14 enero 2013

Capítulo 25




CAPITULO 25
BELLA
Miré mi imagen en el espejo, lucía imponente, para mi gusto estos diamantes eran demasiado, más propios de la realeza que de mí. Pero mi boda se había convertido en un acontecimiento.
El mismo Aro insistió en que me casara en Volterra. Sé que sus intenciones eran mostrar el poder de los Volturi al mundo entero. Por ello convocó a un gran concilio para mañana.
La ciudad estaba cerrada para humanos, es la primera vez que había visto algo parecido. Y muchos de los invitados habían llegado, todos ellos amigos míos, de mis muchos viajes.
Desde mis primeras misiones me pareció que Jane era demasiado severa con las leyes, es cierto que en algunas ocasiones se debió obrar de manera implacable, pero me parecía que también debíamos ser tolerantes y mostrar respeto por la existencia de todos. Me opuse muchas veces a los deseos de Jane e incluso a las maldades de Félix. Había aprendido a desarrollar mi poder muy bien, podía ofrecer protección al que lo necesitaba, hasta que pudiera exponer su caso. Todos merecían ser escuchados.
Un guardia Volturi nunca es bien visto y cada vez que llegaba algún lugar en misión sentía el temor de todos. Yo no quería ser temida, quería comprender y ayudar.
—Estás lindísima Bella— la voz de Alice me sacó de mis pensamientos. Rose y Esme me sujetaban el velo con horquillas en un bajo moño.
— Ya debemos salir— dijo Esme tomando su celular y marcando.
— Recuerdo cómo me sentí la primera vez que me casé— dijo Rosalie con una sonrisa deslumbrante.
— ¿Cuántas veces han contraído matrimonio tú y Emmett?— pregunté
— Diez veces, siempre escogemos la misma fecha. El día de mi nacimiento humano.
— Dicen que hace siglos no se celebra una boda como ésta, me atrevería a decir que en más de un milenio— explicó Alice.
— Es cierto, el último enlace importante fue hace 1200 años entre Marcus y Didyme— dijo Rosalie
— Pero Alec y Renata se casaron hace 150 años— les conté. De cierta forma estaba muy agradecida con Alec, me había traído a Volterra y había sido quien me transformó y me entrenó. Todo ello para poder estar cerca de Renata que permanecía siempre al lado de Aro como su guardia personal. Su amor era evidente a pesar de la marcada diferencia física. Alec parecía apenas un adolescente.
— No es lo mismo Bella. Hace más de un milenio que los clanes no se reúnen así. Aro ha convocado a un concilio, casi todos los aquelarres asistirán— Alice se veía feliz, cientos de vampiros apreciarían su obra. Ella se había encargado de casi todo. Desde el vestido hasta la decoración.
–Claro que ustedes tienen una buena excusa para no asistir— dijo Rosalie con un tono pícaro en su voz.
— Bella, hija, Carlisle ya está en el vestíbulo, el auto espera— Esme me miraba con tanto cariño.
Caminé por los pasillos de piedra, había pasado tantas veces por aquí aunque nunca tan feliz como ahora.
Carlisle llevaba un smoking negro y me sonreía. Me ofreció su brazo y subimos a la limosina. Alice, Esme y Rosalie subieron a un auto delante de nosotras.
Alice tenía una expresión de frustración, inicialmente había planeado que llegaría a la iglesia en un coche tirado por cuatro caballos pero no hubo forma de poder entrenar a los pobres animales para que obedecieran. Cada vez que uno de nosotros se acercaba relinchaban y salían huyendo, algunos se lastimaron severamente tratando de alejarse. Al final mi hermana tuvo que resignarse y aceptar un lujoso auto.
— No he conocido a dos personas que merezcan más ser felices como ustedes— me dijo Carlisle mirándome.
— Gracias por todo— le dije. Era como mi padre ahora. Él me llevaría hasta el altar.
Las calles iban pasando, estábamos cerca de la imponente catedral de piedra. No sentía temor sólo ansiedad. Esto era lo que había esperado desde hace tanto tiempo, estar con él para siempre, ser uno por toda la eternidad.
***Flashback***
Corríamos por el bosque de la mano, casi volábamos, los árboles eran sólo manchas verdes. Nuestra coordinación era perfecta, como si lo hubiéramos hecho miles de veces antes.
El paisaje fue cambiando bajo nuestros pies había una blanda capa de nieve. Llegamos a la casa que por tantos años visité. Me sentía nerviosa nunca me había acercado tanto pero Edward estaba ahora conmigo y o había nada que temer.
Nos esperaban en la puerta, todos nos miraban y sonreían. Alice saltaba y fue la primera en venir corriendo hacia nosotros.
— Bella, Bella por fin viniste. Te he visto tantas veces y siempre desaparecías— dijo casi tirándome al suelo, a pesar de ser pequeña y parecer frágil era muy fuerte.
— Edward, tonto hermano gruñón— se lanzó sobre él. –Si alguna vez hubieras contestado mis llamadas te habría advertido— le reprochó.
— Lo siento pequeña, nunca volveré a dudar de ti— le dijo él agachando la cabeza.
Carlisle y Esme estaban delante de mí, ella nos miraba con una preciosa sonrisa y no se decidía a quien abrazar primero.
— Hijo— dijo por fin abrazando a Edward y sentí las manos de Carlisle en las mías.
— Sabía que todo resultaría bien— me dijo. –Edward, bienvenido nuevamente— lo abrazó.
— Bella— oí la voz retumbante de Emmett. — ¿De verdad trabajaste para los Volturi? Debes contarme cómo es ese tal Félix— me abrazó muy fuerte y luego me levantó del piso y me dio un par de vueltas. –Por fin estamos completos— gritó.
Luego de dejarme en el suelo, se giró a abrazar a Edward, las palmadas que le dio en la espalda podrían haberse escuchado a un kilómetro de distancia. –El hijo pródigo ha vuelto. A ti sí que te gusta sufrir hermanito— le dijo riéndose.
Jasper estaba a un lado, abrazó en silencio a Edward y luego se plantó frente a mí.
—Bella, lo siento. Perdóname— dijo cabizbajo.
— Jasper no quiero oír ninguna palabra al respecto, jamás te he culpado por lo que pasó— le dije suavizando mi voz.
— Lo vez tonto— gritaba Alice alrededor de nosotros. Abracé a Jasper, al principio se sorprendió pero luego me correspondió.
Rosalie también se acercó.
— Me alegro de verlos— me dio un suave abrazo y un beso. Abrazó a Edward.
— Lo siento mucho pero ¿podrías dejar de insultarme mentalmente mientras me abrazas?— le dijo Edward y todos reímos.
Nos dimos un fuerte abrazo grupal. Por fin había encontrado a la familia que tanto había buscado. Ahora era parte de ella.
***Fin del flashbacks***
El auto se había detenido, abrieron la puerta, bajé detrás de Carlisle. Alice me arreglaba el vestido, Rose me retocaba el velo y Esme nos tomaba una fotografía.
Entramos en la iglesia después que ellas. No podía creer tantos rostros conocidos: Benjamín del clan egipcio, el niño que casi sepulta a Félix cuando fuimos detenerlo a causa de su extraordinario poder con los elementos. Liam de Irlanda que también se enamoró de una humana y reveló el secreto. Zafrina del clan de las amazonas quien nos ayudó a encontrar a Joham un vampiro que estaba experimentando con una nueva raza de híbridos y matando muchas mujeres. Todos me sonreían. Estaba feliz de volver a ver a tantos amigos.
Llegamos al altar, Edward me miraba con devoción, todos mis sentimientos se arremolinaban en mi pecho, ahora nunca me quedaría atrás, tenía el poder para mantenerme a su lado eternamente.
—Cuida de ella— dijo Carlisle poniendo mi mano sobre la de su hijo.
— Con mi existencia— respondió sonriéndome.
Aro fue quien presidió la ceremonia, convenientemente adaptada para nuestra especie. No hubo un "hasta que las muerte los separe" ni un "todos los días de mi vida" se usaron palabras que englobaban mucho mas. "Por siempre", "eternamente", "todos los días de mi existencia".
Terminada la ceremonia y ya como marido y mujer fuimos felicitados por todos. Carlisle me ayudó a presentarnos entre sí ya que conocía a muchos de nuestros ilustres invitados.
Ya casi era hora de salir a nuestra larga luna de miel que Alice había programado.
— Bella, hay algunas personas que quieren felicitarte también— dijo Alice.
— ¿Alguien que no haya visto? No sabía que habían llegado invitados a último momento…
— Jacob Black llamó hace un par de horas.
— ¿Jake está aquí?— pregunté horrorizada.
— Tranquila, no es suicida, está en Florencia, pueden pasar a verlo antes de iniciar su luna de miel— dijo encogiéndose de hombros.
— Me ha parecido o acabo de oír el nombre de un licántropo – dijo Edward abrazándome por la cintura.
— Jacob Black, está en Florencia— le respondí.
— Entonces será mejor darnos prisa para que puedas saludarlo. Nuestro vuelo hacia Paris sale en 4 horas— dijo besándome el cuello.
Salimos de Volterra, yo estaba nerviosa, no sabía lo que me esperaba. Hacía un par de años que no veía a Jake. ¿Tendría algo que decirme?
Llegamos al hotel donde se alojaba. Lo encontramos en la recepción discutiendo con Leah. Al vernos los dos se sobresaltaron. Jake no aparentaba los 40 años que tenía. Leah se veía apenas como una mujer de 30 años.
— Bella— me dijo acercándose un poco pero se detuvo al ver a Edward a mi lado. –Te abrazaría si no fuera por el aroma—sonrió.
— Yo también me alegro de verte Jake. Que sorpresa.
— Pues para mí no es sorpresa, tu amiga Alice me envió una disimulada invitación y quería verte. Me alegro de que al fin lo hayas encontrado— miró a Edward con recelo.
— Me da gusto conocerlos— dijo Edward apenas esbozando una sonrisa.
–Bella, te vez muy bien, para lo que eres— dijo Leah acercándose. Se veía nerviosa.
— Es difícil pero Bella tiene que saber Leah— dijo Jake casi reprendiéndola. Ella hizo un gesto de fastidio.
— ¿Pasa algo Jake? ¿Mi padre o mamá?— pregunté alarmada.
— No, ellos están bien, aún. Lo que pasa es que Leah no fue tan cuidadosa como yo en venir aquí. Hay alguien que quiere verte y… no sé si sea buena idea— dijo rascándose la cabeza.
— ¿Alguien? No habrás traído a María verdad Jake, ella no tendría que saber…
— John me siguió— Leah se veía incómoda.
— ¿Él está aquí?— pregunté sorprendida.
— Está en el piso de arriba, muy nervioso, sabe que no estás muerta pero se pregunta qué aspecto tendrás— dijo Edward.
— No debe verme, ni a ti, vámonos— me giré para salir del hotel.
— Creo que le debes una explicación. ¿Él te obsequió un cuadro?— dijo Edward sonriendo.
— Oh Dios, no lo ha olvidado— dije apesadumbrada.
— Podrías explicarme— me dijo mí ahora esposo con una amplia sonrisa, al parecer le divertía oír los pensamientos de todos alrededor. Leah se veía muy enfadada, Jake como siempre despreocupado.
— Hace casi 10 años fui a Chicago con el fin de saber de aquel cuadro en la casa Masen. La casa estaba en venta. Me entretuve con la nota que estaba sobre el cuadro decía claramente "Para Isabella". John me sorprendió allí, pensó que estaba soñando, yo sólo salí corriendo. Esperaba que creyera que fue una alucinación.
— ¿Te sorprendió un humano?— ahora Edward reía.
— Regresé al siguiente día y me llevé el cuadro a Volterra. Se lo di a Carlisle hace dos años.
— Ahora entiendo el misterio del cuadro en Denali— dijo Edward.
— No me agrada esto pero creo, Bella, que deberías verlo por última vez— me sorprendió que Leah me dijera eso. –Es difícil para mí, sabes, debido a sus sentimientos por ti. Todos estos años él ha estado seguro que tú vivías. Yo no podía decirle nada. Con el tiempo se fue haciendo a la idea pero tuvo que visitar un par de psiquiatras.
— Estoy de acuerdo. Vamos— Edward me tomó de la mano y tiró de mí.
Subí las escaleras casi sin pensar, trataba de recordar todo lo que pasó en el tiempo de la universidad. Mis recuerdos eran un tanto borrosos ya que esa parte de mi vida no la había fijado en mi mente tan desesperadamente como el recuerdo e Edward. ¿Cómo se vería ahora John? ¿Habrá envejecido?
Caminamos por un pasillo con varias puertas. Nos detuvimos frente a la habitación 205, la puerta estaba junta. Contuve la respiración y empujé.
Allí, mirando por la ventana estaba un hombre de 45 años, ancho de espaldas, con el cabello apenas entrecano y un tanto subido de peso. Se giró a verme y no mostró el menor signo de miedo o sorpresa.
— Sabía que no habías muerto— dijo sonriendo. Sus ojos eran de un verde precioso, tal y como recordaba. –Te vez bien— De pronto miró detrás de mí y sus ojos se abrieron un poco. –Edward. Es un placer conocerte.
— El placer es mío John— le estrechó la mano. Ambos sonreían, se reconocían, sabían que de alguna forma lejana estaban emparentados.
— Me alegro que estén juntos— dijo John. —Ahora hay luz en tus ojos Isa... Bella.
Me acerqué y nos abrazamos.
— No quiero saber que eres, aunque lo supongo. Sólo saber que estás bien tranquiliza mi espíritu. Pensé que estabas perdida y sin rumbo. Ahora que sé que se han encontrado estaré en paz— nos miró a ambos y sonrió.
— Estamos juntos y así será para siempre— dijo Edward abrazándome. –Gracias por todo John, por cuidar de ella y haberte arriesgado a venir hasta aquí.
— Ha sido reparador verlos, ahora, aunque me digan que estoy perdiendo la razón, no volveré a aceptar ir a un loquero. Cuida siempre de Bella— John nos sonreía
— Con mi vida— Se abrazaron. –Debemos irnos pronto o perderemos nuestro vuelo.
— Adiós Bella, que seas muy feliz— me sonrió
— Nos veremos alguna vez John, cuida de Charlie por mí.

Salimos de la habitación más calmados y tranquilos. Estaba muy contenta, por fin había unido mi pasado y mi presente. El futuro se tornaba tan brillante. Al lado de Edward todo me parecía un cuento de hadas. Él era todo lo que yo quería. Él era todo mi mundo.

-FIN-


...................................

Gracias por leer amiguitas.

PATITO

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanto :D sigue escribiendo mas fics :D

De : Karely Sanchez

Unknown dijo...

muy linda la historia, pero prefiero la original de no ser asì jack nunca se hubiera imprimado

Anónimo dijo...

una hermosa historia, siempre pensé que hubiera pasado con Bella si Edward nunca hubiera regresado
continúa escribiendo, me encantan tus historias!:D

Publicar un comentario