14 enero 2013

Capitulo 21




CAPITULO 21


ULTIMA CARTA

Regresamos a Chicago cuando la madre de John murió, nos instalamos en un nuevo y moderno apartamento de tres habitaciones, John vendió la vieja casa de su madre.
Llevábamos más de dos años casados y aunque queríamos tener familia no era posible aun. Creí que otra vez el destino me recordaba que la felicidad no era para mí.
Nos recomendaron un nuevo médico e iniciamos el tratamiento, no entendía porque era tan difícil tener un bebé, siempre supe que había algo malo conmigo.
Después de un año de intentos fallidos y de frustraciones, al fin se vieron los resultados. Esperaba un bebé.
Fue muy duro llevar ese embarazo a término, prácticamente viví en el hospital el último mes.
Y esa primavera nació nuestro primer hijo.
Tenía los hermosos ojos verdes de su padre y era su viva imagen. Me sentí tan feliz.
Charlie, Sue y Seth vinieron desde Forks a vernos. Y aunque todos propusieron muchos nombres para mi bebé, yo sólo había pensado en uno. El nombre de mi padre. John no se opuso, me apoyó en todo momento.
Nuestro bebé creció muy rápido, tenía 4 años cuando sin pensarlo y sin necesitar un nuevo tratamiento esperaba mi segundo hijo.
Este nuevo embarazo nos trajo más felicidad aún, fue tan sencillo, sin ninguna complicación ni molestia, ya sentía que esta pequeña sería un verdadero ángel.
Nació en setiembre y aunque me opuse, John la bautizó como Isabella. Nuestra familia estaba completa.
Pasamos las fiestas siempre aquí en Forks o en La Push, en Chicago no tenemos más familia.
Me siento feliz y tengo todo lo que quiero. Fue difícil, a veces pienso que las cosas pudieron ser diferentes pero ya todo quedó atrás, sólo es un mal recuerdo que a veces puedo ver en mis sueños o en mis pesadillas.


EDWARD
Mi corazón muerto estaba destrozado.

"Sólo es un mal recuerdo que a veces puedo ver en mis sueños o en mis pesadillas"

¿Eso era yo ahora? ¿En eso se convirtió nuestro amor?

No creí que encontraría su corazón libre, ni siquiera esperaba encontrarla sola, pero que ya no sienta ni una pizca de lo que una vez sintió, eso me dolía.
¿Por qué había escrito esto? ¿Acaso para torturarme? ¿Para hacerme más miserable aún de lo que ya me sentía?
Estaba tan confundido y envuelto en mis emociones que no me di cuenta hasta que oí la puerta principal abrirse.
Mi cuerpo se tensó. Me quedé completamente quieto tratando de oír lo más posible. Su esencia no me llegó, así que debían ser otras personas.

Oí los pasos pequeños y rápidos, sus corazones latían aprisa. Dos niños. Detrás de ellos pasos de un adulto, pisadas fuertes. Un hombre. Y detrás de él pasos más lentos y pensamientos confusos y simples. Charlie.
"Quiero ver tele, ya es hora de mi programa" eran los pensamientos de un niño.

— Tengo hambre papá— escuchaba ahora su voz.

— ¿Princesita también tienes hambre?— la voz de un hombre.

"Seguro que si la tienes jugaste mucho" y esos sus pensamientos.

— ¿Si papi, puedo ayudarte?— oí la dulce voz de una niña.

Escuché sus pasitos rápidos, trastabilló y cayó sobre la alfombra.

— ¡Bella! ¿Cariño estás bien?- era la voz de Charlie que corrió hacia ella.

Mi corazón dio un salto al oír su nombre pero recordé inmediatamente, su segunda hija se llamaba Isabella, Charlie seguro que debía llamarla Bella.
Oí el sollozo ahogado de la niña. Alguien la levantó del suelo.

— ¿John puedes traerme el botiquín del baño del segundo piso?- pidió el abuelo.

Oí pasos que subían la escalera, el baño estaba frente a esta habitación, aunque la puerta estaba con llave no pude evitar ponerme en alerta.
Los pasos llegaron y salieron tan rápido como podía para un humano.

"Esta pequeña es tan torpe como ella. ¡Cómo me la recuerda!" los pensamientos llenaron su mente y apareció la imagen de mi Bella en un lugar con muchos pabellones, una mochila al hombro, leyendo un libro mientras caminaba distraída.

— ¡Ay, abuelito, me duele!— decía la pequeña. –Papi ¿Por qué no viene mamá?
— Se quedó en La Push hija, tenía que conversar con el tío Jacob y la tía María.
— ¿Papá su bebito es muy lindo no?— volvió a preguntarle
— Si mi amor- le respondió. "Quien iba a pensar que ese par que siempre peleaban iban a acabar juntos" pensó aquel hombre, pude ver la imagen de Jacob en una fiesta, bailando con una chica de piel aceitunada y cabellos negros ondulados, esa debía ser María, la compañera de habitación de Bella en la universidad.

Durante un buen rato solo oí pensamientos sueltos y frases cortas
"¿Por qué tarda tanto la comida?" el niño.
"Ya no me acordaba de cómo curar estas heridas" Charlie.
"Pan, queso, jamón, para mi princesa uno trozo de pastel" Ese debía ser John. El mismo John de la universidad, el que la protegió con su vida, su esposo. Lo tenía tan cerca. El hombre que tiene lo que yo tanto soñé.
En mi vano egoísmo había pensado que tal vez Bella me esperaría, que la ventana abierta era para mí. Que todavía me amaba.
Afuera empezó a llover copiosamente y no podía entender que hacía yo aquí.
Estaba sentado en el suelo debajo de la ventana, con las cartas aún en mis manos.

Debería irme, lo sabía, no dejaría que me viera pero al menos quería sentir su esencia una vez más, embriagarme de ese olor tan querido y a la vez tan desesperadamente enloquecedor.
Estaba seguro que podría soportarlo. Tal vez oír su voz, sentir sus pasos.
Un auto a lo lejos se acercaba. ¿Sería ella?

Rápidamente tomé la primera carta, que parecía más reciente que las demás, eso no lo había notado y la volvía a leer

"Espero que te hayas distraído suficiente porque la "coladera" mente humana que tengo no te ha podido olvidar y he puesto mucha voluntad en hacerlo.
Quisiste ofrecerme una vida sin ti y he vivido al máximo pero no puedo agradecértelo ya que también te llevaste mi alegría.
Pero al fin, contigo o sin ti el tiempo ha pasado. Mi vida humana que tanto deseabas preservar, al fin de mis días quiero ofrecerte un balance final de todo lo ocurrido y de todo aquello que tú querías que viviera. Espero que te haga feliz, eso sería un consuelo, porque a mí no me hizo ninguna gracia pasar por todo esto"

¿Pero por qué habría escrito todo esto?, si al final me olvidó, consiguió una familia, hijos.
¿Acaso me recordaba aún?
Sentí el auto estacionarse en frente. El cuerpo no me respondía. Me repuse, tomé las cartas para ponerlas otra vez en la caja como si nunca hubieran sido leídas.
Si todo esto era para mí, entonces aún me recordaba. ¿Sino porque se habría tomado tantas molestias en dejarme algo?
Ya no sabía que pensar. Me estaba volviendo loco.
Ordené las cartas como en un inicio y me dispuse a dejarlas en su lugar, pero de pronto vi un pequeño papel en el cual no me había fijado, lo tomé rápidamente e introduje las cartas en orden.
Oí abrirse la puerta, contuve la respiración por un momento, quería aspirar su aroma en una sola inspiración cuando estuviera más cerca.
Sentí unos pasos pequeños que corrían.
— Mami, mami, te extrañé— grito la pequeña
— ¿Harry no saludas a tu madre?— Era la voz de John.
¿Harry? ¿Su hijo mayor no se llamaba Charlie?
— Déjalo amor, ya hablaré con él— esa no era la voz de Bella, no era la voz que recordaba, no era la voz que tanto había añorado y esperado.

Aspiré con cuidado, lentamente. Ese no era su aroma.

La mujer que había llegado no era ella, no era mi Bella.

Tomé el papel que tenía en la mano, lentamente lo levante a la altura de mis ojos.

"Si no me amas. ¿Por qué has vuelto?
Dímelo mirándome de frente.
Sabrás donde hallarme.
Donde termina la vida de los humanos.
Dónde descansan eternamente."

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