14 enero 2013

Capítulo 7



CAPÍTULO 7

GUERRA DECLARADA


BELLA
— ¿Te vas a comer todo eso?—me preguntó Sue cuando me vio llevar la charola a mi habitación.
—Es que no almorcé—me excusé.
Subí con cuidado, tenía frutas, pasteles, refresco y un bol lleno de fideos con salsa que acababa de preparar. Creo que eso sería suficiente para los dos.
Llegue a mi habitación y preparé el improvisado picnic sobre la alfombra. Puse una manta a cuadros y serví todo. Cerré la puerta con seguro por dentro por si venía alguien. Estaba lista.
Miré mi reloj, eran 7:50. Bueno tenía unos 15 minutos. Bajé por unas velas. Regresé a la habitación y las prendí, las acomodé en los candelabros. Ya eran pasadas las 8 y mi Romeo no aparecía. Me levanté a observar por el balcón, cuando una risa amortiguada en la habitación me asustó.
— ¿A quién esperas Julieta?— él estaba en mi cama.
—Edward ¿Cuándo llegaste?— le pregunté algo molesta.
—Que buen recibimiento, llego y no estás y ahora pones esa carita— sonreí y él se levantó. —Vaya que romántico. Antes que nada quiero darte algo— y puso una tarjeta en mis manos.
— ¿Es de tu madre?—pregunté al leerla decía "Esme Cullen. Diseñadora de interiores".
—Sí, ella quiere hablarte— ¿sabría algo? ¿Edward le habría contado?
El vio la confusión en mí y me sonrió.
—No es de eso de lo que quiere hablarte. Ella y tu madre aún son amigas. Se escriben.
— ¿Mi mamá?—Mis ojos se llenaron de lágrimas. – ¿Dónde estás ella?— pregunté con mucho miedo.
—Vive en Phoenix. Creo que Esme te lo explicará mejor que yo, no se muchos detalles, es mejor que hables con ella. ¿Podrías ir mañana al salir de la escuela? Te estará esperando.
Mi corazón latió más aprisa, mi madre era algo que me había obligado a no pensar porque me daba mucha tristeza.
—Gracias— le dije y lo abracé.
—Bueno mañana no creo que me des las gracias, Esme sabe lo de nosotros y es probable que te haga un interrogatorio— le sonreí, eso era lo de menos, tendría noticias de mi madre, no tendría que fingir que no me importaba nunca más.
Escuché entonces pasos en el corredor, se detenían delante de mi puerta. Casi grito cuando oí que tocaban. Le hice señas a Edward para que se escondiera en mi armario.
—Bella hija, ¿estás allí?
—Ya voy papá— grité algo desesperada.
Abrí la puerta y le sonreí.
— ¿Que hacías?— me preguntó.
—Jugando— le dije ya que entro y vio el pequeño picnic en el piso.
Sonrió y se sentó en mi cama.
—Bella quien es ¿Emmett McCarthy?
— Un compañero de escuela ¿Por qué?— pregunté.
— Pues Mike me dijo que ha estado molestándote. ¿Es cierto?
— No es cierto, no me ha molestado. Sólo es gracioso.
—Hija no quiero ponerte en riesgo, esos chicos son peligrosos.
— ¿A cuales chicos te refieres papa?
—A ese Cullen y amigos, seguro que son peligrosos, les pondré un radar de velocidad mañana, si alguno de ellos se pasa de los límites los arrestaré.
—Papá, estas siendo paranoico, puedo manejarlos.
—Lo sé hija pero le pediré a Jacob que te acompañe a todos lados. Creo que es hora de que vayas pensando en elegir. No quiero presionarte pero tal y como están las cosas necesitas a alguien que cuide de ti.
—No necesito que cuiden de mi papá y sería más feliz si no tengo que hacer eso. Ambos son agradables pero no quiero a ninguno de los dos.
Papá me miró algo confuso.
—Me alegro por eso hija, aún así preferiría que alguien te acompañe. Billy quiere una respuesta para antes del fin de curso. Me gustaría que tu y Jake…
—No papá, Jake es desagradable y no me gusta.
—Pues lo prefiero cerca de ti a dejarte embaucar por esos niños de ciudad— me dijo algo molesto. –Ya eres una señorita aunque insistas en jugar a la comidita, no eres una niña Bella y debes elegir entre uno de los dos. Serás Isabella Black o Isabella Newton antes de marcharte de aquí.
Salió de mi habitación con fuertes pisadas. Cerré mi puerta, me recargue en ella y cerré los ojos. Sería difícil, muy difícil hacer que entienda. Tal vez me cueste la vida.
Sentí unos brazos rodeándome.
—Sobre mi cadáver. No dejaré que te casen con ninguno de esos idiotas.
Comimos en silencio, al parecer Edward perdió el buen humor ya que se limitó a conversar de cosas triviales.
— Así que vigilará nuestros vehículos. Se sorprenderá— dijo más para sí mismo.
—Por favor no conduzcas demasiado aprisa, mi padre estará feliz de tener un motivo para detenerte.
—No hay cuidado, conduciré más lento que una ancianita— sonrió.
Nos despedimos una hora después, conversamos mucho, siempre me bombardeaba con preguntas sobre mis gustos y los años en que no nos vimos.
Al día siguiente al llegar a la escuela había un tumulto en el estacionamiento. Con cautela me acerqué, Leah decididamente se hizo un espacio y pude ver las dos altas y corpulentas figuras de Emmett y Jacob en el centro de la gresca.
—Chocaste mi auto a propósito Black, te vi hacerlo, tenías más de 50 lugares libres, porque tenías que estacionar tu lata vieja al lado de mi Jeep.
—Fue un accidente y mi auto salió más dañado.
—Me volaste dos faros. Espero que tu seguro lo cubra o yo me cobraré y no te va a gustar.
—Pues aquí no hay aseguradoras ¿Y sabes qué? Cóbratelo como puedas McCarthy. O sino llama a la policía— Quil soltó una carcajada y Embry hizo un gesto obsceno al marcharse.
—Te arrepentirás Black te haré la vida miserable— gritó Emmett conteniendo su ira, y ajustando los puños.
Edward y Jasper miraban con odio a Jacob y compañía que se alejaban riéndose. Crucé una mirada con Edward que apenas me sonrió. Luego los vi acercarse entre ellos murmurando algo.
—Wow ¿Qué idiota hizo eso?— gritó Rosalie llegando con Alice.
—Jacob— dije secamente.
—Maldito chucho, ya va siendo hora de que alguien le baje los humos— dijo mi rubia amiga y las tres entramos a la escuela para empezar las clases.
Las clases de matemáticas fueron tensas, cada vez que el profesor escribía en la pizarra, pasaba algo. Emmett le lanzaba papeles a Jacob y éste volteaba malhumorado. Edward y Jasper no dejaban de murmurar. Sabía que no era nada bueno que se enfrentaran, podía terminar en una pelea.
Al terminar la hora Emmett me sorprendió levantándose de su asiento y viniendo hasta mi carpeta. Al pasar por el asiento de Rosalie vi que le guiñaba un ojo.
— ¿Bella, me dejas llevarte los libros?—preguntó con una sonrisa pícara en su rostro.
—Claro Emmett, no veo porque no—le dije y le señale mi carpeta. Sabía que hacía eso para hacer rabiar a Jacob y no me importaba.
Salimos del aula conversando de lo más distraídos. No tardó mucho en que Jacob nos cortara el paso.
—Bella aléjate de este tipo—me amenazó
— ¿Por qué? Está siendo gentil, se llama caballerosidad Jacob—le contesté.
—No me gusta—gritó él.
—Pues que bueno porque no eres mi tipo Black— le sonrió Emmett. —Como te decía Bella, me gustaría que me ayudaras en Matemática, realmente soy muy malo con el algebra—continuó su conversación mi corpulento amigo.
Llegamos a la siguiente clase de Historia y me di cuenta de que no sólo Jacob tenía una cara de perros sino también Mike. Agradecí a Emmett por llevarme los libros y me senté al lado de Ángela. Todo transcurrió con normalidad hasta la hora del almuerzo. Estábamos sentadas en nuestra mesa cuando Emmett llegó hasta nosotras.
—Hola preciosa— le dijo a Rosalie. –Julieta, mi amigo Romeo te recuerda que tienes que ver a su madre a la salida de la escuela. No te preocupes que distraeremos a cualquiera que intente seguirte.
—Gracias—le dije con verdadera emoción.
Se me hizo una eternidad las dos últimas horas, cuando tocó el timbre de salida Jacob se me acercó.
—Bella te acompañaré a tu casa—dijo muy seguro de sí.
—No necesito que me cuiden Black.
—Bells, nunca me habías llamado así— dijo sorprendido.
—Pues deja de comportarte como si fueras mi padre— y salí corriendo hacia mi auto, subí y arranqué. Vi por el retrovisor que tres autos, un Jeep, uno azul y otro plateado le cerraron el paso al auto de Jacob, quien se bajó a discutir con ellos. No pude ver más, manejé como pude con el corazón latiendo muy aprisa.
Me estacioné en una calle no tan concurrida cerca de la tienda de decoración, era pequeña pero todo se veía muy bonito. Entré con cautela mirando en todas direcciones. Una joven se me acercó.
— ¿Busca a alguien?—preguntó.
—Yo, bueno…
— ¿Isabella?—Escuché una voz dulce detrás de mí.
Me giré a verla, una mujer hermosa, tal y como la recordaba. Me abrazó con calidez.
—Ven conmigo querida, debemos hablar, acompáñame a mi oficina— dijo y me dejé guiar.
Estaba nerviosa.
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EDWARD
Sabía que mi amigo estaba a punto de explotar. Y a decir verdad yo también. Anoche cuando fui a visitar a Bella oí que su padre quería casarla con alguno de esos imbéciles. Pero claramente me di cuenta de que prefería a Black. No era bueno que sospechara lo nuestro pero Emmett en su deseo de molestarlo se acercaba mucho a Bella.
No me molestaba en absoluto sabía que mi amigo estaba enamorado de Rosalie pero su acercamiento a Bella nos traería problemas. Y no era mi intensión llegar a la agresión física porque eso nos llevaría a la delegación policial y allí de seguro no nos iría bien.
Así que traté de calmar a Emmett. Que salió de su auto como un oso hambriento porque Black le chocó por segunda vez en el día.
—Emmett, tranquilo, si pierdes el control tendremos problemas.
— ¿Que pasa McCarthy? ¿Quieres llevar mis libros? Que amable—Se burló Quil.
—Es todo un caballero—gritó Embry.
Emmett estaba a punto de desatar toda su ira.
—Calma Em—dijo Jasper –Yo arreglo esto.
Se acercó hacia Black y habló con él unos minutos. Luego regresó.
—Listo, vámonos. Ya Bella debe estar con tu mamá, ganamos el tiempo que necesitábamos.
Black y sus amigos conversaban furiosamente.
— ¿Que les has dicho Jazz?— pregunté algo temeroso.
—Hoy a la media noche en la carretera que va a Seattle. Una carrera de autos, el idiota de Black cree que su auto es más rápido que el tuyo—se encogió de hombros como si estuviera diciendo algo sumamente aburrido.
Me quedé en shock ¿Tendría que competir contra Black?
Eso sería interesante.

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