13 febrero 2013

Cap 13 El Contrato


CAPÍTULO 13

VACACIONES 2 

BELLA SWAN

— ¿Qué hacía ese tipo aquí?— me dijo Edward algo furioso, se estaba conteniendo lo podía ver.

—Pues pasaba por el pasillo y me hizo conversación ¿por qué?—pregunté asombrada de su cambio de actitud.

—Qué coincidencia ¿no te parece?— dijo con muy poco tacto.

— ¿Estás insinuando algo Edward?— ahora yo estaba molesta.

—Te está siguiendo— dijo muy convencido.

— ¿Por qué crees eso?

—Porque eso hacen los tipos como él.

— ¿Ah y tu eres muy entendido en eso no?

—Claro, es famoso, tiene a las chicas que se le antoja.

— ¿Y yo no tengo voluntad o qué?— le grité.

—No con tipos como ese… te va a embaucar… lo siento Bella no quise ofenderte— se disculpó pero ya era tarde, me reprimí para no decirle una palabrota.

—Ya dijiste Edward— le grité y entré furiosa.

—Bella, amor lo siento— dijo disculpándose otra vez pero yo no quería oír ninguna de sus excusas. Si íbamos a casarnos debía aprender a confiar en mí.

—Lo vas a sentir más Edward porque quiero que duermas en el sofá— le dije en la habitación, le aventé una almohada y un cobertor. No dijo nada, no hizo más por disculparse.

Dio media vuelta y salió. Me sentí tan triste y furiosa con ganas de romper todo.

Me costó conciliar el sueño, di muchas vueltas en la cama, tenía ganas de ir a él pero me contuve. Era de madrugada cuando sentí que me acariciaba.

—Edward… estás castigado— dije entre dientes y le di la espalda.

—Bella… por favor, despierta…Bella— insistía.

—Está bien, acuéstate a mi lado pero no quiero que intentes nada— le dije aún medio dormida.
—Bella… me encantaría dormir contigo… necesito avisarte, me voy…—me senté como resorte ¿tanto le habría molestado que le hiciera dormir en el sofá?

— ¿A dónde vas? Ya no estoy molesta, no tienes que marcharte— le dije aferrándome de la manga de su pijama.

—No es eso linda— me dio un beso en la frente. –Rosalie ha empeorado, tiene mucha fiebre, voy a la otra habitación a cuidarla—sus manos recorrieron mi rostro y me dio un abrazo.

—Espera… —le dije despertándome por completo. –Voy contigo— era cierto de Rosalie no era muy amable con Alice y conmigo y que a veces nos miraba con un poco de soberbia pero era la novia de mi hermano, yo también debía estar allí.

—Está bien, esperaba que dijeras eso—Edward prendió la luz y examinó las cosas de su maletín, aproveché para cepillarme el cabello, lavarme los dientes y salimos a la otra habitación.

Emmett estaba al lado de Rosalie, Alice y Jasper también. Me sorprendió ver un gesto de dolor en el rostro de Jasper, seguramente porque son gemelos él podía sentir parte del dolor de su hermana.

Edward le aplicó una intravenosa. Toda la noche Alice y yo le aplicamos apósitos, la mantuvimos a temperatura normal. Rosalie balbuceaba en sueños, parecía que algo le dolía, ninguno pudo dormir porque estuvimos pendientes de su progreso, Edward decía que si no mejoraba, la llevaríamos a un hospital al amanecer.

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EDWARD CULLEN

Me molestó mucho ver a ese metrosexual riendo con Bella tan suelto de huesos. Sabía que era un don Juan y claro como todas las chicas parecían caer a sus pies. Pero era seguro que si le rompía la cara su productora me demandaría. Y lo peor, no tenía más excusa que haberlo visto coqueteando con mi novia. Pero si veía algo más no dudaría en darle su merecido. Vaya, que celoso resulté.

Pero la escenita me costó dormir en el sofá, con las ganas que tenía de abrazarla. Estaba quedándome dormido cuando tocaron la puerta. Esperaba que no sea el idiota ese o allí mismo lo molería.

— ¿Emmett?— pregunté mirando a mi cuñado muy preocupado.

—Lo siento doc, es que Rose parece empeorar— se revolvía el cabello.

— ¿tiene temperatura? ¿Le diste la eritromicina?— le pregunté a Emmett cuando salía a revisar a Rosalie.

—Sí pero eso no parece hacerle nada— se veía asustado.

Entré a verla y parecía que la fiebre había aumentado, estuve controlando pero necesitaba cuidado constante así que fui a decirle a Bella que me quedaría con ella. Alice se ofreció a ponerle las compresas. Bella también nos acompañó así los cinco cuidamos de la enferma. Pero al día siguiente me llevé más de un disgusto.

— ¡No quiero!— gritó Rosalie cuando despertó. La fiebre había cedido y quería que me acompañara al hospital a que le hicieran unos análisis rápidos.

—Bebé necesitamos saber si estás bien— rogaba Emmett a su lado.

—No. Debo tener gripe, es todo, ya no tengo fiebre y mi garganta está mejor, no quiero otro mediquito tocándome— gritó.

Bella y Alice estaban en la ventana sin decir palabra. Jasper sentado en un sofá sólo miraba.

—Nadie te toca porque quiera, es necesario para saber si estás bien. No hay ningún otro interés en nosotros que no sea el de tu salud. Pero lamentablemente es tu decisión, si esta noche vuelves a sentirte mal yo mismo te internaré en la ciudad que estemos— amenacé.

—Corro el riesgo— me desafió. Fui hasta la ventana, tomé a Bella de la mano y salimos en silencio.

No había caso tratar de ayudar a alguien que no desea ser ayudado. Sólo esperaba que no sea nada grave.

La guía vino algo tarde ese día. Hicimos un vuelo corto a Toscana y anduvimos todo el día entre pueblos pintorescos, antiguos. Vimos casa, palacetes de piedra y muchos viñedos. Esa noche pernoctamos en un pequeño pueblo llamado Volterra porque al día siguiente conoceríamos Pisa con su torre inclinada. De pronto me di cuenta que Bella y Rosalie conversaban, me pareció extraño pero lo pasé por alto.

—Sabes si Rosalie se ha sentido mal durante en día— le pregunté a Bella, afortunadamente nuestra pelea de ayer ya estaba olvidada.

—No. Pero… bueno no creo, parecía mejor. Aunque…

—Vamos dime, soy su médico aunque ella no quiera— le dije.

—Me pidió que le dijera a Alice si le podía ceder su turno. Hoy le tocaba a Alice y Jasper quedarse solos. Alice no tuvo problemas y le cedió la habitación.

— ¿Te pidió que le ayudaras con Alice a cambiar turno? ¿Por qué?

—No me lo dijo.

Esa noche fue muy extraña, el hotel parecía medieval, por momentos llegaba una corriente de aire gélido. Bella temblaba de frío, también escuché a Alice y Jasper murmurar, parecía que no podían dormir. El lugar era hermoso de día pero tétrico por la noche.

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ROSALIE HALE

En Volterra tuve una de las peores noches de mi vida, no sé que fue peor, el dolor de cabeza o Emmett que se levantaba a cada rato a mirar por la ventana.
Afortunadamente no estuve tan mal como el día anterior y estaba en deuda con Bella.

No quería hablar con ellas, habían cuidado de mí toda la noche y me sentía fatal. Debía estar agradecida y amistarme con todos pero todavía quedaba algo en mi tonto orgullo que me impedía acercarme por completo a mis amigos.

Y cada vez que miraba a Edward esa sensación era más fuerte. Él me había ofendido en lo más hondo de mí y eso era algo que sería difícil de borrar.

—Rose por favor, si te sientes mal sólo tienes que decirlo, te llevaremos a una clínica, estaré contigo todo el tiempo— pidió Emmett

—Estoy mejor, sólo cansada porque fuiste tú el que no me dejó dormir toda la noche— le grité.

—Es que la ventana da a un callejón y escuché pasos pero cuando miraba por la ventana no había nadie. Vi… a dos personas pero estaban envueltas en capuchas, de esas que se usan en películas medievales. Es una locura pero me dio escalofríos. No te rías— me reprochó cuando solté una carcajada. Por eso amaba a mi Em, era tan fuerte pero parecía un niño. Y me hacía reír siempre.

—Hora de salir, creo que la guía ya llegó— le dije cuando oí pasos en el corredor.

Dimos un recorrido por el lugar, era imponente. Nos fuimos pronto. Llegamos a Almorzar a Pisa en la plaza Miracoli con una vista espectacular de la torre inclinada.

El aire de este lugar me sentó bien, ya no tenía fiebre y la cabeza me dolía menos, así que me atreví a subir con los demás a la torre. Pero fue mala idea, conté uno por uno los pasos, eran 300 escalones, mis pies reventaban, el dolor de cabeza volvió y me zumbaban los oídos.

Cuando llegué al campanario me senté y nadie pudo moverme de allí. Me sentí mal porque Emmett quería subir hasta la cima, había más escaleras que llegaban mucho más arriba dónde decían que la vista era impresionante.

Esta noche teníamos turno con Bella y Edward pero nuestro avión llegó a media noche al aeropuerto Marco Polo de Venecia, así que apenas llegamos a las habitaciones descansamos como pudimos y ni me fijé en ellos.

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