13 febrero 2013

Cap 13 Mi dios griego


CAPÍTULO 13 

OTRA VEZ EN PROBLEMAS


BELLA


Algunos días después del regreso de Edward empezaron los entrenamientos para el primer partido de baloncesto, con lo cual nosotras también fuimos convocadas.

Regresaba a casa tan cansada que apenas me daba tiempo de hacer mis deberes y revisar el buzón de quejas y sugerencias de la escuela.

Como delegada estudiantil era mí deber estar atenta a los desperfectos y nuevas ideas que los estudiantes tuvieran. Y esta semana no me lo estaban poniendo fácil. Mañana mismo pondría un aviso grande que advirtiera que cada queja o sugerencia debía estar firmada.

Al revisar las notas encontré hace dos días una queja acusando al capitán del equipo de tener sexo con Rosalie en uno de los baños. Ayer había cinco quejas sobre la comida, dos sobre la limpieza y otra más sobre el decoro, decían que otra vez el capitán y Rosalie habían usado un armario de limpieza para demostrarse su amor.

Debía hablar seriamente con ellos antes de pasar mi informe semanal.

Tomé los papeles de hoy, más quejas sobre el almuerzo, bueno he de reconocer que se pasaron de sal y el postre sabía a cartón. Pero a lo mejor sí era saludable, tendría que revisar los ingredientes.

"Las animadoras son una zorras se tiran a los jugadores, asquerosas y sucias" leí en un papel amarillo.

Era oficial, ellos necesitaban una llamada de atención. Tomé el teléfono para pedirle a Rose que por favor planificara sus encuentros con Emmett fuera de la escuela.

—Dime Bella— contestó a la primera timbrada.

—Rose, sé que esto es algo embarazoso pero… ¿podrías dejar de tener sexo en la escuela?— le solté.

— ¿Qué? Oye no he tenido sexo en el colegio, bueno nos encerramos una vez en un armario pero no lo hicimos. ¿Andas espiándonos?— preguntó molesta.

—Sólo estoy revisando el buzón de quejas, te acusan de eso, aunque en la última solo dice que las animadoras se acuestan con los jugadores.

—No es novedad, serán las Denali, esas se tiran a todo el que quiera con ellas.

—Está bien, lo pasaré por alto, no lo pondré en mi informe. Mañana tenemos ensayo con los chicos ¿lista?— pregunté, Rose soltó una carcajada, teníamos que enseñarle la rutina a Emmett, sería algo divertido.

—Ni un poco, mi osito se mueve bien pero no estoy segura si de pie también lo haga— creo que me sonrojé.

— ¿Osito?— me reí.

—Ah, es de cariño, tiene unas manos enormes como un oso, bueno todo en él es grande y fuerte...—

—Ya párale que tengo que estudiar, me perviertes la mente— le colgué, para terminar mis tareas y avanzar algo de la siguiente semana que prometía ser difícil.

**

Estaba ensayando la rutina con Emmett. Edward y Jasper estaban sentados mirando. A un lado Rose se reía.

—Emmett suéltate, te ves tan rígido como un poste, piensa que estás bailando con Rose, debes levantarme, rodarme alrededor de tu pecho y espalda, luego me colocas en tus hombros— le describía los movimientos pero él parecía que no podía hacerlo.

—Entendí lo de levantarte pero no sé como rodarte por mi cuerpo sin tocarte las piernas y otras parte. Bella no quiero morir mientras duermo esta noche— dijo mirando a Edward que se veía serio.

—Tal vez necesitas una demostración— dijo Alice mirando a Jasper, le hizo un gesto y el rubio de inmediato se puso de pie. Esos dos no necesitaban palabras para comunicarse.

—Mas o menos es así, sólo que yo le he agregado más cosas— Alice se acercó rápidamente a su novio que dio dos vueltas con ella alrededor de su cuerpo, la colocó en sus hombros de rodillas y terminó con Alice parada sobre él.

—Wow, eso es imposible— gritó Emmett.

—Solo una vuelta y terminas con Rose sentaba sobre tus hombros no de pie— lo animé

— ¿Con Rose? Creí que sería contigo, pareces más ligera— miré de reojo a Rose que estaba con una expresión nada amigable.

—Soy tan ligera para ti como Alice lo es para Jasper— se quejó la rubia.

—Pues eso tengo que probarlo— Emmett parecía un niño asustado.

—Sabes perfectamente mi peso— dijo ella haciendo que Alice sonriera y Jasper se pusiera serio.

—Pero no haciendo esta clase de piruetas cariño— el grandulón sonrió y Rose le dio un coscorrón, todos rompimos a reír.

—Déjame probar— dijo Edward tomándome de la cintura y balanceándome, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba sobre sus hombros.

—Si Eddie puede yo también— dijo Emmett y se inclinó a tomar a mi amiga, la levantó del suelo pero se enredó en la vuelta y por no tirarla cayó sentado. Volvimos a reír.

—Es difícil— se quejaba el capitán.

—Solo deben practicar— le aconsejé.

—Bella, esa rutina es sólo para los capitanes—la maestra Banner había llegado a observarnos.

—Estamos probando profesora, le mostraré los resultados el lunes— prometí. Mi plan era que Rose hiciera la rutina con Emmett pero no sabía cómo evadir esta situación.

Estuvimos ensayando un poco más, Alice y Jasper nos mostraron algunas rutinas que Edward no demoró en practicarlas conmigo, me sorprendía que me levantara como si fuera una muñeca y claro me encantaba que fuera él quien me tomara así.

El teléfono de Jasper sonó, sus padres habían venido por él y Rosalie, Alice se marchó con ellos.

—No puedo terminar esa vuelta con mi nena ¿debo hacer eso contigo antes de cada partido?— me preguntó desanimado Emmett.

—Mi plan es que ustedes hagan pareja pero si no les sale…

—Me esforzaré, ya lo verás. Oye podríamos hacer esto en parejas, la enana con Jass, tú con Eddie y yo con mi barbie— se rió el capitán.

—Eso suena bien— dijo Edward tomándome de la cintura, sabía que le molestaba que hiciera la rutina con Emmett.

—Oye Bella ¿podría probar contigo? No le digas a Rose pero pesa un poco, no la puedo subir a mis hombros— se quejó mi enorme amigo. Edward volvió a sentarse.

—Claro te mostraré— ensayamos hasta que logró ponerme en sus hombros. Edward nos miraba algo serio, se veía que trataba de sonreír pero no lo lograba.

En eso las puertas del gimnasio se abrieron, Quil, Jake y los Volturi entraron.

—Oye Jake, tu chica está haciendo trío— le dijo Demetri a Jake.

—Nuestro capitán ya se cansó de la rubia ¿Quién quiere cosas de segunda mano?— se rio Félix, me bajé rápido de los hombros de Emmett.

— ¿Qué insinúas suplente?— dijo mi amigo dando unos pasos hacia él.

—No insinúo nada capitán, veo que ahora está tratando de ligarse a la capitana, eso es mejor que andar tras Rosalie, al menos Bella no dejó que Jake la hiciera su mujer… en cambio Rose… tiene mi marca— Félix lo encaró con una sonrisa hipócrita.

—No creo eso— dijo Emmett molesto.

—Pues es sólo cuestión que le preguntes, parece que no mata una mosca pero es una fiera en la cama… si, las animadoras son tan flexibles— Félix parecía gozar hablando de ese modo.

Edward se levantó de inmediato cuando su hermano empujó a Félix.

—Bella, vámonos de aquí— me dijo Jake jalándome de una mano.

—No la toques— dijo Edward poniéndose delante de Jake. Escuché una carcajada de Demetri muy cerca.

— ¿Vas a dejar sólo a tu hermanito?— le dijo a Edward, entonces Félix y Emmett empezaron a pelear, vi el dilema en los ojos de mi novio. Me solté de inmediato de Jake.

—Ve a ayudar a Emmett— le rogué a Edward y corrí a la salida para buscar al entrenador.

Trataba de apurar el paso, mis piernas no me respondían como quería porque estaba cansada. No me detuve sino hasta la puerta de su despacho, ni siquiera toqué, sólo entré de golpe.

—Señorita Swan ¿Qué sucede?— me miró alterado.

—Pelea— dije jadeando. –En el gimnasio… los Volturi quieren golpear al capitán— grité.

El entrenador se puso pálido, se levantó de su silla y corrió como un loco, lo seguí de cerca, en el camino me encontré con Quil y Jake.

—Yo que tú no entraría allí— me cortó el paso Jake, yo estaba desesperada, temía lo peor.

—Apártate o te pateo otra vez— lo amenacé.

—Félix y Demetri ya los deben haber acabado, no veas eso… Bella— lo empujé y entré en el gimnasio esperando lo peor.

Me sorprendí, el profesor revisaba a Emmett, Edward estaba sentado en una gradería, Félix y Demetri yacían en el suelo, al parecer sin sentido.

Al verme Edward vino hacia mí, corrí y me abracé a él, no quería soltarlo.

—Te quiero, te quiero, te quiero— le decía mientras lloraba, había tenido tanto miedo.

Él sólo limpió mis lágrimas y me besó, luego juntó su frente con la mía.

—Yo también te quiero. Tranquila, te prometí que no dejaría que me lastimen.

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