puerta.

—Hola cariño, disculpa. Hola Bella— Esme nos sonreía.

—Pasa mamá— Edward se hizo a un lado para cederle el paso a su madre, yo medio me acomodé como pude.

—Chicos, que alegría me da verlos juntos de nuevo— llegó hasta mí y me abrazó.

—Lo siento Esme, fue mi culpa— le confesé, había sido una tonta por dudar de Edward.

—Eso no es cierto, fueron terceras personas las que intervinieron— mi novio se acercó y depositó un cariñoso beso en mi frente.

—Venía a intentar alegrar a Edward pero ahora que no necesita incentivos sí va a aceptar mi regalo— la miramos con curiosidad. –Los ejecutivos del club me contrataron para re decorar el hotel hace unos días, parece que viene un grupo famoso y van a recibir a mucha gente, bueno, me dieron dos pases dobles para mis hijos, uno es para ti— se lo tendió a Edward pero él le hizo un gesto y ella puso dos entradas en mis manos, casi salto de alegría, tenía unas letras brillantes que decían VIP. Hice mi mayor esfuerzo por no gritar.

—Gracias Esme— le di un fuerte abrazo.

—Voy a preparar la cena ¿Sabes si tu hermano se va a tardar?— Edward y yo nos miramos con una sonrisa cómplice, sólo Dios sabía dónde estaría Emmett y Rosalie… y lo que estaban haciendo… bueno, yo podía hacerme una idea.

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