05 febrero 2013

CAP 10 ENEMIGO PUBLICO




CAPÍTULO 10

LOS DÍAS PASAN SIN TI


JACOB BLACK
Esperé hasta que llevaron a Masen a una celda, en un pabellón muy bien resguardado. Quería hacer que perdiera el control, provocarlo hasta tener un buen motivo para romperle la cara.
Eran las 5 de la tarde cuando me permitieron ver al bastardo.
Estaba echado en su litera con un libro en la mano.
Ahora resultaba que teníamos un delincuente bien educado. Con razón pudo conquistar a Bella.
—Masen— dije sonriendo. En realidad quería bailar al verlo tras las rejas.
Se levantó con lentitud y caminó hacia mí, puso sus manos en las rejas y me miró de forma burlona.
—Vaya, si es el hijo del hombre que mató a mi jefe— decía mientras movía la boca por su goma de mascar. – ¿Has matado a alguien Jacob? ¿Con tu propia arma y no la de papi?— me estaba sacando de quicio.
— ¿Y tu Masen? ¿Qué sentiste al matar a mi padre?— le sonreí como si no me importara. Él arrugó la frente haciéndose el inocente.
—Si no supiera que eres policía diría que estás loco. Yo no tuve el placer de hacer "ese trabajo". Me dio gusto saber que habían matado al gran lobo pero no tuve nada que ver. Lastima— Me miraba desafiante, cada uno de sus movimientos estaban dedicados a provocarme.
— ¿Puedes dormir por la noche sabiendo que mataste a tanta gente?— le reclamé bajando la voz.
—Nunca le disparé a nadie a sangre fría. Cada vez que usé mi arma fue para defenderme, si alguno murió, no me enteré. En realidad lo único que me quita el sueño es el café… ah y mi chica— me quedé mirándolo fijamente, nos estábamos midiendo.
Él quería que yo de el primer golpe a través de las rejas pero no iba a poder conmigo. Yo sé controlarme.
—Eres sólo un vulgar ladrón— sonreí.
—Y tú casi podrías pasar por policía. Tal vez si practicas unos años más, parezcas de verdad uno— se burló de mí.
Respiré profundamente.
—Adiós Masen. Sólo quería asegurarme que quedabas en una celda antes de regresar a Chicago. Tengo asuntos pendientes con cierta dama— le sonreí. Su mirada cambó. Ahora tenía una ventaja sobre él. Bella era su debilidad. – ¿Tienes algún mensaje Masen? ¿Debo decirle a alguien que no piensas volver por un largo tiempo?— traté de ser mordaz, al parecer funcionó.
—Ella no sabía nada— dijo cortante.
—Por supuesto que no sabía. Es tan inocente que cualquier ladronzuelo la puede engañar. La voy a cuidarla bien, pierde cuidado, le dolerá un poco enterarse pero estaré allí para consolarla— le sonreí y avancé hacia la salida.
—Nos veremos por allí Black— amenazó.
—La única forma que saldrás de aquí será para tu ejecución— lo miré triunfante, había vencido al miserable.
—Eso lo veremos— se burló. –Deberías buscarte otro empleo, ya que no pudiste atraparme ni detener mis asaltos, no veo porqué que te paga el Estado— me dio la espalda y regresó a su litera a seguir leyendo.
Salí de allí y fui directo a la estación a tomar el primer bus que me llevara a Chicago, no estaba a más de cinco horas pero aprendí a odiar los aviones en estos días.
.
.
.
BELLA
Habían pasado tres días desde que dejé a Edward en Miami.
Vi su foto en la primera plana de los diarios, ayer. Las radios no dejaban de dar la noticia que lo habían traído a Indiana. Eso era mucho más cerca que Florida.
El corazón se me rompía al recordar que fue por mi culpa que lo atraparon. Edward habría podido huir si no hubiese estado tan preocupado en ponerme a salvo. ¿Ahora qué pasaría? ¿Lo condenarían? Algunos periódicos hablaban de ejecución, yo no quería ni imaginármelo.
Tenía que fingir que nada me pasaba y tratar de concentrarme en mi última prueba antes de la graduación. Mi examen oral sería en dos días.
—Bella te noto extraña—me dijo Ángela en el bufete.
—Tengo anemia, me hice revisar la semana pasada. Estoy tomando vitaminas pero con lo de la última prueba me siento nerviosa— me excusé.
—Lo sé, yo también estoy insoportable, creo que te buscan— dijo mirando hacia la puerta. Me giré, Ben estaba recostado en la puerta mirando a Ángela con admiración.
—Hola Ben— traté de parecer casual aunque mi corazón latía desbocado. Tal vez traía noticias de Edward.
—Hola Bella ¿Estas ocupada?— me dijo amablemente.
—Un poco. Pasa— le indiqué. –Ángela te presento a Ben, un amigo…él es… corredor de autos. Ben, ella es Ángela, una compañera de la facultad— Ángela pareció sonrojarse, él sonrió.
— ¿Corres autos?— dijo ella sorprendida.
—Sí. En realidad soy mecánico de profesión pero me gusta la velocidad y decidí arriesgarme— Ben se veía contento.
—Vaya, es tan… emocionante, no, eso es poco… es rebelde— ella se ruborizó. –Lo siento, sé que ahora muchas carreras son legales pero con eso de las apuestas, correr autos parece algo fuera de la ley— Ben sonrió.
—A veces quebrantar las leyes es emocionante— le confirmó.
—Pero no debería ser así. De todas formas estaré encantada de ayudarte si te arrestan por correr tan rápido— ella no tenía la menor idea de cuánto podía correr Ben en las huidas de los bancos. Aunque parecían haber congeniado bien.
—Gracias. Bella, necesito hablar contigo, es una consulta casi profesional— dijo amablemente.
Salimos del bufete a un restaurante cercano.
—Es muy hermosa tu amiga— Ben estaba medio hechizado.
—Y también es hija de una jueza, así que debes tener cuidado si piensas cortejarla. No lo hagas si tus intenciones no son serias, no le arruines la vida— le pedí.
—No soy de los que cortejan de broma Bella. Ahora sólo puedo ser su amigo, no debo involucrarme con nadie mientras la policía siga investigando. Cuéntame… ¿Cómo atraparon al jefe? Los muchachos y yo estamos en las afueras de la ciudad ¿Sigues viviendo en la casa que teníamos?— preguntó
—Sigo allí pero hoy me mudo, regreso al departamento que tenía con mis amigas. Después que ustedes se marcharon ese día, estábamos en la cabaña, no sé de qué forma Edward se dio cuenta y me casó de allí por una ventana. Él se quedó para que no me atraparan, no quería que me involucraran. Me siento tan mal— quise llorar.
—Muy típico de Edward. Está ahora en Indiana, en una prisión de dónde es imposible fugarse. Vamos a probar un plan con las Denali pero dudo que funcione, ya lo usamos la última vez cuando sacamos de la prisión a Emmett y a Mike— me dio rabia oír hablar de Tanya y sus hermanas pero si podían ayudar a Edward me tragaría mis celos.
—Ben, hay algo que quizás no sepas… yo soy amiga de Jacob Black. Sé que hoy me buscará para preguntarme y no sé qué hacer. Él sabía que yo estaba con Edward, los presenté.
—Debes mentir Bella. Si te pregunta si sabías, debes negarlo todo. Edward se moriría si algo te pasa, nosotros estaremos cerca, si el tal Black quiere interrogarte o envía policías a arrestarte debes huir, nosotros te protegeremos. Ve con Eleazar si la cosa se pone fea, él sabe como contactarnos. Estaremos cerca, te cuidaremos y haremos lo que podamos por el jefe. Sólo Jasper y yo podemos acercarnos, Emmett y Mike son prófugos y casi no salen porque la policía sigue buscando a la banda.
—Ben ¿Es cierto que pueden ejecutar a Edward?— pregunté.
—Tú sabes más de leyes que nosotros Bella, en Indiana hay pena de muerte pero hace dos años que no vamos para allá, según he leído hubieron tres asaltos hace poco, mataron a mucha gente y ahora nos culpan de eso. Hasta que no se pruebe eso, Edward seguirá adentro.
—Un juicio así demora mucho tiempo. Y yo no creo soportarlo…— casi me echo a llorar.
—Ahora lo más importante es que te gradúes, Edward no hablaba de otra cosa estos últimos días. Y no nos busques a menos que sea necesario, nosotros tampoco nos acercaremos mucho, la policía puede empezar a vigilarte y no queremos que tu nombre esté ligado a asaltantes. Edward dejó la banda para que tú tuvieras una vida normal. No vamos a interferir más en ello. Pero si la cosa se pone fea te vienes con nosotros— me sonrió para darme ánimos.
Suspiré y me despedí de él. Salí del café para ir a ensayar con uno de mis profesores, la ponencia que haría el viernes.
Con tanto en mi cabeza dudaba si podría concentrarme en mi última prueba.
— ¡Bella!— escuché gritar mi nombre. Al darme vuelta vi a Jake corriendo para alcanzarme. No sabía qué hacer ¿Me acusaría?
Me quedé quieta mientras mis ojos se inundaban de lágrimas.
—Bella, me imagino que has visto los periódicos— dijo muy serio.
—Si— dije mirando al piso.
—Tranquila. Lo sé todo. Hablé con él— dijo tomando mi barbilla. Parecía comprensivo.
— ¿Qué?— ¿Jake había visto a Edward? No podía preguntarle cómo estaba o si lo habían maltratado.
—Odio decir esto pero te lo dije. Sabía que no era buen tipo. Y resultó mucho peor. Se rió en mi cara, me dijo que te había engañado, que solo eras un pasatiempo. Te estuvo usando, menos mal que no lo atraparon contigo cerca o tú carrera y todo tu esfuerzo se habría ido al caño. ¿Te imaginas si los medios supieran que eras la mujer de Masen? Te destrozarían, no podrías ejercer nunca. No debiste dejarte embaucar de ese modo— estaba furioso pero a mí no me importaba
¿Edward le había dicho que yo era un pasatiempo?
Si, muy típico de Edward echarse la culpa.
Y Jake le había creído.
¿Qué rayos me importaba ahora graduarme y ser abogada?
Pero a Edward sí le importaba, se había dejado atrapar para que yo me gradúe y sólo por eso yo iba a terminar mi carrera. Por Edward.
—Ya deja de llorar. El tipo no vale la pena. Ahora sabes que es un vulgar ladrón. Deberías estar feliz, ya está tras las rejas— me abrazó porque yo no paraba de llorar pero instintivamente me libré de su agarre.
Jake era el enemigo del hombre que amaba. Yo le pertenecía a Edward, aunque estuviera en una prisión y jamás salga. Yo era de Edward.
—No lo puedo creer Jake, todo es tan… surrealista— dije enjugando mis lágrimas.
—Tranquila, no se acercará más a ti. De esa prisión no sale nunca. Pero estamos haciendo muchas redadas, su banda podría estar en cualquier parte. Dime ¿Masen te presentó alguna vez a algún amigo?— negué con la cabeza.
— ¿Su apellido era Cullen verdad? Así me lo presentaste. Necesito investigar al jefe del hospital, podría estar involucrado—empezó a especular.
— ¡No!—casi grité. –Edward hablaba todo el tiempo mal de su padre adoptivo, no era su padre de verdad. Nunca me explicó porque se pelearon pero odiaba al doctor Cullen— le mentí. No quería que involucraran a Carlisle y menos a Esme.
—Así que el doctor era su padre adoptivo. Investigaré en secreto, la policía de Indiana no sabe que yo lo conocía. Se reirían de mí si supieran. El muy infeliz se pavoneó en mis narices, nos engañó a todos. Necesito ir a la casa donde vivías con él— me exigió.
Menos mal que apenas llegué de Miami, lo primero que hice fue desaparecer las armas del lugar y los objetos personales de todos. Muchas cosas las enterré en el jardín.
Jake me llevó en una patrulla a casa y revisó todo lo que quiso. Se quedó un momento en la habitación donde Edward y yo dormíamos.
—Quiero que salgas de aquí. No sabemos dónde está su banda. Es posible que ellos supieran de ti y no debes estar en riesgo.
—Hoy mismo me iba a mudar con Alice y Rose, otra vez— le confesé.
—Excelente. Te llevaré yo mismo— me acompañó a sacar mis cosas que estaban prácticamente listas y no se marcho hasta dejarme en casa de mis amigas.
Alice al verme corrió a abrazarme.
—Bella ¿Dónde estabas?—preguntó con tristeza triste.
—Lo atraparon Alice, ahora Jake piensa que Edward me engañó. No digas nada, si te preguntan, tú no sabías nada ¿Sí?— le pedí.
—Ni que lo digas Bella. Por mi, nadie lo sabrá.
Los días pasaron y llegó el momento de presentar mi último examen.
Me serené y di lo mejor de mí, Edward estaría orgulloso si hubiese podido oír mi debate. Ángela, sus padres y varios compañeros me felicitaron. Trataba de mostrarme normal pero no podía. Por dentro estaba destrozada.
Dos semanas después fue la ceremonia de mi graduación. Mi cuerpo estuvo allí pero mi mente y mi corazón no hallaban consuelo sin el amor de mi vida.
Cuando me entregaron el título que me otorgaba la facultad de ejercer mi profesión, me tomé una gran fotografía, con el fondo de la universidad, tratando de sacar mi mejor sonrisa.
De alguna forma le haría llegar aquella foto. Él debía saber que su sacrificio no fue en vano.

0 comentarios:

Publicar un comentario