14 enero 2013

Capítulo 10



CAPÍTULO 10

CRIMEN Y CASTIGO II

EDWARD
Desperté con una gran sonrisa, creo que hasta soñé que le volvía a ganar a Black. Me levanté muy temprano y bajé a preparar el desayuno para todos.
—Buen día campeón—dijo mi padre.
—A qué se debe esta sorpresa—sonrió mamá.
—Digamos que estoy especialmente feliz hoy—les contesté.
—Tu hijo se ha vuelto corredor clandestino— le dijo papá a mamá. Ella me miró sorprendida.
—Nada importante mamá, sólo fue un reto y lo superé— traté de no darle importancia a lo que hice.
—Todavía me debato si eso es bueno para tu formación— meditó papá.
—Edward no quiero que corras, podrías salir herido—Esme me rogaba con los ojos. Mi madre sobre protectora. Pero ya no soy su pollito, ni su bebé, como solía llamarme. Je crecido.
—Tranquila amor. Está castigado sin auto estos días, si corre será con sus pies—se burló mi padre.
—No lo volveré a hacer mamá. Y acepto mis culpas, iré con Jasper al colegio estos días— les sonreí.
.
Llegamos a la escuela, vi a Black en el aula de clases y hasta me acerque a saludarlo. Mi preciosa novia también estaba allí, la miré con una sonrisa. Que no daría por poder acercarme a ella y darle un beso. O al menos hablarle.
La clase estuvo fatal, muchas tareas y problemas de álgebra. Ojalá esto sirva en el futuro. Al terminar matemática, fuimos llevados al auditorio, donde estaba el director y el jefe Swan.
Eso significaba problemas. Nada que no hubiera manejado antes, era algo así como un experto alborotador. Nos llamaron a un interrogatorio personal yo fui uno de los del primer grupo. Entré en el despacho del director, ahora ocupado por el jefe de policía.
— ¿Edward Cullen?— preguntó.
—Si señor—le respondí con respeto pero no con miedo.
— ¿Qué sabes de la carrera de autos de anoche?—preguntó.
—Lo que casi todos saben. ¡Que estuvo muy buena!—respondí haciéndome el loco.
— ¿Dónde estabas a media noche?— preguntó. Esto iba a estar difícil. No porque no supiera mentir, sino porque él era el padre de mi novia. Trataba de tenerle… respeto. Es lo menos.
—Meditando— respondí. Era cierto justo a media noche yo pensaba en lo hermosa que es su hija. Antes de pisar el acelerador y alcanzar 180 kilómetros por hora.
— ¿Te estás burlando de mi?— gritó. No sonreí a pesar que me daba risa ver cómo le latía una vena en su frente. Exasperar a un adulto era fácil a pesar que dicen que son más maduros que los adolescentes.
—No señor, le digo la verdad. Meditar es bueno para la tensión y para el mal carácter— vi que se contenía para no volver a gritarme. Me lo estaba pasando genial, más adelante confesaría sino tenía más remedio pero ahora prefería ser sarcástico con mi suegro. No creo que tenga otra oportunidad de estar a solas con él.
— Jacob, Quil y Embry te señalan no sólo como uno de los competidores sino como el que organizó la carrera— acusó. Así que esas ratas Quilete habían hablado. Bola de chismosos.
— Ellos me señalan todo el tiempo. No sé porqué les caigo tan mal. Parece que supieran algo que yo no sé señor— le dije haciendo énfasis en la última parte. Él pareció inquietarse un poco. Me apostaba un beso de Bella a que estaba recordando su oscuro secreto que incluía a papá. ¿Qué rayos habría pasado para que se odiaran?
— ¿Dónde está tu auto?—preguntó.
—En casa señor, mi padre me tiene castigado sin auto por unos días— eso era totalmente cierto, no mentía.
—Es todo, puedes irte— me sorprendió, esperaba que fuera implacable, imaginé un salón oscuro con un pequeño reflector para sacarme la verdad mediante tortura. Pero no tenía pensado negarme a confesar, no me arrepentía de haber aceptado el reto de Black, lo que sí nunca confesaría es que las chicas estaban también en esto.
—No vayas a clases aún, espera junto a Jacob. Quiero comprobar tu coartada con tus demás compañeros— ordenó.
Me gané una hora de descanso al lado de mi gran "amigo" Jacob Black.
—Hola compañero—lo saludé otra vez.
—No jodas Cullen—siempre tan malhumorado. ¿Quién tenía síndrome pre menstrual hoy?
— ¿Molesto por la detención o por la derrota?—me estaba pasando de la raya, no quería iniciar una pelea aquí pero amaba hacer rabiar a Black. Era tan temperamental.
—Tal vez a ti no te importe que te suspendan de la escuela, ni molestar al jefe Swan. Pero a mí sí— arrastraba las palabras. Este chico necesitaba un psicólogo. Posible trastorno bipolar, agresividad y mal carácter. Como decía Emmett, todo un matón, un potencial golpeador de mujeres.
—La verdad no me molesta que me suspendan, ya lo han hecho otras veces. Y tampoco me desagrada molestar al jefe Swan, me tiene sin cuidado— le dije sonriendo de lado. Eso no era totalmente cierto, sólo me habían suspendido una vez y no me hizo mucha gracias molestar al padre de mi novia.
—Pasaremos unos días en prisión por lo que hicimos, veremos si estás a gusto en el bote— bufó Quil.
— ¿Por qué carajos tuvieron que forzar las demás alarmas?— preguntó Embry con el humor de un perro rabioso.
— ¿Prisión por una carrerita? No sé de alarmas me hablas— les contesté a ambos.
—Han culpado a Quil y Embry dizque por alarmas de velocidad. Yo sé que fueron ustedes. Tú, McCarthy y Whitlock— me acusó Black.
—Mis amigos estuvieron conmigo todo el tiempo, tú mismo los viste— crucé los brazos.
—Entonces hay más gente metida en esto y voy a averiguarlo— murmuró Black.
No cruzamos más palabras, él se veía molesto, tratando de atar cabos, sería muy difícil que supiera lo que en realidad pasó.
Después del interrogatorio todos se fueron a comer, incluido el jefe de policía. Entonces pude ir con mis amigos. Salimos a los jardines ya que no tenía ganas de aparecerme en el comedor.
—Ten campeón, debes estar hambriento— Emmett me pasó un emparedado.
—Gracias Em, que tal te fue en el interrogatorio— pregunté.
—El jefe Swan me amarró a la silla y me alumbró con esa lámpara que me volvía loco, me inyectó suero de la verdad y aún así no confesé— dijo riéndose.
—Y yo que estaba preocupado por ti—me burlé.
—Si soy un angelito, puse mi mejor carita. No le di ni siquiera motivos para pensar que estaba fuera de la cama a tan altas horas de la noche y en un pueblo extraño. Hasta le dije que aquí en la escuela me contaron la leyenda de la llorona de Forks y que por eso no salgo de noche— soltó una fuerte carcajada.
—Conmigo no se portó tan bien— nos interrumpió Jasper. –Me preguntó muchas cosas, apenas respondí. Creo que estaba estresado porque ya se le terminaban los alumnos y aún no conseguía nada—se rió.
—Seguro que con tu autocontrol lo desorientaste—le dijo Emmett.
—Edward, debes confesar, si llega el momento—me aconsejó Jazz.
—Lo haré si la pregunta es directa y no me deja otra salida— contesté pensando que quizás sea pronto.
—Estaremos en un lío— dijo Emmett quejándose.
— A lo hecho pecho Em—le respondí. Fuimos a clases pero al ver que la mayoría de los alumnos abandonaban el comedor y se dirigían al auditorio los seguimos.
Fui llamado al estrado y me sentaron entre Black y Newton. Esta vez Charlie Swan hizo las preguntas correctas, no dejaba salida para evasivas. Black se declaró culpable y le dijeron sus castigos, imaginaba que algo así me esperaba a mí también.
Yo era el siguiente, me levanté y elevé un poco el rostro para presentarle cara al jefe de la policía, asumiría mis responsabilidades de una buena vez, no tenía porque mentir. Nada me preparó para oír a Newton a mi lado culpándose por la carrera, cuál sería mi sorpresa que apenas terminé de procesar lo que decía fui enviado a sentarme al lado de mis amigos.
— ¿Qué paso?— susurró Emmett.
—No lo sé, ese idiota se volvió loco—dije.
—Solo quiere sus quince minutos de gloria—dijo Jasper.
A parecer Newton estaba encantado con el trato de héroe que le estaban dando, hasta coqueteó con mi novia.
Entonces me dejé caer en el asiento. A lo lejos las chicas conversaban, casi todos habían salido así que decidí acercarme para preguntarle si sabían algo.
"Se me ocurrió una idea tonta, flirteé con Mike, le di a entender que aceptaría salir con el ganador de la carrera y ahora piensa que lo creo valiente, osado y atrevido. Por eso asumió toda la culpa".
¿Esa era Bella? No podía creer lo que oía.
— ¿Y por qué hiciste eso?— le pregunté tratando de contenerme.
—Edward. Yo tenía miedo…
— ¿Coqueteaste con ese tonto para que se culpara? ¿Y yo qué? ¿Quedo como un idiota? Fui yo quien corrió y ganó, no ese engreído— casi exploto.
—No sabía que otra cosa hacer… papá quería lastimarte…
— ¿Y por eso vas y te tiras a los brazos de Newton? ¿Y ahora saldrás con él para pagarle porque asumió mi culpa?—como podía hacerme algo así, no podía creerlo, no de ella.
—Esa no fue mi intención…—dijo a punto de llorar, no quería que llorara, no por mi culpa.
—Nunca esperé eso de ti Bella. Hubiera preferido todos los castigos a verte salir con él— le dije decepcionado, no estaba molesto con ella pero si algo desilusionado.
Celoso y herido, así me sentía. Me alejé lo más rápido que pude y fui a clase, no presté la más mínima atención a las asignaturas, apenas sonó el timbre me fui a casa tratando de no pensar en ella.
Subí a mi habitación, dormí toda la tarde y parte de la noche, no tenía deseos de hablar con nadie, ni siquiera con mis amigos.
Casi a media noche me desperté, recordaba que sólo hace 24 horas era tan feliz. Bajé a tomar agua y me sorprendió encontrar a Esme despierta.
—Te esperaba— dijo con una sonrisa. –Tu comida está en el horno, sé que no cenaste, debes tener hambre.
—Un poco— dije sacando el plato y sentándome a su lado.
—Tus amigos me dijeron algunas cosas— dijo en ese tono maternal pícaro. He de reconocer que tenía unos padres maravillosos, si Esme me hablaba así es porque quería que confiara en ella
—Me imagino que te contaron lo que pasó en la escuela.
—Sí. Me parece increíble lo que Bella hizo. Estoy decepcionada— murmuró.
—Yo también, no sé cómo pudo hacerme eso— me quejé.
—No me refería a ella, sino a ti— me quedé de una pieza ¿Estaba decepcionada de mi?
—No te entiendo mamá…
—Si ella no hubiera hecho eso, en estos momentos no tendría a mi hijo conmigo, ni tampoco a mi esposo. Carlisle habría ido por ti y se habría peleado con Charlie Swan. ¿Cómo puedes ser tan ciego Edward? Sólo lo hizo porque te ama— dijo como si estuviera bien la actitud de mi novia.
—Pero va a salir con otro…— traté de defender mi posición.
— ¿Qué habrías hecho tú en su lugar?—preguntó. No supe como evadir esa pregunta, sabía que yo haría lo que fuera por Bella.
—Habría hecho lo mismo— le respondí avergonzado.
— ¿Acaso crees que ella lo pasará bien saliendo con otro chico?
—Pues no lo sé…
—Estás hablando por la herida Edward— ay mi madre sí que sabía hacerme entender.
—Me molesta mucho— me quejé.
—Deja de lado tus celos y piensa en ella. ¿Cómo crees que estará ahora?
Imaginé a Bella sola en su habitación, debería estar molesta por como la traté o tal vez triste. Quizás me esperaba esta noche para conversar sobre lo sucedido.
Un sentimiento de arrepentimiento me llenó. Fui un tonto al dejarme llevar por mis estúpidos celos, ella es lo más importante en mi vida y sólo debo hacerla feliz. Lo primero que haría mañana es pedirle que me perdone.
—Gracias mamá— le dije terminando de lavar y guardar mi plato.
— ¿De qué hijo? Ve a dormir mañana es un nuevo día, tendrás otra oportunidad— Me dio un beso y se fue a acostar.
Tardé en conciliar el sueño imaginando todas las formas posibles de lograr que Bella me perdonara.

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