20 enero 2013

Capitulo 41



CAPÍTULO 41

DESENLACE

CHARLIE
Desperté al oír los sollozos de una mujer a mí lado.
"Bella" pensé y abrí los ojos inmediatamente. Había alguien a mi lado, apoyada a mi cama.
Me sentí peor. Era Leah. Yo debí cuidarla bien. Estuve más interesado en planear formas de lastimar a Cullen, en buscar la manera de arrestar a su hijo, que olvidé mis deberes y mis promesas.
Harry Clearwater, mi mejor amigo, me la había encargado. En su lecho de muerte yo le había prometido ser un padre para ella.
Que mal me sentí al verla unos días atrás. Blanca como un papel, casi desangrada. Hasta ahora no sabía exactamente lo que le había pasado, todo era conjeturas y suposiciones, sobre todo mías. Me negaba a creer lo que decía el hijo de Cullen, sólo por tratarse de él. Lo había acusado, lo creía capaz de cualquier maldad hasta el momento en que me llamó. La noche en que Jake secuestró a mi hija. "No dejaré que lastimen a Bella", "Yo amo a su hija jefe Swan, es lo único que le puedo decir, lo siento, no fue a propósito, no fue planeado"
Sus palabras me torturaban. ¿Por qué otra vez? ¿Por qué todo tenía que comenzar de nuevo?
Hace mucho tiempo un Cullen se llevó a mamá, no quería ver a otro Cullen llevarse a mi hija. Las dos mujeres que más había amado.
Pero fallé. Fallé como padre, como hijo, como policía… hasta como esposo. El hombre que yo pensé que podría cuidar de mi Bella resultó ser peor que el hijo de Cullen.
Y ahora tenía a la pequeña Leah aquí, destrozada. Sue me dijo que había perdido a su bebé y que habían tenido que extraerle parte del útero para salvarla. Leah jamás podría tener hijos.
Es mi culpa, todo esto es culpa mía.
Ya no me queda nada. Bella se fue con Cullen, Jake huyó, Leah lo perdió todo.
—Lo siento Charlie ¿Te desperté?— dijo la pequeña mirándome.
—No hija, ya estaba despierto. ¿No tienes que estar en tu cama? Debes estar muy débil aún.
—Ya estoy mejor, me pusieron 4 unidades de sangre. Quería venir aquí para confesar todo. No debes culpar a Edward, mamá me dijo que lo detuviste y lo encerraste porque pensabas que mi hijo…
—Te escucharé sin reprocharte nada, vamos cuéntamelo todo.
—Me siento tan mal Charlie.
—Ten confianza.
—El hijo que esperaba era de Jake, yo creí que él me quería. Por un tiempo fue muy tierno conmigo, pensé que se había enamorado de mí y que Bella sólo era un capricho. Estaba ciega por él, incluso acepté ser parte de las trampas que quería ponerle a Edward— suspiró.
— ¿Trampas?
—Jake quería que fingiera un romance y una seducción, porque yo soy aún menor de edad. Me llevó varias veces cerca de la casa de los Cullen pero al final me rehusé a hacer eso y me abandonó una mañana en la carretera. Pasaron varios autos pero extrañamente sólo Cullen se detuvo a ayudarme. Por eso es que nunca te conté… bueno lo de Bella con ese chico— suspiró sonoramente y sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas.
—Entonces tú sabías que ellos tenían algo— quise reclamarle pero recordé que había prometido que no le reprocharía nada. –Lo siento hija, continúa, no me hagas caso.
—Yo también lo odiaba al principio, en serio, quería hacer que pagara lo que te hicieron. Pero él siempre fue tan bueno, conmigo, con Bella con todos los que lo rodeaban. Siempre era cortés y amable. Y me salvó, creí que moriría en Port Ángeles y Edward me encontró, no sé cómo lo hizo y me trajo hasta aquí en media hora, nunca he visto conducir a nadie tan rápido. No descansó hasta dejarme en manos de los médicos. Si hace eso por alguien a quien no ama estoy segura que cuidará bien de Bella.
—Leah ¿En dónde fue que te aplicaron esa inyección? ¿Quiénes fueron?— el o los culpables debían ser sancionados. Esto no podía quedar impune.
—En una clínica de Port Ángeles, donde hacen lipoescultura. Se llama "Afrodita". Un doctor muy elegante me atendió, se llama Aro. Jake dijo que sólo era para revisarme, yo le había dicho que no quería abortar. Estaba muy tensa, me dijeron que necesitaba un ultrasonido profundo y que me aplicarían algo para relajarme. Pero en cuanto me pusieron esa inyección, todo empezó a darme vueltas. Jake ya no estaba conmigo. Las enfermeras me pusieron una bata y me di cuenta que me preparaban para una intervención. Como pude volví a ponerme mi ropa y salí de allí por una puerta trasera, tomé el auto de Bella y manejé de regreso pero me desvié de la carretera, todo me vueltas. Entonces recordé el celular de Bella en su bolso…
— ¿Bella tenía un celular?— pregunté molesto.
—Cullen le había dado uno, lo supe esa mañana cuando la dejé en la Push. Pero se olvidó el bolso en la camioneta. Era un teléfono para emergencias, casi nunca lo encendía, era por si le pasaba algo. Edward siempre estaba pendiente de ella— me sentí peor, él había estado más atento que yo. — ¿Charlie es cierto que Jake huyó?— me preguntó asustada.
—Sí, cuando llegué a Makah se había ido. Quil me dijo que se había peleado con Cullen. Drogó a Bella, Billy celebró el ritual de matrimonio.
— ¿Billy casó a Bella y a Jake?
—No tiene validez, encerré a Billy apenas me enteré. Con gusto arrestaré a Jake cuando lo encuentre. No te preocupes que no dejaré que te vuelva a lastimar— le aseguré.
—No creo que Jake me vuelva a buscar, tengo miedo por Bella y por Edward. ¿No sabes a donde fueron?— preguntó.
—Los seguí hasta Port Ángeles y desaparecieron. No había ningún vuelo con sus nombres, seguro se fueron más lejos en coche. Tampoco quise seguir buscándolos. Si Bella no ha regresado es porque no quiere hacerlo. Estoy seguro de que Cullen no la está reteniendo en contra de su voluntad.
— ¿Por eso te tomaste todo el frasco de pastillas?— preguntó.
La verdad lo que quería era dormir y que se me pasara el dolor de cabeza. Tal vez una buena borrachera hubiese ayudado más. Pero no hay aspirinas para los dolores del alma.
—Charlie tienes que buscar a Jake y encerrarlo estoy segura que está planeando la forma de desquitarse, tú no sabes cómo es él. Hizo trampas en las competencias de primavera, casi mata a Edward en la carrera de caballos, tenía todo tipo de trampas en el camino y cuando no pudo ganarle Billy amenazó a Sam para que abandonara la competencia de fuerza de brazos. Y en el rescate de la princesa, él empujó a Ben para que cayera y se lastimara, hizo lo mismo con Mike y mandó a echar vidrios en la charca de lodo, pero Quil y Embry esparcieron el vidrio en todo el lugar y hasta Jake se lastimó. Aquel día fue que me convencí que Jake era malo. Ya me había pedido que abortara pero pensé que tenía miedo. Aún así confié en él una vez más y ya ves lo que pasó. Él no se va a conformar. Estoy segura que está en algún lugar planeando acabar con Edward y Bella. Ojalá no regresen y sean felices lejos de aquí— dijo volviendo a entristecer.
¡Qué ciego había sido!
Nunca pensé que el pequeño Jake fuese tan perverso ni que fuera capaz de hacer todo lo que Leah me contaba. Yo sabía que era celoso pero no creí que fuera malvado. Se parecía tanto a… a James, mi padre.
La vida de mamá fue siempre triste, papá no la dejaba salir nunca de casa, a veces ella se escapaba y regresaba con los vestidos húmedos, sucios. Mis amigos de La Push decían que corría por la playa.
Y aquel día, cuando saltaron por el acantilado, ese día en que la vi por última vez, ella sonreía.
Al menos murió feliz.
Años después corrió el rumor que había regresado. Pero papá dijo que eran solo cuentos de aparecidos para asustar a los niños. Él empezó a viajar muy seguido a Canadá y me dejaba sólo. Hasta que se rompió una pierna y tuvo que usar bastón, se resignó a quedarse en Forks. Murió de un ataque al corazón.
Yo siempre quise ser como él, fuerte, valiente.
Cuando me enamoré y me casé me volví blando, amaba tanto a Renée, adoraba a mi pequeña hija. No quería que sufrieran pero nunca superé mi odio a los Cullen.
No fueron ellos la causa de mi ruina, fui yo mismo.
—Leah, regresa a la cama, no te preocupes, saldré hoy de alta y me encargaré personalmente de buscar a Jake y detenerlo. No permitiré que vuelva a lastimar a nadie.
Más tarde llamé a uno de mis subalternos. Pedí mi arma y mi ropa. Me dijeron que podía salir hoy pero me sugirieron quedarme un día más para seguir con los análisis.
Me rehusé y como no vi a Carlisle Cullen por allí, quería aprovechar para irme sin que me viera.
Ya no sentía ese odio voraz hacia él pero tomaría tiempo poder verlo sin rencor. Quizás más adelante podría hablarle y pedirle que me diga dónde estaba mi niña.
No terminaba de alistarme, Cullen entró en mi habitación, sin llamar, ni anunciarse. Lo recibí de mala forma y hasta le reproché lo que su hijo había hecho.
Pero me quedé mudo cuando me dijo que venía a buscarme porque mi Bella y su hijo estaban en peligro.
"Jake" fue mi primer pensamiento.
Estaba seguro que él estaba detrás de todo. Y sabía a dónde los guiaría. A su territorio, a La Push, un lugar dónde él tenía ventaja.
Rogaba por dentro que no fueran hacia los acantilados.
Me apuré en seguir a Cullen, le pedí que me llevara, no tenía coche aquí.
— ¿Charlie, tienes alguna idea dónde pueden estar?— preguntó su esposa, se veía buena persona. Alguna vez fue amiga de Renée.
—Estoy casi seguro de que es Jake el que les ha tendido la trampa, debemos ir a La Push.
—Jasper y Emmett me llamaron hace un par de minutos dicen que sus huellas salen de la carretera antes de la desviación a la reserva— volvió a decir la mujer.
Era mejor comunicarnos a través de ella.
—Esa desviación tiene dos caminos, a la playa y hacia los acantilados— temblé al darles esos detalles, mi peor pesadilla volvía. Parecía que Cullen también recordaba, sus manos temblaron y apresuró el auto.
De inmediato llamé a mi delegación y pedí todas las unidades disponibles a La Push.
Un celular sonó y ella se apresuró a contestarlo, le puso el altavoz para que todos escucháramos.
"Carlisle, encontramos el auto de Edward, tenía el neumático ponchado, bajamos y vamos a pie hacia los unos grandes acantilados. Encontramos el auto del perro, podemos ver su espalda, date prisa. Llamé a Sam Uley, está muy cerca. No sabemos qué hacer, Black tiene un arma en la mano" escuché jadear a alguien. Parecían más de uno, sus voces se me hacían conocidas. Eran McCarthy y Withlock.
—Tranquilo Jazz, estamos por llegar, con cuidado, entreténganlo un poco. El padre de Bella está con nosotros, no hagan nada tonto, por favor, no lo provoquen, cuida a Emmett, deben negociar, no atacarlo.
—Entendido Carlisle, no dejaré que Em se le vaya encima a Black, le ofreceré algo a cambio, lo que él quiera. Protegeremos a Bella, cueste lo que cueste— cortó la comunicación.
Me sentía un miserable por haber tratado tantas veces de dañar a esos jóvenes, todos estaban dispuestos a defender a mi hija con su vida.
Llegamos al lugar donde se encontraban los autos y me apresuré en bajar y correr, estaba cerca del acantilado más grande cuando escuché un disparo y mi corazón se contrajo. Empecé a llorar sin querer, todos mis recuerdos reprimidos volvieron, mi padre con un arma apuntando a mamá y al padre de Cullen.
No otra vez, no.
Pude divisar dos figuras a lo lejos, muy cerca del acantilado. El hijo de Cullen, Edward, estaba parado delante de Bella, la protegía con su cuerpo pero parecía herido.
Jake jugaba con sus víctimas, cómo solía hacerlo papá cuando iba de cacería. Seguí corriendo y llegué al lado de los muchachos, Sam preparaba una cerbatana.
—Charlie qué bueno que estás aquí, estoy a punto de descargar contra Jake, no hay problema si se mueven y le doy a Edward o Bella, con esto sólo lo adormeceremos— me dijo Sam listo para disparar. Carlisle y su esposa estaban cerca de nosotros.
— Bien pensado Sam, yo podría intentarlo con mi arma pero si me equivoco podría herir o matar a alguno, no quiero arriesgarme— dije sacando mi revolver, le quité el seguro.
Algo pasó entre ellos, que parecían discutir. Jake tomó a mi niña, me asusté tanto que salí de nuestro escondite y le grité amenazando con dispararle.
Jake golpeó a Cullen y lo derribó, el chico parecía muy débil, quizá no resistiría.
—Jake por favor, dame a Bella, te daré lo que quieras, protección, dinero, te dejaré huir, sólo dámela— rogué.
Él me miró con desprecio. Tiempo suficiente en el que Sam tomaba aire y disparaba silenciosamente. Con el primer dardo le dio a Jake en el hombro. Éste soltó a Bella para sacarse el dardo y ella corrió hacia Cullen que se había levantado del suelo muy cerca de borde del acantilado.
Todo pareció suceder en cámara lenta.
Jake se giró a verlos, levantó su arma para dispararle a mi hija. Yo no pude pensar con claridad, Bella corría dando la espala y Jake iba a matarla.
Levanté mi arma y apunté, descargué un tiro que fue a dar en la espalda del hijo de Billy.
Pero Bella había corrido con demasiada fuerza, se estrelló contra Cullen y los dos desaparecieron.
Cayeron del acantilado.
Corrí como loco hacia ellos, llegué hasta el precipicio, no pude verlos, era muy alto, demasiado para una persona. Abajo las aguas turbulentas chocaban contra las rocas.
No los vi salir a flote. No iba perder a mi pequeña de ese modo. Me incliné para saltar pero dos fuertes brazos me detuvieron.
—No lo hagas Charlie, la ayuda viene en camino— era Carlisle Cullen.
Su rostro mostraba tanta desesperación e impotencia como debía estar el mío en ese momento.
Juntos nuevamente en esta cima, como hace tantos años perdiendo lo que más amábamos. No pude evitar sollozar como un niño.
Lo abracé. No sabía porque pero quería pedirle perdón por todo, la primera vez no fue culpa de ninguno de nosotros. Esta vez. Sin embargo, todo era culpa mía, yo empujé a mi hija a su fin. Y también al hijo de Carlisle.
El inconfundible sonido de helicópteros me sacó del shock.
"Date prisa Richard, cayeron al mar, llevan dos minutos allí" gritó el joven que minutos antes oí al teléfono. Jasper Withlock.
"¿Nos miras? Justamente debajo de nosotros"
Un enorme helicóptero de rescate se posicionó delante de nosotros y reconocí a McCarthy piloteando.
Bajó unos metros, dos rescatistas se lanzaban al mar, con cuerdas atadas a sus espaldas.
Del otro helicóptero más pequeño, arrojaron varios botes salvavidas y equipo de rescate.
Si hubiese existido todo eso hace años, tal vez mamá podría haberse salvado.
Carlisle se deshizo de mi abrazo, no me había dado cuenta de que seguíamos así.
Corrió hacia Jake, sea como sea él era médico y debía salvar la vida aunque el herido tratara de matar a su hijo minutos antes.
Que profesión más humanitaria. Si, Carlisle Cullen era mucho mejor que yo.
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CARLISLE
Amanecí muy inquieto, Edward llamó antes del medio día y envié a los chicos para escoltarlos, no estaban muy lejos así que no tardarían en llegar. Al rato sonó mi celular.
—Carlisle los han desviado del camino, vengan pronto, hacia La Push— gritó Jasper asustado.
Llamé a Esme y en unos segundos ya estábamos en el auto.
— ¿Qué pasa?— preguntó ella.
—Desviaron a Edward y Bella del camino. Es el chico Black, estoy seguro— manejé muy rápido, llegué al pueblo.
—Carlisle, Charlie es padre de Bella, también debería ir con nosotros.
Sabía que tenía razón pero estaba desesperado tal vez podría ocurrir algo mas grave y no estar allí.
—Está bien, no importa lo pasado, iré a buscarlo.
Estacioné rápidamente en el hospital y entré sin saludar a nadie, fui directo a la habitación de Swan. Entré sin tocar, él se sorprendió, me miró alarmado.
— ¿Qué quieres?— gritó reponiéndose, estaba vestido con su propia ropa, al parecer ya le habían dado de alta o quería marcharse.
—Vine a buscarte... es importante—le dije tratando de razonar con él.
—No me importa nada que venga de ti Cullen. Ya estarás contento, tu hijo se llevó a mi Bella, el muy impertinente se la robó. Cuando el ponga las manos encima…
—No te voy a dar una invitación para que vengas conmigo. Nuestros hijos regresaban hoy, Bella venía a verte porque le conté que estabas aquí. A punto de llegar, les han cerrado el paso, los han obligado a desviarse, no sé donde están— terminé de decírselo gritando y salí de su habitación.
No me importaba si me seguía o no. Llegué al auto, estaba por subirme, oí el sonido de la puerta trasera abriéndose.
—Llévame por favor, no quiero que le pase nada a mi hija— dijo desesperado. No dije nada, interpretó mi silencio y salimos rápidamente.
Jasper llamó y supimos la ruta, yo la conocía bien, mi abuelo me llevó en carreta cuando era niño. Nunca más había regresado por allí pero esa ruta nunca se borraría de mi mente.
Sólo imaginar que el chico Black llevaba un arma me hacía temblar. Paré el auto, debíamos seguir pie.
Charlie bajó como un loco y se perdió rápidamente, aunque yo quería correr no podía dejar a Esme sola.
Al llegar a la cima me di cuenta que mi hijo estaba herido en el hombro izquierdo. Rogaba que no fuera grave.
Las cosas se dieron muy rápido, Esme se abrazó a mí llorando cuando Charlie disparó. Pero Edward y Bella cayeron, el disparo no los hirió, simplemente desaparecieron del borde del acantilado.
Esme corrió gritando el nombre de nuestro hijo. La detuve dos veces en el camino, no quería que cometiera ninguna locura. Afortunadamente Jasper y Emmett me ayudaron.
Trataba de pensar en que mi hijo era buen nadador. Pero recordé que también mi padre nadaba bien y no se salvó de una caída así.
Charlie Swan estaba al borde del acantilado, miré a Esme y ella me dio valor, Jasper le explicó que Richard no tardaba en llegar.
Sujeté a Swan para que no saltara. Para mi total sorpresa Charlie me abrazó y lloramos juntos mirando como dos rescatistas saltaban al mar.
Pero unos lamentos me devolvieron a otra realidad. Me había olvidado de Jacob Black. Debía atenderlo por mucho rencor que le tuviese. Soy médico, he jurado salvar la vida de todo el que me necesite. Es mi deber.
Su herida era grave, la bala había entrado por la espalda, peligrosamente cerca de la columna. Aún estaba alojada en el interior de su cuerpo, lo que más me preocupaba era la hemorragia. Llamé al hospital y pedí una ambulancia. Le contuve el sangrado y lo acomodé lo mejor posible. Pedí a Sam el otro quileute que fuera por mi maletín al auto. Al menos trataría de evitarle el dolor a Jacob.
Me repetía una y otra vez que era mi deber. Seguía mirando de tanto en tanto a Esme cuyo rostro seguía preocupado. Jasper hablaba con Richard. Me preocupaba que tardaran tanto en sacar a mis hijos del agua. Seguramente contraerían pulmonía.
Llamé al hospital, se estaban tardando demasiado. Recurrí a Jasper.
—Dime Carlisle— dijo preocupado.
—Jazz, necesito uno de los helicópteros debo llevar a Jacob ahora, tiene hemorragia.
—Está bien. No lo vale pero tienes razón, hay que salvar al infeliz.
El helicóptero más pequeño aterrizó, improvisé una camilla con lonas y subimos a Jacob. Lamentablemente tuve que irme con él. Me aseguraron que en el helicóptero más grande habían paramédicos entrenados y equipo suficiente para Edward y Bella.
Llamé al hospital para cancelar la ambulancia y pedí un quirófano para intervenir al joven quileute sin demora.
Encontré todo listo a mi arribo, mandé a sacaron placas. Pero al revisarlas pude darme cuenta de que aún si Jacob Black lograba sobrevivir no podría volver a caminar. Un trozo de la vértebra había atravesado su médula, era una lesión total en la décima vértebra torácica. El hígado había sido perforado. Debería tener mucho cuidado.
Estaba desesperado por tener noticias de mis hijos pero tendría que esperar a terminar la operación.
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Seis horas después y completamente agotado salí del quirófano, los ojos me ardían y estaba lleno de sangre. Lo había salvado, no volvería a caminar pero estaba vivo, me alegré de corazón. El cielo le daba otra oportunidad a este muchacho, esperaba que la supiera aprovechar.
Me cambié rápidamente para darles la noticia a los familiares. Había tres quileutes en la sala de espera, dos jóvenes y un anciano bastante apesadumbrado. Pero al verme su mirada preocupada fue sustituida por una llena de rencor. Era Billy Black.
—Está a salvo, Jacob resistió la operación— le dije. La noticia no le asombró.
—Claro que vivirá, mi hijo es fuerte y gallardo. Lástima que el suyo no tuvo tanta suerte— sonrió.
El alma se me fue al piso. Corrí hacia los pasillos para pedir información. Esme, Rosalie y la pequeña Alice lloraban desconsoladamente.
No quería oírlas, retrocedí unos pasos. No podía creerlo. Mi hijo, mi Edward. No.
Esme desesperada corrió hacia mí. Sé que el dolor de una madre siempre era más fuerte que el de un padre o al menos eso decía la gente. Yo me sentía destrozado.
—No los encuentran Carlisle. Dicen que hay un remolino allí abajo, se han pasado tres horas, uno de los rescatistas casi muere. Dicen que sólo debemos esperar a que el mar los devuelva— rompió a llorar desconsoladamente.
Mi pecho se oprimía, un dolor parecido al de años atrás pero miles de veces más potente.
El odio me los había quitado. Yo también odie a Charlie Swan, nunca busqué acercarme a él. Todo este odio acabó con ellos, con mi Edward, con Bella.
Los habíamos matado, nosotros teníamos la culpa.
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Una semana después sólo un helicóptero sobrevolaba la costa algunas horas al día. Richard, Jasper y Emmett no se cansaban de buscar.
Yo había perdido las esperanzas y me encontraba en casa, hundido en mis pensamientos.
Los primeros días tuve que sedar a Esme en varias ocasiones, Charlie Swan fue ingresado al hospital para evitar que vuelva a intentar quitarse la vida.
Sabía que en cualquier momento las noticias serían desastrosas. No podría soportar ver sus cuerpos sin vida. Tan jóvenes y llenos de sueños.
Edward amaba a Bella y ella lo amaba a él.
Abrí uno de los libros que últimamente había vuelo a leer: Romeo y Julieta.
"Perdón verán unos; otros, el castigo, pues nunca hubo historia de más desconsuelo que la que vivieron Julieta y Romeo".
Traté de reponerme, sé que en sus últimos días ellos fueron felices, se amaron.
El teléfono de casa sonó, me estremecí, mis manos soltaron el libro que leía. Tal vez era la tan esperada noticia.
Caminé lentamente, conté cada paso que di, tenía tanto miedo. Nada prepara a un padre para la tragedia.

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