18 enero 2013

Capitulo 22



CAPÍTULO 22

COMPROMETIDA

BELLA
Llegué a casa muy contenta, me sorprendía al ver que mi papá me estaba esperando.
—Vamos a salir hoy, arréglate— me dijo muy serio.
— ¿A dónde iremos papá?— pregunté.
—Iremos a cenar a casa de Billy.
— ¿Quieres hablar ahora o prefieres que me niegue delante de todo el mundo?— lo reté.
— ¡Aquí no hay ninguna discusión. Irás y te mantendrás callada!— me gritó furioso, me congelé de miedo, pocas veces había visto así de molesto a mi padre y jamás conmigo.
—No me voy a casar con Jacob— me atreví a decir muy suavemente.
—No te llevo para que te cases hoy. Necesito tranquilizar a Billy. Obedece si no quieres ir con una escolta— dijo aun molesto.
Me arreglé sin ganas y le pedí a Leah que fuera conmigo pero se negó.
No dije absolutamente nada en el camino, permanecí en silencio. Cuando llegamos había gran algarabía. Nos estaban esperando.
Billy salió a recibirnos, parecía bastante feliz de vernos llegar.
—Amigo, pensé que no vendrías, veo que tu preciosa fierecilla aceptó al fin—se burlaba de mí. Lo ignoré tanto como pude.
Toda la gente de La Push estaban donde los Black, hasta los padres de Rose y de Alice. El señor Hale hablaba orgulloso del compromiso de su hija.
—La verdad no me quejo del novio de mi Rose, su padre es muy rico, tiene una flota de helicópteros y vende maquinaria para construcción— decía a todo el mundo.
Me indicaron que me sentara a la mesa al lado de Jacob.
—Bienvenida Bella, espero que estés feliz—dijo tomando mi mano para ayudarme, se la quité de golpe, reuniendo en mi mirada todo la rabia que contenía.
Decidí que iba a dejar que creyeran lo que quisieran pero de mis labios no saldría una palabra.
Billy tomó la palabra.
—Desde que eran niños Charlie y yo queríamos unir a nuestros hijos. Hoy se hace realidad este sueño. Queremos que todos ustedes participen de esta unión— todos aplaudieron. Busqué el rostro de papá, me miraba con tristeza. – ¡Jake por favor!— le instó Billy.
Su hijo se levantó, me tomó por el brazo para que yo hiciera lo mismo. Tomó una de mis manos, me acercó un anillo.
—Te coloco esta alianza como símbolo de nuestra promesa de un futuro matrimonio— dijo tomando mi mano con fuerza, pues yo me rehusaba. Miré hacia otro lado. Algunos aplaudieron, otros murmuraban.
—La boda se realizará aquí en La Push el 15 de mayo, una semana antes de su graduación, quedan todos invitados— dijo Billy a voz en cuello.
Sirvieron la cena, traté de engañar a mi mente imaginando lo feliz que sería si tuviera a Edward a mi lado. No tenía hambre así que no abrí la boca ni para comer, me limité a mirar la servilleta, el mantel, las cucharas y la forma de las copas. No quería hacer contacto visual con nadie.
Cuando terminaron de comer empezaron los brindis. Casi todos los jefes de familia de la reserva brindaron por la feliz unión, las tradiciones, su raza ancestral y no sé cuantas cosas más que no me interesaban. No toqué la copa, seguí con la vista fija en el suelo. Si querían celebrar algo que lo hagan ellos.
Poco tiempo después se relajaron, parece que mi poco entusiasmo los apagó. Cada uno buscó conversación, me limité a dar unos pasos y sentarme en el lugar más cercano.
—Bella, sonríe. ¿Qué van a decir los demás?— protestó Jacob tomando mi barbilla para que lo mirara pero yo no iba a romper la promesa que me hice. Ni una palabra saldría de mis labios.
—Así te resistas al final serás mi esposa, no me importa que hayas andado con el imbécil de Whitlock, yo me voy a encargar de ese idiota. Siempre supe que algún día me casaría contigo, no importa lo que tenga que hacer para lograrlo Bella— me sonrió como si me estuviera diciendo palabras de amor. Lo miré con todo el odio que pude y me alejé de él. Sentía tanta rabia y ganas de llorar. No pasó mucho tiempo hasta que mi padre se excusó diciendo que teníamos escuela mañana y no quería que yo me desvelara.
Cuando volvimos a casa ya no estaba molesto parecía decepcionado.
—No comiste—me dijo.
—No tenía hambre.
—Bella sé que esto es difícil…
—No papá— dije llorando –No sabes lo difícil que es. A ti no te están vendiendo, eres hombre y te impones por la fuerza. ¿Cómo crees que me siento? Puedes obligarme mientras viva aquí porque te debo obediencia pero lo único que conseguirás será que me vaya como mamá o que me mate como…—no terminé de hablar casi me puse en evidencia, él no sospechaba que yo sabía la verdad de su pasado.
— ¿Cómo quién?—gritó con los ojos desorbitados.
—Como Julieta—dije con miedo.
—Vete a tu habitación—gritó. Salí corriendo de allí. Subí y me encerré a llorar, todavía tenía la maldita sortija, me la quité y la arrojé lo más lejos que pude.
Sonó la cerradura de la puerta, me giré a ver quién era. Mi padre estaba en el umbral con la cabeza gacha.
—Júrame que no sales con Whitlock— preguntó.
— ¡Yo no salgo con Jasper!— grité.
—Júrame que no lo quieres— se veía tan desencajado y furioso como en la tarde.
—Te juro que no amo a Jasper Whitlock y que nunca ha pasado nada entré él y yo—le grité. Sentía mis mejillas arder. Me indignaba tener que decirle eso, él se había dejado convencer por Jacob y su padre.
Esto cada vez se ponía peor, debía hacer algo pronto, trataría de sobrellevarlo un tiempo más para terminar el colegio o tal vez sólo un par de semanas, en lo que reunía algo de dinero. Podía pedir ayuda a mamá, a mis amigos, además tenía a Edward.
Dos meses atrás habría aceptado sin oponer mucha resistencia todo lo que mi padre decía, ahora era diferente, no estaba sola.
.
.
EDWARD
Salimos del hospital al anochecer, Jazz se quedaría un par de días por indicaciones de mi padre pero yo sabía que Carlisle no quería darle de alta porque mi amigo herido tenía muchas ganas de cobrarse lo que le hicieron.
Antes de entrar a casa sonó el celular de Emmett.
— ¿Si?— preguntó ya que parecía no reconocer el número. – ¡Vete al infierno imbécil!—gritó Em. Cortó la llamada pero siguió mirando su teléfono.
— ¿Black?—pregunté. Una de las pocas personas que podía poner de mal humor a mi enorme amigo era ese tipo de La Push. ¿Hará llamado para molestarnos por lo de Jasper?
—El muy idiota… dice que… no lo creo—dijo y siguió avanzando Em.
— ¿Qué te dijo?— lo detuve para que me contara.
—No es buena idea decírtelo—quitó su brazo y entró a la casa.
— ¡Emmett!—grité. — ¿Tiene algo que ver con Bella?— pregunté gritando en la sala.
—No era buena idea decírtelo allá afuera, prefiero que sea delante de tu madre, así no cometerás una locura—dijo buscando a Esme con la mirada.
— ¿Por qué tantos gritos?—mi madre bajó sonriendo como siempre.
— ¡Dímelo ahora!— exigí.
—Black dice que en éste momento hay una cena en La Push—dijo midiendo mis reacciones.
— ¿Y?— pregunté al borde de la desesperación. ¿Qué le habían hecho a Bella?
—Es la cena de compromiso de él y Bella… me acaba de enviar una fotografía—dijo mirando su celular.
Le quité su teléfono sin decir palabra. Todavía estaba en la pantalla. Bella tenía el rostro triste, Black le estaba poniendo una sortija en el dedo.
Me sentí como si me hubieran golpeado el pecho, como mi corazón hubiera dejado de latir por un momento.
Dejé caer su teléfono en un sillón, me giré hacia la puerta. Pero mamá me cortó el paso.
—No Edward, no sales hoy. No tienes nada que hacer en La Push— dijo muy enfadada.
—Mamá por favor apártate—rogué muy despacio.
— ¡No! Ve a tu habitación, rompe todo lo que quieras, grita si es necesario pero de aquí no sales ¿Me oíste? Sabes bien que Bella lo está pasando mal, tal vez se esté sintiendo peor que tu ¿Quieres que sufra más aún?
—Sólo quiero estar con ella—dije cayendo en el sofá y llevando las manos a mis cabellos.
—Entonces pensemos juntos. No se ha casado, su padre debe haberla obligado a aceptar ese compromiso. No la has perdido, tenemos tiempo todavía— mamá se esforzaba por darme esperanzas.
Ya no quería pensar, me gustaría dormir profundamente y olvidar todo por un rato.
— ¿Crees que papá podrá darme algo para dormir? No quiero hacer nada de lo que pueda arrepentirme—le pedí.
Esme llamó a papá, le explicó y él me trajo una pastilla. Me la tomé de golpe sin preguntar y subí a mi habitación. Emmett estuvo conmigo hasta que me dormí.
Al día siguiente lo primero que hice fue alistar todas las cosas que el padre de Jasper me había dado. Visualicé en el localizador el auto de Bella, estaba quieto. El de Black ya estaba en movimiento.
Quería hacer algo radical, buscarla, llevármela lejos, casarnos. Miles de ideas pasaban por mi mente. Decidí que lo mejor sería esperar y dejar que todo sucediera de forma normal, por el momento. Tal vez si cometía una imprudencia la perdería para siempre.
Tenía que probar el funcionamiento del equipo de espionaje. Tomé el encendedor, puse mi celular al lado y lo activé. Automáticamente mi teléfono se apagó.
— ¡Edward! Estaba hablando con Rose— gritó Emmett desde su habitación. Perfecto, el encendedor cumplía la perfección su cometido.
Saqué el lapicero micrófono, bajé unos escalones y apunté hacia la pared de la habitación de mis padres. No sabía muy bien cómo funcionaba, descubrí un pequeño orificio e introduje allí los audífonos. La voz de mis padres llegó fuerte y clara.
—Edward está sufriendo Carlisle, puedo verlo, es necesario que hagamos algo— decía mi madre.
—No sé qué hacer amor, solo nos queda esperar, ya pensaremos en algo— decía mi padre preocupado.
Decidí darles su intimidad, regresaba a mi dormitorio pero sin querer apunté el laser hacia la habitación de Emmett.
—Si bebita yo también te extraño ¿Qué te parece si este sábado te llevo a ese claro del bosque y me pongo la tanga de elefantito que tanto te gusta?
Oh Dios, ahora necesitaré terapia, mejor no imagino a que tanga se refería Emmett.
Esto es como leer la mente, podré enterarme de cosas secretas. Tenía razón el padre de Jasper espiar es de mal gusto, sólo lo usaría cuando fuera necesario.
Salí de casa, según el localizador Black había ido a casa de Bella, sus autos se encontraban juntos y al lado de la patrulla del jefe Swan.
Llegué al colegio bastante temprano y me estacioné. No bajé del auto, quise esperar.
No pasó mucho tiempo, llegaron Quil y Embry, dirigí el lapicero hacia el auto donde venían.
— ¿Crees que venga Whitlock?—preguntó Quil.
—Ojala, no me molestaría chocar accidentalmente con él— agradecí a mi padre por no haberle dado de alta aún. A lo lejos miré auto de Black que llegaba al estacionamiento. Apunté hacia él.
—Aunque te pongas difícil sabes que terminaremos casados ¿Por qué no te relajas Bella? Si me aburro de ti podremos divorciarnos en un tiempo— Black y mi novia venían juntos. Con gusto mataría a ese idiota por decir semejante estupidez.
— ¿En qué idioma vas a entenderlo? No me casaré contigo—le decía mi linda Bella.
Estaba tratando de apagar el lapicero espía, cuando sin querer me llegaron voces conocidas.
—No sé cómo, pero estoy segura que Cullen caerá a mis pies hoy— me sorprendió escuchar hablar así a Jessica, no recordaba haberle dado la mas mínima señal para que pensara eso.
— ¿Quieres apostar?—la voz de Lauren me sorprendió más.
— ¿Acaso crees que te hará caso a ti?
—Tengo las mismas posibilidades que tú, incluso algunas más que otras.
—Entonces hecho, de aquí al sábado, la que bese primero a Cullen, se queda con esa cartera roja por la que peleamos ayer—dijo Jessica muy feliz.
—Mejor aún, la que pierda tendrá que comprarle a la ganadora los zapatos que hacen juego con esa carterita.
— ¡Son más de 100 dólares!—gritó Jessica, haciendo que mis oídos zumbaran.
— ¿No estás segura de tus encantos?— la retó Lauren.
—Hecho— sellaron el pacto. Apagué el micrófono.
Debía mantenerme alejado de esas dos rubias los próximos días. Bajé del auto algo confundido, me coloque el reloj y entré a clases. Me senté lo más lejos que pude de Bella y Black que ahora la seguía a todas partes.
—Aléjate Mike, que no ves que mi prometida no puede salir contigo— Black no perdía el tiempo en propagar la noticia. Bella sólo se agachó en su carpeta y ocultó el rostro, sentía deseos de correr y abrazarla.
— ¿Este lugar no está ocupado verdad?—Lauren se sentó a mi lado sin siquiera permitirme responder. Alice y Rosalie se giraron a vernos, la pequeña tenía cara de pocos amigos.
— ¿Edward me prestas tu cuaderno? No copié la clase pasada— prácticamente me puso parte de su cuerpo en los brazos. Me la quité de encima cómo pude y le alcancé lo que pedía. Muy sutilmente me alejé unos centímetros. Era raro que ningún profesor apareciera.
—No entiendo este problema ¿Me ayudas?—esa voz nasal ya me estaba cansando ¿En serio creería que eso era ser sensual? Una urraca era menos molesta.
—Solo copia Lauren, te irás dando cuenta mientras lo haces— le dije.
Durante la siguiente hora traté de evitar toda conversación con esa chica ya que el profesor nunca apareció. Al cambio de curso me sentí aliviado, me pegué a Emmett para que no se me acercara nadie más.
—Eddie me estás poniendo nervioso— dijo Em al notar mi cercanía. Le conté lo que había oído y no paró de reírse hasta la hora del almuerzo.
—Estás fichado hermano, una de esas dos teñidas te va a pillar. Para una mujer no hay nada más importante en el mundo que un par de zapatos— soltó una carcajada.
—Eso no es cierto— lo corregí.
—Me corrijo. Para una rubia tonta no hay nada más importante en el mundo que un par de zapatos.
—No tengo planeado ser besuqueado. Debo decirle a Bella sobre esa apuesta, creo que se dio cuenta que Lauren me estaba acosando— dije preocupado, me pareció sentir la mirada de mi novia en la clase anterior.
—Esas dos niñas van necesitar un poco de acción estos días para que se olviden de ti, déjalo de mi cuenta— me calmó Em,
Sólo faltaba una clase más para terminar este espantoso día. Bella entró en el aula seguida de Black quien parecía ser su perro faldero porque la perseguía a todas partes. No pude evitar mirarlos con rabia.
—Le das mis saludos a tu amigo, Cullen— dijo can al pasar por mi lado.
— ¿Aprovechando su ausencia Black?— pregunté mirándolo con desprecio.
—Sólo estoy marcando mi territorio— dijo abrazando a Bella, este chucho me iba volver loco.
—Siempre supe que eras un perro asqueroso pero me parece que es muy pretencioso reclamar algo que no te pertenece— estaba a punto de hacer que quite sus manos de mi novia. Bella parecía igual de fastidiada que yo, se deshizo de él y lo empujó a un lado.
—No te hagas el listo conmigo Cullen, pronto ajustaremos cuentas, digamos que heredaré un odio por tu apellido.
—Perro que ladra…— le di la espalda y me fui a mi lugar.
No podía hacer otra cosa, serían insoportables los próximos días. Necesitaba unir fuerzas con mis amigos, idear algo, sin Jasper era difícil hacer planes, aún con todo lo que tenía.

0 comentarios:

Publicar un comentario