18 enero 2013

Capitulo 18



CAPÍTULO 18

RECONCILIACIÓN

BELLA
Me desperté, tenía los ojos hinchados, me había dormido llorando.
Como siempre, al día siguiente que has decidido algo con determinación, te preguntas si era lo que realmente querías.
No, definitivamente no, esto no era lo que quería. Me sentía quebrada, como si algo dentro se me hubiera roto.
Sólo dos meses más y terminaría mi suplicio, dos meses y acabaría la escuela. Podría irme de aquí.
Tal vez podríamos, lejos… ¿Tendría yo el valor de retar a papá?
Llegué temprano a la escuela para conversar con Alice y Rose. Lástima que les borré la sonrisas a mis amigas.
—Bella no me parece bien que hagas esto—decía Rose.
—Ya sabías que iba a ser difícil su relación. Edward también lo sabía, no puedes decidir por ambos—me recriminaba Alice.
— ¿Y si todo se repite? No sé qué hacer. No quiero que Edward vuelva a estar en peligro, ya sé porqué mi padre odia tanto a los Cullen y desatará toda su ira sobre Edward.
— ¿Y vas a dejar que te casen igual? ¿Para después escaparte?—decía Rose.
— ¡No!, no dejaré que pase eso, no voy a casarme y mucho menos con Jacob Black, tal vez pueda irme de Forks—dije a punto de llorar.
—Ves, eso debes hablarlo con Edward, no es justo que decidas tu sola—me reprendió Alice.
—Tal vez tengan razón. Estoy arrepentida y me siento muy triste— mis amigas se acercaron a abrazarme.
—Le diré a Em que prepare un encuentro entre ustedes—dijo Rose sonriéndome. Me sentí mejor.
Hasta la clase de gimnasia no vi a Edward, estaba muy serio, casi no hablaba ni se reía con sus amigos. Las prácticas de baloncesto fueron aburridas, sólo practicamos tiros, yo no era muy buena, así que no encesté ni una. Emmett se lucía y hasta se colgaba del aro cada vez que encestaba. Rosalie aplaudía a todo lo que su galán hacía.
Al terminar la quise acercarme a Edward pero Jessica se me adelantó.
—Ayer hablé con tu papá Edward— decía en tono amistoso. El sólo la miró y no dijo nada. —Le causó mucha gracia que tus amigos me tomaran el pelo inventando que estabas enfermo, Jasper y Emmett se disculparon conmigo— le sonrió la rubia.
—No estoy enfermo de nada, mis amigos suelen jugarme bromas—dijo él secamente.
—Ya lo sé. Sabes estamos organizando una celebración por la primavera, no será una fiesta, es sólo una serie de actividades. Juegos florales, concursos y una reunión de confraternidad. ¿No quieres participar de la comisión que lo organiza? Yo soy la encargada— dijo acercándosele peligrosamente a él.
—Gracias Jessica, no quiero comprometerme en nada pero si te puedo ayudar cuenta conmigo… y con mis amigos—dijo él.
—Nos vemos en la tarde—coqueteó ella.
—¿Por qué?— preguntó Edward.
—El papá de Emmett me invitó a pasear con ustedes—dijo ella con una gran sonrisa, le guiñó un ojo. Él hizo apenas un gesto de afirmación y se fue a cambiar.
Sentí una punzada de dolor, una molestia bastante notoria. Creo que mi rostro estaba ruborizado y no de vergüenza. Tenía que reponerme, no iba a dejar que esto me afectara, no a vista de todo el mundo.
—Bella hay un problema—se me acercó Alice.
—No es un problema enana—le corrigió Rose.
—Ya díganme que pasa— dije desesperada.
—Es que el padre de Emmett, nos invitó a dar un paseo en helicóptero— Rose sonreía. Yo no le veía el problema.
— ¿Nos? ¿A nosotras tres?— pregunté achicando los ojos pues Alice no tenía buena cara.
—A nosotros 6 y también a Jessica—respondió la pequeña.
—No gracias—dije apartándome. Eso de nosotros seis, incluía a mi ex novio. Estaba segura.
—Hazlo por nosotras, yo quiero a todos mi amigos conmigo—reclamó Rose.
—Mi padre me tiene prohibido acercarme a un Cullen—dije a modo de excusa caminando hacia mi auto.
—Tu padre estará allí. No sé de qué forma Richard lo convenció, le enseñará a pilotear el helicóptero. Vamos Bella, Charlie no se va a oponer— pedía Rose con su mejor sonrisa.
—Está bien iré con ustedes—dije. No me convencía estar encerrada en un vehículo cerca de Edward, a lo mejor hasta nos sentaban juntos.
Fui a casa a cambiarme de ropa, preferí usar unos pantalones más apretados y un abrigo bien cerrado con capucha. No quería que el viento me haga una mala pasada.
Manejé sin mucho entusiasmo y los encontré a la salida de Forks en el lugar donde me habían citado. Se veía un enorme helicóptero y varios autos cerca. Distinguí la patrulla de papá y me estacioné a su lado.
— ¡Bella!—gritó llamándome desde un lado de la máquina, el padre de Emmett estaba allí con otros policías. Parecía que las clases de piloteo habían puesto de buen humor a mi padre.
—Hola papá, buenas tardes señor—dije educadamente.
—Soy Richard nena, sólo Richard. Así que eres la hija de Charlie pero que bonita le saliste, seguro te pareces a tu madre— rió muy sonoramente, mi padre estaba algo serio y abochornado. Sonreí sin querer. La verdad tenía razón en algo el tal Richard, yo me parecía a mamá.
—Sí, se parece mucho a su madre—dijo apenas papá.
—Bueno es hora del paseo de las parejitas, tu irás conmigo Bella serás mi copiloto, te enseñaré a pilotear mi alfombra mágica.
—Ten cuidado hija, te veré más tarde— dijo papá y se marchó. Creí que se opondría a eso del "paseo de parejitas".
Subí al helicóptero. Dentro estaban Rose y Emmett besándose para variar. Alice y Jasper cogidos de la mano. Jessica al lado de Edward, él miraba por la ventana sin mostrar el más mínimo interés por el paseo.
—Ok chicos abróchense los cinturones y agárrense bien de las manos, vamos Rossi no te avergüences de besar a mi osito. Jazzy tu novia es muy chiquita pero como dicen que la esencia viene en envase pequeño. Eddie ya cambia de cara a ese paso serás un viejo cascarrabias, aprovecha y abraza a tu novia— bromeó Richard.
—Ella no es mi novia— dijo Edward en el tono más seco que pudo.
—No me digas que todavía no tienes novia Eddie, muchacho, si sigues así, con el perdón de Carlisle yo mismo te voy a llevar a conocer a unas pollitas— el comentario de el padre de Emmett me cayó como patada de burro. ¿Pollitas? Diablos.
—Eddie si tiene novia papá—dijo Emmett muy fuerte.
— ¿Ya tienes novia? ¡Bravo! Ya estaba dudando de ti, tú eras el único que siempre actuaba como si las chicas fueran extraterrestres. Recuerdo bien a esa Tanya, la pobrecita prácticamente se te ponía enfrente y tú ni la mirabas. El otro día me la encontré, rayos como ha desarrollado esa niña, te envía saludos— otra vez me asaltó esa punzada y tenía ganas de destruir algo.
—Gracias— dijo Edward muy avergonzado.
— ¿Y dónde está?—preguntó Richard. Todos lo miramos. —La novia de Eddie ¿Dónde está? ¿Por qué no la trajeron? Yo quiero conocerla.
—Están peleados papá—decía Emmett sonriendo, me miraba por uno de los espejos.
—Hay que enseñarte a tratar a las chicas Eddie, ellas son especiales. Hay que hacerles caso en todo, sus palabras son órdenes. Si te dice que vengas, vienes; si te dice que te vayas, te vas. Si te pide que saltes… le preguntas que tan alto. Es sencillo— volvió a reír.
— ¿Y si te dice que no quiere verte más, que te alejes y lo olvides todo? ¿Si te dice que te odia?—respondió Edward con mucha amargura.
—Pues te vas. Le das tiempo, debió decírtelo en un mal momento. Si te quiere lo pensará mejor. Si andas molestándola y revoloteando a su alrededor se va a aburrir. Vuelve a conquistarla. Pero con esa cara de estreñido ni las moscas te va a hacer caso— Emmett y su padre rieron muy fuerte. Jasper sonrió. Alice y Rose se miraban queriendo reír pero no lo hacían tal vez porque yo las estaba mirando. No sabía dónde meterme de lo roja que estaba.
—Y esta niña linda es hija del jefe Swan ¿Es tu amiga Rossi?—preguntó Richard fijándose en mí.
—Sí, Bella y Alice son mis mejores amigas—respondió Rose.
—Bella. Qué bonito nombre. ¿Y tú tienes novio? Con esa carita imagino que tendrás un batallón detrás de ti— me preguntó.
—Si tiene, un novio y dos pretendientes—gritó Alice emocionada.
—Jajaja, me imagino que sí ¿Y tú también andas peleada con tu novio?—preguntó, yo apenas lo miré y asentí. Ojalá no nos relacione a Edward y a mí.
—Estos chicos. No pierdan el tiempo en peleas tontas, la vida es corta hay que ser felices. Bueno agárrense, vamos a despegar. Bella sujeta con fuerza el mando ¿Has jugado videojuegos?
—Muy poco—le contesté
—Pues sujeta el mando como si fuera un joystick, firme pero no tan rígido. Colócate las orejeras y acomoda tu micrófono. Si ya pareces toda una piloto, ese novio tuyo debe ser un completo tarado para dejarte venir sola—vi de reojo que Edward se revolvía en el asiento trasero.
—Los pies van en los pedales Bella. Tranquila, yo haré la mayor parte de todo, solo quería que te vieras bonita como mi ayudante. ¿Todos listos?— Richard empezó a manipular botones, sus manos iban de aquí para allá, pude ver que la hélice comenzó a girar y un fuerte ruido me sorprendió.
La sensación de subir me dejó con el estómago revuelto, casi no presté atención a los controles, el padre de Emmett se giraba a verme de tanto en tanto y reía. Mis amigas estaban muy bien agarradas a sus novios. Jessica no paraba de mirar a Edward.
—Esta zona tiene muchas ráfagas de viento peligrosas, no subiremos mucho—dijo Richard.
De pronto una fuerte sacudida me asustó, oí un fuerte grito, apenas me giré, vi a Jessica prácticamente encima de Edward que trataba de quitársela.
—Jessica siéntate por favor—reclamaba él.
—Tranquilos es solo el viento, veo que algunos aprovechan más que otros— Emmett y su padre volvieron a reír.
El paseo apenas duró media hora ya que el viento se hizo más intenso. Aterrizamos y Edward bajó para darle paso a Jessica que quería vomitar.
—Qué chica más frágil, espero que Rossi sea fuerte, viajaremos mucho en helicóptero en el futuro—decía Richard –Bien chicos eso es todo, vamos a comer yo invito— Rose y Alice estaban muy contentas y vinieron hacia mí.
—Edward no me siento bien ¿Podrías llevarme a casa?—Jessica se agarró de su brazo y no quería soltarse.
—Los alcanzo en el restaurante—se excusó Edward y se marchó llevando a Jessica. No quería pensar en eso. Traté de sonreírles a mis amigas.
—Esa chica tiene malas intenciones con nuestro Eddie—dijo Richard. Vaya, creo que no era la única que lo había notado. Jessica se comía con los ojos a Edward era obvio que intentaba conquistarlo.
—Papá, Edward está grandecito para cuidarse solo—le reprochó Emmett. No hablé en todo el camino estaba algo enfadada y no sabía porque.
Llegamos a un restaurante concurrido donde servían carne en todos sus platillos, pedazos enormes de bistec, enrolladlos, milanesas, apanados. No era comida muy digestiva a esta hora pero no podía negarme.
—Bueno, pidan lo que quieran hoy papá oso invita— el padre de Emmett se lo estaba pasando en grande.
Yo pedí carne a la plancha y ensalada. Mis amigas lo mismo que yo, los chicos pidieron varias cosas grasosas. Edward llegó antes de que empezáramos a comer.
— ¿Eddie has regresado intacto?—preguntó Richard, era tan directo y desenfadado para hablar.
—No voy a contestar esa pregunta—respondió secamente Edward. Se sentó a comer.
—Así se habla compañero. Eddie es un chico muy tranquilo y caballeroso... y no creo que sepa cómo hacer esas cosas— bromeó Emmett. Él y Jasper chocaron sus puños mientras seguían burlándose. Edward les lanzó una mirada envenenada. Rose también rió, Alice me miró sorprendida y Richard como siempre no paraba de reír.
Durante la comida el padre de Emmett nos contó sus aventuras con el papá de Jasper. En verdad era muy divertido si no se metía contigo.
—Estuvimos juntos en el ejército pero yo no era para esa vida, soy demasiado aventurero. Lástima que mi Emily me dejó pronto, ella era una mujer divina, tan guapa y valiente. No me he vuelto a casar porque nunca encontré nadie que se le pareciera, sólo estoy bien, mis negocios me llevan de un lugar a otro— nos contaba.
— ¿Pero te diviertes mucho verdad papá?— preguntó Emmett.
—Obvio, uno tiene que vivir feliz siempre. Eddie tienes que recuperar a tu novia, en serio, no debes dejarla ir tan fácil— aconsejó.
—No sé que puedo hacer Richard, me dejó en claro que no me quiere como yo a ella—se quejó Edward. Me revolví en mi asiento.
—Es que ella tiene miedo—le soltó Alice.
— ¿Miedo del pequeño Eddie?— Richard prestó toda su atención. Oh no.
—Si el padre de su novia se entera de que sale con Edward, lo mata—dijo Jasper.
— ¿Padre celoso? Eso no es impedimento, si la quieres arriésgate— aconsejó el señor.
—Eso traté de decirle pero no me quiso escuchar— se quejó mi ex novio.
—Te falta práctica, vamos a hacer un ensayo. Ayúdame Bella, ponte frente a este chico— me llamó, todos miraron atentos, no sabía qué hacer. Le seguiría la corriente y punto. Me cambié de asiento al lado de Edward.
— ¿Eddie que le dirías a tu novia para que vuelva a ti? Concéntrate imagina que es tu chica— Edward esbozó una pequeña sonrisa. Todos estaban mudos mirando la escena.
Lentamente Edward tomó mis manos y respiró profundamente.
—Te amo como nunca he amado a nadie, no me importa enfrentar todos los peligros del mundo si estás conmigo— dijo dulcemente.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y respiré con dificultad, ya no podía seguir con esto, mi corazón quería partirse en mil pedazos. Olvidé que estábamos en un lugar público y que nuestros amigos nos estaban mirando.
—Yo también te amo—le dije antes de arrojarme a sus brazos.
—Uy, no me digan que estos dos…—escuché murmurar a Richard.
—Shhh papá no les arruines el momento.
—Edward yo…—quise disculparme, él interrumpió poniendo un dedo en mis labios para callarme.
—No importa ya. Lo hablaremos luego— dijo sonriendo.
—Es que no quiero que vayas…— traté de seguir pero volvió a callarme.
—Confía en mi Bella por favor—rogó.
— ¿Porqué Charlie no te aceptaría como novio de su hija? Eres bien parecido y buen muchacho— nos interrumpió Richard.
—Es algo complicado, mi padre y el doctor Cullen no se llevan bien—dije muy sonrojada.
—Eso no debería interferir, hablaré con Carlisle.
—Ni te imaginas todo lo que Edward y Bella han hecho para verse papá— empezó a narrar Emmett.
Me sentía feliz de poder hablar de mis problemas con todos ellos que eran mis amigos. Incluso Richard parecía un adolescente más.
Pedimos postre y hasta nos animamos a hacer un brindis. Bromeamos sobre nuestros futuros, sobre los odios familiares. Nos compararon con Romeo y Julieta, según Emmett éramos "Romedward y Bellieta".
Estaba tan distraída que no me di cuenta quien entró al restaurante.
— ¿Bella? ¿Qué haces aquí con éstos?—la fría voz de Jacob hizo que me estremeciera. Me giré a verlo asustada.
—Somos sus amigos y si no te importa es una cena privada—dijo Rose levantándose muy enfadada.
—Si me importa—le contestó el recién llegado. – ¿Sabe Charlie que estás cenando al lado de un Cullen?—me preguntó molesto.
— ¿Sabes dónde quedaron tus buenos modales?— preguntó Richard sonriéndole.
— ¿Qué?—dijo Jacob girándose a verlo.
— ¿Eres hippie? Esa melena estaba de moda hace 30 años hijo.
— ¿Y a usted quien le preguntó?—contestó desafiante. Rose le susurró algo a Emmett. Richard por su parte se levantó de su asiento molesto, era imponente.
—No necesito que me preguntes para decirte lo que pienso de ti muchachito. Bella está aquí porque le pedí permiso a su padre. ¿Y tu quién diablos eres?— preguntó.
—Un metiche— saltó Alice.
—Un idiota— soltó Jasper
— ¿Tal vez uno de los pretendientes de Bells?— preguntó Richard
—Le aseguro que pronto seré más que eso señor—respondió Jacob mirando con desprecio a Richard.
—Así que tú fuiste el soplón. Por ti estuve tres horas en prisión— Emmett también se levantó, estaba muy enfadado. Jacob retrocedió un paso algo atemorizado.
—Pero te salió bien la jugada ¿no? Oí que ahora estás comprometido—se defendió.
—Te daré caza como a un perro, a partir de hoy cuídate las espaldas, ten miedo hasta de tu sombra porque no voy a descansar hasta partirte la cara— lo amenazó Emmett.
—Eso lo veremos—le respondió Jacob antes de marcharse furioso. Yo estaba pálida, muerta de miedo. Sólo pensar que pudo llegar minutos antes y ver la escenita que hice con Edward me daba escalofríos.
— ¿Bella estás bien?—preguntaron.
—Sí, no se preocupen— dije tratando de sobreponerme.
—Ahora entiendo de que va todo, deben tener mucho cuidado chicos. Me gustaría ayudarlos pero mañana temprano me voy, tengo que ver algo en Chicago y después me iré a Las Vegas. Si alguna vez me necesitan no duden en llamarme—aconsejó Richard sonriéndome.
Ya no pude seguir comiendo a gusto mi helado. Algo me decía que debía tener más cuidado de ahora en adelante.
Era hora de crecer, de tomar mis propias decisiones, no iba a permitirle a mi padre seguir haciéndonos esto. El odio era malo en todo sentido.

0 comentarios:

Publicar un comentario