12 enero 2013

Capítulo 5






CAPÍTULO 5

TRABAJO DE CAMPO

Era sábado y Charlie ya había salido a trabajar. Me estaba poniendo un vestido muy usado y unas botas. Temía caerme al estanque ya que era un día algo frío. Me sujeté el cabello y tomé mi malla de pescar.
Escuché el galope y me apresuré a salir.
Allí estaba Edward y Pegaso.
— Buen día Princesa Bella, ¿lista para una nueva aventura?
— Claro que si Sir Edward. Qué todos los monstruos del bosque tiemblen porque allá vamos.
Me tendió una mano y me subió rápidamente en Pegaso.
Me gustaba mucho ir así, se sentía muy bien. La brisa en mi rostro y si volteaba la cara hacia su pecho podía oler su agradable aroma.
Llegamos al estanque en unos minutos ya que el caballo era muy rápido. Edward era un buen jinete, bajó de un salto y me sujetó para que yo pudiera hacerlo.
Comenzamos nuestro trabajo y atrapamos varias ranas, escogimos la más grande, pero aun no habíamos encontrado un sapo. Estábamos dentro del estanque el agua apenas nos llegaba a las rodillas
Escuchamos ruedas de un carruaje y Edward maldijo por lo bajo.
— Edward— Era la voz de Jessica
Entonces pude verlos, la bruja y el bufón. Qué suerte la nuestra.
— Venimos a ayudarlos, quizás necesiten apoyo— dijo Mike, como si supieran diferenciar un sapo de una rana.
Edward y yo nos miramos.
— Lo siento— le dije en un susurro.
— No hay problema, ellos no pueden evitar ser más molestos que las pulgas— me dijo sonriendo y no pude evitar devolverle la sonrisa.
Mike traía unas botas negras y una ropa tan ridícula que parecía que iba de safari. Sin embargo Jessica tría un hermoso vestido verde.
— Bella no deberías entrar al estanque podrías resbalar, además esto es cosa de chicos— oí decir a Mike.
— Yo cuido a Bella, ella es la mejor atrapa sapos del mundo— Dijo Edward molesto y sin voltear.
— Eso no es nada femenino si me lo preguntas Edward— dijo Jessica con tono burlón. Oí a Edward gruñir.
Mike también entro en el estanque cerca de nosotros, traía una red más grande que la mía. Pasaron unos minutos y después de haber callado a Jessica tres veces diciéndole que si hablaba mucho los sapos se asustarían oí reír a Mike.
— Atrapé uno, ¿Qué te parece Bella?— este chico en verdad no diferenciaba rana de sapo.
— Mike esa es una rana y es muy pequeña, Edward ya tiene una en el frasco, necesitamos un sapo— dije en el tono más cortés que pude.
Edward se mantenía a mi lado con dos botellas en las manos, en una había una hermosa rana y la otra permanecía aún vacía.
Entonces lo vi, cerca de la orilla un enorme sapo verde y marrón.
— Jessica no te muevas— dije no muy fuerte. – hay un hermosos sapo a tu derecha.
La mirada arrogante de Jessica se congeló y abrió los ojos. Al menos no hablaría.
— Quédate quieta Jess, yo iré por detrás de ti y lo atraparé— dijo Mike
Ah no, este sapo era mío, pensé. Di dos pasos muy lentamente hacía la orilla el sapo no se movía, tenía la vista fija en Jessica.
—Bella no te muevas, te vas a resbalar, yo lo atraparé por ti— dijo Mike.
Y sin pensarlo dos veces aunque todavía no estaba muy cerca me arrojé para atraparlo. El sapo dio un salto y fue a dar justo al regazo de Jessica quien pegó un gran grito de horror. La red se me había caído pero necesitaba ese sapo así que dé un salto llegué al lado de Jessica y atrapé al sapo con las manos. Ella se levantó me miró con cólera y me empujó al estanque pero en mi caída instintivamente traté de sostenerme de algo y con una mano agarré una de las mangas de su vestido y sentí el agua en mi espalda.
Oí ruidos y chapoteos. Jessica había caído conmigo, empezó a gritar histérica. Vi a Edward llegar a la orilla tirar las botellas y regresar junto a mí. Yo tenía las manos en el pecho y pude sentir la piel húmeda y viscosa, lo apreté con más fuerza y grité: — ¡Lo tengo!, ¡lo tengo! Levantando al sapo para mostrárselo a todos.
Edward sonriéndome se agachó y tomándome de los brazos me puso en pie.
— Lo sabía Bella eres la mejor atrapa sapos del mundo—. Gritó. – Newton haz el favor de dejar de mirar y levanta a tu prima del agua— dijo conteniendo la risa.
— ¡Mi vestido nuevo!— Gritaba Jessica. –Eres una torpe y una tonta— dijo dirigiéndose a mí.
— Princesa Bella estás toda mojada, cómo me hubiera gustado caerme al estanque contigo— dijo Edward todavía riéndose.
No lo pensé ni un segundo, metí al sapo en uno de los bolsillos de mi delantal y agarré a Edward por los hombros.
— Eso tiene solución— grité y con mucha fuerza tiré de él.
Caímos de costado, él tenía los ojos muy abiertos y estaba sorprendido.
— ¿Ahora ya estás contento?— le pregunté.
— No lo decía en serio pero esto es genial— dijo mientras chapoteábamos un poco.
— Me voy a resfriar, mi cabello está hecho un asco y huelo horrible. Esto es asqueroso— Gritó Jessica
— Eso es cierto Bella si no nos cambiamos pronto cogeremos un buen resfrío— dijo Edward poniéndose de pie.
— Edward, debes llevarme a casa, mira como estoy. Me voy a enfermarme yo soy muy delicada— Decía Jessica sollozando.
— Lo siento Jessica pero Pegaso sólo puede llevar a dos personas a la vez— dijo Edward sonriéndole.
Tomó el frasco vacío que por suerte no se había roto, sacó el sapo de mi bolsillo y lo colocó dentro. Tapó la botella y puso ambos frascos en una maleta que ató al caballo.
— Ven conmigo Bella te llevaré rápido a casa sino en verdad enfermaremos. Newton lleva a Jessica a tu casa rápido debe cambiarse inmediatamente.
Y diciendo esto subió a su caballo y me tendió las manos para alzarme como siempre. Era tan fuerte que de un solo tirón ya estaba sentada delante de él.
Corrimos muy rápido y llegamos a mi casa tiritando de frío. Le hice pasar y tiré unos troncos a la chimenea que por suerte aún no se había apagado. Nos calentamos un momento.
— Cámbiate Bella, ponte ropas secas— dijo él.
Corrí al segundo piso me quité toda la ropa mojada y me puse lo primero que encontré. Fui al cuarto de Charlie tome unos pantalones, una camisa, un suéter y una manta. Baje las escaleras y le tendí la ropa a Edward.
—Cámbiate mientras preparo algo caliente— Le dije
— Gracias princesa Bella, eres genial— me dijo mientras iba hacia el baño.
Preparé leche caliente, saque unas galletas y nos sentamos al fuego. La ropa de Charlie le quedaba grande.
— Gracias, ya me siento mejor, ahora debo irme a casa a darme un baño y tu también necesitas uno.
Tomó los frascos de su maleta y me los entregó.
— Cuídalos bien, fue una gran aventura.
— Los pondré cómodos— dije
— Adiós Bella no salgas a despedirme está haciendo frío.
Tomé la manta que había traído y se la colgué en los hombros, se la sujeté al cuello con uno de mis broches y lo miré.
— Esta capa te protegerá del viento y la lluvia Sir Edward. Que llegues a tu destino con bien.
Le vi darme una sonrisa.
— Este humilde caballero estará eternamente agradecido por su generosidad Princesa Bella— Me besó una mano y salió rápidamente.
Pude oír el ruido de los cascos de Pegaso y me imaginé que alzaba vuelo llevándose a Edward con su capa ondeando al viento.
Entonces estornudé y corrí a calentar agua para bañarme, además realmente olía mal, princesa o no necesitaba jabón.

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