02 febrero 2013

Cap 18 Acosador




CAPÍTULO 18 

¿QUÉ HACER?

—No, esos no… son rojos, no queremos guerra, deben ser luces blancas— quité todos los fuegos artificiales que tenía en la cesta y tomé los que Bella me alcanzaba, sin rechistar, con una forzada y casi genuina sonrisa. Ay Edward Cullen, te estaban domesticando y lo peor de todo es que te gustaba. ¿Dónde quedó tu lado salvaje e indomable? Ni siquiera debías obedecerle… bueno técnicamente es tu esposa… pero no es tu mujer. "Aún" rugió otra voz lujuriosa. Dioses, me estaba volviendo loco, ese poderoso tequila mexicano había acabado con las ultimas neuronas cuerdas que me quedaban.
—Más cajas de fósforos, debe haber mucho fuego—tomó varias de ellas.
— ¿No sería mejor un lanzallamas?— bromeé.
—Eso nos vendría de perlas pero aquí no venden— su humor sutil me alocaba, bueno todo en ella me traía loco.
—Debemos darnos prisa— me dijo cuando salíamos de Port Ángeles. –Las estrellas brillan demasiado, la helada baja cuando el cielo está despejado—
Manejé muy rápido mi recién recuperado y amado volvo que había dejado en custodia en Port Ángeles. No me tomó ni una hora llegar, eran casi a las 11 de la noche cuando estacioné en frente del portón de ingreso.
— ¿Qué les vamos a decir?— pregunté.
—En ningún momento diremos que estábamos juntos, sólo que me ayudaste a irme de aquí el sábado. Les diré que tomé el dinero que me dieron tus padres como regalo de bodas— la miré dudoso. –Es que lo escondí en unas tablas bajo la cama de mi habitación, no quería que Jake se lo gastara con sus amigos— sonreí nuevamente, Bella era tan… deliciosa, hasta cuando hablaba.
—Entonces sólo te ayudé a irte. ¿Y cómo es que regresamos juntos?
—Te encontré cuando venía para acá. Sé que no es convincente pero no voy a entrar en detalles, yo sólo he venido a despedirme de papá y de May. Y me iré cuando termine la cosecha—
—Bella, cuando terminemos de cosechar… puedo… ¿Podrías aceptar… salir conmigo?— debía preguntar, tal vez no volveríamos a tener un momento a solas.
— ¿Salir? ¿Para qué?—buena pregunta. Pero me hirió un poco. ¿Qué le podía decir? "Hemos hecho de todo pero nos faltó tener sexo" No. No era por eso, yo quería verla muchas veces más, miles de veces…
— ¿Que tal para ir al tragamonedas?— sonreí tristemente.
—Me gustaría mucho…— sonrió. –Edward, gracias por todo— cerré los ojos. "No te despidas por favor" gritaba por dentro.
—Gracias a ti Bella. Me hiciste ver la vida de una forma diferente— mejor dicho me hiciste sentir de una forma diferente.
La quería, estaba seguro ahora. Me había enamorado como un idiota de ésta niña loca.
—Voy a abrir la puerta, nadie escucha el claxon— salió de pronto dejándome un vacío terrible.
¿Cuándo me había pasado esto? ¿Cuándo había dejado que se hiciera dueña de mi corazón?
Llegué a la casa y me estacioné, Bella bajó como una bala perdiéndose en la noche. Caminé hacia mi habitación, antes mandé a llamar a Charlie. Me cambié y tomé una ducha, todo el día caminando me había agotado.
—Señor Cullen, bienvenido. Tenemos un grave problema— dijo al verme, ni siquiera preguntó o comentó por su hija.
—Dime—
—Ha empezado, la temperatura está descendiendo, tocaremos las alarmas cuando lleguemos a 8 grados— dijo con seguridad.
— ¿Qué debemos hacer?—
—Tenemos las fogata listas, si es necesario quemaremos la paja, troncos o incluso llantas. No es aconsejable pero creo que si el clima empeora debemos empezar la cosecha— dijo muy serio.
—Como tú digas—
—Pero usted debe estar allí, eso le da aliento a los muchachos, ver que el patrón se preocupa por sus viñedos tanto como ellos, sino no se esforzarán lo suficiente.
—Saldré en cuanto me pongas las botas— le aseguré.
—Mi hija ha vuelto, gracias por ayudarla— quería decirle "fue un placer" pero no sabía cómo lo tomaría.
—No fue nada— mentiroso…lo fue todo.
—Lo espero señor— el capataz salió a paso veloz. Parecía que las cosas eran más graves de lo que imaginaba.
—Hola mi niño, te preparé un café, hoy seguramente no dormirás…gracias por traerla sana y salva— May me traía una bebida caliente.
—Gracias. Bella es fuerte, lo habría logrado sin mí. ¿Cómo están por aquí? ¿Qué se dijo de lo que paso?— quería saber si Black o los otros chicos me culpaban de algo.
—Pues le di una paliza a ese muchacho, así todo golpeado como estaba, le rompí mi mejor cucharón en ese lomo de bestia que tiene ¿cómo se le ocurre traer aquí a esa mujer? Le dije que mi nieta tuvo razón en irse. Todas lo creemos, estamos con Bella. Pero Charlie no ha dicho nada, está tan callado como siempre— May era una anciana de armas tomar, ahora entendía a quien había salido mi berrinchuda.
Lo que no entendí fue eso de que Jacob estaba golpeado, Bella no lo hizo, hasta recuerdo que me sentí decepcionado por eso.
—Bien me tengo que ir a ver lo de la helada, nos vemos luego— le di un beso en la frente pero antes que pudiera dejarla tomó mi mano.
—Mi niño, Bella es lo que más quiero en la vida. Espero que te hayas portado como el caballerito que crié y no le hayas hecho daño— la fuerza que hacía en mi mano se intensificó. Sonreí de felicidad.
—Jamás le haría daño May, jamás… ella… también es lo que más quiero— me sentía como un niño que confesaba su primer amor pero ya no podía ocultarlo más.
— ¡May! ¿Has visto mis alas de ángel?— gritó Bella en algún lugar de la casa.
—Te creo mi niño, tú nunca has sabido mentir. Hablaremos de esto luego— me revolvió los cabellos y desapareció.
Tomé una chaqueta gruesa de cuero y salí a trabajar.
.
—Necesitamos más leña, traigan toda la paja de las caballerizas— escuché gritar a los hombres, algunos corrían de aquí para allá.
— ¡Edward!— el pequeño Seth llegó corriendo hasta donde estaba. –Te echamos de menos, estos días hemos estado muy atareados, ¿Dónde te habías metido?— sonrió contento. Quise decirle que había estado perdido con la mujer más increíble del mundo.
—Tuve cosas que hacer y me demoré más tiempo del necesario.
— ¿Oye supiste lo de Jake?—
—Algo escuché.
—Bella lo golpeó, lo masacró, le puso el ojo morado y luego incendió la iglesia para que se quemara su acta de matrimonio, fue todo un escándalo— sonreí a escuchar esa sarta de cosas exageradas.
— ¿En serio?
—Bueno no incendió la iglesia, esa es la versión que contaremos en el futuro. Pero si entro de noche y rompió el registro. El padre vino furioso al día siguiente y le montó una escenita a Charlie. Pero Jake todavía tiene el ojo morado y camina chueco.
— ¿Si?— eso era muy extraño
—Bella sí que pega fuerte, tiene experiencia, tú sabes, su padre era luchador también, cuando era policía— caray, con razón me pegó, hasta ahora me dolía la cabeza. ¿Pero, quien golpeó a Black?
—El patrón, ¡por fin!— gritaron cerca de allí, algunos se acercaron y palmearon mi espalda.
— ¿Qué hay que hacer?— les pregunté tratando de dirigir su atención en los problemas presentes, mi cabeza era un lío, creo que me perdí de algunas cosas pero no era el momento de aclararlo menos con 20 de esos chicos cerca.
—Todos estamos trayendo troncos, fíjate si en la casa grande hay leña o muebles viejos, vamos a necesitar todo lo que podamos quemar. Ve con Seth— ordenó Sam, sí que tenía don de mando. Corrimos hacia la casa por la puerta trasera, antes de entrar me quedé fascinado por lo que veía.
—Bella traía un vestido blanco largo y unas alas enormes, parecía un verdadero ángel caído del cielo. No me di cuenta que no avanzaba hasta que Seth me empujó.
— ¿Se ven hermosas no?— me sonrió. Pude darme cuenta que muchas muchachas estaban igual que ella.
— ¿Qué es lo que harán vestidas así?— Pregunté.
—Ahuyentar al dios de las heladas, todas deben verse como ángeles y las alas ayudan a que el calor del fuego les llegue a las plantas— Bella movía sus hermosas alas y corría. Era en verdad divina, su sonrisa era todo lo que mi corazón necesitaba para seguir latiendo.
—Edward avanza, nos pones en evidencia— Seth me jalo de un brazo, me di cuenta entonces que algunas nos miraban sonrientes pero Bella no se había dado cuenta de nuestra presencia.
Seguí a Seth hasta encontrar troncos detrás de la casa, a duras penas los llevamos e informamos a los demás lo que habíamos encontrado.
La noche siguió haciéndose fría, escuché una campana a lo lejos.
—No está dando resultado, la temperatura baja más aún, vamos a tener que empezar con la cosecha— dijo Sam, fue entonces que vi por primera vez a Jacob.
Estaba muy cerca, efectivamente parecía golpeado, traía un ojo lastimado y la mirada perdida.
—No podemos, el señor Carlisle no lo permitiría— dijo Garrett, me esforzaba pero no les entendía, mi experiencia en esta hacienda era nula.
—Pero el señor Carlisle no está aquí, nunca ha hecho tanto frío, vamos a perder la cosecha si no nos damos prisa— algunos gritaron y otros seguían vociferando a favor o en contra.
— ¿Qué pasa aquí?— gritó entonces el capataz que acababa de llegar.
—Charlie, debemos cosechar ahora— le dijo Sam.
—No lo sé, eso no lo decido yo— todos me miraron.
—Podemos quemar las llantas, sé que eso no sería lo mejor pero las mantendrá con calor, el humo es más denso— Quil trataba que su idea fuera aprobada.
—Ya les dije que haremos todo lo posible, mi hija está tratando de encender los fuegos artificiales— Charlie estaba dudoso
— ¿Bella regresó?— Jacob pareció por fin recuperarse de su trance y avanzó unos pasos.
—Aléjate de ella— Charlie no dijo más y le dio la espalda, se acercó a mí.
—Señor Cullen. Edward. Debemos decidir qué hacer en caso que se complique todo.
—Pero… yo sinceramente no sé que sea lo mejor, jamás he estado en un problema así… creo que… dame una hora y decidiré— él sólo me miró con algo de tristeza y se fue.
No sabía qué hacer, no entendía lo que pasaba, cuáles eran las opciones y que era lo mejor para todos.
A lo lejos vi unas chispas. Era mi ángel.
Corrí como un loco, sólo ella podría decirme lo que necesitaba saber y ayudarme en esto.
Llegué casi sin aire a la pequeña colina desde donde estaba lanzando aquellos hermosos fuegos artificiales.
—Ey acosador es la primera vez que te veo trabajar— se burló tomando otro cartucho de pólvora
—Hola angelito. Tengo que decirte algo— su mirada cambió parecía más dulce.
— ¿Qué necesitas?— sonrió. "A ti" quise decirle.
—No sé qué hacer, no entiendo… Sam dice que debemos empezar la cosecha, Quil que quememos los neumáticos, tu padre dice que es mi decisión… pero yo…
—Noooo, no pueden hacer eso. Edward no lo permitas— se acercó a mí preocupada.
—Bella ayúdame… debo decidir por una de las dos opciones pero no se qué consecuencias traigan…
—Si iniciamos la cosecha el vino se agriará… la cosecha debe ser al amanecer, además el frío ha congelado el sabor de las uvas… y si queman neumáticos el olor se quedará en los frutos... no Edward, ninguna de las dos opciones es viable—
—Dicen que si no decido por alguna de ellas podríamos perder todo.
—Eso es cierto… ahuyentaremos a la helada, haremos la danza... las chicas están listas, los fuegos artificiales aquí. Tenemos todo—
—Bella, realmente confío en lo que haces, en serio… pero necesito otra alternativa.
—No hay alternativa Edward… no podemos calentar el campo de forma pareja…
—Pero… debe haber algo…
—Sólo que tengamos un lanzallamas o la tierra se caliente— sonrió ella.
Eso me dio una idea…

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