14 enero 2013

Capitulo 10




CAPITULO 10

Edward 

Estaba sorprendido. No sabía que aún tenía familia. Mis recuerdos pasados eran muy borrosos. Recordaba vagamente, como un sueño que se desvanece.
Sé que había un niño, apenas mayor que yo, era mi mejor amigo y jugábamos de pequeños. Él me defendió una vez, yo estaba asustado aunque no puedo ver con claridad el motivo.
Ahora lo recordaba. Ojos verdes, cabellos rubios, hoyuelos y una gran sonrisa. William, el hermanito de mi padre. Los abuelos se lo llevaron a Londres y yo quedé muy triste.
Cuando estalló la guerra mi padre escribió mucho para traerlo de vuelta. Mis abuelos, habían muerto en la guerra. Por eso creí que no tenía más familia. Siempre pensé que estaba solo.
Mi nueva familia inmortal era sin dudar lo mejor para mí. Pero antes de conocer a Bella siempre había creído que no tenía a nadie más.
Aún quedaban miembros de la familia Masen y mi Bella los había encontrado. ¿Qué podía tener ella para ser así? Tan cercana a mí, nuestras historias se entrelazaban siempre.
Soñé un día que nuestros caminos corrieran juntos, que se convirtieran en uno solo. Y ninguna medida de tiempo sería suficiente, sólo la eternidad. Pero eso no pasaría jamás, finalmente nuestros caminos se alejaron. El tiempo pasó para ella y yo sigo congelado, atrapado en esta maldición. Ser vampiro nunca me había pesado tanto.
Tomé la siguiente carta siempre con el temor del contenido. En alguna de ellas tal vez me diría que conoció a alguien especial. Podría soportarlo. Si al menos, me decía que era feliz.


SÉTIMA CARTA

Nuevas oportunidades
Clara, la madre de John, y yo nos hicimos amigas, aunque ella respetaba mi silencio y no me hacía preguntas al respecto. Me facilitó los diarios y todos los documentos de su familia. John siempre estaba de buen humor y pasaba por mí cada vez que visitaba a Clara, aunque no era partícipe de nuestro secreto.
Me pregunto dónde te encontrarás ahora y si tus distracciones te hacían feliz. Si tal vez piensas en mí ¿Te volveré a ver? ¿Volveré a sentir que el mundo se detiene cuando mire nuevamente tus ojos dorados? El futuro es tan incierto.
Caminaba un día de la biblioteca a mi habitación cuando oí una voz llamarme.
Isa ¿Qué planes para hoy?— Era John. Karin iba con él.
¿Hoy?— contesté intrigada. – Déjame ver, presentar dos trabajo, uno de literatura inglesa y otro de Historia del Renacimiento. Trabajo en un ensayo.
Ellos dos sonrieron, no sabía que les parecía tan gracioso.
¿Me estoy perdiendo de algo?—les dije algo molesta.
Uy, parece que Isabella no tiene un ápice de romanticismo y eso que lee novelas de amor–dijo Karin soltando una sonora carcajada.
Isa, ¿has visto que fecha es hoy?— Dijo John con mucho entusiasmo.
La fecha— pregunté. Sin pensar saque mi agenda, hace dos días que no escribía nada ya que todos los deberes los tenía memorizados. Cuando pasé mi dedo por las hojas me fijé mejor.
Bueno es viernes 14 de febrero, ¿Qué hay con eso?— y caí en la cuenta. Chocolates, flores, confetis, parejitas por todos lados.
También es el día de la amistad— dijo John un tanto apenado.
¿Vamos a salir hoy?— Pregunté, no me hacía gracia ir a cenar a algún lugar donde todo este puesto para dos personas.
Podemos caminar por el lago, aunque eso estará un tanto concurrido— Sonrió Karin.
Bueno iba a proponerles cenar en casa de mi madre, ella me pidió que los llevara, pasa estos días algo sola— Dijo John un poco avergonzado
En tu casa. ¡Genial!— gritó Karin –Les diré a los demás—salió corriendo.
Isa que dices, ¿vendrás?— Me preguntó
Si claro, me encantará volver a ver a Clara— y aquel retrato, pensé.
A las 7 de la noche ya estábamos todos allí. La cena fue muy elegante, digna de aquella casa. Pasamos a uno de los salones para conversar y jugar un poco ya que habían instalado varios juegos de mesa. Me excusé y salí de allí.
Subí las escaleras y de inmediato ya me encontraba en aquel corredor blanco. Sentía una opresión en el pecho. Aquel cuadro me llamaba, sólo a mí. No sé cuánto tiempo pasó. Mis ojos estaban llenos de lágrimas y sentí una mano sobre mi hombro.
Isa, ¿Estás bien?, ¿Qué te sucede?— preguntó. Su voz era suave y cálida. John era muy atento conmigo siempre.
No me pasa nada, solo pensaba— contesté
Es la segunda vez que te veo aquí. ¿Te gusta esta pintura?— Yo solo asentí.
Sé que es un pariente, debió haber vivido hace mucho— Dijo sin interés.
Yo no quería hablar, solo seguía con la mirada perdida en el rostro que tenía delante. Era una buena pintura, aunque el modelo real era infinitamente mejor.
Isa… — Y me volteó para mirarle. – Yo sé que sufres por algo pero me gustaría que compartieras tus penas conmigo. Realmente me gustaría compartir mas contigo— Dijo y su voz temblaba
John estoy bien. No necesito…
Pero yo si te necesito.
No por favor. Aquí no— dije temblando. Él lo notó y me abrazó. Me estrechó contra su pecho y tuve ganas de llorar.
Isa— Dijo acariciando mi rostro. – Isabella… Bella….
Me solté inmediatamente
No me llames así— grité
Pero suena mejor, es más hermoso, es como tu…
Jamás me vuelvas a llamar así John. Por favor—sollocé.
Está bien, lo que tú digas. Te llamaré como tú quieras y estaré contigo todo el tiempo que quieras…
¿Qué?
Isa… yo… yo te quiero…
No me digas eso… no aquí, no frente a….
Isa solo son retratos viejos de una familia que no conocí. Apenas pueda venderé esta casa y botaré todos esos cuadros tan tristes….
¿Qué? ¡Nunca te dejaré tirar este cuadro!
A qué viene eso Isa. Los cuadros no importan. Te estoy diciendo lo que siento, sé que no me correspondes, aún. Que guardas algo y espero que con el tiempo…
¿Con el tiempo? ¿Qué esperas John Masen?
Soy Tucker, no Masen. Jamás me he sentido un Masen, ni siento que esta sea mi casa.
Lo siento, no pensé ofenderte.
Tú no me ofendes Isa. Tu solo me haces feliz.
No sigas con eso, no hay futuro— dije para mí.
Siempre hay futuro Isa, tu solo déjame entrar en tu corazón.
No John. Yo ya no tengo corazón.
Sé que te han hecho daño, puedo verlo en tus ojos tristes. Dame una oportunidad, solo déjame estar cerca de ti.
Lo siento… — ya no pude contener mis lágrimas. Salí de aquella casa corriendo. No quería volver más. El pasado me llamaba y el futuro me dolía.
Debía hacer algo urgente, algo que cambiara todo. Algo drástico. Me frené en seco mientras corría. Sin pensarlo dos veces volví sobre mis pasos, seque mis lágrimas. No tuve que andar mucho, encontré a John en el camino de vuelta, corría hacia mí con un abrigo grueso en las manos. Tal vez esta era la única forma de cambiar el futuro. Tendría que arriesgarme.
Yo también quiero una oportunidad, quiero ser feliz— le dije.
Él comprendió. Solo me abrazó y caminamos sin rumbo o tal vez si había un rumbo… tal vez lo habría.

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