12 enero 2013

Capítulo 2




CAPÍTULO 2

UNA NUEVA ESTUDIANTE

A la mañana siguiente me desperté muy temprano. Debía hacer tantas cosas. Ordeñar las vacas, recoger los huevos y dar la comida a los animales. Después de eso lavarme y cambiarme para ir a la escuela.
— Que bonitas flores Bella, debiste caminar mucho para traerlas— Charle mi papá era algo callado pero yo sabía que me amaba mucho.
— No papá, me las trajo Edward. Por cierto lo olvidé. Ayer vino una señora a buscarte, dijo que se apellidaba Stanley y que se quedaría en el pueblo en casa de su hermana. Creo que su hermana es la madre de Mike Newton.
— ¿Stanley? ¿Amanda Stanley?
— No sé. Solo dijo Stanley. Vino con una muchacha más o menos de mi edad.
— No esperaba verlas tan pronto— él se veía preocupado.
— ¿Las conoces papá?
— Si la última vez que fui a Ohio la vi. Las conozco desde hace mucho. Hice el servicio militar con Marlon Stanley. Éramos buenos amigos. Ellas quedaron desamparadas cuando él murió y yo las ayude un poco, les cedí la pequeña casita que heredé de mis padres, yo no la necesitaba porque tengo esta preciosa casa que no cambiaría por ninguna otra.
— Me dijo que fueras a verla. Uy se me hace tarde. Adiós papá— corrí por mi bolso.
— ¿Te llevo hija?
— No papá me gusta caminar— salí corriendo de casa.
No quería que me llevara hasta el colegio. Además no era muy lejos y a medio camino como siempre…
— Buenos días princesa— La voz de Edward llenó mis oídos, era mi melodía favorita.
— Hola. ¿Qué novedades?
— Bueno novedades… si, hoy será un hermoso día, habrá examen sorpresa de literatura, nos dejarán mucha tarea en matemática y tal vez un trabajo extra en Biología. La señora Newton recibió visita ya que Mike no para de hablar de su prima. Y si no me equivoco tienes un integrante más en tu familia ¿verdad?
— ¿Examen?
— Procesas lento Bella. Pero tú eres genial en literatura, creo que es lo único que haces mejor que yo.
— Y cuidar de Blanquita también. Por cierto ya soy abuela— anuncié.
— Vaya no se te nota la edad— y volvió a reír.
— No te hagas el gracioso Edward, Blanquita solo tuvo un corderito y está precioso.
— Pasaré a verlo por la tarde, debemos bautizarlo.
— Aún no tengo nombre para él. ¿Pero cómo lo bautizaremos?
— Creo que un poco de agua bendita estará bien. Yo puedo hacer de sacerdote.
— Sí, me gusta la idea, ¿me ayudarás a buscarle un nombre?
— Estaré atento, podemos consultar en la biblioteca.
Íbamos muy entretenidos en nuestra conversación y no vi cuando la chica se nos acercó.
— ¿Hola nos conocemos verdad?— Dijo mirándome.
— Hola. Claro que nos conocemos, ayer pasaste por mi casa— le sonreí.
— Soy Jessica— dijo algo presumida—
— Y yo Bella, ayer nos presentamos— que niña más olvidadiza.
— Bueno no lo recordaba. — Entonces miró a mi lado y se quedó boquiabierta.
— Jessica, él es Edward, mi mejor amigo—se veía que moría por hablarle.
Ella estiró su mano hacia él. Sentí una punzada al ver su expresión y sus gestos, le ofrecía la mano con la palma hacia abajo. Quería que se la besara. Eso sólo lo hacían las damas, nosotras todavía éramos niñas.
Él se la estrechó brevemente.
— Soy Jessica Stanley. Vengo de….
— Edward Masen, el mejor amigo de Bella— le dejó bien claro.
— Es todo un placer— Dijo la chica y descaradamente se colocó entre nosotros.
— Es mi primer día en esta escuela, ¿me pueden guiar?— preguntó aunque sólo se estaba dirigiendo a Edward.
Él se sorprendió un poco, pero rápidamente cambio de lugar y se colocó entre nosotras dos. Parecía que el día iba a ser muy largo.
Llegamos a la escuela. Edward pudo mantener la conversación e incluirme en ella aunque estaba segura que Jessica me ignoraba a propósito.
Me di cuenta que tenía las manos un poco húmedas de tanto que las había apretado, así que fui a lavármelas.
— Te guardo un lugar— me dijo la voz aterciopelada.
Sonreí y me dirigí hacia el pilón de agua al lado del salón de clases.
Cuando regresé, noté que Jessica estaba sentada al lado de Edward, ocupando mi asiento. No sabía si acercarme, estaba completamente desubicada, nunca me había sentido así.
Edward me miró y me hizo señas de acercarme.
— Lo siento Jessica, ese es el lugar de Bella, pero este asiento delante mío está desocupado. Tu primo se sienta al lado y tendrás a alguien conocido— ofreció mi buen amigo.
— Pero me agrada este lugar y la cortesía dice que los invitados deben sentirse cómodos— le refutó la rubia.
Pero esto era el colmo, me iba a quitar mi asiento también. Quería tirarle de los cabellos. Pero eso sería de muy mala educación y ella tenía razón, era nueva y había que hacerla sentir bien. Rápidamente rodee los carpetas para ubicarme en el asiento vacío, pero Edward se puso de pie.
— Entonces Bella ocupará mi asiento— Dijo y me acomodó en su lugar y se sentó en el lugar vacío.
— Bueno como quieras— dijo Jessica haciendo una mueca de desagrado.
— Además no quiero hacer feliz a Mike— agregó mi amigo mirándome.
Y entonces entendí. Mike era sido muy meloso conmigo, siempre buscando conversación, ofreciéndose a ayudarme con los cursos, queriendo acompañarme a todos lados. Eso a Edward le molestaba siempre. Porque Mike lo ignoraba y sólo se dirigía a mí como si yo estuviera sola.
— Buenos días con todos— Oí a la profesora Bennett
Ella era otra de mis personas favoritas en el mundo. Había leído Orgullo y prejuicio, una novela inglesa que se encontraba de moda y su protagonista era Elizabeth Bennett. Un jovencita muy arriesgada.
— El día de hoy les presentaré a una nueva compañera. Ella viene de Ohio. Jessica por favor ven aquí y preséntate.
La nueva alumna se levantó con mucha gracia. Camino con total soltura y se dirigió a nosotros.
— Mi nombre es Jessica Stanley y acabo de mudarme. Vengo de Cleveland una ciudad muy grande y hermosa. Mi padre el Coronel Stanley falleció en la gran guerra hace 5 años. Espero poder ser su amiga y ganarme su afecto.
Hizo una reverencia. ¿Pero que se traía esta chica? Todo ese discurso y ni siquiera nos miró, no apartaba la vista de Edward. Vaya al menos había alguien que le agradaba. Aunque no sé porque eso me molestaba tanto.
Tal y como Edward dijo hubo examen sorpresa de Literatura, un examen que claro Jessica evitó por ser nueva. También nos dejaron mucha tarea en Matemática y yo temía no tener tiempo para bautizar a mi cordero. Y en biología designaron un trabajo nuevo.
— Formen grupos de 4 o 5 por favor— Dijo el profesor.
— Edward ponme en tu grupo por favor— Oí decir a Jessica.
— Está bien— dijo él volteándose hacia mí. —Veamos Bella, Jessica y yo, falta uno más.
— ¿Bella estás en su grupo? ¿Por qué?— Dijo Mike.
— Por la sencilla razón que somos amigos, nos llevamos muy bien y siempre hacemos grupo juntos— Dijo Edward algo molesto.
— ¿Bella me podrías poner en tu grupo?— Mike me sonrió como si no hubiera escuchado nada de lo que Edward le dijo.
— Mike ¿por qué no le preguntas a Edward?— no podía permitir que ignoraran así a mi amigo.
— Oh bueno. ¿Masen, hay lugar en tu grupo?— dijo de forma despectiva, como se notaba que era familia de Jessica.
— Quisiera que no, pero si hay un lugar. Te anotaré, imagino que también querrás hacer grupo con tu prima— Dijo Edward, anotó en el papel a Mike y lo entregó al profesor.
— Bueno tenemos muchos temas para tratar, cada grupo se encargará de uno en especial, tienen dos meses para recolectar información y material. Vamos al sorteo. Pasaré por sus lugares y el jefe de grupo sacara un papel con un numero, en la pizarra están anotados los trabajos en orden, el numero que les toque será el de su trabajo. Señorita Swan— dijo y me levanté de un salto. —Saque su papel por favor—me miró el maestro.
Oí un carraspeo a mi lado y me giré.
— ¿Bella podría sacar yo el papel? Estoy muy entusiasmada con el trabajo— pidió Jessica. Ahora no solo quería tirarle de los cabellos sino también empujarla al piso. Pero era su primer día y su primer trabajo, que me costaba darle ese gusto...
— Si claro, adelante— dije.
Se acercó y sacó el numero 4. Era sobre batracios. Ella hizo un gesto de asco.
— Bueno averiguarán todo lo referente a los batracios y me conseguirán dos especímenes para exponerlos en clase— anunció el profesor.
Edward y yo no pudimos contener la risa. Era una broma personal. Hace algunos años yo había leído un libro de cuentos donde un sapo encantado al ser besado por una princesa recuperaba su apariencia de príncipe.
Yo le había pedido que me acompañara a un estanque para buscar el sapo—príncipe, conseguimos reunir casi 10 sapos, yo los miré a todos y no sabía por cual empezar, me dio tanto asco que vomité. Edward se había reído durante días. No quería pensar que iríamos otra vez al estanque.
— Yo iré a la biblioteca a buscar información, ¿me acompañarás Edward?— Pude oír la melosa voz de Jessica.
— Prefiero ir al estanque— respondido él. – Necesitaremos un sapo—príncipe y una rana cantora— Dijo muy divertido y se volteó hacia mí. — ¿Me acompañarás verdad?
— Claro, los sapos son mi especialidad— le aseguré.
Jessica resoplo muy contrariada.
— Dime tu apellido es Swan ¿verdad? ¿Eres pariente de Charlie? ¿O desde cuanto hace que vives allí?— Dijo Jessica desdeñosamente
— Vivo allí desde que nací, Charlie es mi papá.
— No lo sabía, es que con la ropa que vistes en casa pareces sirvienta— Me dijo.
Eso era pasarse de la raya, ahora nos solo quería tirarle de los cabellos y al suelo, también quería retorcerle el pescuezo. ¿Pero que me pasaba? Yo no era agresiva, esta chica definitivamente me sacaba de quicio.
— Cuando se trabaja en casa, como en el caso de Bella, no se necesitan vestidos finos y eso la hace verse mejor. Ser útil es muy sentador para una dama— me defendió mi amigo. Era tan caballeroso siempre.
— Además Bella es hermosa con lo que traiga puesto— agregó Mike.
— Eso es totalmente cierto. Por una vez te doy la razón Newton— acotó Edward.
Y se me encendieron las mejillas, no sabía que me encontraran hermosa.
Las clases terminaron y fuimos salimos los cuatro haciendo planes para el trabajo. Jessica reuniría información de la biblioteca, Mike haría los dibujos y Edward y yo iríamos al estanque por los animales.
Me fui a casa lo más rápido que pude ya que antes de oscurecer bautizaríamos al corderito.

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