18 enero 2013

Capitulo 20



CAPÍTULO 20

COBARDÍA Y VENGANZA

BELLA
Cuando lo vi alejarse a Edward en la noche, tuve un mal presentimiento, como si supiera que algo había cambiado, algo que no sabía que era.
Traté de alejar esos pensamientos de mí, entré de nuevo a casa, mi padre llegó dos segundos después que yo.
— ¿A dónde vas?—preguntó molesto.
—Bajé porque tenía miedo—respondí atemorizada.
—El auto de Whitlock está cerca de aquí, voy a salir. Vete a dormir—me ordenó.
Le obedecí y fui a mi habitación. Hace una hora era tan feliz.
Edward hacía que perdiera la noción de todo pero era muy peligroso, yo no debía dejar que volviera.
Dormí con sueños intranquilos.
.
Desperté al día siguiente, mi padre ya se había ido. De camino a la escuela me di cuenta que Leah estaba triste.
— ¿Te pasa algo Leah?—le pregunté.
—Nada que te importe—dijo molesta, como siempre. Detuve el coche a un lado de la carretera y me gire para encararla. Su ojos estaban hinchados, como si se hubiera pasado la noche llorando.
—No sé cuál es tu problema conmigo ¿Por qué siempre me tratas como si fuera tu enemiga?
—Eres tú la que no sabe comportarse con sus enemigos—me dijo bruscamente.
—No sé de qué me hablas Leah pero ya para con esto ¿Sí? Antes éramos amigas, nos contábamos nuestras cosas ¿Qué ha pasado contigo?
—Tus mejores amigas son otras— dijo con desprecio –Hace tiempo que no reparas en la servidumbre— me acusó.
—Tú no eres servidumbre, eres como una hermana, jamás te he tratado como si fueras del servicio—le grité.
—Claro, la dulce y tierna Bella que cautiva a todo el mundo. Todos creen que eres tan inocente— se rió.
—No trato de fingir nada— le dije.
—Claro que no, yo se que anoche…— la miré con miedo.
— ¿Que viste Leah?— pregunté con temor.
—A ti y a Cullen. Sé que va a verte siempre. Lo he visto entrar pero nunca he dicho nada y me odio por eso, Jake ansía tanto saberlo y yo…—su voz fue apagándose.
—Leah por favor, no digas nada— le rogué.
— ¡No soy una maldita soplona! Si amas a ese Cullen no deberías dejar que el compromiso siga—dijo a punto de llorar.
—Yo no estoy comprometida— le aclaré.
—Claro que sí. Ayer cuando te fuiste a pasear en helicóptero Billy y Charlie cerraron el trato— dijo furiosa.
— ¿Trato? ¿Qué trato?— pregunté. Mi padre no había querido decirme nada.
—Te vas a casar con Jacob en seis semanas. Tu padre le debe dinero a Billy y unos favores que le está cobrando. Si no aceptaba le quitarían su apoyo y ya sabes que es difícil de controlar la gente de La Push— dijo ella decepcionada.
—No sabía eso. Pero no me voy a casar, antes me voy de aquí—le dije decidida.
—Ojala yo tuviera tanto valor— ella se veía tan triste.
—Leah, gracias por decirme eso…
— ¿No quieres a Jake? ¿Nada? ¿Ni un poco?— preguntó incrédula.
—Lo detesto, no lo soporto, es el hombre más repugnante que conozco—grité.
— ¿Y a Cullen?— preguntó temerosa.
—Amo a Edward con todas mis fuerzas, sé que está mal, que no debí fijarme en él y que posiblemente mi padre me odie después… pero no me importa— le confesé.
—Al menos parece que él siente lo mismo por ti— miró hacia otro lado y dio por terminada la conversación.
Llegamos al colegio, fui a los casilleros por mi libro de historia. Me sorprendió una voz conocida detrás de mí.
—De mi amigo—dijo Jazz dejando un papelito en mis manos.
Fui al baño con prisa para leerlo.
"Hola preciosa, no sabes las ganas que tengo de abrazarte. Le pedí a Esme que nos ayude. Ve a su despacho a las 5 de la tarde, tengo algo importante que decirte"
Sonreí emocionada, salí casi dando brincos del baño. Llegué a mi clase y me senté al lado de Mike.
—Hola Bella, ¿Cuando salimos nuevamente?— preguntó sonriendo. Estaba tan feliz que no quería ser grosera.
—Cuando me saque la lotería— le dije sacando mi cuaderno.
Jasper y Emmett entraron al salón de clase, me preguntaba porque no había venido Edward. Detrás de ellos llegaron Quil y Embry sin Jacob. "Ojala mi papá lo haya metido al bote" pensé. Pero no estaba muy convencida. Era una conversación pendiente con Charlie que deseaba tener el día de hoy. Si lo que me dijo Leah es cierto, tal vez no llegue a terminar el año escolar.
La clase estuvo interesante aunque no comprendía porque Jasper preguntaba tanto, los detalles no eran importantes pero a él parecían obsesionarlo.
En clase de Biología me fue muy bien. Edward apareció y se sentó a mi lado casi rozando mi brazo. Mientras copiábamos del pizarrón pude ver que en los bordes de su cuaderno escribía frases como "te quiero", "me gustas", "estás preciosa". Yo me sonrojaba con todas sus frases.
Por la tarde llegué a casa y me excusé con Sue para ir a casa de Alice a terminar un trabajo y salí sin más. Con cuidado estacioné mi auto en una calle pequeña y fui al despacho de Esme.
No había nadie en la recepción, me sorprendió que todo estuviese tan silencioso. Casi grito al sentir dos brazos sujetándome de la cintura
—Te ves hermosa de azul—me dijo al oído. Mentalmente me alabé por haber traído esa blusa tan bonita que me gustaba. Me giré para besarlo pero él me esquivó.
—Te tengo una sorpresa— dijo sonriendo. –Cierra los ojos.
—Edward, no me gustan las sorpresas— le advertí.
—Sé que ésta te va a volver loca. Confía en mí— cerré mis ojos pensando que cosa tendría preparada para mí, ojala no sea algo que le haya costado mucho dinero, me decía a mí misma.
Me llevó al privado y me sentó en un sillón muy cómodo.
—Puedes abrirlos— me dijo dulcemente, me ruboricé un poco temiendo encontrarme con un enorme peluche, un arreglo floral costoso, chocolates o cualquier otra cosa romántica.
Lentamente abrí los ojos.
Pero ninguna de aquellas cosas que imaginó apareció. Frente a mí estaba una mujer sonriendo. Sus cabellos color castaño claro me eran tan familiares. Su nariz era igual a la mía y sus facciones eran tan parecidas a las que veo en el espejo cada mañana, con unas ligeras arrugas debajo de sus ojos pero prácticamente era yo.
—Hola mi amor—me llamó.
Me olvidé de respirar sentí que mis mejillas eran bañadas de lágrimas tibias. Muchos recuerdos volvieron a mí. Ella cepillando mis cabellos. Poniéndome un suéter. Esa mujer, atando mis agujetas. Leyéndome cuantos para dormir…
— ¿Mamá?— pregunté.
—Claro que sí cielo. Pero qué bonita estás, mas linda de lo que imaginé— abrió sus brazos, sin pensarlo me arrojé a estrecharla. Era su mismo perfume, su cabello hacía cosquillas tal y como lo recordaba.
No sé cuánto tiempo permanecimos así. Ella acariciaba mis cabellos, hacía círculos en mi espalda. Mi mamá, mi mami Renée.
—Cielo te vas a secar si sigues llorando así. Siempre fuiste una llorona pero creí que habías crecido— me reprendió con dulzura.
—Pero... ¿Cómo? ¿Cuándo?— empecé a murmurar.
—Llamé hoy tempranito para que me ayuden a llegar aquí. Tengo orden de captura en varios estados así que los chicos se ofrecieron a traerme, he estado todo el día con Esme— sonrió. Su modo de hablar era tan infantil. Así la recordaba, dulce, cariñosa y tierna.
— ¿Tienes orden de captura?— pregunté confundida.
—Ahora ya no, cambié mi nombre. Pero si me reconocen le avisaran a Charlie y él tiene poder pueden apresarme.
— ¿Por eso nunca viniste? ¿No te dejaban verme? Pensé que nunca habías querido visitarme— me quejé.
—Claro que he venido, muchas veces. Pero siempre me impedían la entrada, estoy acusada de abandono de hogar, robo, asalto… todo en la base de datos de la policía de Forks y Port Ángeles— pareció entristecer.
— ¿Papá te hizo eso?
—Charlie solo tenía miedo de que te robara.
— ¿Por qué no lo hiciste?
—No tenía a donde llevarte, cuando salí de aquí no me fue bien, vivía muy precariamente. Trabajaba todo el día y algunas noches. Me case tan joven, ni siquiera terminé la preparatoria. Me costó años establecerme y hacerme de estudios. Hora soy profesora y tengo una pequeña casita en Phoenix. Y tú ya eres mayor de edad. Puedes ir a verme cuando quieras— sonrió.
—Mamá, necesito salir de aquí. Charlie me ha comprometido con Jacob Black— le dije casi llorando.
— ¿El hijo de Billy?—su rostro cambió un poco –Ese niño era un tan creído como su padre. Charlie está loco—
—Billy lo está chantajeando— suspiré. Le conté muchas cosas que me pasaron en estos años. La escuela, las salidas con papá. Mis amigas Rose y Alice. Pero me interesaba más saber cómo le había ido.
—Ahora háblame de ese joven tan apuesto que me trajo aquí. ¿Es Eddie, el hijo de Esme? ¿Son novios?—preguntó interesada.
—Sí pero ya sabes, es un Cullen.
—Rayos es cierto "los enemigos de tu padre", ya imagino lo que están pasando— me miró con tristeza.
— ¿Hasta cuándo te quedas?— pregunté.
—Mi avión sale esta noche— entristecí –Solo vine por unas horas, quería verte. Regresaré muy pronto, en cuanto tenga vacaciones. Ahora debo volver a Port Ángeles para tomar el vuelo— dijo poniéndose unas gafas de sol y colocándose un gran pañuelo en la cabeza.
Encontramos a Edward fuera del despacho en el momento que íbamos saliendo.
—Cuida mucho de mi pequeña—le pidió mamá.
—Con mi vida—contestó él.
Apenas pude despedirme de mamá, la abracé fuerte y me quedé en la oficina con Edward.
—Jasper la va a llevar amor, no estés preocupada—me abrazó el hombre que tanto amaba. Estuvimos un rato más juntos y me fui a casa.
Esperaba que mamá volviera pronto.
.
.
EDWARD
Los ojos de Bella brillaron cuando vio a su madre. Estaba tan feliz por ella, mi dulce amor casi no la conocía y Renée era una mujer muy guapa y jovial.
Llamó a casa por la mañana, fui yo el que le contestó. Me alegré tanto que inmediatamente me ofrecí a traerla. Había llegado a Port Ángeles al amanecer y quería ver a su hija.
Eso me salvó de la conversación con mis padres, por el lío con la policía. Esme ofreció su despacho para que se reunieran.
Fue difícil ver a mi novia en el colegio y no decirle nada sobre su mamá. Todo debía ser perfecto.
Por la tarde mi princesa llegó con tan bonita que no pude reprimir mi admiración.
El encuentro con su madre fue emotivo, las dejé solas para que se reencontraran. Dos horas después Renée partía con por Jasper hacia Port Ángeles.
Bella y yo conversamos un rato y luego se fue. Me quedé pensando. Quizás si nos fuéramos a Phoenix o a algún lugar lejos de aquí.
Pero no la llevaría huyendo. Debía hacer las cosas bien. Antes le pediría que se case conmigo.
Mi teléfono sonó. Hacía rato que Jasper debía regresar. Seguro llamaba para decir que estaba en camino.
—Edward, ayúdame—era Alice.
— ¿Alice? ¿Le pasa algo a Bella?
—No. Estaba conversando con Jazzi, él venía de Port Ángeles y…
—Alice no deberías llamarlo cuando está conduciendo— le recriminé.
—Siempre lo hago, él pone el altavoz mientras yo le leo algunos poemas. Pero es que de pronto me dijo que había un auto delante, se estacionó y bajó a ver. No he podido comunicarme desde entonces.
— ¿Y eso hace cuanto fue?— por alguna razón me alarmé.
—Hace más de 15 minutos, le llamo y no responde.
— ¿Sabes más o menos dónde estaba? ¿A qué altura de la carretera?
—Sí, casi llegaba a la desviación que va a La Push… ¡Oh no!—grito ella.
— ¿Que pasa Alice?— me asusté al escuchar su chillido.
—Salgo para allá, tengo un mal presentimiento— me cortó la llamada.
Me levante al instante y salí a buscar a Emmett o a mis padres.
—Em, mamá, papá— grité bajando las escaleras, colocándome la casaca.
—Edward hoy no sales así tenga que amarrarte a tu cama—mi padre salió de su estudio.
—Es Jasper, Alice dice que no le contesta el teléfono, estaban conversando y él se detuvo en la carretera, cerca de la desviación hacia La Push.
—Vamos Eddie—dijo Emmett saliendo de prisa.
Mi padre también tomó su auto, mi madre subió con él. Arranque mi volvo y manejé lo más rápido que pude hacia donde Alice me había dicho que mi amigo se había detenido. No tardé mucho en dar con su auto, estaba a un lado de la carretera.
Unas luces me cegaron, era el canario de Alice, ella bajó muy rápido y comenzamos a buscar a Jasper.
Emmett y mis padres llegaron. Nos separamos para buscar a nuestro amigo que parecía haber desaparecido.
Estaba furioso, una corazonada me decía que los Quilete estaban metidos en esto. Regresé al auto por una linterna y seguí unas huellas.
Como a 100 metros adentrándose en el bosque había una pendiente, parecía que habían arrastrado algo por allí. Llamé a Emmett y bajamos con cuidado. Unos metros más abajo pude ver a mi amigo. Estaba golpeado y sangrante. Mi padre llegó hasta nosotros y lo revisó.
—Está inconsciente, tiene un par de costillas rotas y un golpe en la cabeza, no es tan grave como parece pero si no lo encontrábamos ahora podría haber muerto de hipotermia.
Lo llevamos con cuidado improvisando una camilla, lo subimos en el enorme Jeep de Emmett y conducimos rumbo al hospital. Alice no paraba de llorar, pero en silencio, no emitió ni un solo quejido.
—Maldito Black, estoy seguro que él y sus amiguitos fueron los responsables—decía Em golpeando la pared con los puños.
—Ya nos las cobraremos— dije. Y tenía serias intenciones de hacerlo pronto.
Pasando la media noche Jasper despertó, nosotros no nos fuimos hasta hablar con él.
— ¿Qué pasó compañero?—preguntó Emmett.
—Bola de cobardes, desgraciados—Jazz se oía furioso.
— ¿Quiénes fueron?—pregunté.
—Esos bichos. Estuvieron siguiéndome todo el día, desde que le di la nota a Bella en la mañana, pensé que sin Black no se atreverían a nada. Me siguieron hasta Port Ángeles.
— ¿No vieron con quien ibas?—pregunté con temor.
—No se dieron cuenta, sólo querían darme una paliza. Habría podido con ellos si hubiera sido uno por uno y a puño limpio pero los cobardes me atacaron en conjunto y uno de ellos tenía un bate—dijo tocándose el costado con dolor.
—Mañana mismo acabamos con ellos— gruñó Emmett furioso.
—Nadie va a iniciar otra pelea—dijo mi padre, no lo había oído entrar.
—Pero Carlisle no ves lo que le hicieron a Jazz— se quejó Emmett.
—Y ellos esperan que les contesten y así van a ir entrando en el circulo de violencia—mi padre parecía pensativo.
— ¿Qué haremos entonces, sentarnos a esperar que nos golpeen uno por uno o que nos maten?—le pregunté tranquilo, ya no quería gritar ni molestarme, si no era violencia lo que necesitábamos entonces habría que idear un plan.
—No debimos venir a Forks, he hablado con tu madre, creemos que es mejor volver a Seattle y que terminen la escuela allá. Dejaré mi puesto en el hospital y regresaremos a nuestras vidas, antes no teníamos este tipo de problemas—decía Carlisle con paciencia.
—No me voy de aquí, no dejaré a mi Rose—dijo Emmett decidido.
—Yo tampoco me iré—le informé.
— ¿Quieres que te maten? ¿Eso es lo que buscas? No sabes lo terrible que es dejarte salir por las mañanas y no estar seguro si que volveré a verte. ¿Por qué tenías que poner los ojos en la hija de Charlie Swan?— Carlisle estaba molesto ahora.
—Bella no tiene nada que ver en esto—le dije.
— ¿Nada que ver? ¿Por qué crees que atacaron a Jasper? Fue porque encontraron su auto anoche y creen que él está con Bella. Si supieran que eres tú, no solo vendrían los Quilete detrás de ti sino también toda la policía. Tienes que irte de aquí— mi padre estaba perdiendo la paciencia, muy pocas veces en mi vida lo había visto hacerlo, él era generalmente muy equilibrado.
—No me voy, no sin Bella—le aseguré.
— ¿Crees acaso que podrás llevártela? ¿Qué se irá contigo?—me reprochaba.
—Sí, estoy seguro.
—Edward la vida es muy difícil ¿Qué harán? ¿Van a huir siempre?
—No si ella es mi esposa—le dije con determinación.
—Así que eso pensabas—dijo cerrando los ojos.
—Desde luego, no pensarás que me la voy a llevar así nada más— le aseguré.
—Entonces tienes mi apoyo— dijo poniendo una mano en mi hombro.
—Nuestro Eddie se va casar, igual que yo— dijo Emmett fingiendo llorar.
—No te burles, eso es demasiado serio—se quejó Jazz.
—Envidioso— le reprochó Em
—No envidio nada, yo no me voy a casar porque me persigan y no me van a encontrar en la habitación de mi novia. Tengo planes para casarme con Alice pero cuando tenga algo sólido que ofrecerle, quiero terminar de estudiar y venir a pedir su mano de forma adecuada— Jasper se veía ofendido.
—Cuando sean un par de viejos, hermano, si no te apuras te la pueden pillar…—Em no terminó de hablar porque Alice entró de pronto.
—Jazzy— dijo corriendo hacia él, no lo tocó, sólo lo miraba tan tiernamente que nos sentimos demás en la habitación y salimos para darles privacidad.
Me acerque a mis padres que conversaban preocupados.
—Creo que todavía no es tiempo de irme, quiero terminar el colegio. Bella y yo podríamos casarnos e irnos a estudiar juntos, lejos de aquí. Y no se preocupen no iremos a buscar venganza—le dije para tranquilizarlos.
Aunque muy dentro de mí sabía, que si ellos nos buscaban, les responderíamos.
Estaba deseando eso.

0 comentarios:

Publicar un comentario