05 febrero 2013

CAP 12 ENEMIGO PUBLICO


CAPÍTULO 12

TENDIENDO LA TRAMPA


BELLA
Casi tres meses sin Edward, cada día que pasaba elevaba mis plegarias para que no lo condenen, moriría de pena si la justicia lo encuentra culpable o si los fiscales logran lo peor. Que lo condenen a la silla eléctrica. No quería ni pensar en eso.
Me molesta mucho tener a Jake siempre cerca, fingiendo protegerme cuando yo sabía que me vigilaba.
No volví a ver a Ben, ni a ninguno de la banda. Sólo Alice veía a Jasper y no creo que sea para hablar de Edward y de mí.
Ella parecía tan feliz, igual que yo hace unos meses.
Salí rumbo a la oficina, ahora ya trabajaba allí de tiempo completo. Me había decidido por el derecho de familia. Me habían dado varios casos de maltrato y abandono.
Pero una de las cosas que más me deprimían era ver la foto de Edward colgada en una de las oficinas de legales. Cada vez que pasaba por allí se me escapaba un suspiro, instintivamente tocaba el anillo de compromiso que había colocado en mi dedo la última vez que estuvimos juntos.
A Ángela le dije que había terminado con mi novio, y a esos le achacaba mi tristeza. Ella seguía preguntándome por Ben pero nunca le pude decir donde estaba, yo tampoco sabía dónde se escondían.
Salía de casa una mañana, ya casi eran las 9, llegaría retrasada. Afuera había tres patrullas, no le di importancia y seguí caminando hasta que de una de ellas bajó Jake y Sam.
—Hola Bella— saludaron, mirando hacia todos lados.
—Hola chicos ¿qué se les perdió?— dije sarcástica, seguí avanzando hasta que Jake se me puso delante.
—Necesito que vengas conmigo a la delegación— no era una petición, parecía estar ordenándome, mi corazón latió a prisa ¿Le habría pasado algo a Edward?
— ¿Hay algún problema?— pregunté asustada.
—Aún no— dijo muy serio. Subí al auto, me desesperaba que tuviesen sus armas en las manos mientras viajábamos.
Llegué con ellos y pasamos directo a una oficina de lo más alejada.
—Bella, necesitamos proteger tu vida. Y también necesitamos tu ayuda— dijo Jake sin rodeos.
—Tal vez si me explicas que pasa— casi le grité. Me trajeron sin decirme ni una palabra y ahora me piden colaboración. No entendía.
—Masen ha escapado— dijo Sam. Quise saltar de alegría pero no estaba bien hacerlo delante de él y Jake.
Simplemente me senté y agaché la cabeza para que no vieran mi sonrisa.
—Tranquila, sé que debes estar asustada— Jake puso una mano en mi espalda, quise alejarme pero me contuve tratando de actuar como alguien temeroso.
—No… no tengo miedo— susurré.
—Bella, necesito que estés en casa a todas horas. Sé que Masen se comunicará contigo, que vendrá por ti. Entonces lo atraparemos.
— ¿Cómo?
— Estaremos las 24 horas haciendo guardia delante del edificio, cuando llame debes decirle que se encontrarán en el parque Ellis, que está por el boulevard sur. Tendremos todas las patrullas repartidas entre tu casa y ese parque.
¿Jake me estaba pidiendo que le tendiera una trampa a Edward? ¿Qué les entregue al amor de mi vida?
Yo no iba a hacerles las cosas así de fáciles. De algún modo debía evitar que lo vuelvan a detener.
— ¿Y si no me llama?— pregunté.
—Lo hará Bella. Estoy seguro. Y entonces lo tendremos. Procura hablar con él todo el tiempo que puedas, tengo tu teléfono intervenido y un operador tratará de establecer el lugar desde donde se realice la llamada— ¿ahora como podría advertirle a Edward sin que Jake se enterara?
Me dejaron en casa, con más instrucciones que apenas escuché. Rogaba que Edward no me llamara. Qué se vaya lejos mientras lo buscan. Aunque eso signifique que tal vez se olvide de mí e inicie una vida nueva.
Si Edward estaba a salvo yo podía seguir. Aunque todo lo demás desapareciera, si tenía la certeza que él vivía y estaba bien, era suficiente.
Me senté en la salita junto al teléfono. Mis manos temblaban pensando en que tal vez Edward estaba cerca sin saber que la policía le estaba tendiendo trampas.
A los minutos el aparato sonó.
— ¿Si?— contesté con miedo.
—Bella soy yo— dijo Jake. Solté el aire contenido. –Por favor, acércate a la ventana, debes procurar estar a la vista todo el tiempo, por si hay que entrar a rescatarte, nunca se sabe con los criminales— quería gritarle que se metiera su arma por… ¿cómo se atrevía a llamar criminal a mi Edward?
—Está bien, estoy junto a la ventana ¿soy visible?— le hice todo tipo de señales ya que lo vi llamándome desde la cabina telefónica de enfrente.
—Sí. Trata de sentarte junto a la ventana, alguien se va a quedar aquí todo el tiempo, cuidándote. Tengo dos hombres dentro, no tengas miedo Masen no podrá acercarse a ti— me senté en la silla más cercana.
¿Qué Edward no podrá acercarse? Si lo que yo quería es que Edward me llevara. Así viviéramos huyendo. Pero de seguro sería un estorbo.
Encendí la radio, traté de buscar las noticias, todavía no había nada acerca de la fuga. ¿Cómo lo habría hecho? ¿Cómo se las habría ingeniado para huir de una prisión tan segura?
La radio había sido el único medio por el que lo había oído hablar en estos meses. Siempre parecía tan despreocupado, sus comentarios sarcásticos me hacían reír. Sus ingeniosas respuestas tenían en vilo a los periodistas y enojados a los policías.
Creo que eso es lo que buscaba, parecer inofensivo y en verdad lo era. Edward es bueno, gentil, amable y sobre todo muy cariñoso conmigo. No era el rufián que pintaba la policía, ni el criminal desalmado.
No robaba para malgastar su dinero o tirarlo en drogas, alcohol o mujeres. Él ayudaba a la gente necesitada, tenía estudios de medicina.
No era un desalmado asaltante, ni Edward ni su banda tenían nada que ver en los asesinatos que se cometieron. Yo conocía a todos mis miembros de su banda, podía dar fe que eran buenas personas.
Pero a mí nadie me creería. Sobre todo si supieran que soy su mujer.
El teléfono sonó, me estremecí. Mi mano tembló al acercarme al auricular. Al tercer timbre contesté.
— ¿Si?— apenas me salió voz.
— ¿Bella? ¿Mi amor eres tú?
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JACOB BLACK
Llegué muy temprano a la estación para verificar que todo estuviese listo. Hoy recibiríamos una nueva promoción de egresados de la policía. Yo mismo los había preparado.
Estos tres últimos meses habían sido excelentes. Con Masen tras las rejas todo marchaba bien. Incluso podía estar más cerca de Bella. Poco a poco ella me aceptaría. No me importaba haya sido la mujer de ese tipo, eso es tiempo pasado, pronto sería mía. Tan seguro como que me llamo Jacob Black.
—Jefe, llamada urgente de Indiana, es el jefe Crowley— me anunciaron.
Sonreí, ese idiota seguramente llamaba para pedir mis informes, jamás le enviaría nada. Que ese bastardo ladrón de Masen se pudra entre rejas… o mejor aún, ojala lo fusilen o lo frían.
— ¿Que pasa Tyler? ¿Le queda chica la jaula al león?— bromeé.
—Payaso. Pues el león ha escapado, repito el león ha escapado.
— ¿Qué?— grité
— ¿Eres sordo o estúpido? Masen se largó. Ya debe estar saliendo del estado— no podía creerlo.
— ¿Cómo? ¿Estás loco? ¿No que era la prisión más segura del país?
— Era. Todas lo son hasta que Masen mete las narices. La jefa del penal va a ser degradada, los federales se van a hacer cargo de ahora en adelante. No vamos a poder contener la noticia mucho tiempo, hoy era la tercera audiencia, tengo a varias radios aquí carajo. ¡Ese desgraciado se escapó con un arma de madera!— gritó.
— ¿De madera? Joder, esos amarillistas nos van a hundir.
—Así están las cosas Jake, cierra tus fronteras. Ya sabes el león siempre vuelve a la pradera.
—Entiendo, tendré mis fronteras cerradas, ¿A qué hora se escapó?
—En el cambio de turno de las 7.
—Eso fue hace sólo dos horas, veré que pudo hacer— colgué.
Ahora la primera persona que debía poner a salvo era Bella.
Masen no tardaría en llegar y debía esperarlo preparado.
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—Tenemos que actuar rápido Sam— le dije de camino a la armería, era hora de sacar todos los fierros que tenía.
— ¿Qué pasa?— preguntó mi segundo.
—Masen huyó.
— ¿Qué?
—Yo tampoco lo podía creer— le dije mientras sacaba todas las pistolas y las escopetas.
— ¿Crees que venga?— preguntó.
—Tarde o temprano él vendrá por ella—
— ¡Bella! Dios mío tenemos que protegerla.
—Sí. Hay que ponerla a salvo. Lleva dos patrullas mas, vamos a tenderle una buena trampa a ladrón.
En el auto iba planeando la forma de atraparlo, la única manera de atraerlo lo suficiente era Bella pero eso no debían saberlo nadie más, sólo Sam y yo.
Si los federales supieran que Masen tenía una mujer aquí la perseguirían.
Fuimos por ella, le explicamos que debía hacer. Estaba aterrada.
Apostamos 20 policías en las inmediaciones de su departamento, algunos vestidos de civil. Sabía que él llamaría o llegaría de improviso.
— Sam cierra el burdel Denali, pon bajo vigilancia a ese tal Eleazar y a todas sus golfas.
—Ahora mismo despacho patrullas para allá.
—Quiero a todo el que tiene alguna relación con Masen, detenido. Su madre y padre adoptivo, sus criados, su perro... ¡A todos!— exigí.
— ¿Con que cargos?— Sam se sorprendió.
—Como sospechosos de darle refugio.
—Jake, el doctor Cullen es una persona respetable, hemos mantenido esto en secreto por respeto. ¿Vas a destapar la vida de Masen?
—Haré lo que sea necesario para atraparlo… o acabar con él.
Ya era hora de hacer algo extremo, si Masen está libre, haré que venga a mí.
—Pero la familia del doctor Cullen no saben de él desde hace años— se quejó Sam.
—Pues inventa testigos que aseguren que sí. Voy a interrogarlos enérgicamente a todos. ¿A ver cómo responde su madre adoptiva? Ya tengo el reporte de sus propiedades. Se las vamos a confiscar y a acusarla de lavado de dinero.
—Eso es venganza Jake.
—Voy a acorralarlo, voy a torturar a los que tienen que ver con él. No voy a permitir que toque nada de lo que robó. Voy a destruir todo lo que él ama.
— ¿Eso incluye a Bella?
— Ella será la carnada perfecta. Pero por nada del mundo la vamos a poner en riesgo. Si es posible la cuidaré yo mismo de día y de noche.
—Entiendo— Sam no se veía convencido.
—Masen ahora no tiene dinero y nadie le va a ayudar. No habrá sentimentalismos. Estamos en la era moderna ¿Tu entiendes eso verdad Sam? Esta vez nos quitaremos los guantes blancos y nos ensuciaremos un poco.
—Entiendo Jake— dijo cabizbajo.
—Una cosa más Sam. La nueva promoción de oficiales… después de que se gradúen, envíalos a custodiar todos los bancos de la ciudad. De civiles, no quiero uniformes. Masen estará tan desesperado por dinero que tendrá que robar nuevamente y allí le volaremos la cabeza.
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Organicé todo para la conferencia de prensa, sería cuestión de tiempo antes que el escándalo explote, por suerte ya tenía algo para darles qué hablar.
—Tenemos a esta nueva promoción de policías— comencé mi discurso. —Hombres de ley que se unen la lucha contra los asesinos sin escrúpulos, criminales que dejan huérfanos y viudas a su paso, que roban los ahorros de toda una vida. Felicitaciones muchachos y bienvenidos a la lucha contra el crimen.
Ya estaba, fotos de rigor, abrazos, saludos y luego evadir a la prensa.
Me giré para irme apenas terminé de felicitar al último de los cadetes pero una voz se levantó entre todas.
— ¿Es cierto jefe Black? ¿Masen ha huido?— preguntó alguien que acababa de llegar. Se hizo un silencio sepulcral. Todo mundo me miraba atemorizado. La familia de los nuevos policías que tanto alboroto armaban se quedaron mudos.
— ¡Es cierto!— respondí.
Docenas de periodistas que fueron a hacer fotografías del acto, levantaron sus brazos frenéticos pidiendo hacer preguntas. Volví a subir al pódium donde había entregado las medallas a los recién graduados.
Tenía en el bolsillo a la prensa y ahora les daría lo que tanto querían.
–Tengo algo para ustedes señores periodistas… la verdadera identidad de Masen.
Todos me miraban con los ojos y sus bocotas abiertas.
Hoy yo sería el héroe.
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EDWARD
— ¿Bella? ¿Mi amor eres tú?— oír su dulce voz fue un bálsamo para mi desesperado corazón. Ella estaba bien. En el departamento de sus amigas, pero bien. Temí tanto que Black la lastimara.
—Si— dijo nerviosa.
—No puedo hablar mucho ¿Estás bien?— pregunté.
—Si— era extraño que no me preguntara nada. No, no era extraño. Algo pasaba.
—Estoy fuera muñeca...
—Ya lo sabía… lo oí en la radio— tartamudeó.
Bella solo hacía eso cuando estaba nerviosa. Debería estar feliz al escucharme… ¿O es que había alguien allí con ella? Tal vez cierto intento de policía escuchaba nuestra conversación.
—No vengas a Chicago Eddie— dijo más nerviosa todavía. ¿Eddie? De cuando acá me llamaba así.
Ahora estaba seguro, ella no estaba sola.
— ¿A qué viene eso linda? Te prometí que cuidaría de ti ¿no? Y es lo que voy a hacer. ¿Lo sabes verdad?— presioné un poco.
—Sí, lo sé— dijo jadeando.
—Voy a ir allí y te llevaré conmigo. Dime que estarás lista— presioné.
—Es que…— pobre de mí nena. Debía estar en un dilema. Quería decirle que lo sabía, que entendía sus silencios, sus pistas.
—Ahora quiero que me digas que me estarás esperando— le dije en forma brusca.
—Si... si, te estaré esperando.
—Iré por ti hoy al atardecer— le confirmé.
—Está bien.
— ¿En dónde nos encontramos amor?— quería probar si tal vez su amiguito sabueso le había dado un plan a seguir.
—En el parque Ellis por el boulevard sur— dijo respirando muy fuerte.
—Está bien nena, estaré allí a las 6 en punto, espérame lista. Llegaré con un Ford negro con lunas oscuras.
— ¿Dónde estás?— preguntó para alargar la conversación.
—Eso no importa. Te quiero— corté.
Así que tendría comité de bienvenida… eso sonaba bastante interesante.
¿Dónde estarían los muchachos de la banda? No podía ir a la casa anterior, Black debía tenerla vigilada. Diantres y yo sin un arma decente.
Necesitaba ayuda, tal vez Eleazar…
Sé que podía encontrar a Ben dónde hubiese carreras y apuestas. Si, allí debían estar los muchachos, apostando lo último que ganaron. No creo que se hayan atrevido a realizar otro asalto sin mí.
Me fui directo a la casa Denali, no al club. Black debía haber enviado policías allá.
Tanya salió a recibirme con los brazos abiertos, otra vez venía con toda su artillería.
— ¡Edward! ¡Estás libre!— se lanzó sobre mí.
—Sí, estoy de vuelta. ¿Está tu hermano?
—Aquí estoy Edward. Pero no puedo ayudarte, lo siento. Esta vez no puedo— se veía fastidiado.
— ¿Qué pasa amigo? No me digas que le tienes miedo a la policía.
—No. Pero los tiempos cambian. Ahora estoy en otro negocio y si andas dando vueltas cerca me lo vas a arruinar— se quejó.
—Entiendo.
—Lo siento, no puedo proporcionarte nada. Ni autos, ni lavar tu dinero. Mi casa está cerrada para ti.
— ¡No puedes decir eso, Edward es como de nuestra familia!— le gritó Tanya.
—Déjalo, él tiene el poder de elegir a quien ayuda y a quien no— debía reconocer que esta actitud de Eleazar me dolía. Pensé que era por presión de la policía pero no…
— ¡No!— reclamó Tanya. —Él gana dinero a costa nuestra. Somos nosotras las que hacemos el trabajo. Y nosotras apoyamos a Edward. Hermano, si le das la espalda a Edward, te la daremos a ti— amenazó Tanya.
—Que tengas buen día Eleazar. Adiós Tanya— me despedí.
—Edward, te puedo proporcionar papeles para que salgas del país. No puedo hacer más, perdón— ofreció Eleazar.
—No gracias— di la vuelta para irme.
— ¡No te vayas!— gritó Tanya siguiéndome. —Por favor Edward. Yo tengo dinero, mucho dinero. Ahorro siempre, nunca gasto en nada. Te lo ofrezco todo, vamos. Acéptalo— ofreció.
—Tanya yo…
—Llévame contigo Edward. Podemos ir al otro lado del mundo si quieres, donde nadie te encuentre. Podemos comenzar una nueva vida. ¿Qué dices?— sus ojos azules por primera vez me parecieron hermosos. No me ofrecía su cuerpo como siempre… esta vez era algo distinto. Una pureza que nunca había mostrado.
—Tanya, eres preciosa. Gracias. No dejes que mi rechazo te haga pensar lo contrario. Lo siento, bonita— la miré con agradecimiento. Acaricié su mejilla. Toda mujer debe ser tratada como una reina, aunque no sea la nuestra.
—Edward…— una lágrima rodó por su mejilla.
—Eres más hermosa que las estrellas, pero mi corazón ya tiene dueña y lamentablemente mi cuerpo sigue a mi corazón. Cuídate— subí al auto.
—Edward— volvió a gritar alcanzándome. Me tomó una mano y puso algo en ella. —Nadie lo conoce, está vacío y alejado de la ciudad. Si necesitas cualquier cosa, sólo llámame, sabes que haría lo que sea por ti. Lo que sea— sus ojos me miraban con tanta pasión que me intimidaba.
—Gracias— dije alejándome de aquel lugar. En mi mano había una llave envuelta en un papel con una dirección.
Encendí la radio, parecían estar en un frenesí noticiero.
"Estamos informando en directo desde la prisión de Crown Point dónde hace unas horas el conocido asaltante León Masen pudo burlar a la guardia nacional que custodia este penal…"
"La fuga más sorprendente de todos los tiempos, León Masen utilizó un arma de madera para reducir a su escolta…"
"Tenemos comunicación con el público, en la línea uno de nuestros oyentes. Señor Tanner ¿Que comentario le merece esta espectacular fuga?" "Está bien que se haya escapado, Masen no es peor que los banqueros y los políticos que robaron el dinero de la gente pobre. Masen no roba a los pobres. Roba a los que se enriquecen quitando el dinero a los que tenemos poco. Yo estoy con Masen, donde quiera que esté, sigue adelante muchacho…"
Suficiente, si seguían escuchando se me subiría a la cabeza tanta fama. Estaba a punto de apagar la radio cuando escuché un comunicado oficial del gobierno.
"Hoy en Washington el presidente Roosevelt ha dicho que León Masen está dejando en ridículo al sistema policial de este país. La policía es insuficiente para hacerse cargo de criminales interestatales. De ahora en adelante el FBI se encargará de la captura y encarcelamiento de los asaltantes de bancos"
Así que los chicos de negro estarían ahora tras de mí. ¡Qué honor! Sonreí. Debía usar todo mi ingenio de ahora en adelante. Solté una carcajada.
La voz de Black me quitó la sonrisa.
"Tenemos el primer informe y lo hemos identificado plenamente, su nombre real es Edward Cullen, hijo adoptivo del director general del hospital de Chicago, quien sospechamos que lo ayuda a ocultarse. Tengo en mi poder los estados financieros y las propiedades de su madre adoptiva, en estos últimos cuatro años han sido adquiridas más de 12 propiedades a su nombre. Hemos puesto bajo custodia policial a sus padres adoptivos y estamos llevando a cabo un interrogatorio. Exhorto a los encargados del sistema de salud a poner el cargo de director del hospital a una persona intachable y no al padre de un ladrón consumado"
Maldito Black. ¡Había destapado mi secreto! Como un perro rabioso iba esparciendo su enfermedad. Ya no tendría misericordia con él.
Eran las 5 de la tarde cuando pude encontrar a Ben en un campo de carreras clandestinas, apenas me miró me hizo señas para que lo siguiera. Llegamos a una cabaña.
—Jefe, regresaste— Emmett salió a abrazarme.
—Sin tanto cariño oso, espero que todo haya ido bien en mi ausencia.
—Nada ha ido bien, nos escondemos como ratas— Jasper me miraba sonriente.
—Edward ¡Qué bueno verte! ¿En serio te escapaste con una pistola de madera?— preguntó Ben.
—Sí, ustedes no hicieron nada para liberarme, tuve que escaparme sólo— les dije a manera de reproche.
—Pero sabes que esa prisión es la más peligrosa, si me acerco a ella no salgo más— se quejó Em. —Estábamos haciendo un plan pero...
— ¡Edward!— Mike asomó la cabeza. El último idiota que pensaba encontrar. Di dos pasos y le estampé mi puño en la cara.
—Maldito soplón ¿Por qué no te vas con James? Ah sí, porque ahora debe estar preso. Te mataré...— lo tomé nuevamente y le di esta vez en el pómulo derecho.
— ¡Cálmate Edward! Mike ya nos contó todo— Jasper ni los demás hacía nada por detenerme, al menos no físicamente.
—Yo ya le di una buena zurra— gritó Emmett. —Pero no lo hizo a propósito, el muy miedoso no quería quedarse sin banda por eso llamó al loco de James— Emmett se puso enfrente de mí para no seguir golpeando a Mike.
— ¿Ahora qué vamos a hacer Edward?— preguntó Ben.
—Será "que voy a hacer". Me llevaré a Bella lejos y no volveré más.
—Vas a necesitar un ejército. La he vigilado, siempre tiene a ese perro cerca— Jasper buscó entre sus cosas. Me tendió un fajo de dinero y una pistola. — ¿No pensarás ir por ella hoy verdad? Deben estar esperándote.
—Desde luego que iré por ella. Debo buscar la forma de llevármela. ¿Han visto a Jenks?— el dinero que me dio mi amigo apenas alcanzaría para unos días.
Necesitaba mucho más que eso para asegurarnos un futuro. Necesitaba un buen golpe, uno para el retiro y ya tenía en mente cual sería.

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