14 enero 2013

Capítulo 2




CAPÍTULO 2

SAN VALENTIN ENMASCARADO

BELLA 

Hoy es un día muy especial. O eso creo.
Charlie tiene mucha fe en mí. Me ha dicho que respetará mi decisión al elegir pretendiente, por eso debo ser muy madura y dar buenas razones del porque de mi elección.
Ambos, Jake y Mike, son mis amigos y no deseo que surja algún conflicto entre ellos. No me gustaría ser la causa de ningún pleito familiar.
—Bella es hora de empezar a embellecerte- me llamaron.
—Está bien Sue, ya voy— le respondí a mi… ¿Nana?. No sabía que calificativo darle, para mí era simplemente Sue. Ella se encargaba de mí desde que tengo memoria, apenas recuerdo a mi madre.
Sé que Sue haría un buen trabajo y me dejaría como una princesa para esta fiesta, ya que en teoría eso es lo que seré hoy en el baile de disfraces que organiza mi papá.
Es la primera vez que Charlie, mi padre, autoriza una fiesta en casa y eso es un avance muy grande en su áspero carácter.
— Bella, ya deja ese libro y báñate, quedan sólo tres horas. Leah ya está casi lista y tú ni siquiera has entrado a la ducha— volvió a llamarme Sue.
Ella y Leah, su hija, eran como de la familia. Sue había quedado viuda casi por la misma época en que mi madre nos abandonó así que mi padre les había dado cobijo en casa.
— Aquí está la máscara, mira que bonita es. Charlie la mandó hacer especialmente para ti— miré la preciosa máscara plateada. No me entusiasmaba tanto como a los demás. –Estoy emocionada Bella, dos pedidas de mano en una semana, seguro que eres la envidia de todas las chicas de Forks- murmuraba. Pero yo consideraba que estar comprometida a mi edad no era para que me envidien. No en esta época.
— Si Sue, seguro que todas se mueren por estar en mi lugar— dije en el tono más sarcástico que pude. Ella no lo notó de lo apurada que estaba con el resto de mi ropa.
En buen lío estaba metida. Con 18 años y pronto comprometida.
El jueves pasado Billy Black, el hombre más rico de La Push, me había pedido en matrimonio para su hijo Jacob y a los dos días Fred Newton, dueño de una cadena de tiendas deportivas, había solicitado mi mano para Mike, su único hijo.
Jacob y Mike habían estudiado conmigo desde el pre escolar. El primero era muy impulsivo y apasionado, mientras que el segundo era mas bien tranquilo en sus modales y galante. Dos personalidades antagónicas.
Mientras Sue me peinaba trataba de imaginar una vida con cada uno de ellos. Y aunque no quiera reconocerlo desearía ser rescatada de semejante tragedia.
Yo quisiera poder decidir mi futuro, conocer el amor y marcharme lejos de aquí. Pero eso mataría a papá y él sólo me tiene a mí.
El precioso vestido que usaré es azul y la máscara nada más deja ver mis ojos. Debo bajar y mezclarme con los invitados. Espero reconocer a Jake y a Mike, poder observarlos sin que me descubran, me gustaría saber como se comportan con las demás personas. Eso dirá mucho de su carácter
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EDWARD
Hace 24 horas que he regresado a Forks y ya me estoy dejando arrastrar nuevamente por mis mejores amigos.
Emmett y Jasper nunca se cansan de buscar problemas pero esto sobrepasa todas las travesuras que hemos hecho en Seattle.
Casi nos expulsan del colegio cuando la profesora de Literatura tuvo una crisis nerviosa a causa del cangrejo que Emmett puso en su pupitre. Pero por lo que estamos actualmente suspendidos por una semana, y por eso estamos aquí como si fueran vacaciones, es por ponerle purgante al postre del almuerzo del miércoles.
Y claro yo no tuve nada que ver, incluso mis dos amigos dejaron que me comiera la mitad del dulce pero como andamos juntos nos suspendieron a los tres.
Y ahora vamos a colarnos a una fiesta a la que no estamos invitados, que organiza el jefe de policía y enemigo jurado de mi padre, el mismo que mandó a golpearme cuando tenía 5 años por jugar con su hija y que armó todo un escándalo en la puerta del pre escolar.
Si Carlisle, mi padre, se entera de esto me manda a realizar trabajos forzados el resto de mi vida. Ése sería un castigo mínimo al lado de lo que Charlie Swan me haría si me descubre en su fiesta. Tengo todo el rostro cubierto por una máscara dorada y un ridículo traje de príncipe medieval con una especie de pantys de nylon y bombachas, menos mal que la capa llega hasta los tobillos.
Yo "tomé prestadas" las invitaciones de la tienda de deportes, el primer lugar al que llegamos y donde encontré a un antiguo compañero de estudios: el idiota de Mike Newton que estaba fanfarroneando con su próxima boda con Isabella Swan. Apenas recordaba a Bella… hace tiempo que no sabía nada de ella.
No tenía intenciones de asistir a la fiesta, sólo las robé las entradas para que al tonto de Mike no lo dejaran pasar. Y claro Emmett y Jasper no quieren desperdiciar una fiesta dónde comerán y beberán a sus anchas.
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BELLA
Valieron la pena todos los ensayos, llevo 10 minutos bailando y no he caído ni tropezado con nadie. Alice y Rosalie, mis mejores amigas, se ven hermosas, sus disfraces les hacen justicia.
Alice era un hada pero no al estilo campanita. Era como esas de los cuentos, con unas alas brillantes y un vestido de gasa. Rosalie por su parte se había disfrazado de mariposa. Con alas de varios colores y un maquillaje bastante atrayente.
Me siento observada y no se porque. Me giro en todas direcciones a ver pero no puedo darme cuenta. Hasta que me topo con un par de ojos verdes que me miran desde una de las columnas, me buscan y me hechizan.
¿Quién se esconde tras es máscara? Quiero ver su rostro, no parece nadie conocido. O tal vez no me he fijado nunca sólo en los ojos de las personas.
La música se ha detenido, él está a unos pasos de mí, no deja de mirarme, mi corazón se acelera.
Comienza una nueva melodía pero siento que una mano se ha entrelazado con la mía tira de mí con suavidad, yo accedo a dejarme llevar. Bailamos como si nuestros pasos fueran dados sobre las nubes. La música es suave por momentos y más alegre en otros. Nuestros cuerpos se acercan y se vuelven a alejar, por momentos siento su aroma, en otros instantes pareciera que sonrie. Pero no suelta mi mano.
Terminada la pieza musical, debería separarme de él y no puedo. Algo mucho más fuerte me arrastr a seguirlo, pues nuestras manos siguen unidas.
Salimos al jardín dónde sólo las flores oirán, si es que algo tiene para decirme.
—Si con mi mano, por demás indigna profano este santo relicario, he aquí la gentil expiación: Mis labios, como dos ruborosos peregrinos, están prontos, están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto— dijo besando mi mano.
¡Oh por dios! Se sabe los diálogos de Romeo y Julieta, mi libro favorito. ¿Qué debo responderle? ¿Qué espera que le diga?
—El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El palmero sólo ha de besar manos de santo— apenas pude decir bien las palabras de lo emocionada que estaba. No podía creer que esto me pasara a mí. Ni por asomo esperé jamás estar viviendo una novela romántica.
—¿Puedo ver tu rostro oh dulce Julieta?— pregunta, yo temo que esto sea un sueño, tal vez despierte en mi cama y sea lunes, día de escuela.
— Sólo después de mostrarme el tuyo, galante Romeo- me arriesgo. De todo corazón espero que no me decepcione lo que pronto veré. Es tan perfecto todo que si es alguien conocido creo que me llevaré un chasco.
Poco a poco se quita la máscara y quedo boquiabierta. Sus ojos eran hermosos, eso lo sabía pero no imaginé que el resto de su rostro sea igual de bello. Hasta se me olvidó respirar.
— ¿Puedo?— vi que sus manos se dirigían a mi máscara. Las piernas me temblaban. ¿Le gustaría? Sé que no soy una belleza pero así arregladita como estoy me veo bien.
Sus ojos se agrandaron y retrocedió un paso, pareció asombrarse. ¡Ay no! Debo tener el maquillaje corrido. Miré al piso y sentí su mano en mi barbilla.
— Eres más hermosa que la misma luna, lo más bello que hayan visto mis ojos- susurró.
Y sin decir más se acercó a mí, puso un corto y dulce beso en mis labios.
Mi primer beso.
Tan romántico, tan perfecto. Sentí mariposas en el estómago.
—Dulce Julieta sé mi novia- pidió. Temía romper la burbuja con el rollo de que no nos conocemos pero sería mentirle. Es cómo si ya lo conociera, sin siquiera haberlo visto antes.
—Ni siquiera sé tu nombre- le hice ver con sutileza.
—Mi nombre será el que tú elijas, gustoso me volveré a bautizar con el que me dieras- seguía recordándome tanto a personaje de Shakespeare.
—Romeo entonces.
— Por favor Julieta respóndeme, ¿Me aceptas?- volvió a preguntar depositando un beso en mi mano. Me sonrojé al instante.
— Si… totalmente— dije impulsivamente ¿Qué me había dado este chico que apenas a minutos de conocerlo ya estaba aceptándole?
Se acercó nuevamente, como si pretendiera darme otro beso. Pero oímos voces y nos asustamos.
—¡Aquí está!— una voz gruesa nos sacó de nuestra burbuja.
— Te buscamos por todos lados, salgamos de aquí o somos hombres muertos— llegaron dos chicos pero el que hablaba era alto y musculoso, el otro rubio y delgado.
— Hola guapa disculpa que te robe a Romeo pero si no nos vamos lo harán puré- sonrió el musculoso.
— Un gusto Mi Lady— me saludó el rubio. –Si conoces a un hadita de cabellos negros dígale que le dejo un beso- me guiñó un ojo.
— Uy si sabes quien es la escultural mariposa rubia con quien me eché un bailecito, dile que volveré para verla- sonrió el de cabellos oscuros.
Apenas podía apartar la vista de mi Romeo para prestarles atención a sus amigos. Ambos lo cogieron de los brazos y se lo llevaron practicamente a rastras.
—Volveré por ti. ¡Lo prometo!— gritó desesperado.
— Aquí te espero— alcancé a decirle.
Suspiré como una tonta enamorada, me di cuenta que no podrían salir por la puerta principal, así que les abrí la puerta falsa de casa. No sabía porque los estaban persiguiendo o que habrían hecho sus amigos pero no me importaba.
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EDWARD
Llegamos a la fiesta cuando el baile había comenzado, sólo eran una serie de coreografías bien ensayadas y todas las piezas eran antiguas, de los tiempos del fonógrafo. Tendremos suerte si ponen algo de esta época.
Vueltas y más vueltas, rondas y saltos, me estaba pareciendo divertido. Mi madre solía ensañarme este tipo de bailes cuando era niño.
Me crucé con un par de ojos preciosos que apenas me miraron. No puedo dejar de ver a la dueña de ellos.
Allí está otra vez, la mirada más bonita que he visto. ¿Quien se esconde bajo esa máscara plateada?
Trae un hermoso vestido azul, su piel es pálida, sus cabellos rizados, largos y castaños. Quisiera cruzar el salón, quitarle esa máscara para grabarme a fuego su rostro.
La música terminó y pude colocarme muy cerca de ella, me miró de reojo y eso me alentó a tomarle de la mano. Con suavidad la atraje para bailar con ella. Nunca había apreciado tanto esta música como ahora. Fueron varios minutos en los que pude tenerla entre mis brazos, bueno no exactamente como me gustaría porque debiamos seguir un poco la coreografía.
Salimos de la casa hacia un hermosos jardín lleno de rosas, la luna brillaba, las estrellas parecían bailar. Todo era perfectamente sospechoso. Como si el destino quisiera decirme algo, o tal vez decirnos algo a ambos.
¿Cómo explicarle que había seguido un impulso que no pude evitar?
No sabía que decirle ni como iniciar una conversación. Decidí improvisar unas líneas de Romeo y Julieta ya que se prestaba para la situación. Me las había aprendido en el colegio aunque rehusé a interpretar a Romeo cuando me enteré de que debía besar a Julieta. Y Julieta era otro chico, ya que en mi grupo habíamos desechado a las chicas.
Vaya, no me esperaba que me respondiera como la mismísima Julieta, ella también había leído a Shakespeare. No quise continuar con el texto, debía ver su rostro primero.
— ¿Puedo ver tu rostro oh dulce Julieta?— pregunté esperanzado.
— Sólo después de ver el tuyo galante Romeo- me pidió.
Me quité la máscara nervioso, esperando gustarle.
Su mirada pareció dilatarse, casi juraría que dejó de respirar. Eso era bueno, al menos no gritó ni salió corriendo.
— ¿Puedo?— pregunté, la tenía tan cerca que me atreví a quitarle la máscara.
Di un paso hacia atrás para observarla mejor, no esperaba que fuese tan hermosa. Su mirada se me hacía tan conocida, sus mejillas sonrosadas, sus labios eran… bajó la mirada como si estuviera avergonzada.
¿Cómo podría sentirse así ella era más hermosa que un ángel?
— Eres más hermosa que la misma luna, lo más bello que hayan visto mis ojos- no pude evitar que mis pensamientos afloren.
Pareció sonreír. Otra vez me fijé en sus labios, eran… no había palabras para describirlos, los podía ver pero debía sentirlos. Sin pensarlo dos veces me acerqué y la besé. Jamás había besado a nadie antes, esto fue más de lo que pude soportar, mi corazón parecía un caballo desbocado.
—Dulce Julieta sé mi novia—pedí, esta niña no tenía idea de lo que causaba en mí.
—Ni siquiera sé tu nombre—dijo, pero eso que importaba, me llamaría como ella quisiera.
—Mi nombre será el que tú elijas, gustoso me volveré a bautizar con el que me dieras— alcancé a decirle
—Romeo entonces— sonrió, pude ver un destello de luz en sus ojos. Necesitaba que me dijera que sí.
— Por favor Julieta respóndeme, ¿Me aceptas?— pregunté otra vez, menos nervioso que la anterior pero más impaciente.
— Si totalmente—Quise tomarla entre mis brazos y volverla a besar, mi corazón ahora explotaba de alegría.
Oí las voces de Emmett y Jasper buscándome. Volví a la realidad y tuve miedo ¿Acaso nos habrían descubierto? Imposible, apenas estuve en el salón.
Sentí un aguijón cuando Emmett coqueteó con mi Julieta, por todos los cielos ¿Qué me estaba pasando?
Carambas jamás había sentido esto antes. Esa sensación de pertenencia, de posesión, son cosas que no só cómo manejar.
Ellos eran mis amigos, mis hermanos, no podía ser grosero. Julieta no dejaba de mirarme, apenas pude oír lo que le decían mis amigos quienes me levantaron del piso para sacarme de allí.
— Volveré por ti, te lo prometo— grité desesperado antes de dejarla.
Pudimos salir por poco, no sé quienes nos perseguían, ni siquiera pregunté. Quedé mudo todo el camino de regreso a mi antigua casa.

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