OUTAKKE #1
¿QUIÉN LLAMÓ A LA CIGÜEÑA?
EDWARD POV
—Felicidades
hijo— mi padre fue el primero en abrazarme. Alice hizo un puchero pero se unió
a la fila de saludos.
—Gracias
Carlisle— traté de distinguir en sus ojos lo que en realidad estaba pensando.
Era bueno en eso, si pudiera tener un súper poder sería leer mentes.
Papá se veía
casi tan feliz como mamá. Un estado de felicidad extraño. Sonreían, eso era
obvio pero su felicidad no llegaba a colmarles la mirada. Y mis hermanos, ni se
diga. Alice reaccionó de la misma manera que cuando empecé a salir con Victoria
en mi segundo año de medicina, hace expresiones raras, muecas desagradables
pero no me dice nada.
Rosalie si
apreciaba a Tanya y fue la primera en ir a saludarla. Jasper y Emmett por otro
lado eran bastante comprensivos. Ellos
de alguna manera me animaron a dar este gran paso.
Es un cambio
radical en mi vida. En 8 meses,
prácticamente la siguiente primavera me casaré.
Tanya y yo
llevamos más de un año saliendo, entre peleas, distanciamientos y
reconciliaciones. Yo la admiraba. Era una excelente profesional muy entregada a
su carrera. Estaba en falta con ella, cuando se inscribió conmigo en la
facultada de medicina, hace años, pensé que lo hacía por mí. Para estar cerca.
Pero el tiempo hizo que me trague mis palabras iniciales. Ella es una excelente
médico obstetra muy cotizada en la ciudad.
—Bendiciones
mi amor, me hace muy feliz que formes una familia— mamá no dijo más. Y yo
estuve de acuerdo, por un tiempo no tocaríamos el tema de niños en la familia.
Rosalie y Emmett perdieron un bebé el verano pasado, costó tanto poder sacar a
Rose de su depresión. Por ello Alice y Jasper no tienen planes de encargar
todavía.
Mis 4 hermanos
llevan un par años casados, pero se aman desde mucho tiempo atrás. Casi desde
que se conocieron. Yo… yo no creo en eso del amor a primera vista.
La doble boda
fue hermosa… me nombraron padrino, creo que me otorgaron ese honor para no
sentirme menos importante. Me hubiera encantado que sea una boda triple…
—No te
felicitaré— Alice me abrazó y pegó sus labios a mi oído. –Porque sé que esa
boda nunca se realizará.
— ¿Qué?—
pregunté atónito.
—Lo sé, lo
he visto— me sonrió.
Los abrazos
de Emmett y Jasper me dejaron sin aliento y no pude preguntarle más a la
pequeña vidente que teníamos en la familia.
Sé que el
futuro es impredecible, la vida nos lleva por caminos extraños a veces nos
sentimos perdidos… parece que entramos en un túnel sin salida. El tiempo no se
detiene y te empuja a seguir, hasta que de tanto caminar vuelves a encontrar la
luz.
Yo, había
encontrado mi luz, nuevamente. Era Tanya. Ella y su infinita paciencia pudieron
conmigo.
—Gracias a
todos, papá y mamá están muy felices también, vendrán la semana que viene para
felicitarnos— les comunicó Tanya.
—Hablaré
ahora mismo con Elezar— respondió Carlisle.
—Alice, Rose
¿Podrían ayudarme a planear la boda?— pidió mi novia.
—Con mucho
gusto— respondió Rosalie sin dudar. Eso le vendría bien como distracción estos
meses.
—Tenemos
bastante tiempo aún, podemos planear todo con calma— me sorprendió escuchar
esas palabras en boca de Alice. Ella nunca tomaba con calma una boda. Planeó la
suya con años de anticipación.
—No
estaremos aquí para ayudarlas, hermanas. Es que… Edward y yo nos vamos de la
ciudad— confesó Tanya.
Ahora venía
la parte difícil, la de dar explicaciones. Esperaba que mi familia entienda
como lo hizo Tanya, mejor dicho, esperaba que ellos intenten creerme.
— ¿Qué?—
preguntó mamá.
—Así es.
Vamos a Forks— Alice disimuló bien sus sonrisa, papá levantó una ceja, Emmett
arrugó la frente, Rosalie abrió la boca y Jasper se cruzó de brazos.
La tensión
era evidente, nadie se atrevería a pronunciar su nombre pero podía ver claramente
que toda mi familia tenía una imagen en sus mentes. “Bella”
— ¿A Forks?— preguntó Carlisle ya que nadie más dijo nada. —
¿Para qué Edward?
—Me presenté para el puesto de director del hospital y me
aceptaron, es una buena forma de practicar la maestría que terminé hace unos
meses— dije con bastante seguridad.
Mis planteamientos fueron pensados desde un principio para
que no dejaran dudas ni murmuraciones entre mi familia. Estaba decidido a
volver a Forks a ocupar la plaza de director del hospital. Había terminado mi
maestría de administración de hospitalaria, que en un inicio pensé que me
serviría para abrir una clínica con mi padre y Tanya.
Y, aunque tengo un bien ensayado discurso que dar sobre esta
decisión, debo confesar que mis motivos son otros. Muy egoístas y oscuros.
Desde que salí de aquel pueblo, me persigue el recuerdo del
primer amor. Sufrí una gran decepción, me encerré en mi propio mundo y durante
mucho tiempo no dejé que nadie, que no fuera de mi familia, entrara en mi vida.
Sólo yo sé lo que he sufrido y las incontables noches en que
en silencio me lamenté. Primero porque la persona que tanto amaba me traicionó
y luego porque no tuve las agallas de enfrentarla para pedirle explicaciones.
Yo amaba a Bella con toda el alma. Nunca quise lastimarla reclamándole su
error. Temía convertirme en un monstruo,
perder los estribos y ofenderla. No pude manejar mis emociones en ese entonces.
Y ahora, luego de más de 5 años quiero terminar
definitivamente con esos recuerdos y no encuentro mejor forma de hacerlo que
volviendo a verla.
Volver a saber de mis antiguos compañeros de la preparatoria
me trajo recuerdos, ahora que existen las redes sociales, encontré a Mike,
Tayler y a Jessica y supe que había llegado el tiempo de volver.
Los sueños se hicieron más frecuentes, sueños que no
solamente me traían el recuerdo de Bella, sino algunos en donde podía ver parte
del futuro que ella me negó. Un futuro que no debía soñar porque Bella Swan ya
no estaba en mis planes.
Le hablé de estos sueños recurrentes a un colega psiquiatra
quien me recomendó una serie de métodos que me habían funcionado bien, hasta
aquel día, el aniversario del hospital.
Sé que el licor es un mal consejero por eso siempre he
evitado tomarlo en dosis elevadas pero esa noche estaba especialmente alegre.
Había terminado mi maestría, gané el sorteo que realizaron en el hospital y
además, James y yo hicimos las pases. Él
es un reconocido cardiólogo que por tres años fue mi peor enemigo. ¿La razón?
Yo salí con Victoria, su novia de la infancia, en una época en que me
encontraba emocionalmente inestable. Y eso James jamás me lo perdonó.
Entre copa y copa de whiskey
creí ver a Bella entre la gente que bailaba, al otro lado del salón, en
los servicios higiénicos. Pero aquella noche la soñé. Y fue algo perturbador.
Demasiado realista, podía jurar que hicimos el amor. Pero desperté solo, con
las manos vacías, como cada mañana.
Y me tomó varias semanas hacerme a la idea que fue sólo un
sueño. En esos días no quise salir con Tanya, me volví esquivo y melancólico
nuevamente. Busqué entre los contactos de Facebook de Mike y de Jessica. Bella
no tenía cuenta en esa página. Pero hallé algo que me interesó, el hospital de
Forks solicitaba un nuevo director. Y sin detenerme a pensar mucho, envié mi
hoja de vida por email. Grande fue mi sorpresa cuando me contestaron
afirmativamente.
Tanya lloró mucho cuando le compartí la noticia. Ella es
bastante sensible, tras largos años de haber batallado a mi lado, esperando que
la ame, decirle que volvería al pueblo donde vivía la mujer que tanto amé, le
afectó profundamente.
Ella hizo algo que yo no esperaba, me pidió ir conmigo.
Nuevamente me sentí un canalla, porque muy dentro de mí, sabía que no era la
medicina lo que me movía a volver a Forks pero traté de hacerle ver que quería
hacer algo por el pueblo y por el hospital.
Es por eso que le pedí que se casara conmigo. Porque yo
quiero tener un motivo para regresar a Vancouver. No es bueno bajar a los
infiernos sino tienes quien te saque del averno. Como Odiseo, necesitaba
amarrarme a un mástil para poder ver a las sirenas, en este caso, sólo una, sin
la locura de querer correr tras ella.
Temía caer. Nuevamente sentirme vulnerable e intentar
acercarme a Isabella más de lo debido.
—Yo iré con él, Eddy se va primero pero yo lo alcanzaré,
debo terminar mi contrato con la clínica de mujeres— Tanya siguió explicando
nuestros planes.
La idea era trabajar juntos allá unos meses, regresar a
Vancouver para la boda y terminar mi contrato en Forks. Luego de eso, si
conseguíamos un buen local, montar nuestra propia clínica. En Canadá, porque
Seattle ya no sería una opción.
—Bueno, si lo tienen todo planeado, no queda más que
apoyarlos muchachos— sonrió papá.
—Iremos a verlos apenas tengamos un fin de semana libre—
anunció mamá.
—Yo también iré— gritó Alice. –Digo, iremos, Jasper y yo
¿Verdad amor?— volvió la cabeza para buscar el apoyo de su marido. Quien se lo
dio sin pensarlo si quiera.
Pero en el fondo, yo sabía que Alice, deseaba tanto como yo
volver a verla. Siempre fue un tema vetado entre nosotros. Hace muchos años, mi
pequeña hermana y yo hicimos un pacto. No volver a ver a Bella, hasta que mi
herida haya sanado. Me lo juró una madrugada en que yo había tomado mucho e
intenté ahogarme en el lago.
—Yo no quiero volver a Forks, me quedaré aquí planeando la
boda— Rosalie me miraba con rencor. Ella también sabía en el fondo cuales eran
mis intenciones.
Pero yo sólo quería, no, necesitaba cerrar esa parte en mi
vida. Debía ver a Bella una vez más, saber que está bien, casada o tal vez con
hijos. Debía des hacerme de esos recuerdos que me atormentaban o esos sueños
donde había una niña entre nosotros.
Tengo que verla tal y cómo es hoy. Ya no la adolescente que
me engañó, porque yo tampoco soy ese adolescente herido. Ella es ahora una
mujer, que continuó su vida y sigue adelante. Y yo soy un hombre que ha madurado, firme en
sus decisiones y que ya no le teme al pasado.
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A lo largo de la historia iré subiendo pequeños fragmentos
relatados por Edward. No quisiera esperar al final para subirlos, pues me
gustaría que los leyeran.
PATITO