19 enero 2013

Capitulo 26



CAPÍTULO 26

EL BÚFALO LOCO

BELLA
Amaneció con ligero brillo solar, parecía que el día sería espléndido.
Estaba feliz hoy, toda la semana me entristecí porque casi no vi a Edward y me tenían de aquí para allá como una muñeca. Lo único bueno es que pude presentar mi poema y mi historia para el concurso. Y al terminar los juegos anunciarían a los ganadores, tenía una ligera esperanza de que me tomaran en cuenta. Aunque quizás a Charlie no le agradaría mucho sobre que iba el poema. Ni modo, los escritores no siempre escriben sobre experiencias personales. Era sólo literatura.
Me bañé y lavé mi cabello con mucho más cuidado que antes. Cuando salí ya Sue estaba con los cepillos y las tenazas para hacerme los bucles. No me quejé para nada, es más, a ratos sonreía.
—Que haré con estos adolescentes, tú toda la semana te la pasaste con cara de entierro y suspirando, parecía que no querías ir al festival y mírate ahora, sonriendo como si te hubieran dado un dulce. Y Leah estaba tan entusiasmada con la organización del festival, haciendo muchas figuras para el concurso de atrapa sueños y ahora parece un fantasma. Serán las locas hormonas, yo no recuerdo haber sido tan cambiante— se quejó.
No sabía que Leah estaba triste. Tendría que preguntarle aunque dudaba que se sincere conmigo. Sé que algo se traía, a veces durante las comidas se quedaba mirándome muy atenta. Y no era que no me hubiera dado cuenta, sabía desde hace mucho que a Leah le gustaba Jacob y siempre pensé que él no le hacía caso hasta el día de la fiesta en el Pub. Algo se traían. Y tal vez lo averiguaría hoy.
—Lista. Ahora por favor, no te muevas, iré a traerte fijador.
Terminaron de arreglarme y me miré al espejo.
Sí, parecía una muñeca, aunque ya no una triste, esta muñeca sonreía.
Miré el prendedor que me había dado Edward y lo coloqué con cuidado, no sabía si él todavía oía mis conversaciones pero me gustaba tener algo suyo conmigo. Mi padre entró en ese momento a mi habitación.
—Bella. Estás muy linda hija.
—Gracias, comeré algo y saldré. ¿Me llevas?— le pedí, no quería manchar el vestido.
—Claro, te espero— dijo.
Llegamos al lugar dónde tradicionalmente se realizaba el festival, a un lado de la escuela. Había todo lo que se necesitaba, campo abierto, instalaciones eléctricas y mucho espacio. Antes de estacionarnos busqué con la vista los autos de mis amigos. Ya estaban estacionados, ellos debían estar por algún lugar.
Mi padre me ayudó a bajar porque el vestido era demasiado voluminoso para mí.
— ¿Que hay Charlie? Bella, estás preciosa— Jacob Black llegó corriendo a nuestro encuentro.
—Que tal van las cosas Jake— le contestó papá, yo me limité girar mi rostro y ver hacia otro lado.
— Estupendo, ya va a comenzar la competencia del Búfalo Loco. Quil, Embry, Jared y Paúl participarán. Ah y el tal McCarthy también. Eso tengo que verlo de cerca— se rió.
— ¿Cuál es mi lugar papá?— le pregunté.
—Yo te llevo— dijo Jacob, me tomó del brazo bruscamente aprovechando que papá salió a cumplir sus funciones de resguardo, caminé unos pasos sólo para no hacerle un escándalo delante de todos los que me miraban.
—Ya suéltame imbécil, puedo caminar sola, no te necesito— le grité apenas nos alejamos del gentío.
—Grítame todo lo que quieras pero antes de que termine el día me besarás— Jacob se marchó sonriendo.
Cómo lo detestaba, era tan cínico y vanidoso.
Caminé hacia el lugar de los jueces, algo bueno debía tener toda esta pantomima de la princesa, al menos tenía el mejor lugar para mirar las competencias. No quería perderme ninguna, menos en las que mis amigos participaban, sobre todo la carrera de caballos.
"Los participantes del Búfalo Loco, favor de tomar sus posiciones" escuché por el altavoz, me apresuré a tomar mi lugar.
Pude divisar a Emmett al lado de Jasper que le daba instrucciones.
¡Esto prometía ser muy divertido!
.
.
EMMETT
Esto sería demoledor, estaba a punto de quitar esas sonrisas burlonas de las caras de los quileutes.
¡Acá correría sangre!
Bueno tal vez no sangre precisamente pero estaba seguro que algo sí iba a correr y no entre mis pantalones.
—Ya dame ese gel de pañal y lárgate— le exigí a Jasper que contaba los minutos, según él sólo debía beberme esa cosa antes de dar la partida ya que si me apuraba podía causarme un empacho terrible.
—Tranquilo, serenidad ante todo. Listo, ya llegó Bella, las pruebas no comienzan sin la princesa. Vaya Edward va a babear, que bonito vestido trae— yo a punto de lanzarme en estampida contra la bola de tramposos de La Push y éste mirando a la chica del virginal Eddie.
— ¿Ya?— volví a apurarlo.
—Ok, bébete la botella— mandó mi amigo siniestro.
Nadie sospecharía que en esta botella de coca cola tenía el gel que haría que toda esa agua no llegara al piso.
Me la bebí de un solo trago. Ahora lo difícil sería resolver las preguntas. Ya había ensayado toda la semana miles de preguntas con truco. Estaba más listo que un calcetín.
—Desaparece "manipulador"— le dije a Jazz.
—Suerte "fuerza bruta"— se alejó corriendo.
Quería buscar a mi bebita entre el público pero no me atrevía, que tal si traía uno de esos leggins que le gusta usar y me daba amnesia temporal.
"Vamos Oso Pardo ¡Tú puedes! No mires al público" me repetí.
Eso es, sólo unos segundos más.
Nos pusimos en posición detrás de la raya.
Repaso mental. Correr hasta la caseta frente a mí, unos 100 metros. Una pregunta, bebo un litro de agua, me dan los cuernos, regreso aquí, otra pregunta, 1 litro más de agua, me dan la piel, otra carrera hasta la caseta de enfrente, la última pregunta, el último litro de agua, me dan la cola y correr hasta aquí. Resumen: 400 metros, 3 preguntas, 3 litros de agua. Esto era mío.
Oí la cuenta regresiva. 3, 2, 1, 0.
Corrí con todas mis fuerzas, sentí que mis músculos se tensaban, me dolían las pantorrillas. Llegué primero a la caseta. Uno de los jueces estaba allí. Me dio a escoger entre 5 papeles de colores, tomé el de color rojo, eso significaba pasión y yo era bueno en eso.
— ¿Cuál es el país más angosto y más largo del mundo?— preguntó el juez.
Geografía, ni siquiera me sabía los nombres de todos los estados ¿Cómo rayos iba a saber qué país era largo y angosto? Has memoria Oso, alguna vez estudiaste con Eddie, el sabelotodo, hasta le copiaste el examen de geografía de América. Tenía que ser en América. Un país largo y angosto como una tripa. Lo tengo. Al final del continente hay uno delgadito y sinuoso, curvilíneo como… vamos Em concéntrate en el planeta. Brasil, Argentina, lo tengo Chile, como el ají que tanto me gusta.
—Chile— dije muy seguro.
—Tu bebida— dijo el hombre, me alcanzó una botella de agua mineral, mientras tomaba casi sin respirar miré hacia los lados, había un quileute que aún no respondía, dos bebiendo, un chico del pueblo que ya empezaba a correr con los cuernos puestos y un lugar vacío. Rayos tenía dos delante de mí. Terminé de beber lo más rápido que pude y me colocaron también los cuernos. Debía verme gracioso, espero que no me molesten por esto luego. Que traiga cuernos no significa que soy cornudo. Corrí hacia el otro punto de parada.
Otra vez a escoger un papel, ya no mas geografía. Tomé el amarillo.
— Nombre el autor de Romeo y Julieta— indicó un juez sin cabello.
¡Yupi! Esa era fácil. Había tenido la historia en mis narices desde hace dos meses. Romedward y Bellieta. Y hasta le eché un ojo al libro para ver en que acabaría esto.
Mi amigo y su novia se suicidarán por amor. Pero antes Edward matará al perro sarnoso. Entonces uno de nosotros también debe morir, Jasper o yo. ¡Pero qué trágico! Y todo porque la abuelita tramposa de Bella se fue con el abuelito galán de Eddie. ¿Y yo que vela en este entierro?
— ¿Desea pasar a otra pregunta?— me dijo el juez. Por todos los cielos me olvidé del juego. Si seré distraído.
—No, el autor es Chekspir— bueno así se pronuncia, no me va a pedir que se lo escriba.
Me alcanzó mi botella. Me arriesgué a mirar a mis oponentes. Qué suerte todavía tres no respondían pero los otros dos ni sus luces. Acabé el agua en menos de lo que Jasper tiene una idea, me puse la piel de búfalo y salí volando de allí.
Llegué al otro control, era el último, alcancé a los otros, uno bebía y el otro seguía sin responder.
Saqué esta vez un papel blanco, a ver si era algo fácil. El juez me miró y se sonrojó.
—Antiguo texto hindú que trata sobre el comportamiento sexual del hombre— miró hacia un lado.
¡Pero si esto era pan comido!
Tenía un ejemplar desde que aprendí a leer. Mi padre decía que era una enciclopedia.
— ¡El Kamasutra!— dije feliz. Me dieron mi última botella de agua. La bebí sin respirar y me até la cola del búfalo. Vi de reojo, el otro quileute que se disponía a salir corriendo era Quil Ateara, el idiota que miraba a mi bebita con baba en la boca.
Ahora se las vería conmigo, comencé a correr, me sentía embotado y lleno. Mi estómago estaba hinchado pero no tenía ganas de ir al baño. No podía ir tan rápido pero alcancé a Ateara que parecía que juntaba las piernas como señorita a punto de sentarse.
— ¿Se te viene?—me burle de él.
—Maldito amigo de los Cullen— se pegó un poco a mí para empujarme, chocamos, él llevó la peor parte, casi se cae.
Apenas podíamos correr, más parecía que caminábamos. Yo, con mi enorme estómago, y él tratando de no mojarse. Lo vi hacer un gesto de aguante. En cualquier momento podía explotar… yo me encargaría de darle un empujón.
— ¿Sabes porque pusieron un puente en el río Quileute? Para que los de La Push tuvieran sombra cuando pasaran nadando— le solté para que volviera a atacarme.
No terminé de hablar y se lanzó sobre mí, lo esquivé como pude. El pobre cayó de panza.
No me detuve a verlo porque en ese momento otro Quileute casi me alcanza. Corrí sosteniendo mi estómago, como una embarazada a punto de parir, ya me encargaría de reclamarle a Jazz.
Vi de reojo al tal Paúl, se encogió hacia delante y cerró los ojos. Faltaban menos de 10 metros así que me lancé como un verdadero búfalo en estampida y llegué primero rompiendo la banda que habían puesto para el ganador.
¡Sí! ¡Lo logré!
¿Dónde está ese condenado espía?
— ¿Quieres que llame al 911? Parece que darás a luz en el campo— Jazz sonreía feliz.
—Espero que sean mellizos y te pateen el trasero. Mira como estoy— me quejé.
—Ganaste, pero si estudiaras más, habrías llegado hace media hora— me reprochó.
Casi me doblaba de dolor. Me excusé y llegué rápido al baño portátil que habían improvisado para este concurso. Tarde un poco, no era agua lo que tenía en la barriga.
Cuando salí me esperaban para premiarme. Los otros quileutes habían mojado sus pantalones y estaban sentados juntos avergonzados.
Me acerqué a la mesa de los jueces y anunciaron mi nombre.
—El señor Emmett McCarthy es el ganador de la competencia. Y clasifica para la siguiente prueba.
Bellita bajó del estrado para ponerme la medalla dorada, tenía un búfalo por un lado y letras por el otro.
—Felicidades Emmett estuviste genial— me sonrió.
Ahora entendía porque Edward la trataba con tanta ternura, esta niña era muy frágil, parecía de porcelana.
¿Dónde estaba mi bebita?
Ahora si necesitaba un abrazo, ella no era nada frágil, era toda una tigresa, tal y cómo me gustaba que fuera una mujer.
Pero en lugar de las incitantes caricias que necesitaba, sentí una palmada que casi me tira al piso. Esa fuerza sólo podía venir de un hombre.
Me giré emocionado.
— ¡Papá!— grité. El viejo oso me miraba feliz.
—Osito, felicitaciones— volvió a abrazarme.
— ¿Pero cuando llegaste?— pregunté emocionado. Tener a papá conmigo era un lujo, la última vez fueron dos días y no había pasado más de un mes.
—Los chicos me avisaron y volé desde Las Vegas, como me iba a perder una competencia tuya, nunca me perdí ni siquiera la de los glotones cuando estabas en pre escolar.
Sentí la suave mano de Rose en mi espalda e instintivamente la tomé de la cintura y la estreché contra mí. "Ojala me diera mi premio esta noche" pensé.
—Baby te amo— dijo contra mi pecho. – ¡Hola Richard!— saludó a mi papá.
—Pero si es Rossi, te he traído algunas cosas que te interesaban—le dijo, no sabía que ya se llevaban así de bien. Bueno, pronto serían padre e hija así que, estaba bien.
Seguía con la panza hinchada pero muy feliz. Ahora sería el turno de Jazz, ese no necesitaba de nadie para ganar.
De todas formas iría a darle mi apoyo nunca está de más un amigo.

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