14 enero 2013

Capítulo 3






CAPÍTULO 3


SEGUNDA CARTA

Jacob, mi amigo Lobo

Solía alternar mis salidas a La Push con Charlie o a veces sola, cuando mi monovolumen necesitaba afinamiento o hacia sonidos extraños.
Jacob, el hijo menor de Billy Black se convirtió en mi mejor amigo, era fácil relacionarse con él, era el hermano que nunca tuve.
Su sonrisa me alegraba el corazón.
Había decidido regresar al claro del bosque donde una vez me llevaste, pero no tenía idea de cómo llegar, así que le pedí a Jacob que hiciera de guía. Caminamos muchas veces tratando de dar con el lugar y nada dio resultado.
Para entonces se oyeron rumores de campistas desaparecidos y 2 cazadores fueron hallados muertos cerca del río. Charlie se ausentaba más de la cuenta, inició un seguimiento junto con los jefes de policía de los otros pueblos. Al parecer un animal estaba rondando la zona.
Me prohibió salir al bosque y en La Push tampoco podía estar ya que Jacob y su amigo Quil habían viajado. Pasé más de un mes sin verlos, tiempo en que salí muchas veces con Mike, Jessica y Tyler. Aunque este último siempre buscaba quedarse asolas conmigo. Como si yo tuviera un letrero sobre la cabeza que dijera "disponible".
Solo dos días después de que Mike me invitara a cenar, recibí una invitación de Tyler para cenar también.
¡Qué originales!
¿Acaso pensarían que no se cocinar? No. Jamás ninguno probaría lo que yo preparo.
Salí con Tyler a un restaurante de Forks, donde sólo me hablo de las estrategias de juego y de la copa que ganaría para mí el siguiente mes en la final del campeonato. Cuando me llevó a casa intentó besarme en el umbral de la puerta. Reaccioné furiosa.
Pero toda mi ira no era dirigida a él. Me sentía miserable, quería verte y gritarte a la cara, que esto también era tu culpa.
Todas las invitaciones y ayuda de mis compañeros eran solo por eso. ¡Por qué me dejaste expuesta todos!
¿Es que acaso por invitarte al cine o a cenar se los tienes que devolver de esa manera? ¿Es que así funciona todo?
Golpee a Tyler y descargue parte de mis frustraciones en él. Se disculpó de mil maneras y lo eché de casa.
Al día siguiente muy temprano salí sola a buscar el claro en el bosque, caminé por 5 horas hasta que lo encontré. Era hermoso, tal y como lo recordaba, quise dar un paso hacia el centro pero mi corazón latía tan deprisa, recordaba nuestra primera conversación allí. Tus palabras parecían resonar en el viento…
"Isabella… No podría vivir en paz conmigo mismo si te causara daño alguno"
"Ahora eres lo más importante para mí, lo más importante que he tenido nunca"
Mentiroso— dije.
¡Mentiroso!— grité.
¡Edward Cullen eres el mentiroso más grande que existe! ¿Cómo puedes vivir en paz si me estás haciendo tanto daño? Como puedes…
Una carcajada fría me dejó sin aliento. Había alguien allí. Se movía con tanta velocidad que apenas vi su sombra.
Una cabellera roja, una sonrisa siniestra.
Victoria.
Todo mi cuerpo quedó frío. ¿Así es como iba a morir? ¿Para eso me habías dejado?
Entonces no valía la pena tanto dolor si así iba a terminar todo.
Reuní el poco valor que me quedaba, si iba a morir por lo menos lo haría con dignidad.
— Hola Victoria.— Saludé con indiferencia.
— Ohhh me recuerdas— siseo
— ¿Cómo olvidarte?
— Vaya, ¿qué haces tan sola y lejos de casa? – Me preguntó
— ¿Sufriendo y tú?— fue todo lo que se me ocurrió, después de todo ella también debía estar sufriendo al perder a James. Sólo que James no la abandonó por su voluntad.
— ¿Te abandonó verdad?
— Si, me abandonó. Se fue sin dejar explicación. Al parecer yo le complicaba la vida. O se aburrió. Tú deberías entender mejor. Porque yo no lo entiendo aún.
— Entonces… ¿estás sola?
— Sí y no tengo tiempo para juegos. ¿Qué es lo que buscas?
— A ti pequeña. Ojo por ojo. Pareja por pareja.
— Entonces llegaste tarde, yo ya no soy su pareja – Sus ojos me miraban fijamente, era tan aterradora como hermosa. Parecía una leona a punto de saltarme encima. También se veía sedienta. Creo que tenias razón y mis instintos estaban mal, en lugar de huir quería quedarme y que esto acabara pronto, no soportaría 50 años de una vida vacía. Sería mejor una muerte rápida, si debía suplicarle algo sería solo que fuera muy rápida.
— No creo que él te haya olvidado, no funciona así con nosotros. Lo que no entiendo es porque no te transformó.
— Eso también me lo pregunto yo. Pero creo que era un código en su familia, no trasformar a nadie a no ser que estuviera muriendo. Tú sabes que ellos son diferentes, que no se alimentan de humanos. Yo no debí ser apetecible.
— No lo creo. De todas formas estoy hambrienta, serás solo un bocado y después podré restregárselo en la cara, aunque aun mi venganza no estará completa.
Se agazapó como una fiera para saltar sobre su presa.
Cerré los ojos y esperé.
"Te amo, Edward te amo", traté de fijar tu rostro para no olvidarte cuando abandone este mundo. Pero no sentí nada, sólo me llegó el sonido de cuerpos chocando y gruñidos.
Abrí los ojos asustada, delante de mí estaban dos lobos tan grandes como caballos.
Uno de ellos salió corriendo tras Victoria y el otro volteó a verme. Sus ojos se me hacían conocidos. Me miraba con asombro.
Retrocedí un paso, no por miedo sino para verlo mejor. Era hermoso, dentro de su fiereza. Su pelo rojizo, sus músculos tensados. No me gruñó.
Me miró profundamente. Se acercó, estiré el brazo hacia su hocico, hacía mucho tiempo que no sentía mi corazón latir tan deprisa.
Realmente debí estar demente, la curiosidad era más grande que el miedo. ¿Qué era eso? Obviamente los lobos no son tan grandes y si quisiera comerme ya lo habría hecho.
Estiré los dedos al llegar a su hocico, sólo lo toqué por un par de segundos, retrocedió lentamente y salió corriendo tras su compañero y Victoria.
Mi mente no podía aceptarlo, no podía aceptar lo que había visto. Pude moverme después de unos lentos segundos y corrí hacia mi auto, demoré menos de media hora en alcanzarlo. El miedo por fin se abría paso.
Llegue a casa temblando, había comenzado a llover.
Charlie aún no llegaba, así que preparé la cena veloz, algo de pasta y una salsa con carne.
Subí a cambiarme, todavía sentía palpitar mi corazón muy rápido.
¿Qué había pasado? ¿Fue real o me lo imaginé? Yo no tengo alucinaciones. Al menos serían contigo, no con una vampira a punto de matarme y dos enormes lobos.
Tenías razón, yo era un verdadero imán para los problemas. ¿Bajo qué estrella habría nacido?
Me sentía tan desprotegida. Una vampira sádica buscando venganza y un lobo enorme salido de cuentos. Realmente yo había nacido sin un ángel de la guarda.
Abrí la puerta de mi cuarto para buscar una muda de ropa para cambiarme y algo me detuvo en seco.
Había alguien allí, mirando por la ventana de espaldas a mí.
Me llevé la mano al corazón.
"Volviste" pensé. "Volviste por mí"
Pero al notar mi presencia, él dio la vuelta.
Había crecido mucho y se veía como si hubiera ganado peso. ¿Podría alguien normal crecer tanto en tan sólo un mes?
— Jacob. ¿Eres tú?— Fue todo lo que pude balbucear.
— ¿Bella, estas bien?— noté temblar su voz.
Se acercó a mí de dos pasos, me miraba con una extraña fascinación y a la tenue luz del atardecer reconocí sus ojos.
Alcé mi mano hacia su rostro, mantuve mi mano contra su rostro, hasta que se dejó tocar. Y recordé. Recordé los cuentos de terror que me había contado la primera vez que fui a la playa en La Push.
Su raza, descendientes de lobos. Si las leyendas con respecto a los vampiros eran ciertas ¿Por qué no debían serlo las que hablaban de los lobos? Licántropos, humanos que se transforman en lobo.
— Gracias— Musité
— Vaya— dijo y soltó una carcajada. –Es increíble, me reconociste a la primera. Bueno entonces agradécelo mejor. ¡A que si me merezco un abrazo!— Dijo tan fuerte que me devolvió a la realidad.
— ¿Se puede saber que haces en mi habitación?— le grité. –No recuerdo haberte enviado una tarjeta de invitación— le sonreí
— Oh disculpa solo seguía el olor, ahora dime ¿Por qué, señorita Swan, su habitación tiene ese horrible olor a vampiro?
— ¿Es reciente? – Le pregunté y me estremecí
— No, este es diferente y es tenue— dijo mirándome muy inquisidor
— Entonces no es de tu incumbencia. Sal de aquí y toca la puerta como lo hace la gente normal. Te invito a cenar— Le respondí.
No quería que viera mi rostro enrojecido, era la primera vez que alguien se daba cuenta de tu presencia en mi habitación. No creo que se atreviera a contarle a Charlie pero de todas maneras me sentía culpable.
Salió rápidamente por la ventana y en menos de 10 segundos oí el timbre de la puerta. Bajé corriendo a abrirle.
— Así que no me vas a contar. ¿Era su olor verdad? De tu chupasangre. Sinceramente Bella dime ¿qué podías ver en un monstruo como él? — Preguntó
— Él no es ningún monstruo. Como tampoco creo que lo sea el lobo que vi hoy. Todo depende de la perspectiva con que mires— le dije ofendida.
— ¿Así que la garrapata esa no es peligroso entonces? ¿Sería seguro para todos en el pueblo convivir con esas alimañas acaso? ¿Le podrías confiar un bebé? ¿Crees que sería capaz de resistir?— me preguntaba o más bien me gritaba.
— Le confiaría mi vida entera. ¡Todo!— Grité y sentí humedecerse mis ojos.
— Bueno está bien, no pretendo hacerte llorar. Ya me contarás. Además tengo hambre.
Le serví un buen plato de pasta, se la acabó en menos tiempo del que me tomó servirme uno para mí.
— Vaya, te dio el desarrollo— me reí.
— No voy a andar con rodeos. Explícame, quien era esa alimaña que conversaba contigo hoy. ¿Acaso una amiga confiable?
Me senté pero al pesar en Victoria se me fue el apetito. Le pasé mi plato y empecé narrarle lo ocurrido el año anterior. Parecía espantado cuando escuchó la parte donde James me atacó en Phoenix.
— Entonces… ¿Tu chupasangre y todas las demás garrapatas te salvaron? Increíble.
— Si sigues llamándolos así no voy a decirte nada mas— le advertí
— Ok. Los vampiritos. Entonces te salvaron y luego te abandonaron. Creo que eso es lo mejor, si te hubieran hecho algo le habrían lamentado— decía mas para él mismo
— Pasó un incidente y se marcharon. Pero no tengo ganas de hablar de eso ahora. Gracias por lo de hoy, en serio, ya me estaba despidiendo del mundo. ¿Pero qué fue de Victoria?— pregunté.
— La pelirroja es realmente escurridiza, logró escaparse. Ya casi la teníamos y se lanzó por el acantilado. En el mar es más difícil atraparla. Seguro volverá, no te asustes, estaremos vigilando, dentro de unos días seremos más y podremos cuidarlos mejor.
— ¿Hay más como tú? Quiero decir, vi otro lobo pero no entiendo. ¿Cuántos son? ¿Cómo funciona eso?
— Bueno creo que cuando un hay suficientes chupas… vampiros cerca, se activa algo instintivo en nosotros. Los Cullen se han marchado pero el cambio ya se ha puesto en marcha. Al principio era solo Sam, luego fui yo. Dentro de una semana dos más se nos unirán. Eso probablemente quiera decir que tendremos más visitas desagradables. Seguimos el rastro de otro más anoche.
Me sentí tan desamparada, al oír eso, temblé por dentro.
— Dime tu graduación ya está cerca, has pensado que vas a estudiar o a dónde te irás. Por favor que sea un lugar muy soleado donde no te puedan alcanzar. Nosotros cubriremos tu rastro, yo puedo acompañarte por un tiempo si quieres. Solo para cuidarte.
— Aun no he decidido. Creo que me iré a Chicago o Florida. Lo que llegue primero, estoy esperando respuesta de esas universidades.
— Excelente, me avisas cuando partirás para decirle a mi padre— Me dijo.
— Ey ¿Era en serio lo que dijiste? Yo no necesito un niñero lobo.
— Eso no está en discusión Bellita.
En ese momento escuche la puerta. Era Charlie, que se alegró mucho de encontrar a Jacob en casa.
Aquella noche tuve sueños muy extraños, yo saltaba de un acantilado y era rescatada por Victoria. No fueron buenos sueños después de todo.

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