21 febrero 2013

Cap 1 Mis 2 maridos




CAPÍTULO 1

HABÍA UNA VEZ…

Toda gran historia empieza así. Y yo les vengo a contar la mía, así que…

Había una vez, una adolescente con las hormonas alborotadas que se enamoró locamente de un muchacho moreno, musculoso, que solía andar sin camisa. Manejaba una moto y lucía sus hermosos y blancos dientes a donde quiera que vaya. Nadie sonreía como él, nadie bailaba como él… nadie podía igualar al gran Jacob Black.

Esa adolescente soy yo… o mejor dicho, lo fui. Ahora tengo 25, en un par de meses cumpliré 26…  y un año de ser viuda.

Cuando mi esposo Jacob murió en un accidente de tránsito, en la autopista hacia La Push, quedé devastada. Y digo devastada, no sólo por la muerte de Jake sino por todo lo que vino con ello.

Me case hace 5 años, muy enamorada. Tan enamorada que no me importó dejar la casa de mi padre, tan enamorada que ni siquiera quise estudiar una profesión. Yo vivía, miraba y respiraba por Jake.

Todo lo que él decía yo lo hacía o lo aceptaba. Incluso cosas que ahora me avergüenzan. ¿Por qué me idioticé tanto con él?

Creo que nunca lo sabré.

Por mucho tiempo yo fui su marioneta. Y fui feliz así. No me daba cuenta que hacía el papel de idiota. Alice me lo había advertido. Rose dejó de hablarme y a mí no me importó.

Cuando Jake murió sentí que despertaba de un sueño, para darme de narices con la realidad.  Sin estudios, sin oficio, sin casa.

La pequeña cabaña en la que vivíamos en La Push era de su primo Quil,  Jake se la rentaba y como no tuvimos hijos y me quedé sola, me echaron. Y claro,  debíamos varios meses de renta por eso se quedaron con todas nuestras cosas. Sólo salí de allí con la ropa que tenía puesta.

Y qué decir del trato… luego que me quedé viuda, la gente no me respetó más. Jared y Quil siempre me gritaban cosas obscenas desde sus motocicletas. Y Leah solía atacarme con indirectas. Bueno ella tenía razón, muchas veces me advirtió y yo no la quise escuchar.

A Jacob le gustaba… me da pena decirlo… A él le gustaba hacer intercambio de parejas. Y yo de tonta que lo aceptaba. Terminé acostándome con muchos de sus amigos y parientes. Con Sam, Embry, Call, Jared… incluso con Mike Newton, una vez que vinimos a una fiesta en Forks.

Para esto, Jake me convenció de inyectarme unas hormonas. Él decía que yo era algo frígida y que esas sustancias harían que me resulte más placentero el sexo. Y terminaron por hacerme sexo—adicta.

Teníamos nuestros encuentros como conejos, en toda la casa, el patio, el jardín… a decir verdad en todo La Push. Lo mínimo eran 6 veces al día… dos en la mañana, 2 al medio día y 2 por la noche. Y los fines de semana eran continuos. Empezábamos el viernes por la noche y no parábamos hasta los domingos a medio día. Organizábamos fiestas o asistíamos a alguna donde habían muchas parejas.

Solía despertarme debajo de alguien diferente cada vez. Eso era humillante. Tener que buscar a Jake y llevármelo a casa para alimentarnos.

Pero eso comenzó alrededor del tercer año de nuestro matrimonio, es decir los últimos años que Jake estuvo vivo.

Al quedarme viuda regresé a casa. Papá ya no vivía aquí. Se casó y se fue a Seattle. Y mamá, ella ya ni me llama. La última vez que la vi, se marchó hecha una fiera. Le vació en la cabeza, un bol lleno de fideos con salsa a Jake. Él le dijo vieja metiche… y yo no la defendí.

Hablé con ella luego del funeral. Ni siquiera quiso venir. Quizás por eso no le escribo ni le llamo. Papá si vino a darme sus condolencias y las llaves de la casa. Creo que para él fue un alivio. También me dejó una tarjeta del banco. Había un par de miles de dólares, según él, es lo que había ahorrado para mi universidad.
No se la habría aceptado de no ser porque no tenía absolutamente nada de dinero.

Y con ello pude comer el tiempo que me encerré a querer morirme.

Pero como el ser humano tiene instintos de supervivencias, un día me levanté, me duché, fui a la peluquería, compré algo de ropa y salí a buscar un empleo. Fue difícil, mucho. Nadie quería contratarme porque no tenía experiencia en nada.

Sólo la librería me dio trabajo medio tiempo. Y no para atender al público, sino para limpieza. Y la semana pasada encontré trabajo el medio día libre que me quedaba, también limpiando un consultorio psicológico. Y para buena suerte, la psicóloga, la doctora Ángela me está ayudando. Ella misma me ofreció una terapia.

Me recetó unas pastillas para dormir, pues a veces tenía pesadillas espantosas.

Y fue así como conocí… al farmacéutico.

Al hermoso, serio y  siempre bien educado Edward Cullen.

Aquí comienza la historia en realidad, lo anterior fue sólo para mostrarles que a veces la vida te trata como a hijastro. Te golpea, te humilla, te deja con hambre y te vuelve a pegar.

Pero a veces, también te da oportunidades nuevas. En realidad lo que me pasó antes fue por ser muy tonta, crédula y enceguecerme por un hombre que no valía la pena.

......................

Mi nueva locura amigas, actualizaré un capítulo por semana porque ando atrasada en mis otros fics.

Gracias por leer.

PATITO

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno!!

gris dijo...

Me gusta suena interesante

lulu dijo...

Wow buenisimo me encanto mucho

Unknown dijo...

Me gusta muy interesante se ve este fic felicidades Patito

Unknown dijo...

Me encanto y este es solo es el primer capitulo siempre me sorprendes PATITO!! =D

Anónimo dijo...

Me facino el la introduccion patito.. esta genial ! ;3

Unknown dijo...

me encanta esta muy... bueno

Anónimo dijo...

muy buenoo te sigo en el face y donde pueda leer tus historias que la verdad son buenas ♥

Atenas dijo...

soy tu follower forever :) ... pobre bella, con un marido asi!! me ha gustado mucho :D

Hilary Rosario...#FanRD dijo...

Exelente facs... Creo q este sera uno de mis Megax Favorito....x3

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