CAPÍTULO 25: ¿ES O NO UNA VILLANA?
— ¡Oh Bella!—apenas Edward y yo entramos a su casa me envolvieron
los brazos amorosos de Esme. Me alegraba
tanto su reacción, demostraba que me tenía afecto, sentía vergüenza
todo lo que pasó. Pero ahora que los problemas estaban solucionados, yo
divorciada y libre, había una nueva oportunidad de hacer las cosas bien y
reiniciar mi relación con su hijo.
—Esme— dije correspondiéndole el abrazo.
—También me gustaría un abrazo— bromeó su
esposo llegando a nosotras. Era muy guapo, como Edward pero veinte años más
joven. Con unos ojos azules intensos.
Pero Edward había sacado los ojos verdes de Esme que lo hacían más
cálido. Carlisle por su parte era enigmático, me di cuenta desde que lo conocí
en la clínica.
—Carlisle ¿Recuerdas a Bella?— Esme se hizo a
un lado para dejar el camino libre a su esposo.
—Cómo olvidarla, sino hablas de otra cosa—
sonrió el dándome un cálido abrazo. Esme se ruborizó un poco. Edward carraspeó.
—Gracias por invitarnos a desayunar— dijo
formalmente mi ex conserje.
—Gracias por llegar tan pronto, ya me comí
dos salchichas esperándolos— sonrió su padre. Era un tipo bastante agudo para
bromear. –Ah, tenemos bastante visita, Irina y Kate llegaron de madrugada y tu
adorable prima Tanya trajo a un mecánico— Carlisle parecía sonreír pero sus
ojos no mostraban alegría alguna. ¿Un mecánico? ¿Jake?
—Por Dios— dijo Edward entre dientes. Me dejó
con sus padres y caminó a grandes zancadas internándose en su casa.
—No quiero que pienses que soy elitista Bella—
sonrió Carlisle. –Pero el muchacho ese, el mecánico, lleva puesta su ropa de
trabajo. No me parece un atuendo apropiado para ir a desayunar a una casa de
familia. Aunque a lo mejor los tiempos han cambiado ¿Seremos tan viejos Esme?—
le dirigió una tierna mirada a su esposa.
—Habla por ti mi cielo, yo me considero
todavía una veinteañera— ella tomó mi mano y me llevó hacia el comedor. –Voy a
presentarte a mis sobrinas, son unas señoritas encantadoras, su madre Sasha fue
mi mejor amiga en la secundaria, allá en Alaska— Esme hablaba no como una
suegra o como mi ex jefa, sino como una amiga muy querida.
La seguí rumbo al comedor. Había dos jovenes
rubias allí ayudando a poner la mesa. Ambas muy hermosas pero con una expresión
mas amigable de lo que jamás mostró Tanya.
—Niñas, les presento a Bella, la novia de
Edward— me emocionó que Esme me presentara de esa forma. –Bella, ellas son
Irina y Kate— ambas se acercaron a nosotras.
—Mucho gusto Bella, tía Esme nos ha hablado
de ti— la más alta, Irina me dio un abrazo. Su hermana hizo lo mismo pero sin
decir nada.
Tampoco les hubiera prestado mucha atención
ya que a través de la gran ventana que daba al jardín pude ver a Tanya y a
Edward discutiendo. También vi a Jake a un lado, cerca de un columpio, con cara de aburrimiento.
El timbre sonó y aproveché que Esme salió a
abrir para ir al jardín. Irina y Kate regresaron a su labor. No eran muy
comunicativas, parecían tímidas.
Apenas puse un pie fuera de la casa escuché
los gritos. Esta vez Edward no parecía tan blando con su prima.
—Es mi vida y no te metas, al menos Jake no
es casado, no he destruido ningún hogar— Tanya me miró de reojo pero no le
importó continuar la pelea.
—Bella está divorciada y ella aquí no es el
problema— Edward no había advertido mi presencia.
— ¿No? ¿Cuál es el problema entonces? Tu
traes a alguien a desayunar y yo también. ¿O no quieres a Jake cerca de tu
amada Bella?— le contestó la rubia.
—No me colmes Tanya. He guardado tu secreto
por años, para que la familia no se preocupara y tú continúas con este tipo—
ambos miraron a Jake.
—A mi no me metan en sus líos yo vine a
componer un auto no a jugar a la comidita. Tanya me voy— dijo mi amigo lobito
enfadado. Pero al dar un par de pasos sus ojos se cruzaron con los míos y su
sonrisa volvió. – ¡Bella! ¿Otra vez por la ciudad? Si apena te fuiste…— corrió
a saludarme. Le sonreí porque en verdad me caía bien y me había sido de gran ayuda
cuando no tenía a nadie a quien recurrir.
—Jake, que gusto verte— dije de corazón.
—Naa el gusto es todito mío pero como vez
estos dos andan como perro y gato yo me largo— dijo sonriendo nuevamente.
—Jake no se va— gritó Tanya y lo tomó de un
brazo. Edward llegó a mi lado, parecía más calmado.
—Tanya, me llamaste por una emergencia
mecánica no para ser la manzana de la discordia— se quejó Jake.
— ¡No! Quiero que mi familia te conozca ¿No
quieres eso?— le increpó ella cambiando el tono de su voz. Ahora era más suave.
—Es lo más descabellado que he oído. ¿No
recuerdas lo que te hizo?— le reclamó Edward.
—Yo no le hice nada…— se defendió Jake. La
verdad yo no sabía que hacía metida en esta trifulca. Era obvio que Edward
creía que el malo de la historia era Jake porque siempre pensó que en su prima
como la víctima. Si él supiera la clase de mujer a la que protegía.
— ¿Edward, no puedes dejar atrás el pasado?
Yo ya no quiero recordar, por favor— rogó Tanya. Edward me miró nuevamente y
respiró profundo
—Lamento que hayas presenciado esto— se
disculpó conmigo.
— ¿Tú si puedes traer a tu amante y yo no
puedo presentarles a mi enamorado?— reclamó la rubia. Edward volvió a crisparse
Oí la
puerta de la casa abrirse, rogaba porque no fuera Esme. No quería que viera una
escena tan descabellada.
— ¡Bella! ¡Bella!— me giré para recibir a Rose que corría hacia mí con una gran
sonrisa.
— ¡Rose!— le sonreí. Me golpeó como un
bólido, me quedé sin aire.
—Bella, malvada ¿cómo te fuiste sin buscarme?
Te extrañé tanto— me abrazaba como un pulpo. Tanya me miraba fastidiada porque
nadie le hacía caso. ¡Qué afán de llamar la atención!
—Vas a echar a perder a mi nueva hermanita—
escuché la voz potente de Emmett. A regañadientes Rose me soltó.
— ¿Por qué nos hiciste eso Bella? Alice y yo estábamos tan preocupadas por ti— no sabía que decirle a mi amiga. Menos hora
que trataba de evitar un enfrentamiento entre Edward y Tanya.
—Fue culpa mía— asumió Edward.
—Ya sabía que con esa cara la ibas a espantar—
bromeó Emmett. –Hola Jake ¿Qué andas
haciendo por aquí?— saludó a mi amigo mecánico.
—Vine a componer un coche, ya me voy— dijo
tratando de zafarse es esta reunión familiar.
—No, Jake se queda, lo invité a desayunar—
protestó Tanya.
—Ah magnífico, Alice acaba de llegar con
Jasper, creo que vamos a comer en el jardín porque ya no entramos en el comedor—
Emmett se dirigió a la casa corriendo para avisar a Esme.
Rose me había acaparado completamente, apenas
pude escuchar a Edward decirle a Tanya que haga como quiera.
—Edward, necesitamos ayuda— escuche llamar a
Carlisle. Quería seguir lo que ocurría, Tanya no soltó a Jake del brazo, mi
amigo estaba fastidiado. Hasta ahora no entendía para qué lo quería aquí O es
que soy demasiado mal pensada y en realidad ella está enamorada de él y va a
presentarlo a su familia como su novio. Si antes estuvieron esperando un hijo
puede que sea algo serio. ¿Pensará lo mismo Jake?
—No sabes la cantidad de cosas que tengo para
contarte— Rose seguía hablando como si no fuéramos a vernos nunca más. –Alice
hizo un desfile y los de la productora del canal de Emmett me vieron, ahora
tienen un proyecto para nosotros como pareja. Vamos a estar en un reality, es
una habiación de cristal donde vamos a vivir dos semanas, aquí en el centro de
la ciudad, a plena calle ¿Te imaginas? Solo el baño tiene cristales ahumados,
es una locura, yo no quería pero Emmett…— tenía que ponerme al día con mi amiga
pero no en este momento.
—Rose… Rose, calma, tenemos todo el día, creo
que Esme necesita ayuda— le dije para que viera cómo la dueña de casa y sus
sobrinas trataban de rehacer la mesa.
—Ay, tengo que ayudarle, Esme es una suegrita
a todo dar— se fue caminando raro porque los tacos se le hundían en el jardín.
Muy cerca de mí, Tanya hablaba con Jacob, no
quería perderme nada.
—No le hagas caso, Edward es un malhumorado
es todo— no pude soportar lo que escuchaba.
—Si Edward supiera que, hace años, tu aborto
fue voluntario no tendría tan mal concepto de Jacob— dije suavemente Yo estaba
casi segura que por eso Edward le tenía tanta ojeriza a mi amigo mecánico.
Jacob abrió los ojos y enseguida la miró. Tanya
parecía nerviosa.
— ¿Por eso Cullen me trata con la punta de
sus zapatos?— le preguntó. – ¿Él cree que yo te obligué?— la increpó.
—Claro que no. Edward sabe la verdad, yo se
la conté pero tu no le gustas— le respondió rápidamente pero a mi no me convencía.
–No eres más que una intrigante e infiel, si engañaste a tu marido con Edward
de seguro pronto le pondrás los cuernos a mi primo— me gritó y se marchó con la
nariz respingada antes que pudiera responderle. Si no fuera una reunión
familiar le rompía su nariz operada. Calma Bella, sólo lo dice para molestarte,
no caigas en su juego, me repetí.
—Cullen cree que yo tuve la culpa por lo de
Tanya ¿verdad?— me preguntó Jake.
—Creo que si— le dije aunque yo estaba
segura.
—No era mi intención colarme a su desayuno
familiar, me la hizo buena tu primita— sonrió.
—No es mi primita, Dios me libre. No sé que
pretende pero estoy segura que tiene un objetivo— le compartí mis dudas.
—Vino ayer a buscarme, dijo que estaba
enamorada de mí. No sé si creerle, nunca terminaré de conocerla— avanzamos
caminando despacio hacia la gran mesa familiar.
—Ve con cuidado Jake yo no me huelo nada
bueno, por mi parte, Edward y yo nos hemos dado otra oportunidad, quisiera que
todo salga bien— deseaba de todo corazón llevar la fiesta en paz con toda la
familia Cullen, Tanya incluida Pero tampoco iba a dejar que ella manipulara a
Edward o a los demás.
—Pues felicidades, pensé que jamás lo
perdonarías, imaginaba que te buscaría arrodillado sobre púas, que se
flagelaría para obtener tu perdón— sonrió. Qué cosas se inventaba.
—Qué tonterías, Edward está arrepentido de lo
que pasó, estuvo mucho tiempo buscándome— sonreí.
—Si, me imagino. Yo lo habría hecho, tu no
eres una mujer común, fue un idiota al tratarte así— llegamos a la mesa y no
pudimos seguir conversando, Esme nos señaló nuestros lugares. Yo al lado de su
hijo y Jacob entre Tanya y Kate.
—Bueno… bienvenidos — inició Carlisle. Edward
se veía más tranquilo, tomó mi mano.
—Estoy muy feliz de tenerlos a todos niños—
dijo Esme mirando a sus hijos y sus sobrinas.
—Mami, traigo un hambre. Si, que bueno que
nos reunimos todos. ¿Ya podemos empezar?— Emmett tenía su tenedor lleno de
salchichas. Todos reímos al verlo tan hambriento. Rose le dio con el codo.
—Si amor, como dirías tu: ¡Al ataque!— sonrió
Esme. Se escuchó el tintinear de los cubiertos.
—Tu madre va a pensar que no te alimento bien—
le recriminaba mi amiga. Más allá de ellos estaba Alice quien me saludó con la
mano. Le sonreí. A su lado Jasper conversaba con Carlisle.
— ¿Estás bien?— preguntó Edward.
—Si, claro, estoy muy contenta— le sonreí. Él
no pareció creerme. Tal vez porque mi semblante no era el mejor. Tanya era como
una espina que no duele pero que fastidia. Y se había enquistado en nuestras
vidas.
—Mi madre quiere hablar contigo en su privado
al terminar de comer— me sonrió Qué lindos ojos verdes, podría jurar que
brillaban.
—Claro. Edward, yo sé que no tengo derecho a
pedirte nada porque ésta es tu casa pero… no trates mal a Jake. Es mi amigo, no es tan malo como
crees— no me respondió, sólo me miraba como si quisiera hacerme el amor. – ¿Edward?—
pregunté.
—Eres buena Bella. Tan buena que no ves el
mal en la gente— dijo muy despacio.
—Tal vez seamos los dos los que no podemos
ver las maldades de la gente— le dije algo más dura.
— ¿Maldades?— dijo dudando.
—Ey Bella, pásame la sal— nos interrumpió
Emmett. Salí de mi burbuja romántica.
Tanya me taladraba con los ojos frente a mí.
Edward le alcanzó a su hermano lo que pedía.
Carlisle tomó la palabra ya que todos parecían hablar en susurros con la
persona de al lado.
—Creo que todos no conocemos salvo al
invitado de hoy. ¿Cuál es tu nombre?— preguntó carlisle a Jake.
—Soy Jacob Black y no estaba invitado, vine a
componer un coche señor— dijo obviamente tratando de ser educado.
—Dime sólo Carlisle. Tengo una duda, en vista
de lo obvio. ¿Eres novio de Tanya?— preguntó el jefe de los Cullen. Jake casi
se atraganta con un pedazo de pan. La miró confundido, se veía que no sabía que
decir.
—Pues no, llevamos saliendo bastante tiempo
pero no somos novios— dijo él sonrojándose. Era divertido verlo así, usualmente
él era una persona muy despreocupada Y había dicho la verdad, no eran novios a
pesar que llevaban años encontrándose a escondidas.
—Carlisle, deja que los chicos se entiendan—
Esme los miraba con cariño.
—Era sólo curiosidad amor. Bueno todos
conocen a Bella ¿Verdad?— dijo Carlisle ahora mirándome a mí. No era que me
disgustara pero sentí un vacío en el estómago y no era hambre. –Me alegra saber que por fin ella y Edward
están juntos. Los Felicito— nos sonrió. Todos nos miraban a Edward y a mí.
Ahora eran mis mejillas las que estaban encendidas.
—Felicidades— sonrió Kate justamente frente a
mí. Le correspondí la sonrisa.
—Si, un brindis con jugo de naranja para este
par que por fin están juntos— Emmett alzó su vaso. Uno a uno todos lo siguieron, la última levantar
su mano fue Tanya.
—Por Bella y Edwar— dijo Alice. Todos
repitieron “Por Bella y Edward”, me sentí tan bien, era la familia que siempre
había querido tener.
Demasiado rápido la mesa quedó vacía de
alimentos. Emmett arrasó con todo lo que sobró.
—Creo que es hora de hablar con Esme— le
recordé a Edward, pues su madre ya había abandonado la mesa minutos atrás.
—Estoy seguro que va a interrogarte, apenas he
hablado con ella anoche. Siéntete libre de decir lo que quieras en mi nombre—
me decía mientras me guiaba en la casa. Estaba tan nerviosa que apenas presté
atención a la decoración. Esta sería una entrevista formal. ¿Qué cosas importantes
tendría Esme que decirme? ¿Me preguntaría sobre mi relación con su hijo? No
daba muestras de estar en contra, pero qué me querrá decir.
Edward llamó a la puerta, escuché un
“adelante”.
—Suerte— dijo mi guapo acompañante abriendo
la puerta.
—Gracias— tomé valor y entré. Esme estaba
tras un escritorio revisando su computadora.
—Pasa Bella, siéntate, en un momento estoy
contigo.
Caminé despacio, no era momento para que mi
torpeza haga acto de presencia, caerme entre la alfombra persa y la mesita de
centro no sería una buena forma de iniciar una conversación con mi casi suegra.
Tenía ganas de comerme las uñas pero decidí
apretar mis manos una contra la otra esperando a Esme. No tardó en llegar, se
sentó frente a mí.
—Bella, tengo algo importante que hablar
contigo— dijo solemnemente. Lo que me temía, ahora que estábamos solas tan vez
exprese sus dudas o su incomodidad a cerca de mi persona ¿Tan mala me vería
para ser novia de su hijo?
—Si, Esme. Tu dirás— dije temblando. Dentro
de mí rogaba porque no me dijera nada malo, viniendo de ella, a quien admiraba,
me dolería.
—Necesito tu ayuda Bella. Odio pedirte esto
pero quiero que lo que conversemos aquí no salga de esta habitación. No se lo
digas ni siquiera a Edward— abrí mis ojos desmezuradamente. ¿Qué podría ser tan
delicado?
—Confía en que esto será entre nosotras— le
aseguré. Mil y un teorías rondaban mi cabeza pero no podía perder el tiempo en
suposiciones. Debía escuchar atentamente.
—Hace meses, no años, que vengo temiendo por
un problema familiar grave. Yo cuido de mi familia porque amo a cada uno de sus
miembros, eso incluye a mis sobrinas porque son hijas de mi gran amiga Sasha.
Pero Tanya… no sé que pensar de ella— Esme no pudo contenerse y sus ojos se
humedecieron. ¿Tanya qué? Todo este tiempo pensé en ella como una mujer
resentida, incluso celosa. ¿Qué habría hecho para que Esme piense así de ella?
—Tranquila Esme, te oigo— la animé a
continuar.
—Ella es la que más ha estado con nosotros,
desde que era una niña, por ser la mayor. La veía como mi pequeña de cabellos
de oro, siempre la he llamado así. Antes que cumpliera la mayoría de edad, se
quedó una buena temporada. En esos días la sorprendí muchas veces en la
habitación de Edward— me miró como si le avergonzara decirme aquello. Yo sabía
que Tanya siempre ha estado tras de Edward, Jake me contó.
—Debió ser un capricho adolescente— dije para
calmar a Esme. Yo temiendo que fuera a decirme que no le gustaba para su hijo y
termino siendo una confidente.
—No lo sé Bella. En esa época no le di
importancia, bueno, le dije a Carlisle y él también lo minimizó. Pero nunca le
conté a nadie que encontré un par de veces debajo de la cama de Edward ropa
interior de Tanya— Esme estaba llorando. Dos gruesas lágrimas caían por su
hermoso rostro en forma de corazón. No podía ser cierto. Edward nunca estuvo
con otra mujer en la cama antes que yo. ¿O me habrá mentido? En la práctica
Edward era fenomenal ¿Habrá aprendido eso con su prima? No, no. Bella saca esas
ideas tontas de tu cabeza.
— ¿Piensas que Edward y Tanya estuvieron
juntos?— le pregunté dudando.
—No sé que pensar, nunca he tomado el valor
de preguntárselo a Edward. Pero eso no es todo Bella, si supieras— suspiró.
¿Habría algo más grave que aquello? Algo me decía que hoy no era mi día, bueno,
lo fue al despertar pero siempre hay que pagar un costo por lo disfrutado. Ni
modo, ahora mi deber era ayudar a Esme. Ella no podía vivir con esas dudas. Ni
yo tampoco.
—Estoy aquí para escucharte Esme— volví a
darle confianza. Si algo había aprendido de la vida es que tan sólo con
escuchar a las personas les ayudamos a sobrellevar su carga.
—Hace poco, hará un mes, acompañé a Tanya a
una consulta médica. Lamentablemente vi su historia, yo no quería pero la
enfermera la dejó junto a mí y se distrajo al teléfono. Ella… ella tiene un
aborto y fue hace tres años, más o menos por el mismo tiempo en que se quedó
aquí— tuve que abrazarla porque rompió a llorar. Al menos en eso podía
consolrle. Ese bebé no fue de Edward.
—Esme, yo te puedo asegurar que el bebé que
abortó Tanya no era de Edward— le dije al oído. Ella se tranquilizó un poco,
— ¿Cómo… cómo lo sabes?— dijo sollozando.
—Lo sé. Me lo contó el padre de ese bebé—
Esme me miró asombrada, así que tuve que continuar. –Es Jacob. El muchacho que
trajo Tanya a desayunar. Han estado saliendo desde que ella vino aquí hace
años. Abortó en secreto, él pagó los gastos. Edward se enteró es por eso que lo
detesta. Aunque… yo creo que Tanya no le ha dicho la verdad a Edward y le ha
dado a entender que fue Jacob quien la hizo abortar— esa era una gran duda que
tenía y aclararía apenas salga de aquí. Esta vez Edward no iba a callarse sus
secretos familiares. Si quería que fuéramos una pareja debíamos compartirlo
todo.
—Me quitas un gran peso de encima. No sabía
que hacer de la preocupación. Al menos en esa parte dejo que tener una carga—
parecía que sus problemas no acababan.
— ¿Hay más?— pregunté ya con miedo.
—Si. Desde que te fuiste, Tanya ha estado
aquí. No estudia, ni se va a su casa. Decía que ayudaba a Edward a buscarte
pero no le creo. Sobre todo porque… Bella, quiero que me prometas que no dirás
esto por favor, es que no estoy segura y si me equivoco cometería una injusticia
terrible— me asustaba lo que iba a decirme.
¿Qué habrá hecho Tanya?
—Lo prometo Esme. Te doy mi palabra, nada de
lo que me cuentes saldrá de aquí— le aseguré.
—Bien. Hace algunos días, Edward recibió una
llamada. Alguien le avisó dónde estabas y salió de aquí hecho un loco. Tanya
también desapareció. No se fue con él pero no dijo a donde iba. Regresó dos
dias después. Edward vino a cambiarse, se despidió de mí diciendo que
se iba contigo. Pero esa noche… cuando Tanya y yo bajabamos las escaleras… no
lo puedo asegurar Bella… pero creo, creo que ella me hizo caer— me quedé sin
respirar. Durante varios segundos no dije nada. ¿Acaso Tanya buscó una excusa
para hacer que Edward volviera y me dejara? ¿Podría ser tan malvada de atentar
contra su propia tia sólo para tener un motivo? No, era demasiado.
— ¿Estas segura Esme?— pregunté atónita.
—No Bella. No estoy segura. Yo venía
conversando con ella, miré al espejo que está frente a las escaleras por un momento.
Vi su rostro, ella hizo algo extraño, al siguiente segundo rodé los últimos escalones. Lo que más me hace dudar es que en lugar de llamar a Carlisle,
llamaba a Edward. Yo estaba en el piso. No podía levantarme, lo lógico es que
llamara a su tío para pedir una ambulancia del hospital— pobre Esme, se veía
tan agobiada. Ahora debía averiguar si fue un accidente o fue Tanya quien causó
todo. Pero iba a ser muy difícil que me lo dijera.
— ¿Crees que Tanya sería capaz de algo así?—
pregunté.
—No lo sé Bella, no lo sé. No es la inocente
niña que yo siempre he querido creer. Con todo lo que me dijiste, si fue capaz
de planear un aborto, casi estoy segura que mi accidente no fue casualidad. Por
eso es que me quedé en la clínica y no deseaba regresar a casa.
Definitivamente era un gran peso sobre mis
hombros el que ponía Esme. Averiguar la verdad iba a estar complicado. Y
peligroso. Si Tanya era culpable, significaría que es malvada. Y no creo que se
detenga por nada conmigo. Ya me estaba
entrando miedo. Siempre fui miedosa con la gente mala. Pero no podía permitir
que volviera a pasarle algo a Esme.
—Debemos estar seguras Esme. Tanya es rara,
hay muchas cosa que no te he dicho. Ella… es de un modo delante de Edward y muy
diferente cuando no está él— al menos eso me parecía a mí.
—Si. Usualmente cambia con Edward. Necesito
ayuda Bella. No le cuento a Alice porque armaría un escándalo, sólo bastaría mi palabra para que mi hija la eche
de casa. Y no quiero problemas en la familia. Ahora por ejemplo, no sé que
trama con ese muchacho. Pareceira que desea poner celoso a Edward, Carlisle me
comentó que los oyó discutir.
—Edward no está celoso, siempre que ve a
Jacob se pone así. Lo detesta porque lo cree culpable, o eso creo— no sabía que pensar.
—Bella, quiero que te cuides. No estés cerca
de Tanya, llévate a Edward. Yo lo voy a animar para que se quede contigo allá
en el edificio. No vengan seguido, no le des oportunidad de que te haga algo—
me advirtió. Parecía preocupada por mi, eso me hacía sentir querida.
—No te preocupes Esme. Averiguaré que sucede.
Jacob es mi amigo, sé que no se dejará manipular por Tanya. Algo debe saber,
estoy segura.
—No te expongas Bella, me lamento haberte
dicho esto, tengo temor que algo te pase— me abrazó. Se sentía tan cálida, tan
materna.
—Gracias— no pude decirle más porque en ese
momento llamaron a la puerta.
—Adelante— dijo Esme limpiando rápidamente
todo indicio de llanto.
—Lo siento querida— Carlisle se disculpó por
interrumpirnos. –Tanya y Edward están peleando otra vez, dame una mano— Esme me
miró pidiendo ayuda.
— ¡Vamos!— le dije. No levantamos y salimos
detrás del jefe de la familia. En la sala todo era un alboroto. Edward y Jacob
discutían. Las hermanas de Tanya la retenían para que no se interponga. Detrás
de Edward Emmett parecía dudar. Alice por su parte tomada de la mano de Rose le
increpaba algo a Tanya. Jasper miraba todo asombrado, no sabía que hacer.
—Chicos, ¡Ya basta!— gritó Esme, poniendo
freno a todo el lío.
—Tía, dile a Edward que deje de una vez de
meterse conmigo— gritó Tanya.
— ¿Qué es lo que sucede aquí?— preguntó
Carlsile enojado.
—Creo que mejor me voy— Jacob tomó su casaca
para marcharse.
—Yo me voy con él— volvió a gritar Tanya.
—Te he dicho que tu no sales de aquí con ese
patán— le respondió Edward.
—No soy ningun patán y tu no eres el dueño de
tu prima ¿O es que tienes algun problema con que ande con ella? Anda Cullen, dí
que problema tienes para meterte conmigo siempre— lo retó Jacob. Edward miró a
Tanya pero no dijo más. Obviamente no quería ponerla en evidencia delante de la
familia. Maldita bruja, Edward estaba siendo caballeroso al no revelarnos su
secreto. Él no quería darles el disgusto a sus padres de saber que su sobrina
había abortado años atrás.
—Bella, llévate a Edward— me susurró Esme.
—Vamos a conversar civilizadamente— hablo Carlisle.
–Tanya, acompáñame a mi despacho— la llamó. Ella insegura se soltó de sus
hermanas.
—No sé tu papá, pero estoy cansada de vivir
siempre peleando. Vas a terminar perdiendo a tus hijos por culpa de tu querida
sobrina— le dijo Alice muy molesta.
—Si incomodamos tío, nos regresamos a Alaska—
dijeron Kate e Irina.
Me adelanté hacia Edward y lo tomé de un
brazo.
—Vamonos de aquí Edward— le dije algo
molesta. Me daba rabia que no vea con claridad lo que Tanya pretendía. Ya me
estaba dando cuenta de todo. Ella quería que todo mundo creyera que Edward
estaba celoso. Embustera.
—Bella… yo no…— no lo dejé terminar.
—Llévame a otro lugar— le insistí.
—Si, claro. Permiso— dijo él mirando a sus
padres. No volteé ver a nadie más. Mientras
más lejos de esa arpía mejor, ya me encargaría de averiguar la verdad.
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