05 febrero 2013

CAP 17 ENEMIGO PUBLICO




CAPÍTULO 17

CONVIRTIÉNDOME EN LEYENDA


EDWARD
—Buen día campeón— escuché una voz conocida y femenina. Me incorporé de golpe para encontrar a Tanya con una bandeja de comida, al lado de mi cama.
—Hola ¿Qué haces aquí?— pregunté.
—Aquí vivo. Eleazar me echo de casa, ya sabes, ahora anda en otros negocios— sonrió con tristeza.
—Lo siento…si fue por mi culpa— me excusé
—No, no. Yo misma me fui con la cabeza en alto y pues… necesitaba quedarme en algún lugar. Ya no estoy en el club, sólo soy maquillista, al menos estudie algo mientras duro la abundancia.
— ¿Cómo te dejaron quedarte?
—Ah. No te ofendas Edward, tú nunca me hiciste caso. Estoy con Mike— casi me atraganto con el jugo. Así que Mike y Tanya. Qué alivio.
—No me ofendo, no hay resentimientos, me alegra que seas feliz… con Mike— dije sin podérmelo creer.
—¿Suena extraño verdad? Las vueltas que da la vida. Siempre creía que un día caerías pero ya me di por vencida— sonrió.
—Me alegro por ustedes— me eché un buen bocado de tostadas. Moría de hambre.
—Bueno, me voy a cambiarle las gasas. Todavía no cierra su herida y tiene la cara hinchada, dice que va a mandarse a poner un diente de oro para sustituir el que perdió. Provecho— salió sin decir más.
Tanya siempre fue muy buena y atenta con la banda, sabía que sus intenciones conmigo eran serias pero yo nunca pude corresponderle, yo siempre vivía esperando, hasta que Bella llegó. Mi Bella. Ahora en prisión por mi culpa, jamás me lo perdonaré.
Los días pasaban lentos, me dediqué a escribir para matar las horas. Ni era muy bueno pero eso me mantenía ocupado.
A veces salíamos a algún bosque con los chicos para practicar nuestra puntería. Mi pierna sanaba bien, ya no dolía.
Este encierro me estaba matando. Quería tener a mi mujer conmigo y pronto. Me parecieron años aquellas semanas, hasta que por fin el mensaje de Jenks llegó.
"El martes en el Teatro Biograph. La función es: Enemigo público número 1. Ve con amigos" sonreí al leer la nota. Siempre si iba a ver a Clark Gable, a Bella le encantaría.
Como cada mañana encontré el desayuno servido. Tanya era buena cocinera por eso los chicos no decían nada. Mike se había recuperado totalmente, gracias a sus cuidados. Debo confesar que también le tomé cariño, todos los días cambiaba mis gasas y se acordaba de darme las pastillas para la infección.
— ¿Crees que podrías comprarme boletos para la función en el Biograph del martes a las 5 pm?— le pedí a ella pues salía regularmente y no levantaba sospechas.
—Claro. Esa película debe ser sensacional ¿sabes que se han inspirado en ti? –Sonrió— ¿Irás solo?— preguntó.
—No. ¿Quisieras acompañarme? Tu, algunas amigas, y no sé, tal vez Mike. Emmett está de viaje con Ben para lo de las carrera y Jasper regresa de New York la próxima semana.
—Ah sí me encantaría ir, le diré a una de mis hermanas, ellas están viviendo en el centro de la ciudad.
—Excelente— terminé mi café y fui a dar una vuelta por la casa. Hacía calor, me senté como siempre en la terraza a escribir mis memorias. Soñaba con que algún día mis nietos las leyeran. Sonreí, ni siquiera tengo hijos y ya pienso en nietos. Pero en todos mis pensamientos, estaba Bella presente. Los dos juntos, con una gran familia. Hijos, nietos, perros…
Rogaba al cielo que este tiempo pase pronto, poder salir bien de ese gran golpe y llevármela lejos. Casarnos, tener hijos. Vivir una vida a su lado y llegar a hacernos viejos.
Al caer el sol y casi en tinieblas decidí hacer una visita a una de las delegaciones que la policía había puesto expresamente para atraparme "Escuadrón Masen" decía la puerta. Era el único momento en que podía atreverme a salir, así que aproveché.
Entré a fisgonear, quizás era una locura hacer esto pero me atraía el peligro, además quería saber cuánto pedían por mí. Debo haber incrementado mi valor después del último ataque del FBI.
Vaya, diez mil dólares. ¿Tan poco valgo?
Había fotografías y planos de los bancos, parecía que alguien se encargaba de estudiar cada uno de mis asaltos. Una pintura de mi predecesor y la antigua banda, como la conocí. Y al lado, fotos de todos aquellos chicos que me enseñaron tantas cosas, todos ya muertos.
Como ha pasado el tiempo, casi 6 años en esta vida. Vi caer a muchos de ellos. Llegar a los nuevos, con los que formé mi propia banda. Jasper o pantera, vino del sur. Había formado parte de otra banda luego que el ejército lo echara. Me pareció un excelente estratega. Gracias a él nunca me atraparon. Emmett, el oso, había sido cazador. Era el más fuerte y alegre del grupo. Ben, cobra, era sumamente rápido al volante. Gracias a él pudimos escapar muchas veces. Y Mike, el avechucho, creo que nunca recordaría que pájaro es. Él sólo era un niño cobarde que no había estudiado nada y no le encontraba otra solución a sus problemas de dinero, que los asaltos. Aún así le estoy agradecido por arriesgar su vida por mí.
Seguí husmeando, había un mural lleno de fotos de la penitenciaría de Power Croint, allí estaba yo abrazando al hombrecito que moderaba las preguntas. Me veía tan cómico.
Más lejos estaban las fotos de los que suponían integraban mi banda, estaba la fotografía de Emmett, la de James y otros tipos que conocía de vista.
Y más abajo, tres fotos de Bella. Una donde tenía el rostro magullado, casi la saco y la rompo de la rabia que me causaba. En las otras dos, estaba vestida con traje presidiaria, una de frente y otra de costado. Aún así se veía hermosa.
"Pronto mi amor, pronto podré ir por ti. Volaré esa prisión si es necesario… sólo espérame"
Escuché pasos cerca y me tensé, llevé una mano a mi arma pero los pasos se hicieron más suaves. Miré de reojo, ocho policías estaban rodeando una radio, al parecer un partido importante se estaba llevando a cabo.
— ¿Cómo van?— pregunté en voz alta, definitivamente soy un demente pero me hacía gracia que en el lugar en el que supuestamente me conocían mejor, nadie volteara a verme. Menuda sorpresa se habrían llevado.
—3 a 2 para los Cubs pero los yanquis están dando lucha— escuché que me contestaron.
"Y Brosca le pegó a la bola ¿podrá Daniels llegar a completar la corrida con esa pierna herida?" escuché al comentarista de la radio.
—Sí, sí, eso— gritaban todos.
Era momento de salir, demasiada adrenalina para una sola noche. Regresé a la casa.
.
El martes llegó pronto. Me tomé mi tiempo en vestirme y afeitarme. Recientemente Tanya me había traído un traje beige que le pedí que me comprara y la camisa blanca hacía juego con el sombrero.
Las gafas oscuras me ocultaban bien los ojos. Podría pasar desapercibido.
—Edward preparé jugo. Mike no quiere ir, va a quedarse escuchando el partido, creo que hoy es la final— Tanya arreglaba varias cosas mientras que una de sus hermanas estaba en el sofá descansando. Creo que era Kate o Carmen, la verdad nunca reparé mucho en ellas. Me tomé el refresco rápido pues ya estábamos retrasados.
—Tanya, la función es a las cinco, ya son 4 y media— me quejé.
—Un momento Edward, tengo que dejar la cocina limpia.
Salí hacia el auto y me senté a esperarlas. Miré mi reloj, un longines herencia de mi verdadero padre, lo abrí para depositar dentro una de las fotos que me había robado de la estación de policías, no pude evitarlo, Bella se veía tan inocente. Le di la forma y la coloqué en el reloj que parecía un relicario.
Ahora podría ver sus ojos cada vez que miraba la hora.
Pero algo en el ambiente me decía que no todo marchaba bien. Tanya parecía alterada, había gritado todo el día, muy raro en ella que generalmente es amable.
Y Mike no me habló en todo el día. Debe ser que está celoso. Ya una vez me lo insinuó, su mujer solía buscarme conversación durante las comidas, no era mi culpa tener más conocimientos que él. Mike solo hablaba de ropa y de carreras de caballos.
Me dolía la cabeza pero eso no me detendría, necesitaba ese portafolio con las instrucciones finales de Jenks para llevar a cabo ese asalto.
¿Cómo estará mi Bella? Sé que me está esperando, con esa sonrisa bonita que tiene.
"Cada paso que doy es para poder estar más cerca de ti amor, espérame, espérame"
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JACOB BLACK
Me llegó el informe de los federales una tarde, estaban organizando una cacería y querían a los mejores tiradores.
Yo no quería hablar con Félix, todavía me reventaba verle la cara. Pero tuve que ir, como jefe debía estar al tanto.
—Black, cachorro. ¿Sigues molesto?— se rió.
— ¿Que quieres Hoover?
—Las mujeres son un fastidio y esa es un pecado andante. Abre los ojos, la zorra prefiere a los ladrones como Masen, a las mujeres les gustan los chicos malos no los hombres de bien.
—Bella es mi amiga, la conozco desde niña…
—Y yo soy Santa Claus— se rió.
— ¿Que es lo que quieres?— grité
—León Masen nos ha dado una segunda oportunidad para atraparlo. El soplón está cooperando, ah cierto, no te había contado… tengo a alguien metido allí.
— ¿Quien?
—Si te digo no será secreto.
— ¿Qué hay de Masen?
—Va a ir al cine esta tarde… sí en una horas. Van a ser 3, Masen y dos mujeres. Al salir nos vamos encima de ellos.
— ¿Arresto o matanza?— sonreí por primera vez.
—Veo que nos entendemos Black. Quiero a León Masen, muerto…o muerto.
— ¿Hoy?
—Hoy. En la función de las 5 de la tarde. Saldrán del cine a las 7, antes de oscurecer. La policía puede quedarse con la recompensa, es más, dile a tus chicos que pago mil dólares al que le dé en la cabeza— sonrió de modo siniestro.
Me fui volando a la delegación, le pedí a los chicos que custodiaban a Bella que vinieran, Sam y Jared eran mis mejores tiradores.
—Los he reunido hoy porque tenemos un trabajo importante. El que no esté preparado puede marcharse.
—Jake ¿Cuándo nos hemos negado a trabajar?— sonrió Jared.
—Pues hoy vamos a salir de cacería. Tendremos a Masen a tiro.
—¿Masen? ¿Estás seguro?
—Ese loco nos volará la cabeza antes que digamos Chicago— se quejó Paul.
—Contamos con Fusiles Thompson semi automáticos, lo mejor hasta ahora.
—¿Vamos a usar los fusiles en un lugar abierto?— la pregunta de Sam me sonaba a miedo.
—Recuerden que perseguimos a un asesino implacable. Las personas al rededor son daños colaterales.
—Jake, es una película de Clark Gable, mas de la mitad de la gente allí son damas— Sam volvió a quejarse.
—Sam no va. Hay mil dólares para todo aquel que logre darle en la cabeza al puto León ¡Adelante!— grité.
Me recorría el cuerpo una sensación de placer, si, iba a gozar apretar el gatillo, matar a Masen era ahora mi única misión.
—Quil, ve con Jared a la sombrerería del frente. Paul, Embry, cubran el callejón que está a la derecha del teatro— indiqué apenas llegamos. De todas formas Sam vino con nosotros. Sabía que el dinero ablanda las conciencias.
Esperamos fuera del cine, todos vestíamos de civil. Había revisado mi arma más de 10 veces.
Sólo Sam, Félix y un tal Demetri podríamos acercarnos a Masen, esperaríamos a verlo salir para asaltarlo por detrás, no debíamos darle tregua, él podría responder y tal vez no la cuente.
Una extraña sensación me recorría, mezcla de desesperación y placer. Hoy se terminaba la estúpida leyenda urbana, el Robin Hood de los zarrapastrosos y las golfas. Yo mismo iba a contribuir a limpiar la sociedad de esta basura.
Cuando dieron a las 7 el corazón se me aceleró. La gente empezó a salir de la la función. Buscaba un grupo de tres.
Y los vi. Las dos mujeres salieron delante de él y luego se colocaron una a cada lado.
—Allí va la dama de rojo— murmuró Félix.
Me fijé en ella y la reconocí. Era Tanya Denali, del club donde Bella trabajaba hace meses.
A su lado Masen llevaba un maletín, traía gafas oscuras y un sombrero blanco grande. Sus ropas también eran claras. Pronto se echarían a perder. Cuando el rojo carmesí de la sangre las empapen.
—La cena está servida señores— Félix avanzó y no me quedé atrás.
Caminé despacio, Masen ni se percataba que estábamos tras él.
Tanya lo tomó del brazo que tenía libre. Infeliz, siempre supe que ese era su tipo de mujer.
A lo lejos se oyó el sonido del seguro de un arma ¡Carajo! ¿Cuál de los idiotas que traje lo habrá provocado?
Debíamos ser rápidos.
Masen siguió avanzando, quitó su brazo de la golfa y se llevó la mano a la cintura.
Pero ya era tarde, demasiado tarde para él.
Escuché un fuerte sonido a mi lado derecho, dónde estaba Félix y descargué todas las balas de mi rifle.
Una a una las conté, fueron 6 tiros, de los cuales juraría que tres de ellos lo impactaron.
La gente corría despavorida en todas direcciones, empujé a muchos para avanzar.
Lo vi desplomarse hacia adelante y caer como una estatua de piedra. No siquiera pudo responder, fuimos más rápidos que él.
Nadie resistiría eso. Nadie podría soportar tal tanda de descargas. El tipo debía estar muerto.
Las sirenas de las patrullas sonaron a lo lejos, la gente empezó a remolinarse.
—Limpia esto cachorro, yo tengo que llamar a Washington— Félix subió a su auto, se veía como si se hubiese sacado la lotería.
Llegamos junto a los cadáveres, lamentablemente las dos mujeres que lo acompañaban también habían muerto.
Masen estaba tendido en medio de un gran charco de sangre, ahora era historia, una triste y patética leyenda.

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