22 enero 2013

Cap 2 Acosador



CAPÍTULO 2

 ¿QUIÉN ES ESA MORENA?

Parecía una ninfa del agua, cantaba y se zambullía, su transparente enagua me dejaba ver casi todo, quedé absorto observando toda esa belleza.
—Ey tu ¡que miras!— la escuché gritar, no pude decir nada estaba allí como un tonto sólo disfrutando el paisaje.
Un zumbido muy cerca de mi oreja me sobresaltó, me fijé, tenía una piedra en la mano y me la arrojó. ¿Me estaba apedreando? ¿A mí? ¿Al irresistible Cullen? Esto no podía ser verdad.
Tenía buena puntería porque la siguiente piedra me dio en el pecho.
— ¡Pervertido! Atrevido, sinvergüenza— siguió gritando.
—Ya párale— me quejé. –No vine mirarte, eres tú la que está de exhibicionista— tuve que esquivar las siguientes piedras.
— ¿Y por qué sigues allí? Fisgón, chismoso. ¿Quieres que te rompa la cabeza?— se agachó y sacó más piedras del fondo.
— ¡Eres una loca!— hice lo posible por molestarme pero no podía borrar la sonrisa de mi rostro, era la criatura más extraña que había conocido.
— ¡Acosador! ¡Pervertido! Te voy a acusar, vas a ver, mi padre te va a azotar— me preguntaba de quien sería hija esa preciosa fiera.
—Ya me voy, ya me voy, ni que hubiera mucho que ver— me burle, tuve que esquivar otra piedra más grande que las anteriores.
Con mucho pesar me giré para salir de allí, ella seguía gritando y aventando piedras.
A un lado del sendero, en un viejo tronco, vi unas sandalias y un vestido. Mi lado malicioso salió a flote, caminé hasta allí, tomé el vestido y salí corriendo.
A cambio de un par de pedradas alguien iba a andar en cueros hoy.
Por el camino dejé el vestido colgado de la rama de un árbol. Me encantaría quedarme a mirar cómo se las arreglaba pero el barro empezaba a secarse en mi piel y fastidiaba mucho.
Venir a esta hacienda no había sido tan malo después de todo. Y yo que pensé que iba a aburrirme.
Llegué a casa y me di un buen baño, algunos trabajadores sonrieron al verme pasar tan sucio.
—Edward, ven a almorzar— llamó Marie. Yo no podía parar de reír y de recordar a la chica del río. Quería saber cómo se llamaba y dónde vivía. En la ciudad he conocido cientos de mujeres, hermosas, con clase y también de las más comunes. Ninguna se bañaría en un río.
Y era muy bonita además, tenía el cabello muy largo y oscuro, muy diferente de las rubias pálidas con las que había salido.
Nunca nadie me había gritado o insultado, menos apedreado. Debería estar enfadado pero no podía, mi curiosidad era más grande.
—Te preparé pastel de queso, recuerdo que de niño te gustaba mucho— Marie era una excelente cocinera, no sé porqué mamá la envió aquí, me hizo mucha falta en la ciudad.
—Gracias, está muy bueno— dije con un hambre voraz.
— ¿Necesitas algo más niño? Tengo que ir a casa de Billy—
— ¿Quién?— pregunté
—Billy Black, es el encargado de la maquinaria en la hacienda, él y su hijo reparan los tractores, las trilladoras y todas las camionetas.
—Ah. No necesito nada más May— así le decía de niño, mi nana May, ni modo, me sentía bien llamándola por su sobrenombre.
—Bueno, entonces me voy que llevo prisa, toda la familia debe estás allá— me sonrió.
— ¿Tienes reunión familiar?— pregunté nada más por parecer interesado, no es que me importara mucho que es lo que hace la gente del servicio con su tiempo.
—Ay niño, deberías leer las instrucciones que te dejó tu papá. Este sábado, mi nieta Bella se casa con el hijo de Billy, tú debes representar a tus padres que son los padrinos— casi me atraganto con mi bebida ¿Yo iba a ser qué?
—No me dijeron nada de una boda— refunfuñé.
—Se les debe de haber olvidado, pero tu papito dejó en su despacho un sobre para ti con todas las instrucciones, allí debe decirte que hacer. Me voy sino llegará tarde, te dejé la cena en el horno mi niño, nada más lo calientas— y salió casi corriendo de la casa.
Una boda, a buena hora me vengo a enterar. ¿Qué otras cosas se habrá "olvidado" papá?
Fui a ver televisión pero la antena de cable satelital estaba rota. No tenía señal en el celular y tampoco había internet. ¿Cómo se las ingeniaría mi pobre madre para no morir de aburrimiento cuando pasaba temporadas aquí?
Entré al despacho para enterarme de mis "deberes", Carlisle debía haberme dejado un manual para poder hacerme cargo de todo. Encontré el sobre y lo abrí. Nada más había un papel.

"Edward, gracias de todo corazón hijo, no creí que aceptaras quedarte. Esta hacienda ha sido siempre el sueño de tu madre y mío, lamentamos que te resulte tan aburrido permanecer aquí. Tu sola presencia basta para nosotros.
No hay mucho que hacer, la mayor parte de las cosas las lleva Charlie Swan, el capataz pero no se puede empezar a cosechar sin un Cullen presente, es la tradición. La luna nueva es en una semana, allí empezarán las cosechas de uvas, y se esquilarán las ovejas. En la luna llena se hará el queso y la mantequilla. Charlie tiene un calendario exacto día por día de las actividades, lo puedes ver en el gran patio.
En unos días la hija de Charlie, Isabella, va a casarse con el hijo de Billy, Jacob. Nosotros somos los padrinos y esperamos que nos representes en nuestra ausencia. No necesitas hacer nada, simplemente tu presencia basta. Encontrarás sus aros matrimoniales en el primer cajón del lado derecho. Y su regalo de bodas en un sobre.
Pd. Ruego de todo corazón que tu estancia aquí te sea de provecho."

¿De provecho? ¿No me dejó nada que hacer y voy a sacarle provecho a mi estadía aquí?
¿Si el todopoderoso capataz tiene las cosas en orden para qué me querían a mi aquí?
Claro, un Cullen tiene que estar presente para iniciar la cosecha, o sea en pocas palabras soy un adorno en esta hacienda. Y por si fuera poco tenía que estar en una boda. Maldición.
.
Al día siguiente me desperté antes que saliera el sol, rarísimo en mí, pero que otra cosa podía hacer si me dormí a las 8 de la noche.
Y quien iba a poder dormir hasta tarde con tantos gallos cantando.
Busqué entre las ropas de mi padre y me vestí lo más normal que pude para un lugar cómo éste. Pantalones vaqueros sencillos y algo gastados, camiseta simple, botas y un sombrero.
Fui directo al enorme patio que estaba cerca de las casas de los trabajadores, parecía una pequeña ciudad, con casitas pintadas del mismo color. Había una pequeña capilla allí. Busqué con la mirada al capataz, estaba en la zona de máquinas, era una especie de taller mecánico.
—Buenos días Señor Cullen— me saludó.
—Hola ¿Charlie verdad?— sólo lo conocía de nombre, apenas ayer lo vi y casi no me habló.
—Sí, ellos son Billy Black y su hijo Jacob— dos hombres de raza nativa se acercaron. El joven debía ser algo menor que yo, muy alto y fuerte.
—Tú eres el que se casa en unos días ¿verdad?— traté de ser amistoso.
—Sí. Este sábado, estoy contando las horas. No lo puedo creer— se veía radiante, lo que el amor puede hacer… a los demás claro. Yo era muy joven para eso, apenas tenía… caray pronto cumpliré 24 ¿eso me hace viejo? No, tal vez un adulto, responsable, maduro… que no tiene un trabajo estable. Bueno me dedico a especular en la bolsa, eso debe contar como trabajo, además tengo una licenciatura en negocios internacionales.
—Yo tampoco lo puedo creer— dijo con muy poco entusiasmo Charlie Swan. Claro, él era el suegro. A propósito, aún no conocía a la novia pero si se parecía a su padre, dudo que sea muy guapa.
—Oh, allá esta Bella— Jacob dejó lo que estaba haciendo y salió disparado a recibir a su novia.
—Charlie, quisiera inspeccionar los cultivos, hace mucho que no venía y me gustaría dar una vuelta por toda la hacienda— miré hacia una de las camionetas, no quería llevar mi volvo para no ensuciarlo. Y no me volvería a subir en un caballo.
—Si claro. La pickup roja está disponible pero… no se vaya a perder— miró a su alrededor como buscando algo. Pude escuchar las voces risueñas detrás de mí.
— ¡Papá! A que no adivinas con quien me encontré en el pueblo— esa voz. Me giré en redondo, no había podido olvidar esa voz chillona y sexy. Era ella, la chica del río.
— ¿Que modales son esos niña? Compórtate. Él es el hijo de los patrones, el señor Edwin Cullen— me presentó Charlie.
¿Cómo podían confiarle esta hacienda si ni mi nombre recordaba?

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