12 enero 2013

Capítulo 10





CAPÍTULO 10

UNA PESADILLA HECHA REALIDAD

La siguiente semana hubo mucho movimiento en casa, llegaban carretas con cientos de cosas. La cocina fue modificada, nuevos muebles fueron colocados y también mucha vajilla.
En mi habitación colocaron otra cama, una cómoda y un ropero grande. Imaginaba que la habitación de papá había sufrido muchas modificaciones más que la mía. Hicieron algunos arreglos en el baño porque trajeron una inmensa tina que no cabía. Pero lo agrandaron, por tres días estuvieron trabajando en ello algunos contratistas. Nuestra casa no era muy grande, ahora parecía más pequeña aún. No sabía porque dos mujeres necesitaban tantas cosas.
Mi padre no se veía tan entusiasmado como creí.
— ¿Papá? ¿No estás feliz?— pregunté una mañana mientras comíamos.
—Claro hija. Es que esto es nuevo, ya me adaptaré.
— ¿Podrías decirme cuando sucedió?
— ¿Qué Bella?
—Lo de ustedes, no me di cuenta. ¿Cuándo supiste que estabas enamorado de la madre de Jessica?
—Bella esas cosas son de adultos.
—Lo siento no pretendía molestar.
—No me molestas hija. En realidad necesitábamos este cambio, tú necesitas modelos femeninos que seguir y una madre que te guíe. Y unido a todos los problemas que hay— Esbozó una sonrisa al ver mi cara de confusión. –Verás, los Newton han perdido la cosecha de uno de sus campos y ya no podían seguir teniendo a Amanda y a Jessica con ellos.
— ¿Entonces te casas por no dejarlas desamparadas? ¿No la amas?
— Hija, Amanda es una mujer muy agradable.
—Papá ¿la quieres? ¿Más de lo que quisiste a mi mamá?
— Eso no tiene punto de comparación pequeña. Tu madre fue y será la mujer que más he amado.
Su mirada se volvió hacia el infinito, seguro trayendo aquellos recuerdos felices del tiempo en que estuvieron juntos. Recuerdos que yo no tenía.
—Papá, dime, ¿por qué no conozco a la familia de mamá?
— Ya hemos hablado de eso Bella. Cuando tu madre murió fui a visitar a tus abuelos para contarles que teníamos una hija pero no quisieron recibirme.
— Entonces ellos no saben que yo existo. ¿Cuál era el apellido de mamá?
— Tu madre era Renée Swan y fue muy feliz llamándose así. Ella misma no quería recordar a su familia.
Un carruaje se estacionó frente a la casa. Llamaron a la puerta y Charlie se levantó para abrir.
— La señora espera—era uno de los cocheros de los Newton.
—Bella, olvidé decírtelo, hoy irás a la ciudad con Amanda y Jessica. Escoge un bonito vestido para la boda.
—Papá tengo el vestido del cumpleaños de Edward y está nuevo— protesté.
—Lo sé pero Amanda insistió, dice que ya está usado y necesitas también pasar tiempo entre mujeres.
—Estaré lista en cinco minutos.
Me fui con ellas para hacer feliz a papá, aunque no me agradaba en absoluto. Habíamos recorrido medio camino y no me habían dirigido ni una palabra.
—Jessica ¿De qué color serán nuestros vestidos?— pregunté
—Yo soy la dama de honor así que vestiré de dorado, además hace juego con mi cabello, tal vez a ti te asiente un vestido rosa o azul, ya veremos.
Cuando llegamos a la ciudad las cosas continuaron igual, ellas conversaban entre sí pero no me incluían en sus diálogos. Entramos en una boutique más grande de la ciudad, la dependienta se acercó rápidamente.
—Sra. Stanley, bienvenida ya tenemos listo su pedido— dijo.
Jessica y su madre entraron en un pequeño privado y yo me quedé mirando los demás vestidos.
— ¿Le gusta algo señorita?— una voz me hizo girarme, era una chica muy dulce.
—Este vestido es muy bonito dije mirando uno azul que estaba en el exhibidor.
—Si es precioso, lo trajeron de París hace tres días y muchas chicas lo desean, me temo que el costo es muy elevado.
— Bueno, yo no quiero nada costoso— dije mirando otros vestido más.
— ¿Buscas algo para una fiesta?— preguntó.
— Si, mi padre se casa en una semana.
— ¿Tu padre es el novio de la señora Amanda?
—Si— dije mirando al piso.
—Entonces seguro usarás un vestido parecido al de la Srta. Jessica, acompáñame— dijo. La seguí, me mostró el vestido de Jessica que era muy bonito aunque con demasiados adornos para mi gusto.
— ¿No tienes algo menos…fastuoso?— pedí.
—Claro que si, de hecho te ves como una chica sencilla, en ese vestido no serías tu misma. Necesitas algo más auténtico. Creo que tengo lo que buscas.
Me mostró un hermoso vestido rosa suave sin volantes ni adornos pero la seda parecía ondear como olas, era muy bonito y sencillo.
—Pruébatelo— dijo.
Me quedó perfecto así que pregunté el costo. El precio era muy bajo, menos de la mitad de lo que costaba el vestido de Jessica, así que lo separé.
— ¿Has visto algo que te guste?— preguntó la madre de Jessica al salir.
—Si—dije mostrándole el vestido.
— Me parece muy propio de ti— dijo
Puse mi cara de duda, no entendía como se podía saber cual vestido le quedaba mejor a una mujer y a otra no. Me gustaría aprender.
—Verás este vestido es como tu— dijo Jessica con tono de mujer de modas. –Simple, sin adornos, sin brillo, nada complicado y sumamente común. Como tú.
No sabía si estaba siendo sincera o tratando de hacerme sentir mal. Traté de sonreírle pero algo en sus ojos me decían que en realidad quería ofenderme.
Luego de la boutique fuimos a algunas joyerías, ellas compraron pendientes y pulseras. No llevé nada, porque recordé que tenía algunas joyas de mi madre, además no me invitaron a escoger ninguna.
Regresamos al pueblo casi al anochecer pero cuando se estacionaron en casa de los Newton empecé a notar que no tenían intenciones de llevarme a casa.
—Señora debo ir a casa, mi papá se preocupará— le dije.
— Lo siento niña, este carruaje es de los Newton y me temo que sería demasiado abuso de nuestra parte pedirle otro viaje más. Los caballos deben estar exhaustos.
—Puedes quedarte con nosotros Bella. Mike se alegrará mucho— dijo Jessica sonriéndome.
—Lo siento, no puedo pasar una noche fuera de casa sin que papá lo sepa— objeté.
—Yo le diré a tu padre en la mañana— dijo la señora. –No creo que le afecte.
Bajé del carruaje muy triste, no había sido un buen día, caminé con la cabeza gacha cuando alguien me tocó el hombro.
—Pegaso— grité y sonreí abrazándolo. –Te he echado tanto de menos, tienes que ayudarme.
— Ahora Pegaso es más querido que yo— quise saltar de alegría al oír esa voz.
—Edward— dije volteándome –Llévame a casa, ha sido un día muy largo.
—Lo imagino. Vine con mi madre a visitar a los Newton y Mike me dijo a donde habían ido.
—Edward— Oí la voz de Jessica que salía de la casa.
—Hola— dijo él mirándola por un par de segundo y se volvió hacia mí.
—Fuimos de compras para la boda, hemos adquirido vestidos muy hermosos, ya los verás en una semana— dijo ella.
— ¿Bella no me digas que ahora te gustan los vestidos?— Edward me miró sorprendido, sonreí ante su tono acusador.
— Ella nunca tendrá buen gusto— se apresuró a responder Jessica.
—Y me alegra escuchar eso— dijo Edward subiendo en Pegaso y ofreciéndome una mano que yo inmediatamente acepté.
— ¿A dónde van?— preguntó ella muy molesta.
— Llevo a Bella a su casa, por favor díselo a tu madre y a los Newton. Y dile a Mike de mi parte que deje de acomodar la habitación de huéspedes.
—Cabalgamos en silencio, cuando pasamos cerca del estanque él se detuvo.
—Bella, de ahora en adelante quizás algunas cosas sean diferentes y difíciles para ti. Sólo quería decirte que pase lo que pase no estás sola. Cuenta conmigo para lo que necesites, cualquier cosa, en cualquier momento, no me importa si es de día o de noche. Te prometo que buscaré la forma de estar cerca.
Su voz sonaba triste y desesperada.
—Edward, todo irá bien no te preocupes, si necesito ayuda te buscaré— dije abrazándome a él.
—Princesa Bella, prométeme que no sufrirás en silencio, prométeme que me avisarás.
— Te lo prometo Sir Edward, después de todo, cuento contigo para rescatarme ¿no?
.
Una lágrima surcaba mi rostro, quería que fuera de alegría pero mi corazón estaba muy triste, ver a papá casándose con esa señora era como perderlo un poco.
Vi a Edward mirándome, sé que si hubiera podido estaría a mi lado pero ellas habían distribuido los lugares en la iglesia. Yo estaba al lado de los Newton y Jessica al lado de los Masen. La recepción fue sencilla, todo se dispuso en casa de Mike. Sólo pude bailar con papá una pieza ya que su nueva esposa lo absorbía por completo. Mike me hacía girar por todo el salón, apenas pude sonreír unas pocas veces cada vez que mi padre me miraba. No quería que se fuera pensando que yo estaba triste. Jessica había acaparado a Edward, no se había separado ni un momento de él.
—Hacen una bonita pareja verdad Bella— oí que Mike me hablaba.
—Perdón ¿Que decías?
—Edward y Jess, se ven tan bien juntos, me atrevería a decir que con el tiempo ella se convertirá en una Masen.
—Mike, somos muy jóvenes aún para pensar en esas cosas. Y para ser sincera se verían mejor si Edward no tuviera esa cara de espanto que trae.
—No somos tan jóvenes Bella. Te puedo asegurar que pronto tendré edad para elegir— susurró.
De pronto la música se detuvo y anunciaron que los recién casados se marcharían. Todas las jóvenes corrieron a acomodarse detrás de la novia ya que antes de irse arrojaría el ramo. Yo no me moví. Papá se iría por una semana. Era el mayor tiempo que pasaríamos separados, nunca se había alejado tanto de mí. Además Jessica y yo nos quedaríamos en casa de los Newton esos días, una completa tortura.
Oí murmullos y risas. Jessica gritaba de alegría. Papá llegó hasta mí y me abrazó.
—Vamos Bella sonríe, volveré pronto.
—Papá te voy a extrañar.
—Charlie date prisa— oí que lo llamaban.
—Adiós pequeña, sé buena.
Me dio un beso en la frente y se fue, todos salieron a despedirlos. Tenía muchas ganas de llorar.
— Ya me cansé de ser bueno y de comportarme, salgamos de aquí— la voz de Edward me sobresaltó.
— Pensé que te divertías— me burlé.
—Claro, estaba tan encantado como tu— sonreí ante su sarcasmo. –Ya se marcharon, no tengo porque obedecer. Vámonos de aquí— tiró de mí, aunque no hacía falta con gusto saldría de esa casa sin que me lo pidieran.
— ¿A dónde van?— Nos atajó Jessica. –Edward eres mi pareja.
— Jessica, la boda terminó, si nos disculpas— Edward traía cara de pocos amigos.
— ¿A dónde te las llevas Masen?— gruñó Mike.
—Eso no te importa Newton. Apártate o te aparto y eso te va a doler— mi mejor amigo se oía amenazador, no le había escuchado usar ese tono antes. Yo me apreté más a él y se abrió paso entre los dos y salimos de casa de Mike. Me subió a Pegaso y dimos una vuelta por el bosque.
—Bella no entiendo porque tu papá te dejó en casa de los Newton, mi madre se ofreció a cuidar de ti.
—Papá quería que pasara tiempo con Jessica para que nos acostumbremos una a la otra.
—Espero que eso nunca pase— dijo melancólico.
.
Los días pasaron rápido, Mike estaba todo el tiempo cerca de mí y Edward no había venido a buscarme. Una tarde oí un caballo relinchar y me asomé a la ventana.
— ¿Bella estas enferma?— me gritó Edward.
— No. ¿Por qué preguntas?— dije un poco resentida.
— ¿Por qué no has querido recibirme? No he podido verte en varios días.
— ¿Me has buscado?
— A diario pero siempre me dicen que estás acostada.
—No es cierto. Sácame de aquí— grité.
—Baja e inmediato— ordenó.
Salí de la habitación y me encontré en el pasillo con Mike.
— ¿Tu le has dicho a Edward que estoy enferma?—le pregunté en tono amenazante.
—Viene casi de madrugada, no es un horario apropiado para visitas en esta casa— dijo petulantemente.
—Pues qué bueno que mañana me iré de aquí—le dije mientras bajaba las escaleras.
—Bella, no puedes marcharte así como así. Debes cumplir reglas, debes pedir permiso— me acusó.
—Te agradezco tu hospitalidad Mike pero me estoy ahogando sino salgo ahora me arrojaré por la ventana— le dije. Salí de la casa por la puerta trasera.
Edward me llevó a su casa y me pasé el día entero allí, mandamos a avisar a la madre de Mike para que no se preocupara.
—Bella, tu padre llega mañana— me dijo la madre de Edward.
—Esa es una buena noticia, ahora no me impedirán verte— dijo Edward algo molesto.
Yo estaba de buen humor ya que papá regresaba a pesar de todo lo que se vendría tenía la secreta esperanza de que todo saliera bien.

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