21 enero 2013

Cap 21 Valkiria



CAPITULO 21

REGRESO

JASPER
Las cosas cada día se ponían peor. Hace casi una luna que ellos desaparecieron y no podía aún ordenar nada. Quiero creer que volverán, pero la vida sigue con sus problemas y sus guerras. Para eso necesito realizar el funeral de Edward y Bella pero Alice no me deja. Y tengo a todos los ejércitos acampando en las afueras del castillo.
El de Xantia llegó hace unos días y se niegan a marcharse sin su rey, el de Burgundia espera por mí y el de Islandia aguarda a su reina.
—No puedo dilatar más esto— convoqué a Emmett, Alice y Rosalie para deliberar. –Esperaré que sea luna llena y partiré con mi ejército, mis tierras están desprotegidas. Hay que decidir— quería que me ayudaran.
—Pues márchate si quieres— me retó Alice. Creí que me perdonaría pero ella cada día estaba más triste por Bella.
—Mi ejército y yo seguiremos en pie esperando por la reina, no permitiré que la des por muerta— exigió Emmett.
—Rosalie, tú eres la reina de Xantia— le dije buscando ayuda en mi hermana.
—He pedido la anulación de esa boda, y aunque no me sea concedida dudo mucho que el ejército me obedezca. Jasper, ellos no me han jurado fidelidad, me casé aquí y no en Xantia, ni siquiera me ven como su reina— suspiró.
—Al igual que ustedes quisiera creer que ellos volverán pero el tiempo corre, no podemos sentarnos a esperar por algo que no sabemos…
—Ellos volverán pronto, lo he visto— sonrió Alice de pronto que hacía rato estaba concentrada.
— ¿Cuándo es pronto?— pregunté.
—Pronto— dijo simplemente haciendo un lindo puchero.
—No puedo dirigir tres reinos con eso— empezaba a exasperarme
—Tú no dirigías este reino, ni el de Xantia. A duras penas te sentabas en tu trono de Burgundia— me retó nuevamente esa pequeña criatura. Me giré a verla, enfurecido pero no podía mantener esa postura por mucho, su rostro me desarmaba.
—Si para la luna llena no regresan, mi ejército y yo partiremos, eres libre de ir conmigo o quedarte Rosalie— mi hermana esbozó una leve sonrisa.
.
.
ROSALIE
Alice y yo ahora nos llevábamos mejor. Ella me apoyó mucho cuando Victoria se suicidó, a pesar de todo Victoria fue mi nana por muchos años y siempre me cuidó. Ese anillo la volvió loca, dos días después que la encerraron amaneció colgada en su celda.
Lo que me entristecía era la lejanía de Emmett. Parecía siempre tan formal, ya no me hablaba como antes, ni sonreía cerca de mí. Algunas veces había creído ver cierta mirada de dolor pero se recomponía y se mostraba serio.
Me sentía fuera de lugar, en un reino que apenas conocía. Sola. No era nada fácil para mí. Necesitaba que Edward y Bella regresen para poner todo en claro. Y pedirles perdón a ambos por lo que hice.
.
.
ALICE
El día de la luna llena, muy temprano me desperté al oír chapoteos en el lago. Debía estar casi congelado ¿Quién podría nadar allí?
Me asomé a la ventana para ver a mi amiga y a Edward saliendo de las aguas. Tomé dos mantas y bajé las escaleras mientras les avisaba a todos a voz en cuello.
— ¡Han vuelto! ¡Han vuelto!— estaba en los últimos escalones cuando me encontré a Jasper, se veía ojeroso y parecía haber pasado la noche en vela. Me tiré a sus brazos y sentí un ligero olor a alcohol.
—Alice— me miró con ternura. Estaba tan eufórica que le planté un beso en los labios, ya no me podía resistir más.
—Date prisa, han regresado no quiero que mi amiga muera de frio, le tiré una de mas mantas y lo apuré para a que me siguiera.
Los encontramos caminando abrazados y tiritando de frío.
— ¡Bella!— llegó corriendo Emmett con algunas pieles. –Parecen un par de aves remojadas, encenderé la chimenea principal— salió corriendo en dirección al salón.
—Bienvenidos— dijo Jasper muy formal al verlos de la mano, a pesar de haberlos casi envuelto en mantas y pieles ambos no se soltaban.
— ¿Esto es humor divino o simple distracción?— Edward miraba absorto a Bella, creo que ni se percató que estábamos a su lado.
—Creo que tu padre te ha jugado una buena broma— le contestó ella. — ¡Alice! Estoy tan feliz— me revolvió el cabello.
—Creímos que no volverían— Jasper seguía serio mirándolos sonreír.
—Sólo tu dudaste, yo te dije que regresarían— le sonreí y por fin logré que gesticulara un gesto agradable.
— ¿De qué hablan si nos fuimos hace apenas unas horas?— se quejó Edward terminando de envolver a Bella y abrazándola.
—Fue una luna que han estado ausentes— le corrigió Jasper.
— ¿Tanto? ¿Y mi madre?— preguntó Edward de vuelta.
—Le he dado hierbas para que descanse, estos últimos días ha estado algo intranquila— les sonreí.
Avanzamos en silencio, me apegué tanto como pude a Jasper para que quitara esa cara de solemnidad.
—Te vendría bien sonreír un poco— me miró por un momento y sonrió más ampliamente. –Eso es, deja de lado tus tontos prejuicios, sólo… disfruta— me ofreció su brazo el cual acepté gustosa.
Rosalie les servía unas bebidas calientes a los recién llegados, hasta Elizabeth se había levantado y bajaba las escaleras.
— ¿Edward?— lo miraba expectante.
—Mamá— miré hacia otro lado porque no quería llorar, siempre me emocionan los encuentros y las despedidas.
—Alice… yo, te pido que me perdones…— mi rey se veía hermoso cuando hablaba de corazón.
—No hay nada que perdonar, entiendo, estuvo mal lo que hiciste pero he tratado de comprender tu actitud.
—Alice, cásate conmigo, quiero que seas mi reina— sino me hubiera tomado de la mano me desmayaba, sólo necesitaba una última prueba para saber si su amor por mí era más grande que el amor por sí mismo.
—Sólo si dejas tu reino. Abdica y seré tu esposa— se quedó mudo por un momento, bajó la mirada pero no vi que dudara. Pronto me miró.
—No voy a perderte otra vez. Si quieres vivir en un bosque o en una montaña te seguiré— lo abracé con todas mis fuerzas. Sí me amaba.
—No es necesario, acepto casarme contigo…— creo que lo dije demasiado alto porque escuché a Emmett reír.
— ¿He oído bien? ¿Te vas a casar con mi esposo?— Bella se acercó muy seria pero a unos pasos de nosotros sonrió, me solté de Jasper y corrí hacia ella.
—Lo siento amiga, así son las cosas ¿Me da permiso?— le hice caritas.
—Claro que si, tenía algo que decirte pero… ya no lo recuerdo— dijo tratando de hacer memoria.
— ¿Ahora si nos van a explicar a donde fueron?— preguntó Emmett.
—No… no lo sé— Edward estaba algo aturdido.
.
.
EMMETT
Había evitado a Rosalie todo este tiempo. No podía dejar que mis sentimientos se hicieran evidentes. Ella era una mujer casada. Y Edward era mi amigo.
Jasper estaba decidido a irse. No sabía qué hacer, yo le era fiel a mi reina, no permitiría que el ejército de Islandia siguiera a Jasper. Cómo tampoco le permitiría que toque una sola de las joyas del reino. Así me cueste la vida.
Alice decía que Edward y Bella volverían pero yo tenía mis dudas. Vi a Edward muerto, sé que los dioses lo pueden todo pero el tiempo pasaba y ellos no volvían, le creo a la enana pero soy un hombre práctico. Esperaría a la luna nueva para decidir.
Una noche en que no podía dormir escuché que algo era arrojado al lago, me levanté de la cama para observar. Cuál sería mi sorpresa al ver a mi reina y a Edward tomados de la mano, empapados. De inmediato tomé todas las pieles que pude y salí a recibirlos. Alice también corría como yo a ayudarlos.
Después de hacerlos entrar en el salón encendí la chimenea, mientras escuchaba los cuchicheos de Alice y Jasper. Era evidente que ese par se amaba. Me habría escandalizado que el rey estuviera enamorado de la enana sino tuviera la certeza que mi reina estaba enamorada de Edward. Pero Edward estaba casado con Rosalie, la mujer que yo amaba. Todo era un enredo. Apenas entendía lo que pasaba, no quería razonarlo porque mi cabeza iba a explotar.
— ¿Ahora si nos van a explicar a donde fueron?— les pregunté a los recién llegados.
A mí esto de la magia no me convence. Sé que mis señoras de Islandia son seres divinos, nunca les pregunté de dónde venían, esa no era mi labor. Yo era una máquina de guerra, no un sabio. Seguía órdenes, pocas veces me vi en este dilema no saber qué hacer.
Lo que me faltaba, ni Edward ni Bella recordaban dónde estuvieron. O no lo querían decir.
.
.
EDWARD
Después de llegar a Islandia, mi mente se nubló. Los recuerdos en la morada de los dioses se fueron volviendo cada vez más tenues. Mientras más trataba de recordar menos podía.
Tenía a Bella a mi lado y eso era suficiente. Debíamos poner todo en orden para poder vivir nuestras vidas. Ahora que había recuperado mis recuerdos con Bella, nada me alejaría de su lado.
—Los dioses han velado nuestros recuerdos— respondió Bella a las múltiples preguntas.
—Lo más importante ahora es aclarar lo que sucede aquí— los mire uno a uno. Mi madre se sentó e hizo señas para que todos la siguiéramos.
—Sé que sois jóvenes, incluso ustedes— miró a Alice y a Bella. —Jóvenes en cuanto a sus sentimientos. Si algo me ha enseñado la vida es que si ocultas algo te arriesgas a una larga cadena de mentiras— Rosalie sollozó. Todos volteamos a mirarla.
—Yo debo hablar primero— se adelantó. Me miró con algo de miedo. –Jasper y Edward ya lo saben, yo se los confesé— ahora era a Bella a quien miraba. –Yo… yo le di a Edward una poción para que me amara. Victoria, mi nana, la preparó— Bella la miraba tranquila.
—Malditas brujas— gritó Alice. Jasper la miró. –Tú no sabes cómo Bella esperaba a Edward. Y cuando llegó ni siquiera la reconocía, siempre pensamos que ustedes dos se habían confabulado— nos acusó.
—Alice, deja que Rosalie termine de hablar— pidió Bella.
—Gracias. Debía darle la poción cada noche pero dejé de hacerlo y Edward empezó a recordar. Yo no quería que estuviese conmigo por un bebedizo, no era mi intención hacerlo olvidar, sólo quería ser reina— Rosalie se echo a llorar.
—Creo que todos hemos callado, ocultado, mentido o fingido. Es cierto, yo creí que Edward me había usado. Lo reconocí cuando me venció suplantando a Jasper y por despecho acepté casarme— reconoció Bella.
—Reconozco mi parte de culpa. Vine a este reino un día, fingiendo ser otra persona. Y luego regresé con una artimaña para hacerme de la corona. Yo actué por ambición— confesó Jasper.
—No será fácil empezar otra vez, después de todo lo que hemos hecho. Pero estamos juntos y tenemos una nueva oportunidad— Alice nos sonrió. –Vamos, debemos ser sinceros, no debe haber más secretos entre nosotros. ¿Emmett tú tienes algo que confesar o estás aquí nada más de relleno?— retó al general.
— ¿Qué? Bueno, yo amo a la reina Rosalie. Y soy un tonto por hacerlo. Perdóneme mi reina Bella, sé que es la hermana del rey Jasper y está casada con el rey de Xantia que está enamorado de usted— Alice y Bella rieron al ver a Emmett tan confundido. Rosalie bajó la mirada.
—Emmett, gracias por confesar algo tan importante— le sonrió Bella. –Tienes razón, yo amo a Edward y él me ama a mí. Alice ama a Jasper y creo que él también la ama. Pero no sabemos los sentimientos de Rosalie. Por eso debemos ser cautos— Bella habló con dulzura.
Todos miramos a Rosalie, quien sin decir nada se acercó a Emmett y tomó su mano.
—Tus sentimientos son correspondidos Emmett— Todos nos miramos felices.
.
.
ALICE
Saltaría de felicidad por todo el palacio si Jasper no me tuviera de la mano. Nuestros sentimientos estaban claros para todos. Tenía razón Elizabeth si se oculta algo luego no podemos parar las mentiras. Ya no me iba a callar nada.
—Entonces ¿Qué haremos?— pregunté. — ¿Cada oveja con su pareja?—les sonreí.
—No es tan fácil pequeña— Jasper volvía a ser el mismo aburrido. Esa cara de solemnidad se la iba a quitar pronto. —Las decisiones que tomemos afectan a varios reinos. Debemos ser cautos y actuar prudentemente— ¿Pero qué le pasaba? Un minuto me dice que dejará su reino por mí y al siguiente que hay que ser prudentes. Después de todo lo que pasó, al diablo con la prudencia.
—Sí es fácil. Edward ama a Bella y ella a él. ¿No te diste cuenta que casi mueren por negar eso?
—Amor, no me refiero eso. Los sentimientos son innegables, yo estaba hablando de…
— ¡Poder!— lo interrumpió Bella. —Poder, riquezas, ejército, alianzas… no debes juzgarlo Alice. Jasper no sólo piensa en lo que siente, sino en lo que le ocurrirá todo su reino. Eso es lo que diferencia a un buen rey. Lo sé porque también me preocupa cada uno de los habitantes de Islandia— que tal lección me dieron ambos. No debía ser tan egoísta. Tenían razón.
.
.
BELLA
Nos tocaba ahora decidir lo que sería mejor para todos y eso incluía los habitantes de los tres reinos en juego. No podíamos ser infantiles y actuar como si fuésemos a repartirnos un pastel.
—Edward y yo nos iremos por un tiempo— lo miré esperando que confirmara lo que dije. Necesitaba un largo tiempo con él. Viajando por el mundo, conociendo todo aquello que me había perdido en estos años. Mi general sabría reemplazarme.
—Sí que lo necesitamos, el mundo es un lugar enorme y queremos conocerlo— dijo mirándome. Le sonreí, parecía que leía mi mente. Estar con él libre de la responsabilidad de un reino era todo lo que quería en este momento.
—Xantia e Islandia no pueden quedar sin reyes— nos hizo ver Jasper.
—Yo no pienso volver a gobernar Islandia, mi parte aquí ha terminado. El general será un excelente rey, estoy segura— la cara de Emmett no tenía precio.
— ¿Qué? No, no…— mi gran amigo, quien sin preguntar jamás me siguió en cuanta batalla inicié, era el indicado para ser el nuevo rey. Era mi mano derecha en el gobierno del reino, quién mejor que él para ocupar mi lugar.
—Jasper ¿Podrías hacerte cargo de Xantia unos meses?— preguntó Edward.
—Se los debo a ambos. Bella, perdóname por todo lo que te hice pasar, por las mentiras y las discusiones, espero que me aceptes, como un hermano— sonrió. Sólo ver la enorme sonrisa de Alice también me hizo sonreír. Si Jasper la hacía feliz, aprendería a quererlo como un hermano y a respetarlo.
—Podemos ser hermanos, pero si vuelves a lastimar a Alice te colgaré de la torre más alta de tu castillo— le sonreí pero él no pareció disfrutar la broma, Alice en cambio soltó una fuerte carcajada y Edward ahogó la suya.
— ¿Yo rey? ¿Yo? Pero, pero…— Emmett seguía sin podérselo creer.
— ¡General! Asumirá el reinado de Islandia, es una orden— le dije con firmeza, creo que a mi gran amigo no debía darle mucho a pensar.
— ¡Sí señora!— se levantó haciéndome una reverencia.
—Tranquilo grandote, serás un gran rey— lo alentó Alice.
—Estoy seguro de ello— Edward fue a felicitarlo.
—Pero… y la reina y Alice. No quiero quedarme sólo— Emmett parecía triste.
—Yo no te dejaré solo— Rosalie se acercó un poco a él. Parecía tan tímida.
Emmett sonrió. Qué bueno que por fin entendía. Edward y yo necesitábamos viajar un poco ya luego regresaríamos a hacernos cargo de Xantia, Jasper y Alice serían los reyes de Burgundia y mi general tendría un reino que gobernar. Y estaba segura que lo haría muy bien.
—Edward y Bella necesitan dormir un poco, creo que empezaré los arreglos para las nuevas uniones. Hay papeles que firmar, contratos que anular y muchos decretos que hacer públicos— por primera vez vi una sonrisa genuina en el rostro de Jasper. Alice quería saltar de alegría.
— ¿Nuevas uniones?— Emmett parecía sorprendido nuevamente. Sí que algunos hombres eran lentos, mi general podía derrotar a cinco hombres juntos en lucha cuerpo a cuerpo pero no podía procesar una idea. Y dudo mucho que tuviera el valor de pedirle matrimonio a Rosalie.
—La coronación de Emmett va primero, luego lo demás— ordené. Tomé a Edward de una mano y lo arrastré escaleras arriba. Estaba muy cansada, ir y volver de la morada de los dioses no era un viajecillo simple.

0 comentarios:

Publicar un comentario