02 febrero 2013

Cap 20 Acosador




Capítulo 20

Eso es un chantaje


— ¡Edward! ¡Edward!— alguien saltaba en mi cama. Alguien que tenía la voz más hermosa que haya oído aunque a veces me grite. ¿Estaba saltando en mi cama? Cuidado Bella que este león puede atacar si es molestado en su territorio y serías la presa más deliciosa que pueda cazar.
—No te han dicho que entrar en la habitación de un hombre puede ser peligroso— murmuré jalando la almohada más cercana a mi rostro cuando me di cuenta que Bella estaba por abrir la ventana.
— ¿Peligroso? Ja. No eres peligroso en absoluto— escuché el ruido de las cortinas y me aferré más a mis cobijas. –Levántate vago, son más de las 10 de la mañana, tenemos todo listo para la cosecha— de un solo tirón quedé descubierto. –Ay ¡por los clavos de Cristo!— la escuché gritar y me reí. –Cúbrete estás en cueros— volvió a gritar, la vi de reojo, estaba mirando hacia una pared y aún así tenía sus manos tapando sus ojos.
—Así duerno— me levanté y tomé una bata. –Ya estoy medio vestido— le anuncié.
—Edward la cosecha debe empezar, mira el sol tan bonito que hay afuera, estamos retrasados, debemos acabar al menos una parcela para el almuerzo—traía un vestido floreado y el cabello recogido. Me hablaba con tal intensidad que volví a sonreír como el idiota enamorado que soy.
—Me visto en seguida y salgo, ni siquiera me voy a bañar. Sólo porque tú me lo pides— tomé ropa limpia del closet.
—Mentiroso, no te bañas porque no soportas el agua fría y echaste a perder todas tus termas ayer— me sacó la lengua y se fue corriendo. Mi berrinchuda linda. –Ponte una camisa blanca— la oí gritar desde no sé dónde.
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— ¡Listos!— grité después que Charlie terminada su escueto discurso de inicio de cosecha.
— ¡Sí!— me respondió todo mundo entre risas.
— ¡Adelante!— dije muy feliz.
Sé que debía permanecer sólo observando según indicaciones de Charlie. Pero se me hacía muy aburrido nada más mirar. No soportaba seguir así.
— ¿Ey ricachón, no quieres meter las manos en esta parra?— me reí porque había confundido su última palabra. Ay Bella si supieras donde quiero meter mis manos.
—Con todo gusto. ¿Qué debo hacer?— me acerqué a su lado y dejé que me mostrara. Me enseñó cómo cortar los racimos y luego tomó mis manos para aprender el ángulo adecuado de los cortes. Sus dedos eran suaves a pesar del trabajo que hacía pero también eran muy firmes y yo sabía que pegaban fuerte.
—Más despacio, atento a que no se caiga el racimo— los rosados granos cayeron en mi mano. Se veían apetitosas y tan brillantes.
—Son… perfectas. Se ven deliciosas— quise probar una grano pero no me lo pude comer, Bella se me adelantó y me lo quitó de entre los dedos con los labios. Su boca tocó un instante mis dedos y me estremecí de deseo.
—No se comen las uvas cuando se cosechan. Pero esa estaba deliciosa— Sin decir más se apartó de mí y siguió caminado debajo de las parras entretenida en la recolección. Ya no me podría concentrar en otra cosa que sus labios jugosos con sabor a uvas. Nunca me pareció una fruta sexy pero hoy si. Más tentadoras incluso que las manzanas.
Para el almuerzo habíamos terminado dos parcelas completas, nos sentamos a comer bajo de una ramada.
No quise ir a casa y comer solo, May entendió y me sirvió a mí también. No pude estar cerca de Bella, las chicas estaban todas juntas un poco alejadas de nosotros.
— ¿Ya le hablaste?— preguntó Quil mirando a Jacob.
—No. Hoy en la tarde voy a ir a verla, me ha estado evitando— dijo triste.
—Creo que deberías hacer algo más que sólo ir a verla. No sé llévale flores—le aconsejó a Quil
— ¿Flores a Bella Swan? Debes estar loco. Tienes que ir y mostrarle quien es el hombre— interrumpió Jared.
—Mañana tenemos cosecha no podemos prescindir de Jake— dijo Sam secamente y sonrió un poco al terminar de hablar. Los demás rompieron a reír.
—Ya cállense. Si no me hubieran traído a Vicky ahora estaría muy feliz— Jacob parecía muy molesto.
—Ya vas a empezar otra vez con eso, no te lamentes. Te pescaron, te abollaron, ahora te tragas el orgullo y vas a ir a arrastrarte para que te perdone, prométele lo que sea, lo que ella quiera. Pero consigue que te perdone para que de una buena vez puedas trabajar como es debido— Sam se levantó y llevó su plato a una mesa, tomó un vaso con agua de los muchos que había y se fue en dirección a las chicas.
—Pues yo no creo que Bella lo perdone—me susurró Seth que estaba muy cerca de mí.
—Yo tampoco— me levanté y dejé mi plato también. Me alejé de ellos, no soportaba pensar que él la buscaría hoy. Me daban ganas de golpearlo pero a la vez le agradecía el hacer sido idiota y perder de una forma tan tonta a esa maravillosa mujer.
Terminamos de cosechar al crepúsculo y fui a darme un baño. Me quedé en mi habitación para no enterarme si Jacob había venido a buscar a Bella. Además estaba tiritando de frío, el agua salía casi helada y me congeló.
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Al día siguiente Bella ya no vino a despertarme, que lástima con lo que me gustó que saltara en mi cama.
La cosecha continuó estábamos avanzando bien, Sam decía que en dos días más podríamos iniciar la producción del vino. Cada tanto me detenía a ver si Bella estaba cerca. La notaba triste y preocupada, sin esa chispa que la caracterizaba.
Me sentí desesperadamente celoso, estaba seguro que tenía que ver con la visita que de seguro le hizo Jacob ayer. Pero no era nadie para interferir en ello, ni siquiera me podía contar entre sus amigos. Nuestra relación era extraña y no por eso menos intensa.
Habíamos compartido varias noches en la misma cama. Tonto Edward tal vez sí debiste aprovecharte y ahora tendrías cierto poder para reclamar.
Me voy a volver loco. Mejor me concentro en las uvas, todos dicen que hay que cosecharlas con alegría.
El día pasó lentamente. Tan lento que sentí los segundos bailar en mi mente.
Terminé la jornada, hombro a hombro con todos los demás, Charlie ya se había cansado de decirme que no participara y me dejó tranquilo.
Por la tarde fui a arreglarme, quería ir a buscar a Bella y conversar un poco, de lo que sea, con tal de estar cerca.
— ¿May has visto a Bella?— pregunté llegando a la cocina.
—No mi niño, anda por allí corriendo como siempre. ¿Te pasa algo?— preguntó evaluándome. Esas viejecitas eran muy buenas en esto así que traté de no demostrar cómo me sentía.
—No. Sólo quería… preguntarle algunas cosas— tomé una manzana del frutero para hacerme el loco.
—Ayer vino Jake. Él y Bella fueron a ver al padre Jeremías. Por lo de la boda. El padre insiste en que Bella vuelva a firmar el padrón, porque la boda si se realizó pero ya sabes cómo es mi niña, una caprichosa— la noticia no me sentó bien.
— ¿Pero esa boda tiene valor legal?— pregunté preocupado.
—Eso es lo que el padre trata de hacer… él dice que la boda se celebró y debe inscribirlo en los registros civiles…
—Entonces no están casados— dije sonriendo.
—Ante los ojos del señor sí. Pero hasta que mi nieta no vuelva a firmar no es válido. El padre está muy molesto con Bella, la ha amenazado con excomulgarla si no firma.
— ¡Eso es chantaje!— grité. Salí muy molesto a buscarla y darle mi apoyo. No podían forzarla, desgraciado sacerdote.
No pude hallar a Bella. Me sentía furioso y frustrado. No era el más indicado para aconsejarla ni decirle que hacer, sólo le diría que la apoyo y que no se deje chantajear.
Llegué a la zona de los trabajadores, la puerta de la casita de Bella estaba abierta, dudaba si debería entrar, Bella estaba ahora viviendo en la casa grande otra vez, no sabía si estaba aquí. Tal vez estaría Jacob. Sin pensarlo mucho llegué al umbral de la puerta y escuché voces.
—Está bien Bella, será como tu digas— era la voz de Black.
¿Qué rayos hacían los dos en su casa?
Que idiota soy, era su casa… el que estaba demás era yo.
—No te olvides de traer la mecedora— le contestó Bella desde dentro.
—Hoy mismo la traigo. Y algunos troncos para la chimenea— ¿Iban a vivir aquí?
Caminé de regreso a mi casa, abatido y apesadumbrado. Creí que podía tener una oportunidad… pensaba seguirla cuando terminara la cosecha, a donde ella fuera, aun al fin del mundo. Pero no soportaría quedarme para verla viviendo con Jacob.

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