14 febrero 2013

Cap 12 Metiches



DOCEAVO METICHE: LA NOVIA PSICÓPATA

EDWARD

Hoy cumplíamos un mes de novios Jane y yo. Sólo podía definir nuestra relación en una sola palabra: purgatorio. 

Jane, era una rubia pequeña, de la estatura de mi hermana y de su misma edad. Llegó de Italia un mes antes de las audiciones. Congeniamos de inmediato e iniciamos una amistad que terminó en romance. Ni yo mismo lo creía.

Mi novia había viajado por todo el mundo. A los 10 años ya participaba en obras teatrales. Venía de una familia de actores. Eso era lo que más me atrajo de ella, que podíamos tener extensas conversaciones pues nos gustaban las mismas cosas.

El problema radicaba en que Jane y Alice se declararon la guerra el día que se conocieron.

No sé porque causa, Alice creía que Jane era el demonio encarnado. Lo había dicho muchas veces, incluso llegué a pedirles a mis padres que hablaran con mi hermanita para que contenga sus impulsos asesinos con una criatura tan dulce como Jane. Dulce mientras no le nombre a mi hermana.

Me sentía dividido. Mortalmente dividido.

En estos 10 meses alejado de los míos me habían acercado más a Jane. Seattle era una ciudad enorme comparada con el pequeño pueblo de Forks.

Pero las clases terminaban en unos días mis padres habían venido a pasar unos días aquí mientras yo terminaba el semestre en la academia de arte y regresaba a casa.

Por ello las constantes peleas entre Jane y Alice.

Mi hermana no me perdonaba el hecho de haber olvidado a su amiga. Porque esa etapa estaba olvidada y enterrada para mí. No quería ni siquiera oír hablar de Bella Swan. Y no por ella misma en realidad. Bella no tenía la culpa de que sus padres fuesen un par de dementes y su novio un drogadicto promiscuo.

Cada vez que recuerdo la última vez que la vi, quisiera tener un desmemorizador y olvidarme de lo que pasó. Fue extremadamente bochornoso…

—Edward, tienes el celular apagado, tu mamá me llamó— llegó Jane a mi ventana. El pabellón donde vivían las mujeres estaba en frente.

—Gracias, ya le llamo— sonreí.

—Te veo luego— me lanzó un beso volado y se fue.

Encendí mi teléfono y llamé a Esme. Tenía más de 15 llamadas perdidas ¿Habría ocurrido algo?

— ¡Hasta que contestas idiota!— era la voz de Alice.

— ¿Qué quieres?— tantas peleas con mi hermana habían terminado por deteriorar nuestra relación. Pensar que solíamos llevarnos muy bien.

—Mamá se resbaló en el lobby del hotel y se rompió la muñeca. Estamos en el hospital pero papá dice que saldremos esta tarde a Forks, que mejor te esperamos allá a que regreses, así que nos largamos.

—Iré a despedirlos ¿en qué vuelo salen?

—En el de las 6 de la tarde. Por cierto, si estás pensando en llevar a esa bruja a casa será mejor que le consigas un seguro de vida o no respondo— me cortó la llamada sin darme opción a responder.

¿Qué pudo haberle hecho Jane a Alice para que la odie de esa manera?

Lamentablemente para mí, el odio era correspondido. Jane también quería matar a mi hermana. Y ninguna de las dos me dijo jamás porqué.

El hecho es que sí iba a llevar a mi novia un par de semanas a casa. Pero no me parecía buena idea ahora.

Esto me producía dolores de cabeza.

Es muy difícil para mí tener que verlas en sus constantes peleas. Sus conversaciones en doble sentido, los sarcasmos que usan en las conversaciones grupales.

Debo hablar seriamente con mis padres sobre esto. No puedo exponer ni a Jane ni a mi hermana.

Esa tarde en el aeropuerto mamá parecía sentirse mal. Me apenaba tocar temas tortuosos viéndola así. Pero en unos días estaría con ellos, debía avisarles.

—Mamá, papá… quisiera pedirles permiso para llevar a Jane por un par de semanas a casa. Sólo dos semanas, luego ella irá a Roma a pasar el resto del verano con sus padres— dije formalmente.

—Edward… nos pones en una situación difícil— dijo papá intuyendo el pequeño infierno que se armaría.

—No Carlisle. Alice tiene que comprender que no está bien su actitud. Hablaré con ella— mamá me dio más esperanzas.

—Gracias mamá. Espero que te alivies pronto— la abracé.

—Tranquilo hijo, fue una locura de mi parte tratar de enseñarle a tu novia unos cuantos pasos de baile— me sonrió.

— ¿Estabas con Jane cuando te lastimaste?— pregunté.

—Sí. Vino esta mañana a verme. Creo que quería pedirme lo mismo que tú. Salíamos a conversar a los jardines del hotel y quise mostrarle que sabía bailar Tap.

Qué extraño, Jane no me dijo nada.

—Esa idiota le pidió a mamá que baile en una zona recién encerada— Alice llegó con los tickets de equipaje.

—Alice, no la culpes. Yo fui quien resbalé, Jane no tuvo nada que ver— le llamó la atención mamá.

Mi hermana no dijo más y se alejó de nosotros. Me despedí de mis padres y salí a buscar a Alice. Debíamos aclarar las cosas antes que mi casa se convierta en un campo de batalla.

—Por favor Alice… dime porque odias tanto a Jane— pedí.

—Podría hablar por horas pero cómo no tengo pruebas vas a refutar todo lo que te diga. Así que no pienso gastar mi tiempo ni mi saliva tratando de hacerte ver que esa “mujercita” es un demonio— respiré profundamente.

—Prometo no decir nada. Sólo dime— volví a pedir.

—Bien. Para que luego no digas que no te advertí. Jane tiene una familia mafiosa. Su apellido pertenece a unos de los clanes más malignos de Europa…— sonreí al escuchar eso. Traté, en serio traté de contener mi carcajada pero no pude.

— ¿Lo ves? Te ríes de mí. Tu eres un idiota que ni siquiera se toma le molestia en indagar qué clase de familia tiene la mujer con la que te metes.

—Jane es mi novia Alice, no es mi esposa. ¡Apenas tenemos un mes! Pero tú la odias desde que la conociste.

—Reconozco que me cayó como un saco de estiércol desde el día de la fiesta de celebración cuando conseguiste el papel. Porque ella me tiró su bebida a propósito sobre mi vestido nuevo. Pero ahora tengo pruebas que viene de una familia de traficantes— mi hermana se cruzó de brazos. Me miraba como si estuviera hablando en serio.

¿Cómo podía saber que la familia de Jane era traficante? Sí, lo sé. El internet. Pero esa no es prueba de nada. No todo lo que dice el internet es necesariamente cierto.

—Ok. Tienes pruebas. ¿Qué pagina viste?— pregunté.

—De la policía italiana— sacó un papel de su bolso de mano y me mostró.

En efecto, el apellido Volturi aparecía con 3 miembros como “buscados”. Aro, Cayo y Marcus. Pero esos nombres nunca le oí nombrar a Jane. Sus padres se llamaban Gianna y Demetri.

—Alice esto no prueba nada. Si alguien que se apellide Cullen figura en la base de datos del FBI ¿Eso no hace criminales?

—Sabía que dirías eso. Aquí tengo un árbol genealógico de la familia Volturi. El tal Aro es tioabuelo de Jane. Y el padrino de su papá.

Tomé el papel y lo leí. En efecto, Demetri Volturi, padre de mi novia, figuraba en el árbol genealógico.

—Bueno, le preguntaré a Jane. Es posible que algunos miembros de su familia sean traficantes pero eso no la hace criminal.

—Si le dices que yo te dije esa perra va a mandar a matarme— gritó mi hermana frenética.

— ¡Alice! ¡Ya basta! Deja de llamar así a mi novia. No voy a permitir que insultes a la gente que no te ha hecho nada— yo era su hermano mayor, era mi deber corregir a esta enana. Si mi madre la oyera le daría una buena reprimenda.

— ¿Que no me ha hecho nada?— bufó.

— ¿No te parece demasiado escándalo por un vestido manchado?

—No fue lo único que me ha hecho. Ella… me amenazó. El día que nos diste la noticia que era tu novia ¿te acuerdas? Yo viene a visitarte con mamá ese fin de semana.

— ¿Te amenazó? ¿De qué hablas?

—Desde que nos conocimos no nos llevamos bien porque después de mancharme mi vestido ni siquiera me pidió disculpas. Pero eso quedó allí. Mamá los felicitó por ser novios aquel día y pues yo, estaba algo fastidiada porque siempre soñé con que te quedaras con Bella…

—No empieces con eso Alice, tu sabes que yo no quiero saber más de los Swan— me quejé.

—Pero Edward, Bella no tuvo la culpa…

—Lo sé. Sé que Bella no tiene la culpa de las locuras de sus padres, lo sé bien. Pero tampoco me defendió cuando su madre me echó a escobazos de su casa.

Habían pasado 10 meses de eso y todavía perduraba el sinsabor en mí. La vergüenza… lo que me hizo la señora Swan fue la peor humillación que he pasado.

*********** Flashback **************

Había ansiado tanto este momento. Besarla otra vez… Mis labios rozaron los suyos, su aliento dulce me envolvió…

Pero la magia se rompió, escuchamos gritos fuera del auto. Era la señora Renée.

—Creo que tu madre ha estado preocupada por ti— le dije a Bella.

Bajé del auto esperando encontrar a la madre de Bella que segundos antes había estado aporreando la ventana pero se había marchado.

Caminé hasta la otra puerta para ayudar a bajar a la mujer que me traía loco. Creo que después de ver a ese tipo con Victoria, podía considerarla libre. Sé que es muy pronto para hacerle cualquier propuesta o volver a hablarle de mis sentimientos. Tal vez un beso sea la muestra que necesito para recordarle que yo sigo esperando por ella.

—Gracias Edward— me sonrió. Debía ser ahora, sólo un beso rápido. Un roce de sus labios para guardármelo en la memoria.

—No tienes porque. Tengo tu número, te llamaré. Y espero que nos mantengamos en contacto— sonreí.

Los ojos de Bella se dilataron, creí que tal vez era por mi presencia pero su mirada no estaba dirigida a mí.

—Ese es el tipo— escuché la voz del infiel ex novio.

— ¡Te dije que te alejaras de mi hija!— un golpe en mi espalda me alertó. Creí que James me atacaba y volteé con rapidez para repeler el ataque.

Lamentablemente no era él quien me había golpeado, sino la señora Renée que traía un trapeador en las manos. Pero tarde me di cuenta, ya la había tirado al suelo.

— ¡Mamá!— gritó Bella.

—Te romperé la cara maldito— James se me fue encima. Forcejeamos, traté de golpearlo pero él sabía cómo evadirme. Se notaba que pelear era algo usual para él.

Algunos vecinos salieron a mirar, las cosas se iban tornando un matiz oscuro. Esto no debía estar pasando, James era el malo de la historia, no yo.

La señora Swan se levantó con la ayuda de Bella y arremetió contra mí con su trapeador sucio. James me tenía las manos sujetas. Mi casaca de cuero y mi camisa quedaron hechas… un asco.

En eso estábamos, cuando se apareció la patrulla del padre de Bella. Oh no… hoy iba a conocer a Marilyn. ¡Qué familia de locos!

El jefe Swan hizo sonar su sirena ¿Acaso quería que los demás vecinos vengan a ver cómo me humillan?

— ¿Qué pasa aquí?— gritó el policía del mostacho. “Trágame tierra” pensaba.

— ¡Ya mamá! Por favor— pidió Bella por enésima vez. Rogaba con tan poco ímpetu que parecía disfrutar aquello.

— ¡Charlie! ¡Este tipo que estaba queriendo seducir a tu hija!— gritó la señora Renée. ¿Seducir? Si un beso es seducir… ¿Qué diablos le estaba haciendo James a Victoria?

— ¿Qué? ¡Cullen te advertí que te mantuvieras alejado de mi hija!— dijo el jefe Swan sacando sus esposas.

No otra vez, no otra vez. Odio a los policías que arrestan sin investigar.

Pero eso era mejor a que me sigan trapeando la ropa delante de veinte curiosos y una “amiga” que no me defiende.

No dije nada, ni siquiera para defenderme. El jefe Swan me dejó ir una hora después sin decirme nada. Pero al subirme a mi auto me di cuenta que el equipo de sonido no estaba. ¡Se habían llevado mi reproductor de blue-ray nuevo!

Nunca le conté a nadie lo sucedido, ni siquiera a Jane. Simplemente hice mis maletas y al día siguiente me marché de Forks

Bella nunca me llamó, ni para despedirse. Y yo… no pude marcar su número. Lo borré de mis contactos por si me sentía tentado en el futuro. Y dejé cerrado ese capítulo en mi vida.

******** Fin del flashback **********

— ¡Edward!— llamó Alice. Me desconecté de los recuerdos.

— ¿Dime?

—No me estabas oyendo. Pues te dije que la mirada de tiburón me amenazó el día que nos dijeron que eran novios. Me dijo: “No te metas enana o te va a doler” Eso dijo. Ella quiere lastimar a cualquiera que se meta entre ustedes.

Sonreí al escuchar a mi hermana, no por la supuesta amenaza, sino por cómo decía cosas de Jane.

— ¿Mirada de tiburón?—

—Tiene una mirada de tiburón hambriento, parece que te mira y quiere tragarte.

—Jane es buena Alice. Sé que es dura o explosiva pero tú no conoces su lado infantil. Puede ser bastante graciosa— traté de convencer a mi hermana. Cosa que no creo posible pero no pierdo nada al intentarlo.

—No me crees nada de lo que te digo. Sólo pierdo mi tiempo. Te advierto Edward para que luego no me digas que no te lo dije. Si llevas a Jane a casa me iré. Quédate con tu novia infantil— se levantó dispuesta a marcharse.

— ¿Qué te vas? ¿Por qué llevo a Jane a casa? ¿Quién es infantil ahora?

—Me protejo, esa arpía me hará cualquier cosa, como le hizo a mamá.

—Alice, madura ¿Sí? Además no tienes a donde ir…

—Me voy a casa de Bella. Ella está en Forks. Por cierto, tuvo un año muy duro con ese ex novio loco. No te contaré porque no quieres saber de ella. Adiós

La vi caminar rumbo a la sala de embarque. ¿Qué le había pasado a Bella en este tiempo? ¿Problemas? ¿Un año duro?

Quería olvidarme de ella pero cada vez que la oía nombrar algo dentro de mí me estrujaba el pecho. Debo sacar de mi ente esas ideas y no pensar en Bella ahora. Yo tengo novia.

.

Jane y yo llegamos a Forks en viernes por la tarde. Ella parecía feliz de regresar aquí. Sus padres habían llegado hacía un año a hacer unos negocios pero nunca me dijo exactamente qué tipo de negocios hacía su familia. Yo tampoco preguntaba por cortesía. Si la interrogara estaría dándole la razón a Alice. Y eso no era nada caballeroso.

Mamá tenía una habitación para Jane. Me alegré que Alice todavía esté en casa.

—No me sonrías, ya me voy— dijo cuando intenté saludarla.

—No tienes que irte.

—Prefiero pasar unos días con mis amigas a estar dos semanas en la misma casa que esa arpía— me golpeó con su maletín al pasar.

—Creí que te ibas con Bella— repliqué.

—Para allá voy pero no creerás que me quedaré dos semanas allí. Saltaré de amiga en amiga hasta que “la mirada del mal” se vaya— se perdió por el pasillo.

¿Por qué?

No le pido que ame a Jane, sólo que trate de convivir bajo el mismo techo unos días.

El timbre sonó y me acerqué a una de las ventanas a ver quién era. Mi corazón se aceleró. La camioneta roja de Bella.

Alice abrió la puerta, me acerqué lentamente a la escalera para escuchar.

—Te dije que estaría en tu casa a las seis— la saludó mi hermana.

—Quería hablar con tu hermano— escuché decir a Bella. El pulso se me disparó. ¿Ella quería hablarme? Ciertamente debíamos aclarar muchas cosas pero no creo que sea el momento. ¿Cómo se habría enterado que estaba aquí?

—Edward está arriba, le llamaré. Pero es un testarudo, sabes que no me creyó nada.

— ¿Qué habría de creerte?— era la voz suave de Jane.

— ¿Tu eres Jane verdad?— preguntó Bella.

—Sí. No eres…— pero no pude seguir escuchando porque Jane hablaba en susurros. No sabía qué hacer, si bajar a ver qué quería decirme Bella o esperar aquí.

— ¡Estás loca!— le respondió Bella. No entendía de qué podían estar hablando. Ellas no se conocían ¿O sí? Yo no le he hablado a Jane de ella.

—Vámonos Bella, esta loca no merece nuestro tiempo.

Escuché la puerta cerrarse y antes que pudiera bajar oí ambos autos que se alejaban.

— ¿Quién era?— pregunté cuando encontré a Jane sentada en un sofá leyendo una revista.

—Tu hermana se fue con su amiga. Son dos histérica— sonrió.

Pero esto me daba curiosidad. Más de la que normalmente siento por algo que no entiendo. Lástima que ir a casa de los Swan no figuraba entre las posibilidades.

Tal vez si le llamo a Alice pueda saber qué quería decirme Bella, aunque con el carácter de mi hermana no se sabe.

Creo que sé que hacer.

Fui al despacho de papá, que todavía no regresaba del trabajo y marqué el número de Jasper.

—Hola Edward, qué extraño que me llames— me contestó. Tenía razón, creo que nunca antes le llamé.

—Sólo quería saber si tú estás enterado que Alice odia a mi novia— dije para tentar suerte.

—Jane es alguien muy peligroso, yo mismo le aconsejé que saliera de tu casa— me contestó tranquilamente. ¿Peligroso?

—No entiendo— dije.

—Edward, deberías prestar atención a tu hermana. Y hablar con Bella.

— ¿Con Bella?— preguntó.

—Sí. Hoy le ayudé a recuperar su email pero no pudimos hacer nada con su facebook— respondió.

— ¿Qué? No entiendo.

—Tu novia es una hacker peligrosa. Está trastornada y…— no pude seguir escuchando porque mamá gritó.

Salí corriendo a ver qué pasaba.

—Lo siento Esme, cuanto lo siento, soy un desastre en la cocina y no sé manejar estas cocinas, yo siempre he usado el fuego…— Jane recogía un envase el piso. Toda la cocina estaba cubierta de una capa blanca. Creo que era leche.

—No te preocupes, deja que yo limpio— mamá parecía bastante desesperada con un rollo de papel secante en las manos.

—En verdad lo siento, es que me descuidé— nunca había visto a Jane abochornada, usualmente era muy tranquila.

—Yo me encargo de esto vamos, ve a cambiarte— me alejé de la escena recordando las palabras de Jasper.

Necesitaba con urgencia saber que pasaba aquí.

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