18 enero 2013

Capitulo 17



CAPÍTULO 17

OSO ENJAULADO

EDWARD
Estaba destruido, completamente destruido.
Hoy me levanté inspirado y pasé un par de horas en el piano, tratando de tocar una melodía que me había llegado en sueños, me recordaba tanto a Bella. A pesar de ser triste, la nueva composición, sonaba como una nana.
Cuando Bella me llamó por teléfono y me dijo que estaba cerca de casa, mi pecho casi estalla de felicidad.
Se la presenté a papá, no me importaron sus prejuicios por ser la hija del jefe Swan. En ese momento no pude ver lo que pasaría, yo también quería saber la verdadera razón del odio de Charlie Swan a mi familia.
Carlisle terminó de contarnos su historia y me sumí en pensamientos y comparaciones. Marie Swan y Anthony Cullen, nuestros abuelos se amaban y se suicidaron, dejando a sus hijos. Era la historia más triste, extraña y oscura que había oído.
No pude encontrar la mano de mi Bella y me di cuenta de que no estaba conmigo, mis padres me miraban algo asustados. Salí corriendo sin pensarlo, pude alcanzarla en la puerta de mi casa.
Le pedí… le rogué que no me dejara.
"No quiero que vuelvas a mi casa nunca más" "no hay futuro para nosotros" "No quiero verte más Edward Cullen, aléjate de mí, olvida todo" "Te odio"
Cómo pudo decirme todo eso…
¿Acaso me culpaba por lo que hicieron nuestros abuelos?
¿Por qué hacía esto?
No me di cuenta que estaba sentado en el piso, recostado contra la puerta de la casa hasta que mi padre apoyó una mano en mi hombro.
—Es mejor así— hijo.
— ¿Mejor para quién? ¿Para tu conciencia? ¿Para qué no tengas que preocuparte por mí? ¿Mejor para quién?—casi grité. Me levanté como pude.
—Tal vez deberíamos marcharnos—dijo él sin ofenderse por haberle levantado la voz.
—Así me lleves al fin del mundo no podré olvidarla—le dije.
—Mi amor, no llores— mamá vino directamente a abrazarme, tampoco me había dado cuenta de haber estado llorando pero Esme sacó un pañuelo y limpiaba mi rostro. —Sabes bien que Bella te ama. Yo habría hecho lo mismo—decía ella tratando de consolarme.
— ¿Habrías dejado a papá por un lío de abuelos?—le pregunté incrédulo.
—No es tan simple hijo, Bella también está sufriendo mucho y no tiene una madre que pueda consolarla, no seas duro con ella, sé que te ama, hace esto para no ponerte en peligro.
—Me está rompiendo el corazón, que me importa ahora si me matan o no—le dije soltándome de sus brazos.
—Edward entiende que no es posible lo de ustedes, hay mucho odio de por medio—Carlisle se veía pensativo
— ¿Tu dejarías a mamá? ¿Qué harías en mi lugar?
—Hijo, yo no sé…—dijo mi padre revolviéndose el cabello.
—Necesito estar solo—les dije antes de subir a mi habitación. Cuando iba a la mitad de las escaleras mi celular sonó con la inconfundible melodía de Emmett.
— ¿Si Em?—me parecía tonto que usara ese medio de comunicación cuando sólo se encontraba a unos pasos.
—Sálvame compañero, estoy en la delegación de policía metido en un lío gordo date prisa o me fusilarán…—la comunicación se cortó y me asusté un poco.
— ¡Jasper!—grité.
— ¿Qué hay? Por qué gritas— dijo mi amigo saliendo de su habitación todavía en pijama y quitándose los audífonos.
—Es Emmett, acaba de llamarme, dice que está en la delegación.
—Oh no, lo atraparon—dijo chocando su palma contra su cabeza.
— ¿A dónde fue?—pregunté
— ¿A dónde crees? A casa de su bebita. Se la pasa allí todas las noches, tú vuelves a media noche pero él llega de madrugada. ¿No te has fijado en las ojerotas que trae últimamente?
— ¿Todas las noches? ¿Y por qué fue hoy tan temprano?— carambas, no me había dado cuenta que Emmett andaba de galán.
—Los papás de Rosalie, Alice y Bella iban de pesca con los Black, Em dijo algo así anoche. Creo que hay que avisar a Carlisle y a Esme, no vamos a poder sacarlo solos—dijo mi amigo. Bajamos a buscar a mis padres.
—Papá hay un problema—les dije algo temeroso.
— ¿Otro más?—preguntó Carlisle molesto.
—Emmett está en la delegación, creo que lo atraparon—le dijo despacio.
— ¿Lo atraparon? ¿Haciendo qué?—mi padre quería detalles.
—Emmett sale con Rosalie Hale— dijo Jasper.
— ¿Por qué lo detendrían por salir con una chica?—dijo mamá.
—No creo que fuera por salir…creo que fue por entrar… en su habitación—dijo Jasper algo avergonzado.
— ¡Dios mío!—dijo Esme preocupada. Mis padres se levantaron rápidamente.
— ¿Te ha llamado?—preguntó Carlisle.
—Sí. Me dijo que estaba detenido y que fuéramos por él pero creo que Jasper y yo no haríamos gran cosa solos— le dije.
— ¿Ya ves? Eso se gana por invadir propiedad privada. Raymond Hale es un hombre muy orgulloso. Va ser difícil que retire la demanda. ¿Rosalie es mayor de edad?—preguntó papá.
—Sí. Tiene casi 19—dijo Jasper.
—Vamos cuanto antes. Edward trata de localizar al padre de Emmett, avísale, esto es algo que no se debe ocultar. Dile que venga si le es posible—dijo mi padre, salimos hacia el pueblo.
Llegamos a la delegación, encontramos un hombre rubio, debía ser el padre de Rosalie. Estaba conversando con Charlie Swan.
—Buenos días, venimos a saber de Emmett McCarthy—dijo mi madre adelantándose a papá y dirigiéndose al policía de turno.
—McCarthy está detenido por allanamiento de morada, intento de violación y por oponerse al arresto. Busquen un buen abogado—le respondió casi sin inmutarse aquel hombre.
— ¿No hay fianza?—preguntó mi padre.
— ¿Está bromeando? Claro que no— miró a mis padres como si estuvieran locos.
— ¿Podríamos verlo?—preguntó mamá.
—Sólo familiares—dijo él.
Yo había intentado comunicarme con el padre de Emmett varias veces, pero su teléfono estaba apagado.
Charlie Swan nos miró, le dijo algo al padre de Rosalie quien nos devolvió una mirada envenenada. ¡Qué rayos le diría ese hombre! Estaba empezando a sentir aversión por el jefe Swan.
Pasamos cerca de dos horas sin saber qué hacer. Papá había llamado a un abogado que se demoró más de una hora en llegar ya que no atendía en domingo.
—Sólo tenemos que conseguir la declaración de la señorita Hale— dijo el abogado con apatía. –Si es mayor de edad y estaba de acuerdo en que el acusado entrara en su casa se eliminaría automáticamente la acusación de allanamiento y la de intento de violación.
Media hora después vimos entrar a Rosalie acompañada de Alice y Bella. Su padre apenas la vio fue a su encuentro.
—Regresen a casa—ordenó.
—Tengo que dar mi declaración—dijo Rosalie llorosa.
—Vete a casa Rose o te golpearé aquí mismo. ¿No sabes la vergüenza que me estás haciendo pasar?—le dijo alterado pero en voz baja.
— ¿Es aquí donde tienen a mi muchacho?—oímos una estruendosa voz retumbar.
El padre de Emmett había llegado. El gran Richard McCarthy, unos centímetros más alto que su hijo y más corpulento, era la viva imagen de un oso grizzli.
— ¿Es usted el padre de ese depravado?— le gritó el señor Hale intimidado por la estatura de su contraparte.
— ¿Cuál de estas bellezas es la causante de todo el lío?—dijo mirando hacia las chicas.
—Soy Rosalie—se adelantó la rubia dando un paso hacia delante.
—Vaya, no culpo a mi osito, eres una muñeca—dijo soltando una carcajada.
—Señor McCarthy, se dará cuenta que esto es una humillación a mi familia, su hijo ha pisoteado mi honor y el de mi familia—el señor Hale parecía a punto de explotar, si no lo hacía era por miedo, creo.
—Tráiganme a mi muchacho y lo arreglamos todo aquí mismo— dijo Richard muy seguro.
Cuando el policía fue por Emmett, su padre se giro recorriendo con la vista la delegación hasta que nos vio.
—Carlisle ¡Amigo!—saludó, viniendo hacia nosotros.
—Richard, que bueno que estás aquí— suspiró papá. Creo que le estábamos dando muchos problemas al viejo.
—Chicos que gusto verlos, Esme ¿Cómo estás?— dijo abrazándonos a todos.
—Estamos preocupados—contestó mi madre.
—Nada que yo no hay hecho— sonrió –Emmett me llamó en cuanto supo que lo detendrían y tomé un helicóptero hasta aquí, estaba en Port Ángeles. Espero que mi osito no les haya dado muchos problemas—dijo mirando a Esme.
—No, este es el primero, en general se portan bien—contestó mamá algo triste.
— ¡Papá!—oí la voz de Emmett.
—Pequeño, mira cuanto crecido, ya casi alcanzarás a papá—dijo Richard McCarthy que no le gustaba que le dijeran señor ni que lo trataran de usted.
Se acercó a su hijo y se abrazaron dándose golpes en la espalda que retumbaban como truenos, esa era su costumbre al saludarse.
—Bueno, vamos arreglar esto de una vez osito— dijo mirando a Rose y a su padre.
— ¿Estás bien Emmett?—preguntó su novia queriendo dar un paso hacia él pero su padre la detuvo.
—Espero que esto colme mis expectativas—dijo el señor Hale.
—Estoy bien bebita—dijo mi amigo.
—A ver. ¿Hijo la amas?—preguntó Richard.
—Si papá. La amo mucho— sonrió mi amigo.
— ¿Rosalie, quieres a mi muchacho?—preguntó Richard.
—Sí, lo amo—dijo ella sonrojándose.
—Hasta aquí está todo claro—dijo mirando al padre de Rosalie que apenas se movió. —Entonces pídela como es debido—sugirió Richard a Emmett. –Vamos no seas vergonzoso, si no has tenido vergüenza para otras cosas, haz lo correcto— le exigió.
—Señor Hale, quisiera pedirle la mano de su hija—dijo mi amigo completamente abochornado.
— ¿Eso es todo? ¿Crees que con eso será suficiente McCarthy?— Raymond Hale seguía molesto mirando a Richard.
—No sé que más se podría hacer para reparar la falta. ¿Si no quieres que se casen que otra cosas deseas? Pídelo—dijo encogiéndose de hombros.
—Quiero una disculpa pública y una reparación y… no quiero más escándalos, que se casen estará bien. Pero si la dejas te mataré—dijo mirando a Emmett.
—Nunca señor, jamás dejaré a su hija. La amo—dijo mi amigo.
—También tienes mi palabra—dijo Richard. –Es mi único hijo y pues… no soy un hombre pobre, tendremos que conocernos más…
—Bueno, estoy conforme… soy Raymond Hale— el padre de Rosalie mágicamente era ahora el hombre más feliz del mundo. Le tendió la mano a Richard a modo de presentación.
—Richard McCarthy. Es un placer Ray, que te parece si celebramos esto. Seremos consuegros y tu hija es una belleza, sé que mi osito y ella serán muy felices. ¿Acaso no puedes ver lo enamorados que están?—decía con una sonrisa de oreja a oreja, el padre de mi amigo. Era tan infantil y despreocupado como su hijo.
—Me parece bien, deja que llame a la madre de Rosalie, podemos ir a mi casa—dijo el señor Hale de muy buen humor. Jasper a mi lado sonreía al ver como había cambiado el curso de todo.
—Creo que sus servicios ya no son requeridos—avisó mi padre al abogado.
—Que bueno porque tengo que almorzar con mis hijos— dijo éste y se fue muy campante.
—Carlisle, muchachos. Acompáñennos—pidió Richard acercándose a nosotros.
Llevó a Carlisle con él hasta llegar donde estaba el padre de Rosalie. Yo sabía que ellos no eran amigos porque Raymond Hale era muy cercano a Charlie Swan. Pero por alguna extraña razón el señor Hale recibió a mi padre como si fuesen grandes amigos.
Y fue así como en el mismo día en que Bella terminó nuestra relación, mi amigo se comprometió.
El padre de Emmett compró mucha comida, refrescos, licor. Me pasé toda la tarde en casa de los Hale viendo de lejos a Bella que evitaba mi mirada. Su padre no se apareció por allí.
Había sido tan fácil para Emmett tener a la mujer que amaba que casi me daba envidia.
Si fuera así de fácil para mí, me dejaría atrapar en su habitación o me la robaría.
.
BELLA
Manejé muy rápido hasta llegar a casa de Alice. No tenía idea que quería con tanto apuro. Apenas me vio dio un par de saltos de alegría.
— ¡Qué bueno que llegaste! Mete el carro rápido—me exigió.
— ¿Qué pasa?— pregunté asustada.
—Estaba al borde de la desesperación. ¡Tu padre viene para acá! Llamó varias veces quiere verte. No sabía que decirle, le mentí, le dije que estabas en el baño, que tenías dolor de estómago. Pon tu peor cara de enferma Bella, mira que Charlie confía en mí—me dijo asustada. Apenas entramos a su casa escuché el auto de papá. Salí a recibirlo, se veía bastante molesto.
— ¿Dónde estabas?—preguntó casi gritando.
—Me duele el estómago, tomé leche fría en el desayuno. Disculpa el teléfono de Alice no llega hasta el baño— me excusé, las venas de su frente fueron relajándose poco a poco, hasta que sonrió.
—Casi me da un infarto Bella. Recibí una llamada de la delegación, tienen a McCarthy detenido, lo encontraron en la casa de una chica, debo ver de quien se trata— me dio un beso en la frente y volvió a marcharse. Me giré hacia Alice que estaba a punto de llorar.
—Es Rose. Su papá no fue hoy a pescar hoy. Los encontró en su habitación. Emmett está preso—dijo mi pequeña amiga sollozando.
— ¡Hay que llamarla!—dije. Corrimos dentro de la casa.
Rose nos rogó que fuéramos a verla estaba encerrada en su habitación pero su madre nos dejó entrar ya que nos conocía desde pequeñas.
—Fue horrible—lloraba mi amiga. –Papá casi rompe la puerta. Yo creía que estaba en el lago. Apuntó a Emmett con su arma y llamó a la policía, se lo llevaron esposado y lo golpearon. Papá me encerró y me dijo cosas muy feas. No sé qué hacer— decía Rose escondiendo su rostro entre sus manos. La abrazamos y la consolamos hasta que se calmó un poco.
— ¿Que les dijo a los policías?— preguntó Alice.
—Que Emmett había entrado en la casa y había intentado violarme—Rose volvió a llorar.
—Entonces debemos ir a la policía y debes dar tu declaración. Si tu les dices que es tu novio no lo acusarán, aunque de la paliza no te salvas—Alice era a veces tan directa.
—No me importa lo que me hagan, no quiero que mi bebito esté allí ni que lo traten mal—decía mi amiga.
Y pensar que esto pudo pasarme a mí. Me alegraba que ya no tuviera esos problemas.
—Entonces vamos— dijo Alice.
—Tengo que contarles algo más. Mi padre dijo entre gritos que le habían avisado por teléfono cuando estaba de camino al lago, en el momento que se llevaban a Emmett me asomé a la calle, vi el auto Jacob Black. Ese perro miserable siguió a Em hasta aquí y le llamó a papá— acusó la rubia.
—Sabía que iba a desquitarse de alguna forma—murmuró Alice.
Tratamos de salir pero la madre de Rose no la dejó ir con nosotras. Nos despedimos y esperamos como ella nos dijo, con el motor encendido. Rosalie salió por su ventana y nos alcanzó.
—De prisa ¡Vamos!—gritó mientras Alice conducía a toda velocidad hacia la delegación.
Cuando llegamos encontramos al padre de mi amiga y a papá conversando, de reojo vi a Jasper a Edward y a sus padres.
Mi padre quería que nos fuéramos de allí pero mi amiga estaba firme y quería declarar. Pero todo se solucionó porque el padre de Emmett llegó a salvarlo. En menos de 15 minutos Rose estaba comprometida. Todavía me preguntaba porque el señor Hale aceptó tan rápido ese arreglo.
—Es porque en el pueblo hay muchos chismosos. Si dicen que Rose fue encontrada con un hombre en su habitación mañana será un hervidero, no importa que haya pasado. Un compromiso es la mejor forma de tapar esto—decía Alice sonriendo.
El padre de Rosalie nos invitó a su casa para celebrar el compromiso, mi amiga estaba tan feliz que no soltó a su novio.
Mi padre me dio permiso de asistir pero me prohibió hablar con algún Cullen, orden que yo pensaba acatar incondicionalmente.
Fue muy difícil estar en el mismo lugar que Edward y no mirarlo, sabía que me observaba.
Por la tarde mi amiga llegó a nosotras y nos llevó a su habitación.
—Miren—dijo enseñándonos un precioso anillo con un diamante enorme.
—Mira el tamaño de eso, no vas a poder levantar la mano—decía Alice admirando la joya.
—Fue de la madre de Emmett, su padre se lo dio para que me lo pidiera formalmente, fue maravilloso se arrodilló y todo— Rose se veía tan feliz.
—Te felicito— le dije algo triste.
—Pero no nos has contado nada Bella— me dijo Alice.
—Hoy no, mañana se los diré todo— no quería arruinar ni opacar la alegría de mis amigas.
Al atardecer papá vino por mí pero no entró a la casa de los Hale. Me esperó fuera. Cuando llegamos a casa lo detuve.
— ¿Estás molesto porque Rosalie se comprometió con Emmett?—pregunté.
—No, es un mal menor. Lástima por Raymond tener que emparentar con amigos de los Cullen pero no le quedaba otra opción. Ya que tu amiga se casará, es momento de pensar en ti. ¿Decidiste ya?— lo último que esperaba, que me preguntara eso.
—No papá, todavía no me decido entre el señor Celoso o el señor Tarado, no me das buenas opciones—respondí bastante sarcástica.
—Debo responderle la próxima semana a Billy—dijo muy serio.
— ¿Debo hacerlo papa? ¿Me obligarás a casarme con alguien a quien no quiero? ¿Me condenarás a una vida miserable?—le dije a punto de llorar, no quería ser obligada como Marie Swan.
—Ve a dormir pequeña, ya hablaremos de eso otro día, estoy cansado—se marchó sin decir más. Siempre hacía eso cuando quería evitar algo que no le agradaba.
Debía lograr cambiar las cosas, no permitiría que me casen a la fuerza, no dejaría que se cometiera el mismo error dos veces.

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