13 febrero 2013

Cap 18 Mi dios griego


CAPÍTULO 18

CONFIANZA


EDWARD


—Empiezo yo— le dije tratando de no parecer ansioso ante las palabras que estaba a punto pronunciar. ¿Cómo era posible que unas cuantas líneas pudieran expresar lo que sentía?

“Un vent d'amour m'a fait perdre la tête
Tout a commencé quand nos regards se sont croisés,
Le soir ou nos lèvres se sont touchées.

Mon bel amour mon cher amour

Ne cessez pas de l'aimer
Sans toi la solitude me fais mal

Et dans mon esprit il n`y a rien sauf toi
Si tu écoute quelle qu’on que t`appelle
Ne peu pas c`est mon voix que te cherche dans le loin

Mon bel amour mon cher amour"

Terminé de recitar el poema y miré a Bella a los ojos, parecía hipnotizada.

—Es tu turno— le dije muy suavemente para sacarla de sus pensamientos, tal vez ni siquiera tenían que ver conmigo.

—Ah sí, disculpa, me distraje— un hermoso rubor se asomó en sus mejillas, estaba avergonzada. Cerré los ojos para poder escucharla, quería oír su voz cuando pronunciaba la palabra « amour » e imaginarme que me lo decía a mí.

—Perfecto— dije abriendo mis ojos cuando terminó de leer.

—Bue… bueno creo que debemos ¿que debíamos hacer?— sonreí al saber que se había olvidado de la tarea.

—Debemos traducirlo y luego intercambiar para corroborar la traducción— tomé mi cuaderno y me dispuse a hacer la tarea, creí oír que suspiró y dijo “ah sí, claro”

Me llevó apenas un par de minutos terminar de acomodar las palabras para que tuvieran sentido, no debía hacerlo literal se supone que siendo un poema tiene rima y ritmo, al menos en su idioma original.

La miré de reojo y estaba borrando unas palabras, en segundos ya tenía también su traducción.

—Ahora yo voy primero— me dijo.

“Un viento de amor me hizo perder la cabeza
Todo empezó cuando nuestros ojos se encontraron,
Por la noche y nuestros labios se tocaron

Mi bello amor mi dulce amor

No dejes de amarme
Sin ti la soledad me hace daño

Y dentro de mi mente no hay nada más que tu
Si escuchas quien que te llama
No temas es mi voz que te busca en lo lejos.

Mi bello amor mi dulce amor"

Terminó de leer y volvió a suspirar, yo tuve que contenerme para no besarla allí mismo, si al menos supiera que ella no se iba a molestar no me hubiese importado lo que diga el maestro.

—Bien, está bien pero creo que tal vez podríamos arreglarlo un poco, para que parezca más… sutil— sugerí.

— ¿Sutil?

—Sí. Dulce, sutil, lírico, cómo quieras llamarlo. Escucha, la primera línea, en lugar de “un viento de amor” podría ser “El viento del amor” Te leeré el mío:

“El viento del amor me hizo enloquecer,
nuestras miradas se encontraron y allí empezó todo
aquella noche nuestros labios se fundieron.

Mi hermoso y dulce amor

No dejes de amarme
La soledad me lastima

Porque en mi mente estás sólo tu
si oyes que te llaman
es mi voz que te busca en la distancia

Mi hermoso y dulce amor”

La miré nuevamente, sus ojos estaban húmedos, su mirada ausente.

— ¿Te parece bien? ¿Podemos presentarlo así o deseas cambiarle algo más?— pregunté.

—Si, está bien, los detalles no importan— dijo, su voz se hizo dura nuevamente.

—Si importan, las traducciones no se hacen literalmente, debemos captar la esencia de lo que el poeta quiso escribir y hacer que suene lo mejor posible.

—Es sólo un poema— volvía a ser la Bella que me rehuía.

—Son los sentimientos de alguien que sufría, que amaba. Tal vez tú no puedas entender eso. ¿Sabes tú que es sufrir por amor?— ella no tenía idea que esas palabras escritas en nuestro trabajo definían exactamente lo que yo sentía.

— ¿Cómo puedes preguntarme algo así?— no quería incomodarla, las palabras sólo habían salido sin poder contenerlas, una lágrima cayó por su rostro y se la limpió rápidamente.

—Lo siento, era sólo una pregunta… no pretendí…

—Si sé lo que es sufrir por amor, lo sé muy bien, sé cómo duele. Querer gritar hasta quedarse sin voz, sentir que te aprietan el pecho hasta no tener aire con que respirar. Sé lo que se siente Edward, no tienes que explicármelo— dos lágrimas más mojaron sus mejillas. Bella se levantó inmediatamente terminó de hablar y salió del salón.

— ¿Le pasa algo a la señorita Swan?— preguntó el maestro que apenas alcanzó a verla salir.

—Sí, se siente mal. ¿Podría salir… para ayudarla?— pedí.

—Desde luego, ¿terminaron la tarea?— le alcancé la hoja y salí rápidamente. No sabía dónde estaba, ni qué dirección había tomado.

Caminé hasta el estacionamiento, pude verla a través del cristal de su auto. Debíamos arreglar esto pronto, por nuestro bien y el de sus amigos, debía intentarlo aunque no me creyera.

Subí muy rápido a su camioneta, tal vez si le pedía permiso me lo iba a negar.
Estaba llorando ni siquiera sintió cuando entré pero al cerrar la puerta se sobresaltó.

—Bella…—

— ¿Qué haces aquí? ¡Bájate de mi auto!— gritó.

—En cuanto hablemos, me iré.

—Yo no quiero hablar— se revolvió.

—Sólo quiero que me digas ¿porque me alejas de ti? ¿Por qué me tienes miedo? ¿Qué fue lo que viste en mi casillero?— sus ojos se abrieron e intentó salir pero la retuve.

—Suéltame—gritó.

—Respóndeme Bella, confía en mí por favor— me apegué lo más que pude a ella, mostrándole que no quería lastimarla, simplemente estar cerca, me hacía tanta falta. Su respiración se tranquilizó poco a poco, hasta serenarse. Lentamente la solté.

—Había… cosas extrañas, revistas… videos, látigos, esposas y… armas— temblaba al decir esto.

— ¿Me crees si te digo que eso no era mío?— tomé su rostro entre mis manos.

—Yo… si, te creo— la abracé su corazón latía muy rápido, correspondió a mis muestras de afecto, estuvimos abrazados varios minutos.

—Edward… lo siento mucho, es que… me asusté, me perdo…

—Shhh, no digas eso. No hay nada que perdonar, al menos no entre nosotros— le sonreí pero no parecía entenderme. –Tengo una idea acerca que quienes fueron los que planearon esto pero necesito comprobarlo— por mi mente pasaban más de dos implicados pero debía estar seguro.

— ¿Lo averiguaste en la fiesta de Jessica?— me preguntó.

—No completamente, me gustaría llegar al fondo de todo, si me ayudas— le sonreí.

—Sí, lo que quieras, pero primero debemos solucionar lo de Alice y Jasper— eso también era importante, había sido culpa mía.

—Creo que por ahora debemos parecer… distanciados. Los Volturi regresan mañana a la escuela y deben encontrar que sus planes van caminando bien y a lo mejor descubramos que quieren— no podía parar de besarle la mejilla, sus cabellos, sus manos.

— ¿Los Volturi están en esto?— la pequeña arruga en su frente era adorable… — ¿Edward?— me llamó sonriendo.

—Tanya los mencionó, ella le pagó a Jessica 100 dólares para poner algo en mi casillero. Pero hay alguien más en esto, los Volturi necesitaban dinero para apostar, no sé tenga que ver eso con nosotros— Bella pareció recordar algo.

— ¡Las peleas callejeras! Cada año en noviembre al lado del cine Huntington se realizan competencias de lucha callejera, es ilegal, todo mundo sabe eso. Los Volturi siempre ganan. Pero para inscribirse hay que pagar y es una cantidad considerable que no se reúne con propinas ni mesadas— eso era interesante. Luchas ilegales ¿Qué pensarían las autoridades de esto?

— ¿Quién les da en dinero a los Volturi? ¿Cómo logran reunirlo?—Bella encogió los brazos.

—No lo sé. No me gustaba hablar de eso, nunca me gustaron las peleas— me aproximé un poco, necesitaba darle un beso. Sus labios se sintieron tan bien, tuve que controlarme mucho para no intensificar el beso.

—Entonces debemos averiguar, pero si nos ven juntos no sabremos toda la verdad— quería seguir besándola pero ya debía ser cambio de hora y posiblemente algunos estudiantes vendrían a sus autos.

—Está bien… podríamos vernos después— me sonrió, sentí que toda la alegría perdida me era restaurada, cómo había extrañado esos hoyuelos.

—Pasaré a buscarte por la tarde, debemos ir a casa de Alice, haré lo que sea para que ella y Jasper regresen— le di un beso en la frente porque si se lo daba en los labios nada podría sacarme de allí.

Regresé a clases y se me hizo demasiado tiempo hasta la salida. Apenas terminaron las clases llamé a mi madre para decirle que no regresaría hasta la noche, Esme no preguntó por qué, sólo me aconsejó manejar con cuidado, ella confiaba tanto en mí, era una mujer adorable.

Manejé hasta la casa de Jasper, sólo para encontrarlo en el mismo lugar en el que lo dejé por la mañana, en su sofá, con la mirada perdida. Lo único que había cambiado era que a su alrededor habían varias latas de cerveza.

—Levántate que debemos ir a ver a Alice— lo sacudí.

— ¿Para qué? Si no te creyó en la mañana no va a creerte ahora— tenía un aliento a licor que mataba.

— ¿Te vas a rendir sin luchar?— pregunté tratando de mostrarme enojado pero estaba tan feliz que no pude hacerlo bien.

—No soy tan fuerte cómo tu, no puedo fingir que no me duele— gritó.

—Jasper, así no vas a recuperarla— lo tomé de un brazo y lo llevé a la ducha. –Date un baño que apestas— lo esperé, tuve que apurarlo varias veces.

Se veía mucho mejor cambiado, casi no se le notaba su estado.
Cuando íbamos saliendo de su casa vimos detenerse el auto amarillo de Alice, detrás de él llegaron tres autos más, el de Bella, el Jeep de Emmett y un BMV rojo que conducía Rosalie.

Alice bajó de un salto, me causó gracia verla despeinada y con la blusa rasgada.

—Jazz— gritó corriendo y saltando sobre mi amigo. Él la recibió con los brazos abiertos y una sonrisa deslumbrante. Empezaron a besarse y miré a Bella que sonreía desde lejos.

—Bravo, este arroz ya se coció, vámonos amorcito—le dijo mi hermano a Rosalie quien ya no subió a su auto sino que se marchó en el de Emmett. Ambos traían unas caras de felicidad, yo todavía no sabía lo que pasaba. Bella me hizo señas para acercarme a ella.

—Lo siento, lo siento— escuchaba apenas a Alice entre besos que le daba a mi amigo.

Llegué hasta Bella todavía con la cara de incredulidad.

— ¿Qué pasó?— pregunté.

—No vas a creerlo, fue… Me gustaría haberlo filmado para que lo vieras— no la dejé terminar y la besé, necesitaba sentir otra vez su embriagador aroma.

Segundos después nos separamos, Bella todavía sonreía.

—Debo ir por mi mochila— dije caminado otra vez hacia la casa de Jasper, había olvidado mis útiles escolares con tanto rollo amoroso.

—No creo que sea buena idea…— escuché a Bella tras de mí pero yo ya estaba en la antesala, no entendía por qué; mis amigos deberían estar aclarándolo todo, tal vez Alice le estaba contándole a Jasper cómo es que ahora le creía, a decir verdad yo también tenía mucha curiosidad.

Pero entonces me quedé estático en mi lugar, agaché la cabeza e instintivamente me gire y salí corriendo de esa casa.

¡Por Dios! Alice y Jasper estaban… en la alfombra de su sala… sin el menor remordimiento ¿Qué no sabrían lo que es recato?

—Te dije que era mala idea— Bella sonrió, mi expresión debía ser cómica.

—Mis cuadernos…—alcancé a balbucear.

—Les llamamos en la noche para que lo lleve Jasper mañana. Vámonos de aquí—Bella seguía riendo, yo estaba seguro que iba a necesitar un psicoanalista.

Manejamos hasta llegar a mi casa, no era bueno que nos vieran juntos por allí.

—Debiste ver lo que pasó— mi novia llegó hasta mí saltando de alegría, cuando llegamos.

— ¿Finalmente me creyó o fue a averiguarlo por sí misma?— pregunté.

—Alice tiene sus métodos, mañana deberé enfrentar una llamada de atención y tal vez a ella le envíen una amonestación a su casa pero valió la pena, hoy María aprendió a volar— sus carcajadas melodiosas me hicieron olvidar todo cuanto había pasado entre nosotros, ahora sólo quedaba averiguar quién o quienes estaban detrás de toda farsa bien montada.

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